LUGAR DE ENCUENTRO DE LOS MISIONEROS DE TODO EL MUNDO
MISIONEROS EN CAMINO: marzo 2008
NO DEJES DE VISITAR
www.caminomisionero.blogspot.com
El blog donde encontrarás abundante material para orar y meditar sobre la liturgia del Domingo. Reflexiones teológicas y filosóficas. Videos y música para meditar. Artículos y pensamientos de los grandes guías de nuestra Iglesia y Noticias sobre todo lo que acontece en toda la vida eclesial
Fireworks Text - http://www.fireworkstext.com
BREVE COMENTARIO, REFLEXIÓN U ORACIÓN CON EL EVANGELIO DEL DÍA, DESDE LA VIVENCIA MISIONERA
SI DESEAS RECIBIR EL EVANGELIO MISIONERO DEL DÍA EN TU MAIL, DEBES SUSCRIBIRTE EN EL RECUADRO HABILITADO EN LA COLUMNA DE LA DERECHA

lunes, 31 de marzo de 2008

Conflicto entre Gobierno y el Campo Argentino

Carta de Curas en Opción por los pobres

A la sociedad argentina


1. Frente a los hechos relacionados con el paro de productores agropecuarios, que son de dominio público, como grupo de curas en la opción por los pobres queremos aportar nuestra voz escuchando "con un oído al pueblo y con el otro al Evangelio".

2. Adherimos a la declaración de los Obispos llamando al diálogo de las partes en conflicto. La intolerancia y la desmesura -sea del lado que fuere- no favorecen la convivencia democrática. Debería aclararse también que en ese diálogo deben estar representados los pobres y los que siempre sufren los avatares de una lógica injusta de acumulación irracional y cuyos reclamos nunca suelen atenderse.

3. En este sentido no sólo los grandes productores agropecuarios sino también los grupos concentrados del comercio, la industria y los servicios han acumulado capital de forma descomunal e insolidaria en estos años: un gran volumen de ganancias no se redistribuye ni queda en el país. La fuga de capitales al exterior se calcula en 150.000 millones de dólares.

4. El modelo capitalista neoliberal de acumulación ilimitada es el mal de fondo que está detrás del conflicto de los productores de hoy o de mañana. La riqueza desproporcionada de pocos contrasta con la pobreza y precariedad de vida de muchos. Y los que tienen más, siempre quieren tener aún más.

5. No habrá paz sin justicia social. No habrá justicia social sin distribución equitativa y solidaria de la renta nacional. Nos preguntamos si el destino de las reservas provenientes de impuestos y retenciones debe servir sólo para hacer funcionar el sistema financiero. Tampoco nos parece adecuado utilizarlo para pagar deuda como se hizo años atrás. El gobierno habla de un modelo redistributivo que no vemos concretado en los hechos con la claridad necesaria.

6. Los pequeños productores tanto del campo como de otros rubros también sufren los embates de una competencia desigual. El mercado no es la panacea que se suele pintar en el modelo antes mencionado. Si las condiciones de la competencia no son equitativas, el pez grande se come al chico.

7. El derecho de huelga tiene los límites que le impone el bien común. El Estado tiene la obligación de garantizar los derechos elementales de la población frente a un eventual desabastecimiento. Repudiamos el desecho de alimentos ocasionado por esta huelga como una grave ofensa al hambre de no pocos habitantes de nuestro país. Si la comida se tira en lugar de darle un destino solidario ¿podemos creer que a los que manifiestan les importan los demás?

8. Más allá de aciertos o errores del actual gobierno, consideramos imprescindible respetar los mecanismos democráticos de convivencia y diálogo. Hemos sufrido demasiados golpes de estado de militares y de grupos económicos de poder, como para no aprender de nuestra historia. No podemos dejar de señalar que los grandes terratenientes agropecuarios y los consorcios mega exportadores de la Argentina fueron el apoyo de la última dictadura militar y del gobierno menemista.

Grupo de Curas en la opción por los pobres
29 de marzo de 2008

SEGUIR LEYENDO

Dinámicas Misioneras

Jesucristo, Misionero del Padre

1.- Jesús se presenta con su mensaje al Pueblo

El sueño de Dios para toda la humanidad es una vida de amor, justicia, paz,. libertad, igualdad y fraternidad. Esto es lo que la Biblia dice cuando habla del Reino de Dios. Pero la realidad histórica es de opresión, lucha, dolor. El sufrimiento de los pobres es cada vez más insoportable.

Dios, Padre misericordioso, escucha el clamor de su pueblo (cf. Ex 3,7s) y hace suyos sus anhelos de liberación y salvación; por eso, “... llegada la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo, nacido de Mujer” (Gál 4,4), para hacer posible su Reino en medio de la historia humana.

Luego de su consagración en el río Jordán como Salvador enviado por Dios, cuando el Espíritu Santo se posa sobre él y la voz del Padre lo declara Hijo, Rey y Salvador, Jesús pasa por la prueba que lo califica para su misión de inaugurar el Reino de Dios.

Para cumplir esta misión Jesús rechaza toda pretensión de poder político, de riqueza, gloria y fama (cf. Lc 4,5-8). El reinado de Dios no se va a implantar ni por la violencia, ni por las riquezas, ni por el poder.

Jesús presenta su programa de predicación del Reino en la sinagoga de Nazaret ( Lc 4,l8-19).




2.- Objetivos misioneros de Jesús

La forma concreta en que Jesús llevó a cabo su misión la podemos descubrir en las distintas páginas del Evangelio. La lectura atenta de Mc 1, 16-45 nos muestra la finalidad que Jesús perseguía al anunciar la Buena Nueva el pueblo:

Crear una comunidad para el Reino (Mc 1, 16-20): Jesús comienza el proceso de constituir una comunidad de seguidores y éstos comienzan su proceso vocacional. Galilea es el lugar privilegiado donde los discípulos pueden tener la experiencia de Jesús: comienzan a vivir en la inseguridad familiar y económica; les espera un trabajo desconocido y asumen un proyecto de vida donde tienen prioridad las necesidades de los demás. Son corresponsables de la causa del Reino.

Hacer nacer una conciencia crítica (Mc 1, 21-22): Lo que Jesús enseña es nuevo y lo hace con autoridad. “Todo lo contrario de los maestros de la Ley”. La enseñanza de Jesús impresiona a los discípulos; descubren nuevos valores que cuestionan la religión que viven.

Combatir el poder del mal (Mc 1, 23-28): Jesús no tiene autorización legal para enseñar, pero sí tiene una práctica con autoridad a favor de los sufrimientos. Su acción es eficaz y poderosa frente al mal que atenta contra la vida humana.

Restaurar la vida para el servicio (Mc 1, 29-34): El que sana a la suegra de Pedro y a los enfermos con dolencias de toda clase es el Servidor de Yahvé, el que se hace siervo de todos para liberar a la humanidad de toda clase de servidumbres. Los que se han liberado de sus servidumbres pueden convertirse en servidores de los demás.

Permanecer unido al Padre por la oración (Mc 1, 35): La oración es el lugar en que Jesús discierne y decide su acción, de acuerdo al proyecto de Dios y es la instancia de análisis de su práctica.

La oración de Jesús no es una oración ritual ni marginada de la vida. Como él no hace nada por cuenta propia, necesita lugares solos o desiertos para entrar en comunión con la voluntad del Padre que le envió.

Ampliar y profundizar la conciencia de la misión (Mc 1, 36-39): A través del diálogo con los Doce, Jesús sabe que todos lo buscan, es decir, la propuesta que él hace ha encontrado acogida en el pueblo, la gente lo sigue. No obstante, el éxito misionero no lo adormece. Invita a Pedro y sus compañeros a ir más allá; la misión debe continuar. En otros pueblitos lo esperan y lo necesitan. El desafío misionero es recorrer Galilea predicando y echando demonios.

Reintegrar a los marginados a la comunidad y a la convivencia social (Mc 1, 40-45): El leproso, en la sociedad de Jesús, estaba condenado a vivir marginado, fuera de las poblaciones, porque su enfermedad era contagiosa y una amenaza para la vida del pueblo; se le prohibía tener relación con los demás. Con la sanación del leproso, Jesús logra que el leproso salga de su marginación; se mancha las manos tocando a alguien legalmente impuro para reintegrarlo sano y salvo a la comunidad. La Buena Nueva, expresada en palabras y signos proféticos, exige un cambio socio-religioso: en adelante, no habrá más personas marginadas.


3.- Los lugares misioneros de Jesús

Dos son los “lugares misioneros” de Jesús: la calle y el desierto.


3.1.- “La calle”:

Es el lugar del hermano pobre, del prójimo despojado, de la oveja perdida, del pecador y de la prostituta...

Es el lugar del camino, del encuentro, del conflicto, del sufrimiento y de la pobreza, de la solidaridad y la comunidad, de la palabra y de los “milagros”, de la lucha y del amor eficaz por la construcción del Reino, de la pasión y de la cruz...

Toda la vida de Jesús fue un camino hacia Jerusalén y hacia la cruz (Lc 19,28).

Por el camino encuentra y llama a sus discípulos y los hace caminantes (Mt. 4,18).

Por el camino anuncia la buena noticia del Reino y cura a la gente de todas sus enfermedades y dolencias (Mt 4, 23).

Por el camino se encuentra con el hombre despojado (Lc 10,30), con Zaqueo (Lc 19,1), con la samaritana (Jn 4,4). Por el camino entra en conflicto con los sacerdotes (cf Mt 23, 1-36), los escribas (Lc 11, 37-52), los fariseos (Lc 11, 15-18).

Por el camino entra en conflicto con los “judíos” (Jn 10,31-33; Mc 3, 6).


3.1.1.- Jesús convive con los marginados y los acoge

Jesús convive, la mayor parte de su tiempo con los marginados del sistema social, religioso. Por eso es conocido como: “amigo de publicanos y pecadores” (Mt 11,19).

Acoge a los excluidos:

• Inmorales (prostitutas y pecadores) (Mt 21, 32-32; Lc 7, 37-50; 19, 1ss; Mc 2, 14).

• Herejes (Samaritanos y paganos) (Lc 10, 33; 17, 16; 7, 2-10; Mt 15, 22).

• Impuros (leprosos y poseídos) (Mt 8, 2-3; 11, 5; Lc 17, 12; 11, 14-20).

• Marginados (Mujeres, enfermos, niños, viudas) (Lc 8, 1-3; 23, 49-55; Mt 8, 17; Mc 3, 1-5; Lc 14, 1-6; Mt 18, 1-4; Lc 9, 47-48).

• Colaboracionistas (publicanos y soldados) (Lc 3, 14; 7, 2-10; 18, 9-14; Mt 8, 5-13).

• Débiles (los pobres sin poder) (Mt 5, 3; Lc 6, 20; 13, 10-17; Mc 1, 16-20).

Habla a todos y no excluye a nadie, pero habla a partir de los pobres y marginados. La opción evangelizadora de Jesús es muy clara. No es posible ser amigo de Jesús mientras se continúe apoyando un sistema que margina a tanta gente en nombre de Dios.


3.1.2.- Jesús niega y combate las divisiones creadas por los hombres

Jesús critica las divisiones al interior del pueblo:

• Entre el prójimo y no-prójimo (Lc 10,29-37). “Buen Samaritano”

• Entre santo y pecador (Mc 2,15-17)

• Entre puro e impuro (Mc 7,1-23)

• Entre pagano y judío. (Lc 7, 6; Mt 15,21-28)

Es signo de contradicción en medio del pueblo, Lc 2,34, porque: defiende la vida humana y el Proyecto de Dios: justicia, fraternidad, amor, honestidad. Esta actitud liberadora relativiza y sacude los pilares del sistema religioso: templo, sábado, obras santas, pureza legal.


3.1.3.- Jesús desenmascara la falsedad de los grandes

Jesús no tiene miedo de denunciar, criticar y condenar.

Con relación a los representantes del poder religioso :

La hipocresía de los líderes religiosos:

• Sacerdotes (Mc 11, 16 s.)

• Escribas (Mt 23, 5 al 24)

• Fariseos (Lc 11, 39; 11, 42)

Con relación a los representantes del poder económico

El apego a la riqueza y la no conversión de los ricos (Lc 16.31; 18,24-27; I2, 13-21; Mc 10,25; Mt 6,24).

Con relación a los representantes del poder político

Ante el poder político judío, no se impresiona por amenazas; ante el romano, mantiene una actitud de libertad (Mt 23, 11; Lc 13, 32; Jn 19, 11; 18, 23).


3.1.4.- Jesús combate los males que destruyen la vida humana

“Yo vine para que todos tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10,10).

• Dios creó la vida para que fuera bendita (Gn 1,28)

• Pero la vida se vuelve maldita por nuestra culpa (Gn 3,14-19)

• Dios llamó a Abrahám para recuperar la bendición perdida (Gn. 12.3)

Jesús retoma el proyecto del Creador y procura liberar la vida humana de todos los males que la oprimen:

• Contra el hambre: alimenta a los hambrientos (Mc 6, 30-44; 8, 1-10).

• Contra la enfermedad y la tristeza: cura a los enfermos (Mt 4, 24; 8, 16-17) y da poder para sanarlos (Lc 10, 9; Mc 6, 13; 16, 18; Mt 10, 1-8).

• Contra los males de la naturaleza: calma los vientos y las tempestades (Mc 4, 35-40; 8, 23-27).

• Contra los demonios y malos espíritus: los expulsa (Mc 1, 23-27; Lc 4, 13), no les deja hablar (Mc 1, 34) y los enfrenta en la hora de las tinieblas (Lc 22, 53).

• Contra la ignorancia: enseña al pueblo (Mt 9, 35) y lo hace tomar conciencia crítica frente a la realidad y frente a sus líderes (Mc 1, 22).

• Contra el abandono y la soledad: acoge a todo tipo de personas y jamás las margina (Mt 9, 36; 11, 28-30).

• Contra el intelectualismo opresor: denuncia a los fariseos y escribas legalistas que destruyen el objetivo de la tradición (Mt 23, 13-15).

• Contra las leyes que oprimen al hombre e impiden su crecimiento: coloca al hombre como objetivo y fin de todas las leyes (Mt 12, 1-5; Mc 2, 23-28).

• Contra la opresión: acoge al pueblo oprimido (Mt 11, 28-30) y denuncia a los opresores que se hacen pasar por benefactores de la nación (Lc 22,25).

• Contra el miedo: se presenta con el mensaje de ‘no tengan miedo' (Mt 28, 10; Mc 6, 50)


3.1.5.- Jesús propone un nuevo orden

Las actitudes, gestos, palabras revelan:

• Una nueva visión de las cosas

• Un nuevo punto de partida

• Un nuevo orden. Cuyos valores básicos se encarnan en la Comunidad de los discípulos.

¿Cómo?

• Une el amor a Dios con el prójimo (Mt 22, 34-40).

• Igualdad básica de todos frente a Dios (Mt 23.8-10)

• Poder como servicio (Mt 20,24-28; Lc 22,26; Jn 13,14; Mt 23,11)

• Convivencia amiga (Jn 15,15)

• Llegar a ser un solo corazón, “una sola alma” (Hch 4,32)

• Jesús renueva desde dentro las relaciones hombre-mujer (Mt 19,1-9), el matrimonio.

• Un nuevo culto y contenido (Jn 4, 20-24; Lc 22, 14-20).


3.1.6.- Jesús usa una nueva pedagogía que hace crecer al pueblo

El nuevo orden ya está presente en germen, en la forma de enseñar de Jesús:

¿Cómo enseña Jesús?

• Lenguaje simple, en forma de parábolas (Mc 4, 33).

• Ayuda a reflexionar a partir de los hechos y cosas de la vida (Lc 21, I-4; 13,1-5; Mt 6,26)

• Enfrenta a los discípulos con los problemas de la vida del pueblo (Mc 6,37)

• Enseña con “autoridad” sin citar a las autoridades de modo diferente al de los escribas (Mc 1,22).

• Atiende a las personas sin hacer distinciones (Mt 22,16).

• Enseña en cualquier lugar y acoge a todos en su auditorio, incluso mujeres que no podían participar de las instrucciones en las sinagogas (Lc 8,1-3).

• Presenta a los niños como profesores de adultos, (Mt 18,3).

• Él es libre y comunica libertad a los suyos (Jn 8,32-36)

• Da valentía para no cumplir tradiciones caducas (Mt 12,1-8)

• Él vive lo que enseña... (Jn 8, 46).

• Pasa las noches en oración y suscita en los otros el deseo de orar (Lc 11,1; 5,16; 6,11; 9,18.28; 22,41).


3.1.7.- Obediente hasta la muerte, Jesús revela al Padre

• Jesús asume la pobreza como:

- Manifestación de la voluntad del Padre

- revelación de la preferencia de Dios por el pobre.

• Jesús se queda del lado de los pobres ¡hasta la muerte! Esto es lo mismo que quedarse del lado del Padre. “Acá estoy para hacer tu voluntad” (Heb 10,7.9)

• Esto no fue fácil: quedar agarrado del pueblo y del Padre.

• Jesús sufrió y fue tentado para hacerlo entrar por otros caminos (Mt 4,1-11; Mc 8,33)

• Tuvo que aprender lo que es obediencia (Heb 5,8)

• Pero venció con la oración (Heb 5,7; Lc 22.41-46)

• Es difícil sentir en la propia carne la debilidad a la que es condenado el hombre empobrecido.

• Jesús nunca buscó una salida individual, ni privilegios para sí.

• Nació pobre para expresar la voluntad del Padre.

• Escogió quedarse del lado de los pobres para ser obediente al Padre hasta la muerte “... y muerte de cruz” (Fil 2, 8)

• Viviendo y anunciando la Buena Nueva del Reino, Jesús provoca conflicto (Jn 10, 31-33; Mc 3, 6; 14, 1).


3.2.- “El desierto”:

Es el lugar del Padre. Es el lugar de la contemplación, de la oración (cf. Lc 9,18), de la intimidad y de la gratuidad (cf. Lc 6, 12), de la “tentación” y del discernimiento de la voluntad del Padre (cf. Lc 4, 1), de la búsqueda y de la opción por el Reino (cf. Lc 22, 41), de la búsqueda del Padre como el sentido último de todo el camino, de la experiencia del amor gratuito del Padre, de la alegría y del agradecimiento.

La oración es la marca de la vida de Jesús. Aparece orando en todos los momentos importantes de su vida: en el bautismo (Lc 3, 21), en el desierto (Lc 4, 1-13), antes de un milagro, como el de Lázaro (Jn 11, 41-42); en una gran alegría, “Padre yo te agradezco” (Mt 11, 25); en la escuela de los apóstoles (Lc 6, 12-13). Ora por Pedro (Lc 22, 32). Pasa noches enteras en oración (Lc 5, 16; 6, 12). Bendice el Pan (Mc 6, 41), participa de las peregrinaciones populares (Lc 2, 41-42), ora en la transfiguración (Lc 9, 28); suscita el deseo de orar: “enséñanos a orar” (Lc 11, 1). Se dirige al Padre Dios en la última cena (Jn 17, 1-26), en el sufrimiento de la cruz (Lc 23, 34), en la agonía (Mc 14, 32-39), a la hora de morir (Lc 23, 46).


Conclusión:

Estos dos lugares misioneros tienen espacios y tiempos distintos, pero son también dos dimensiones del mismo compromiso de vida. No existe la “calle” (fidelidad al hermano pobre) sin el “desierto” (fidelidad al Padre), ni existe el “desierto” sin la “calle”. Dos actitudes fundamentales complementarias: la lucha para construir el Reino y la contemplación para discernir y celebrar sus caminos, gracias y don del amor del Padre.


SEGUIR LEYENDO

Conflicto entre Gobierno y el Campo Argentino

Carta al Pueblo de Dios
La situación de nuestro país nos preocupa a cada uno y a todos en estos días. Todavía estamos celebrando la Octava de Pascua y me preguntaba cuáles serían los caminos y las actitudes para resolver nuestros desencuentros.

Si volvemos a tomar el Evangelio en nuestras manos, si nos animamos a ponernos de rodillas ante el Señor, que es quien nos puede ayudar a encontrar la verdad de lo que debiéramos hacer en estos momentos, quizás logremos encontrar la paz, la libertad y la justicia que tanto anhelamos cada uno de los argentinos.

Las luchas y enfrentamientos entre hermanos no puede ser una solución para quienes nos llamamos cristianos y argentinos. En nuestra fe y en nuestra identidad como argentinos siempre ha tenido y debe seguir teniendo primacía la fraternidad y el diálogo, la búsqueda del bien común, el respeto entre nosotros y la tolerancia.

Seguramente si volvemos nuestra mirada al Evangelio, si nos detenemos a mirar al otro, a cada uno como a “mi hermano” el Domingo de Pascua apenas celebrado, “resucitará” en nosotros las actitudes y gestos del Resucitado y que hacen posible el encuentro, el diálogo, la justicia y el bien común.

Me uno al dolor y la preocupación de cada uno de los argentinos y le pido al Señor que es Providencia que nos acompañe e ilumine en estos momentos para que todo lo que decidamos y hagamos sea mirando, amando y valorando a cada argentino como a un hermano.
Que Dios nos cuide, acompañe y bendiga nuestra vida para que las dificultades sean otra oportunidad para afianzar la comunión entre nosotros y no para crear divisiones que tanto daño nos hacen.

Pbro. Osvaldo Pablo Leone
Director Nacional de las OMP Argentina

SEGUIR LEYENDO

Misioneros Ad gentes

TESTIMONIO MISIONERO
DE ERICA FOSCHIATTI
MISIONERA ADGENTES EN TAILANDIA.

PUBLICADO POR: LA WEB MISIONERA

Hace un tiempo me pidieron que les compartiera un poco sobre la misión y la verdad es que es una larga historia que se sigue escribiendo.

Pero bueno, haré un poco de memoria y van mis disculpas anticipadas si me alargo un poco.

Creo que empezare por contarles como me sentía cundo fui asignada a mi primera tierra de misión allá por el 2002. Estaba re feliz! Era un poco el sueño hecho realidad. Venia de pasar casi 2 años en Canadá, como parte en la de Formación y misión en ese país, es allí adonde conocí a la comunidad del Arca y a los jóvenes que viven en las calles de Montreal, les sorprendería saber, cuanta pobreza hay en una ciudad materialmente tan rica. No entrare en detalles sobre todo lo que vive y aprendí con los mas olvidados, porque da para un libro, pero lo cierto es que me confirmo que todo país; es un país de misión.

Aquellos que me conocen saben lo que la misión significa para mí, soy el claro ejemplo del llamado Gratuito de Dios y si se quiere de lo ilógico de su llamado como Pablo lo escribió:… “fíjense a quienes llamo Dios”… (1Co 1,26-31).

Creo que en un principio, a mi misma me costaba mucho entender todo esto y la preguntas eran parte importante de mis conversaciones ‘con el Jefe”: Preguntas como: ¿por que yo? ¿Por que a mi y no a fulanito o menganita…que son mucho mejores para todo esto..?...estas y otras tantas preguntas más me surgieron en el camino. Me tomo un largo tiempo y un montón de lágrimas entender la gratuidad y generosidad del llamado.



Por allá en el año 2000, época en que salí de Argentina para recibir la Formación en Canadá me toco escuchar todo tipo de reacciones, había gente que me elevo a la categoría de Santa y por lo tanto me puso en un altar y hubo otra gente que critico profundamente mi decisión y me califico de aventurera. A decir verdad, esos dos extremos dicen muy poco de quien soy y del porque salí de misión.

Aquí intentare explicar un poco lo inexplicable, es que si bien es simple, es a la vez difícil de transmitir lo que se siente. Estoy en misión porque siento un llamado muy fuerte a salir de mi misma. Esta idea se me metió en el corazón, la cabeza, en los pies…en fin, en el alma, sin saber muy bien como ni cuando.

Es una idea mas fuerte que todo lo demás, en torno a ella gira mi vida. Como fue que toda esta locura empezó?

Creo que el llamado se hizo sentir con más fuerza, cuando la realidad que me rodeaba me empezó a hacer sufrir y me metió las ganas de hacer algo. Me gusta describir este momento como el tiempo en que comencé a escuchar los gritos…Imagínense que escuchan a alguien gritar por ayuda y ustedes están cerca de esa persona…Bueno algo así fue lo que me pasó, empecé a escuchar gritos desesperados y ya no pude quedarme tranquila.

Uno de los primeros gritos fue el de la Pobreza y la Injusticia. Era la época en que trabajábamos en el lote 296 un barrio muy humilde, cerca de mi casa.

Éramos un grupo de jóvenes, con estilos de vida muy diferentes pero que en el fondo buscábamos lo mismo; encontrar a Dios y a nosotros mismos. Todos los fines de semana íbamos a ayudar en el Comedor de Caritas; nuestro trabajo consistía en buscar a los chicos, ayudar a preparar y servir la comida, lavar caras, manitos y acompañar los chicos a sus casas, entre otras cosas.

Me acuerdo de un día en el que me toco ir a buscar con una amiga los chicos de la familia Perez *. Diez criaturitas alegres y ruidosas, la mayor una nena de aproximadamente 10 años, traía en sus brazos una beba, Clarita*. Como era la primera vez que iba al barrio, yo trataba de observar y aprender lo más que podía. Pero la verdad era que el grupete se destacaba por lo numeroso y ruidoso, me acuerdo que mientras sostenía un par de manitos, me preguntaba que más podía hacer para ayudar a calmar tanto entusiasmo de parte de los chicos.

Recuerdo que mi amiga se ofreció a cargar la beba, pero su hermanita se negó. Era increíble ver esta mujercita esforzándose por llevar a su hermanita. Ya casi al llegar, esta mama en miniatura me dijo: “Vos, tómala” y me paso la beba. Su reacción y el peso de la pequeña Clarita me tomaron por sorpresa; no pesaba casi nada. Fue en principio una sensación muy agradable, como la de todo bebe que se duerme entre nuestros brazos. Yo calculaba que se trataba de una beba de pocos meses y era por eso que pesaba tan poco y se dormía tan fácilmente.

Me acuerdo que le pregunte a su hermanita: ¿que tiempo tiene? A lo que ella me respondió un año y siete meses. Su respuesta me dejo helada, pensé en mis sobrinos que me dejaban los brazos doloridos con solo 3 meses de edad.

Cuando vi que Clarita hacia grandes esfuerzos por mantenerse despierta, pregunte que le pasa?, ¿esta enferma? La respuesta fue clara y directa: “Nada, viene saliendo del hospital”. Al mirarla mejor comprendí: vientre abultado, cabellos oscurecidos y en parte descoloridos…Clarita iba seguido al hospital porque sufría de desnutrición. Eso me dolió y me indigno, no era justo para Clarita ni para ninguna otra persona en el mundo. En ese momento sentí como si una espina se me clavara en el corazón…Creo que hasta ese momento la pobreza me era algo conocido, pero nunca me dolió. Ese fue el primero de muchos otros gritos que siguieron y que me hicieron tomar la decisión de dejar de preocuparme por mi misma y de hacer mi parte para que esa y otro tipo de injusticias no se reproduzcan.

En mis visitas a esa Comunidad, escuche a menudo la frase: “que se le va a hacer somos pobres, esa es la voluntad de Dios”…y por lo general le seguía el relato de la falta de dinero para comprar las medicinas, de los días en el hospital, de lo poco que se podía hacer…Una vez mas, esas palabras me resonaban fuerte, creo que aun sigo tratando de hacer escuchar con mi vida, que esa no es la voluntad de Dios, que Dios no quiere eso, que el Dios en el que creo, es Amor y quiere nuestra Felicidad, pero que esta Felicidad depende de la mutua colaboración.

Con frecuencia nos olvidamos que nos estamos aquí solos y de lo relacionados que estamos los unos con los otros. Muchas veces, dejamos de lado lo esencial por correr detrás del dinero; es por eso que nuestro mundo hay Hambre: hambre de justicia, de paz, de consuelo, de esperanza, de libertad, de perdón, y de todo aquello que Jesús proclamo sobre el Reino de Dios y que aun no llega a todos. La dignidad humana tiene poco valor y esa es una de las mayores injusticias.

Por ideas así de locas, irrealistas, revolucionarias, soñadoras o como quieran llamarlas, decide seguir a Jesús y responder aunque sea un poquito a sus necesidades actuales.

Hoy como ayer, se que hago muy poco, mi aporte no soluciona gran cosa pero al menos es algo.

En Tailandia, la prostitucion infantil sigue creciendo y la explotación de los trabajadores inmigrantes parece nunca acabar, sin embargo se que al menos estoy con ellos acompañándolos en esa realidad y al hacerlo, la realidad duele menos. Y quien dice a lo mejor la historia del hombre que devolvía Estrellas de Mar es cierta después de todo: Me gusta pensar, que en medio de mis limitaciones estoy haciendo la diferencia.

Les comparto un cuentito que me gusta:

Devolviendo estrellas

Cuentan que había un hombre caminando en la costa de la playa y que a poco de dar unos pasos, se agachaba, levantaba una estrella de mar anclada en la arena y la devolvía al mar.

Otro hombre que pasaba por allí, después de observarlo por un rato se acerco y le dijo: “No ve que lo que hace no tiene ningún sentido. Mire la costa, hay millones de estrellas ancladas en la arena, usted no podrá devolverlas a todas; lo que esta haciendo, no hace ninguna diferencia”

El otro hombre, se sonrío, levanto otra estrella de la arena y mientras la arrojaba devuelta al mar le dijo: “al menos para esta estrella, si hace la diferencia”…

Me gusta esta historia, habla un poco de creer que lo poco que hacemos, si cuenta…El secreto es descubrir en donde Dios cuenta con nosotros…

Paz y Bien,

Erica Foschiatti, Misionera Laica Ad Gentes.


  • ERICA FOSCHIATTI

  • (Tailandia)
  • Sociedad de Misiones Extranjeras

    Origen: Parroquia San José de Barranqueras

    Maestra de enseñanza especial

    2 años de Formación en Canadá y 5 de misión en Tailandia

  • (Canada 2007)
  • Equipo de Formación Misionera en la Sociedad de Misiones Extranjeras de Quebec


SEGUIR LEYENDO

domingo, 30 de marzo de 2008

Formación Misionera: Vocación

La Vocación Misionera ad gentes
Publicado por Caminos de Mision

Anastasio Gil
Director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Misiones
Subdirector Nacional de las Obras Misionales Pontificias

La vocación misionera,un don para la Iglesia

En palabras de la encíclica “Redemptoris Missio” (La misión del Redentor), “la vocación misionera es una «vocación especial», que tiene como modelo la de los Apóstoles: se manifiesta en el compromiso total al servicio de la evangelización; se trata de una entrega que abarca a toda la persona y toda la vida del misionero, exigiendo de él una donación sin límites de fuerzas y de tiempo”, llegando a esta conclusión: “La vocación especial de los misioneros de por vida conserva toda su validez: representa el modelo del compromiso misionero de la Iglesia, que siempre necesita donaciones radicales y totales, impulsos nuevos y valientes”.

Rasgos específicos de la vocación misionera

Hay algunos rasgos que dibujan en el horizonte el perfil del misionero, independientemente de su condición eclesial de sacerdote, religioso, religiosa o laico. Rasgos que, muestran los principales elementos de la dimensión universal de la misión evangelizadora de la Iglesia. La dimensión evangelizadora y misionera de la Iglesia no es un elemento más al que se presta atención por su urgencia o necesidad. Pertenece a su propia naturaleza constitutiva. Los bautizados están llamados a evangelizar y los llamados al sacerdocio o a la vida consagrada son vocacionados al anuncio del Evangelio más allá de las propias fronteras inmediatas de la comunidad de pertenencia.

1. Disponibilidad para la acogida y el diálogo.
Esto tal vez sea uno de los principales requerimientos para el discernimiento, fidelidad y formación vocacional. Urge desarrollar en la tarea pastoral vocacional una cierta disposición y capacidad para la constante acogida y el diálogo con los otros, especialmente los más necesitados. Implica una disponibilidad radical para salir de uno mismo, superando cualquier encerramiento egoísta, para ir al encuentro del otro. Es el encuentro con el más necesitado, con el más pobre, el enfermo, el pecador. Más tarde descubrirá que en este proceso de salida hacia el otro hay algo más que una pura filantropía. Es encontrarse con el rostro de Cristo al que el llamado está dispuesto a servir. Hay sobrada experiencia de cómo muchos jóvenes han escuchado la voz de Dios en el espacio de este servicio a los más desfavorecidos. Emerge con fuerza el testimonio de tantos misioneros y misioneras que gastan su vida con alegría y sencillez entre los más pobres. Quien no es capaz de salir de sí mismo para ir al encuentro con el necesitado, en la certeza de que entre ellos se va a producir un diálogo de recíproco enriquecimiento difícilmente podrá descubrir que Dios le llama a una entrega total.

2. Valoración de la realidad cultural de otros pueblos y grupos sociales
En la pastoral vocacional parece necesario suscitar un amor apasionado a la cultura y a la vida de los pueblos, más allá de las propias y reducidas fronteras. La pastoral vocacional está llamada a abrir horizontes más allá de los propios intereses que puede encorsetar la vida del grupo o de la comunidad o de una misma diócesis. Conocer la cultura de los pueblos y el modo de ser o de decir es el presupuesto para que el vocacionado entregue su vida al servicio de la Evangelización de la cultura y de la inculturación de la fe.

3. Amar “pacientemente” al otro.
El testimonio vital del misionero es un verdadero icono de Dios, que es rico en piedad, con una paciencia “infinita”. Quienes trabajamos en la animación misionera cada día aprendemos de los misioneros la razón fundamental de su entrega vocacional:
“Alegrarse y gozar con la existencia del otro”. Bien le iría a la pastoral vocacional mirar con frecuencia al Dios paciente que sabe esperar y está cierto que “la hierba también crece en la noche”. Vale la pena traer a nuestra consideración el trabajo escondido y “estéril” de tantos misioneros que gastan toda su vida en países y culturas donde no es posible visualizar el rostro de Dios. Años sin aparentes frutos, sin conversiones. Ni siquiera pueden practicar el ejercicio de la caridad porque es mal entendido como una forma indirecta de predicación del Evangelio. Quienes hemos sido llamados a esta tarea de la Iglesia hemos de aprender a trabajar para el futuro, para la eternidad, sin esperar gratificaciones, aunque deba agradecerlas cuando lleguen. Esta es sin duda la principal misión de quienes tienen la tarea de la animación misionera en la Iglesia local: suscitar la vocación a la misión y no la persuasión por incrementar la cooperación económica. Debemos preguntamos por qué en varias naciones, mientras aumentan los donativos, se corre el peligro de que desaparezcan las vocaciones misioneras, las cuales reflejan la verdadera dimensión de la entrega a los hermanos. Las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada son un signo seguro de la vitalidad de una Iglesia” (La misión del Redentor, 79).

4. Confianza en el dueño de la mies
Los ámbitos donde se inicia la pastoral vocacional deben ser espacios donde rezuma la certeza de sentirse seguro en las manos de Dios, Padre, que está empeñado en seguir llamando a los que “quiere”. Esta certeza es el origen de la convicción que habitualmente tenemos del misionero como hombre “bueno”, simplemente bueno, porque tiene puesta su confianza en Dios que le ama. El misionero es fundamentalmente una persona con un corazón tan generoso que es “escándalo” y “locura” para su entorno social y familiar. La gente, especialmente en África, acostumbra a dar un apodo a nuestros misioneros, como los cristianos lo hicieron con Juan XXIII, lIamándole el “Papa bueno”. El misionero no es el hombre perfecto, sino que se hace perfecto en la misión. La pastoral vocacional ha de huir del deseo, siempre bien intencionado, de buscar a los mejores, sino a aquellos que dan muestras de una exquisita bondad.

5. Vocación sin fecha de caducidad
La persona que es llamada a la entrega total y para siempre en la vida sacerdotal o consagrada ha de “entrenarse” en la certeza de que las personas creen en su capacidad de dar un sí irrevocable. La fidelidad a la palabra y al compromiso es garantía de la entrega total. La existencia de una vocación misionera específica reclama una formación peculiar: “Capacidad de iniciativas, constancia para continuar lo comenzado hasta el fin, perseverancia en las dificultades, paciencia y fortaleza para soportar la soledad, el cansancio y el trabajo ¬infructuoso” (Decreto Vaticano II “La misión a las gentes, AG 25). Una de las imágenes más conmovedoras de la vida de los misioneros es su resistencia a volver a la tierra que les vio partir, arriesgando hasta la vida por él, como la arriesgaron tantos otros, también hoy. Siendo fiel hasta la muerte, con una fidelidad cronológica o con una fidelidad “intensiva” con el martirio. Soñar con gastarlo todo por la misión, para volver un día al país de origen, si así Dios lo dispone, pobre, con la salud quebrantada, muy ligero de equipaje, después de haberlo dejado todo en la misión. Esta imagen proyecta una luz en la pastoral vocacional: el entrenamiento de ir despojándose de “cosas”. Sin duda es uno de los retos más vidriosos en este empeño de promover vocaciones que pasan por la entrega total. El entrenamiento en el desprendimiento de cuantas necesidades nos ha creado esta sociedad consumista es requisito imprescindible para la consolidación de las vocaciones incipientes.

6. Vocación misionera que tiene un origen y meta en Dios.
El fundador de los misioneros Combonianos, san Daniel Comboni, decía que quería un misionero de “rodillas robustas”. Persona de oración, pero no porque esta sea la garantía segura de la perseverancia, sino como fruto y expresión de su convicción de pertenencia. La disponibilidad del misionero para “ir de un lado para otro” no es una simple opción obediencial, sino la certeza de saberse instrumento en manos de quien dirige la Historia de la salvación. Por eso se suele decir que el misionero vive hondamente la obediencia rebelde de los santos.

Conclusión

Aunque suscitar, discernir y cultivar las vocaciones misioneras supone un servicio de la pastoral vocacional específica, sin embargo ésta debe enmarcarse en el contexto de la pastoral general, puesto que “la dimensión vocacional es connatural y esencial a la pastoral de la Iglesia”. Suscitando la vocación cristiana en toda su dimensión de santidad y de misión, se consigue un terreno preparado para recibir y alimentar la vocación misionera específica. Uno de los medios para coordinar esta labor vocacional en las diócesis, congregaciones religiosas o movimientos laicales sea incorporar al equipo de pastoral vocacional alguna persona que haya vivido la experiencia misionera. Su aportación será sin duda de un valor extraordinario para incorporar cordialmente a la dinámica vocacional algunos de los aspectos esenciales de la misión ad gentes de la Iglesia.

SEGUIR LEYENDO

Misioneros Combonianos en México: Padre Mario

El padre Mario nos cuenta los inicios de los Misioneros Combonianos en México. En 2008 se cumplen 60 años de presencia en estas tierras: este relato es un agradecimiento por tantos años de labor misionera en el país.

Publicado por Esquila Misional
«Respetar no es difícil, lo difícil es entender»; decía en voz alta el padre Elio Sassella mientras, fatigado, montaba su caballo porque nunca había cabalgado. El atento ranchero que lo guiaba, lo miraba pensativo. De repente, en sentido contrario, bajó la cuesta un «falluquero» con sus mulas. ¬–«Padrecito –exclamó el ranchero–, le voy a ser sincero. Por estos rumbos solamente resisten ¡los “falluqueros” y los misioneros!». Pues, era muy difundida la idea, al menos en La Paz, que los que venían a Baja California tenían que haber cometido algo malo y venían a pagarlo.

Sesenta años en Baja California. ¿Por qué? El volcán de amor que arde en todo corazón misionero es la respuesta. Nacidos y formados para ir a África, según el carisma del fundador san Daniel Comboni y como consecuencia de la derrota bélica del Eje, en 1946 los combonianos se encontraban «acuartelados» en Italia, al parecer, sin esperanzas de regresar a sus amadas misiones africanas.

Con una corazonada, nuestra dirección general determinó buscar otras misiones en otros lugares. Se sabía que Brasil pululaba de negros descendientes de esclavos africanos. ¡Estupenda idea! Así se iría a Brasil y se continuaría con el carisma de Comboni. ¡Dicho y hecho! La Dirección General se presentó inmediatamente ante las Oficinas Vaticanas de Misiones (Propaganda Fide) pidiendo una misión entre los negros brasileños.



Cambio de rumbo

Pero el Espíritu Santo escribe distinto. El administrador apostólico y obispo del Vicariato Apostólico de Baja California, monseñor Felipe Torres Hurtado, se encontraba pidiendo por aquellos meses al Vaticano misioneros para su amada península. Monseñor Celso Costantini, secretario de Propaganda Fide, aconsejó al obispo de Baja California contactar a los combonianos, que anhelaban misiones para desahogar su personal de Italia, diciéndoles que la aceptación de las nuevas misiones sería de sumo agrado de Propaganda Fide. Ni tardo ni perezoso, monseñor Torres se comunicó con nuestra Dirección General que tomó este gesto como algo providencial. Ésta última aceptó sin reservas abrir la primera misión comboniana fuera del ambiente africano –una verdadera revolución que todavía los combonianos ancianos en África no logran digerir–. Pero la «obediencia» al Papa y a la Santa Sede siempre fue vital para Comboni y, por tanto, para los combonianos.

Sin ni siquiera venir a ver o hacer un estudio previo, el superior general firmó el contrato con monseñor Torres, aprobado por monseñor Costantini, comprometiéndose a enviar de inmediato un primer contingente de nueve misioneros que el obispo acomodaría en las parroquias del sur de la Península.

Los acuerdos se celebraron el 22 de octubre de 1947. Dos meses después, la noche del 26 de diciembre, 9 misioneros (6 sacerdotes y 3 hermanos) escogidos al azar y sin previo aviso ni preparación, se despidieron de casi 200 combonianos presentes en la casa madre de Verona. El padre Elio Sassella era superior del grupo, y venía acompañado de los padres Pedro Vignato, Antonio Piacentini, Amadeo Ziller, Luis Ruggera y Bruno Adami; y los hermanos Luis Garzotti, Francisco Di Domenico y Arsenio Ferarri, quien es el único sobreviviente de ese grupo.

¡Por fin en México!
El 15 de enero la nave atracó en el puerto de Nueva York, después de un viaje marítimo desastroso en la que los nueve misioneros se enfermaron. El 22 de enero, llegaron a Los Ángeles, California, por tren. Monseñor Torres, feliz, los recibió llevando dos autos y una pic-up para transportarlos. Lo acompañaban dos teólogos y el rector del seminario de Tijuana, que hablaba italiano.

Al padre Sassella se le encomendó dar clases de Teología Dogmática y de Derecho Canónico a los teólogos, y al padre Ruggera las de Moral. A los otros sacerdotes les asignó la parroquia de Mexicali para aprender el idioma y aprender las costumbres religiosas mexicanas. Mientras tanto, el padre Sassella había conseguido en el Consulado mexicano de San Diego, California, la visa de turista para los nueve misioneros, válida por 6 meses.

El 15 de febrero 1948, el obispo llegó a La Paz con los padres Vignato y Adami y el hermano Di Domenico. En el aeropuerto de La Paz los esperaba el párroco Agustín Álvarez y un grupo de guadalupanos. Jubilosos, se dirigieron a la «parroquia» (ahora Catedral), cuando de pronto, el obispo y el padre Agustín fueron trasladados a la cárcel por andar con sotana en la vía pública pues, en ese entonces, estaba prohibido. Los demás misioneros llegaron muy aturdidos y temerosos a la parroquia.

Julián Rivera, un ex combatiente cristero, agrupó unas 500 personas arremolinándolas frente a la comandancia, amenazó con levantar en armas a toda la ciudad si no liberaban inmediatamente al obispo y al párroco. Después de dos horas de negociaciones, soltaron a los presos, quienes llegaron a la parroquia ¡con sotanas! Tres días después, tomaron posesión de su parroquia-misión, cubriendo 150 kilómetros de brechas y arroyos.

Así empezó su ministerio en Baja California.

Manos a la obra

Los misioneros comenzaron por arreglar la iglesia sin techo y la casa cural sin puertas ni ventanas. El padre Vignato, de 52 años de edad y veterano de las misiones africanas, hacía recorridos «safaris», con breves regresos a la sede; realizando catequesis familiar así tuvo una visión completa de su parroquia (desde Santiago hasta Cabo San Lucas) fijando los lugares para levantar capillas en la playa, en honor de San Pedro, pescador y patrono de su nombre Pedro; Cabo San Lucas; Santiago; La Ribera y Caduaño. Cuando daba la catequesis, contaba sus anécdotas en África, y en poco tiempo se ganó la confianza de los niños y adultos que lo escuchaban con gusto, a pesar de su escaso español.

Con el mismo entusiasmo y amor a la gente, el padre Bruno, de 27 años de edad, visitaba ranchos y familias viajando a caballo, ganándose el apodo de «El vaquero más vaquero de Baja California». El hermano Pancho, de 32 años, nunca logró dominar el español, pero fue muy querido y, con la ayuda de mucha gente, arregló la iglesia y la casa cural.

Poco a poco, los misioneros fueron ocupando las parroquias de Todos Santos, El Triunfo y Santa Rosalía. La dirección general siguió enviando misioneros y, a finales de 1948, ya había 11 combonianos. Un año después, eran 17 y, cinco años más tarde, 28. Actualmente, a 60 años de nuestra llegada, somos 15, y estaremos hasta que el obispo nos releve completamente con sacerdotes diocesanos. El misionero no es propietario, es sólo un refuerzo provisional para preparar Iglesias particulares bien formadas. Cuando se consigue, el misionero entrega la misión y se retira.
Haciendo adobes
Durante 60 años nos hemos dedicado al Seminario de la Prefectura (concediéndonos Dios la ordenación de dos sacerdotes); a construir templos y capillas con sus anexos (los primeros 10 años construimos 3 iglesias y 19 capillas); a realizar catequesis y misiones populares con predicadores especializados; a difundir la devoción de los primeros viernes y a rezar de Rosario; a organizar la Acción Católica y otros movimientos eclesiales.

También construimos un asilo, diversos hospitales, dispensarios, centros caritativos y colegios (escuelas de artes y oficios: carpintería, mecánica, mecanografía). Trabajamos con los Boy Scouts; realizamos salones para teatro, proyecciones y cine; colocamos cruces e imágenes sagradas (nichos); organizamos procesiones; conseguimos y colocamos campanas; editamos revistas como Adelante; Por Dios y por la Patria, de la Acción Católica de Jóvenes de México (ACJM); El Noticiero, boletín mensual de la Ciudad de los Niños y Niñas; y Anáhuac, boletín parroquial y órgano de la Comisión pro construcción del Santuario de Guadalupe.

Organizamos kermeses; dimos asistencia a presos; colaboramos en la realización de campos deportivos y muchas actividades más, siempre en armonía con las autoridades civiles.

El orfanato llamado La Ciudad de los Niños, fue iniciado por padre Marigo en 1954. De esta obra, el gobernador Luciano Rebolledo dijo: «…es el orgullo de la región y de la Patria»; y en 1961, se complementó con la Ciudad de las Niñas. En estas ciudades se creó una imprenta, un taller para niquelar y otro para hacer escobas, único en el territorio. En otras misiones, compramos terrenos irrigables para el mantenimiento de la parroquia y abrimos academias para formar secretarias. Hasta el día de hoy, el pueblo aprecia todas estas obras. Sería imposible redactar tantas historias de entrega de más de 50 combonianos que han dado lo mejor de sí a lo largo de 60 años.

¡Muchas gracias!

En este ambiente religioso cálido y misionero, empezamos a trabajar los combonianos, aportando lo mejor de nosotros. Sesenta años después de los inicios, nos conmueve el amor y el respeto que todavía nos tienen los más ancianos que aún viven y nos recuerdan. El pueblo de Baja California es espléndido, magnífico y generoso. Actualmente, muchas zonas ya tienen sacerdotes diocesanos que la gente aprecia mucho.
Iniciando este aniversario 60 de nuestra presencia, con amor les decimos: ¡muchas gracias y enhorabuena a todos!

.

SEGUIR LEYENDO

sábado, 29 de marzo de 2008

Drogas por las venas del Tercer Mundo

Revista Misioneros Tercer Milenio

Que la droga mata, que destruye lentamente a la persona, que mina sus capacidades físicas e intelectuales, que la degrada hasta extremos inimaginables, es algo sabido. Y nadie ignora tampoco que, pese a ello, el negocio del narcotráfico sigue en alza en todo el mundo. Lo que ya no es tan de dominio público es el hecho de que, de unos años a esta parte, el tráfico de estupefacientes ha irrumpido con fuerza en África, el continente pobre por excelencia. Ni tampoco, que el reguero de violencia, muerte y destrucción consustancial a la droga afecta cada vez en mayor medida a las sociedades de muchos países del Tercer Mundo.

Por José Ignacio Rivarés



Los traficantes de droga amenazan con subvertir la naciente democracia de Guinea-Bissau, afianzar el crimen organizado y minar el respeto a la ley”. Así de rotundo y alarmista se mostraba hace unos meses el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, al dar cuenta de un informe que analizaba la situación de esta ex colonia portuguesa, de poco más de un millón de habitantes, situada en el África Occidental. La preocupación del diplomático surcoreano era evidente. El documento en cuestión aludía a casos de corrupción de altos funcionarios, a presiones y amenazas del crimen organizado a oficiales que investigan el narcotráfico, y a la propia “incapacidad del país” para combatir sin ayuda este “nuevo fenómeno”.

Con su denuncia, Ki-moon no hacía sino confirmar un hecho evidente, como es que, desde aproximadamente 2005, Guinea-Bissau representa para los carteles internacionales una plataforma ideal para hacer llegar discretamente sus cargamentos a Europa. Los narcos, en efecto, han montado allí negocios legales (por ejemplo, empresas de exportación de nueces de acaju, la principal riqueza nacional) como tapadera de sus más lucrativas, ilícitas e inmorales actividades. Y esta práctica, por desgracia, no sólo se da en Guinea-Bissau, sino en un cada vez mayor número de países de la región, cual es el caso de Senegal, Cabo Verde, Guinea Conakry, Mauritania, etc.

De unos años a esta parte, en efecto, África Occidental se ha convertido en una importante plataforma de lanzamiento de la cocaína suramericana. El director ejecutivo de la INTERPOL, Jean-Michel Louboutin, confirmaba esta nueva realidad hace unos meses, en la decimonovena conferencia regional que su organización celebró en Arusha (Tanzania); un foro en el que se puso de manifiesto que en sólo tres meses habían sido confiscadas en África Occidental nada menos que ¡siete toneladas de cocaína! En todo 2006, las incautaciones realizadas en los 53 países del continente habían sido de 2,3 toneladas.

Uno de los mayores decomisos de 2007 tuvo por escenario Mauritania. El 2 de mayo la policía aprehendió 639 kilos de cocaína en el aeropuerto internacional de Nuadhibu, la capital económica del país. La carga provenía de Venezuela, vía Recife (Brasil), y, cómo no, iba destinada a Europa. Lo grave –y significativo– del caso es que entre los detenidos estaban un hijo y un sobrino de los ex presidentes Mohamed Chuma Uld Haidalla y Maaouya Ould Di´Ahmed Taya, respectivamente, y que, para más inri, el familiar de este último, además de policía, era representante de la propia INTERPOL en el país. En Guinea-Bissau también fueron incautados en abril 600 kilos de estupefacientes a varios militares.

En Mauritania se interceptaron el pasado año, en total, 1.390 kilos de cocaína. ¿Por qué este país, cabe preguntarse? ¿Por qué los narcos han decidido ahora actuar a través de una república islámica en la que –se supone– el tráfico de drogas debe de estar especialmente castigado? La respuesta la ha proporcionado la propia prensa local, y asusta de puro lógica: “Porque con más de un millón de kilómetros cuadrados, Mauritania es muy grande para mantener una vigilancia eficaz, muy pobre para resistir a la tentación de los narcos y muy inocente como para atraer la atención de las fuerzas de seguridad internacionales”.

Planeta droga

La droga se ha convertido en un problema mundial de primer orden. Según la Organización Mundial de la Salud, el tráfico de estupefacientes es el tercer comercio en importancia del mundo, sólo superado por el del petróleo y el de la alimentación, y por delante del de armas y de medicamentos. Se calcula que en el planeta hay hoy catorce millones de cocainómanos, de los que tres millones y medio residen en la Europa de los Veintisiete.

La UE es, en efecto, el segundo consumidor de esta sustancia en el mundo, por detrás de Estados Unidos. Emmanuel Leclaire, subdirector de INTERPOL y responsable de la lucha contra la criminalidad organizada y el tráfico de estupefacientes, estima que las fuerzas policiales decomisan aproximadamente la mitad de la cocaína que se produce en todo el mundo. Ello no impide, sin embargo, que más de 30.000 kilos lleguen clandestinamente cada año al Viejo Continente procedentes de América del Sur. Según la ONU, Colombia (con 610 toneladas), Perú (280) y Bolivia (94) eran en 2006 los principales productores de “polvo blanco” a nivel mundial.

Esto por lo que respecta a la cocaína. Porque si de lo que se habla es de heroína, hay que echar necesariamente la vista a Oriente, en concreto a Afganistán, en donde se produce el 93% del opio del planeta, sustancia que constituye la materia prima de esta droga. El cultivo de la planta de la adormidera está tan extendido y enraizado en este país asiático que, hoy por hoy, resulta casi una quimera pretender erradicarlo, sobre todo porque no existen cultivos alternativos que puedan competir con aquél en rentabilidad. “Los traficantes nos financian, nos pagan bien y nos garantizan seguridad”, explican los propios agricultores. Así las cosas, no es de extrañar que la droga sea, si no la mayor, sí una de las más rentables industrias por aquellos pagos. En 2006, las Naciones Unidas cifraban en 2.700 millones de dólares el valor de las exportaciones afganas de droga. En Afganistán precisamente fueron detenidos no hace mucho varios narcotraficantes. La noticia no sería tal de no ser porque se trataba de narcos nigerianos.

No sólo territorio de paso

Y es que, como ya se ha apuntado, la droga cada día está más presente en África. Es cierto que, las más de las veces, el Continente Negro es mero territorio de paso –¿quién puede permitirse allí el lujo de pagar 80 dólares por un gramo de cocaína?–, pero no menos cierto es también que la droga no sabe de fronteras y que tampoco distingue en sus estragos entre ricos y pobres. Si drogas duras como la cocaína sólo son accesibles, ciertamente, a la jet-set local y a la comunidad extranjera, el cannabis, en cambio, “puede encontrarse sin dificultad y a precios asequibles en todas las grandes ciudades del Oeste africano”, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Crimen (ONUDC).

Aunque no existe ningún observatorio especializado en la región que lo certifique, todo parece indicar que en muchas sociedades africanas –y del Tercer Mundo en general– cada vez se registran mayores consumos. El propio Ban Ki-moon reconocía este hecho en el informe citado al inicio de este reportaje. “La percepción común –decía– es que Guinea-Bissau es esencialmente un lugar de paso y que no hay consumo local de droga, pero el número creciente de adictos al crack (un derivado de la cocaína) que ingresan a desintoxicarse en el único centro de drogodependientes administrado por una ONG parece contradecir esta opinión”.

Una de las naciones en las que la droga ha irrumpido con fuerza últimamente es Sudáfrica. Allí el consumo de metanfetaminas y crack se ha disparado en los últimos años. En 2001, por ejemplo, la policía tenía en sus archivos sólo doce investigaciones relacionadas con las metanfetaminas, mientras que a finales de 2005 eran ya casi 3.000 las causas vinculadas a este estupefaciente que además de adicción, ansiedad e insomnio, puede causar paranoia, alucinaciones auditivas, agresividad y delirio. La policía cree asimismo que gran parte del incremento de la violencia que se registra desde hace unos años en el Delta de Níger está relacionada con el narcotráfico.

En Latinoamérica la cosa no está mejor. Ya quedó constancia de ello en la visita del Papa a Brasil en mayo del pasado año. Allí, poco antes de inaugurar la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Benedicto XVI visitó la “Hacienda de la Esperanza” de Guaratinguetá, una granja comunitaria creada en 1979 por un sacerdote alemán para la recuperación, entre otros, de jóvenes toxicómanos. Visiblemente conmovido, el Pontífice alzó la voz y dirigiéndose a los narcotraficantes exclamó: “Dios les pedirá cuentas por lo que hacen”. El documento conclusivo del CELAM publicado un mes más tarde decía que la droga es “como una mancha de aceite que lo invade todo”. “No reconoce fronteras, ni geográficas ni humanas. Ataca por igual a países ricos y pobres, a niños, jóvenes, adultos y ancianos, a hombres y mujeres”.

Los obispos de Argentina y Chile acaban de confirmar en sendos documentos esta lacerante realidad. “El narco-negocio –se lamenta el episcopado argentino en una pastoral titulada «La droga, sinónimo de muerte»– se instaló en nuestro país, prospera exitosamente, destruye familias y mata. Nuestro territorio ha dejado de ser sólo un país de paso”. Y otro tanto afirman los prelados del país vecino en un escrito que lleva por título «Hacia un bicentenario libre del flagelo de la droga». “En el Chile de hoy, el problema de las drogas afecta a muchísimas personas, familias y barrios”, confirma el secretario general de la Conferencia Episcopal y obispo auxiliar de Santiago, Cristian Contreras. El presidente del Episcopado, cardenal Errázuriz Ossa, corrobora que esta problemática “se nos ha instalado casi sin darnos cuenta”.

También los obispos de México han abordado el tema. Su mensaje de Cuaresma de este año ha reconocido el gran esfuerzo que están haciendo tanto el Gobierno Federal como los gobiernos estatales para combatir “el flagelo del narcotráfico, que tanta muerte y destrucción” causan. No eran las suyas palabras huecas, vacías de contenido, sino muy pegadas a la actualidad. Según el Ministerio de Justicia, una media de siete personas mueren violentamente cada día en el país azteca en sucesos relacionados con el narcotráfico. Sólo en las tres primeras semanas de año, los carteles de la droga habían asesinado a unas 150 personas, 35 de ellas policías.

Una de las primeras medidas que tomó el actual presidente mexicano, Felipe Calderón, nada más tomar posesión del cargo el 1 de diciembre de 2006, fue el envío de 12.000 policías federales a combatir a los narcos a una docena de Estados. La decisión pronto tuvo consecuencias. Y la primera de ellas fue que el precio de la cocaína se disparó en las calles de Los Ángeles y de Nueva York, debido a su escasez en el mercado y a que por la frontera mexicana entran el 90% de la cocaína y al menos el 30% de la heroína que se consumen en los Estados Unidos. Según cifras oficiales, en 2007 fueron arrestados más de 300 narcos pertenecientes a los más pujantes carteles, de los que 95 fueron extraditados a Estados Unidos. Y fueron desmanteladas cerca de 4.500 pistas clandestinas de aterrizaje. La cocaína incautada en el primer año de Gobierno de Calderón superó las 50 toneladas.

El drama de los “muleros”

Un porcentaje significativo de la cocaína que llega al Primer Mundo lo hace en el estómago de los llamados “muleros”; personas contratadas para transportar en su aparato digestivo un número variable de bolas de droga cuyo peso total puede oscilar entre los 800 gramos y 1,5 kilos. Las necesidades económicas de estos “correos” son evidentes. De hecho, la mayoría proceden de zonas pobres y deprimidas. Sin un trabajo estable y con hijos a los que sacar adelante, muchos piensan que los 3.500 euros que pueden recibir por pasar la droga compensan hasta el riesgo de muerte segura al que se enfrentan si estalla en su estómago alguna de esas cápsulas. El hecho de que, para minimizar ese riesgo precisamente, no coman ni beban durante los vuelos, les convierte ya en potenciales sospechosos a ojos de la policía.

El diario Le Monde relataba recientemente el caso de Florita, una boliviana de 26 años que acababa de salir de la cárcel tras pasar más de dos años en una prisión de Perú, condenada por tráfico de drogas. Madre soltera de tres niños, Florita había tratado de introducir en España treinta bolas de cocaína en su estómago. Los narcos, al reclutarla, le habían ofrecido el equivalente a setenta veces su sueldo. Lo único que ella tenía que hacer era tragarse la droga y viajar a Madrid. No parecía difícil. De hecho, en un primer viaje a Barcelona, ya había logrado pasar sin problemas 74 bolas. Más que con la aduana, el único problema que tuvo esa vez fue con el hombre que debía pagarle al hacer la entrega, pues éste se negó a darle lo convenido. Florita ignoraba que podía morir si una de esas cápsulas estallaba en su estómago.

El pasado año, según Le Monde, 408 personas como Florita fueron detenidas con droga en sus estómagos solamente en el aeropuerto de Lima. En total, transportaban en sus cuerpos 413 kilos de cocaína. El diario parisino aseguraba que las técnicas empleadas por los narcos para pasar la droga cambian constantemente y que en los últimos tiempos han llegado a utilizar hasta a niños de 11 años. “Todo lo que esté relacionado con la droga es deshumanizante, anula el don de la libertad, sumerge en el fracaso los proyectos de vida y somete a las familias a duras pruebas”, han escrito los obispos argentinos. Cuánta razón tienen.


SEGUIR LEYENDO

viernes, 28 de marzo de 2008

Provocación misionera: Prejuicios

Libres de prejuicios
Revista Antena Misionera

Ernesto Duque

A veces emprendemos un camino en la vida.
Nos cuesta tomar la decisión de empezar a caminar, nunca podemos tener todas las cartas que nos aseguren el éxito.
En ocasiones nos arriesgamos y alguna vez nos sentimos como el niño que se enfrenta con un muro aparentemente insalvable. Y en ese muro sólo vemos reflejada nuestra propia sombra.
Es la sombra de nuestro fracaso.
Nos sentimos impotentes frente a una sociedad que en los distintos ámbitos de nuestra vida nos marca límites muy rígidos.
Golpeamos el muro con rabia, pero al final lo más probable es que volvamos atrás. Al “corral” donde siempre hemos vivido, convencidos de que este mundo injusto es imposible de cambiar.



Las personas somos complejas; el mundo es complejo. Por eso ten­de­mos a ver y valorar la realidad desde ideas ya hechas; a veces son nuestras, con frecuencia las tomamos de grupos, instituciones, personas… que piensan por nosotros.
Es una forma cómoda de evitarnos el esfuerzo por com­pren­der a los otros desde ellos mismos, de comprender la realidad social desde sus propios mecanismos, o de entrar en nuestro propio interior para vernos tal cual somos.
Para colmo las personas –incluido yo mismo- y el mundo van cambiando y cada vez más rápido. De forma que mis opiniones que hoy pueden ser válidas, quizás mañana ya no lo sean. La realidad ha cambiado.
Y, seamos sinceros, a la mayoría nos cuesta eso estar replanteándonos nuestra opinión. Un cambio de opinión deberá ir acompañado de un cambio de actitud hacia las personas y hacia la realidad en la que nos movemos.
Es algo que nos crea inseguridad. Resulta mucho más rentable pensar que las personas no cambian, que la realidad no cambia. Y si hay un grupo o institución que me da criterios claros y “seguros” para entender, valorar y juzgar me evitaré un esfuerzo, me sentiré más seguro… aunque el precio sea estar cada vez más lejos de las personas, de la realidad y de mí mismo.
Movernos por prejuicios nos “aliena”. Y alienar significa enajenar, hacer “extranjero”, es decir nos hacemos lejanos porque nos salimos del mundo de las personas y de la realidad.

Los prejuicios destruyen la paz del hombre

Resulta paradójico. Nos movemos en base a prejuicios para no crearnos problemas y vivir en paz. Pero a la larga los prejuicios destruyen nuestra paz. Crean un abismo entre nosotros y los demás, entre nosotros y la realidad, entre la idea que tengo que mí y mi auténtica verdad.
Llega un momento en el que vivir al borde del abismo crea inseguridad, miedo, soledad… perdemos la paz. Para algunos la solución es amordazar la propia conciencia convirtiéndose en esclavos de un pequeño grupo que comparte nuestros mismos prejuicios. Pero eso significa renunciar a ser y vivir como personas maduras.

La misión y los prejuicios

Son numerosos los ejemplos que podemos encontrar en los evangelios donde Jesús se enfrenta y rompe con los prejuicios religiosos de su propio pueblo. Él no tiene inconveniente en comer con publicanos y pecadores sin hacer caso de las críticas de “los buenos” (Mc 2, 15), o en tocar a los leprosos, en hablar con los samaritanos (Jn 4, 6-9), las mujeres (Jn 8, 1-3) y los extranjeros (Mc. 7, 31).
A ejemplo de Jesús, el misionero está llamado a encontrarse permanentemente con personas, pueblos, culturas, religiones diferentes, que han recorrido caminos distintos a los que él ha transitado.
Y a ese encuentro no puede ir con ideas o juicios ya hechos. Sabe que esas personas, culturas… van cambiando, igual que él mismo va cambiando. Para que ese encuentro sea fecundo nunca puede tener una actitud de condena porque sabe que : “Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él” (Jn 3, 17).

El misionero transmite Vida. El pre­juicio siempre mata. Liberarnos de todo prejuicio es algo que podemos aprender de la misión.


SEGUIR LEYENDO

Misión entre los leprosos

LO QUE CASI NADIE CUENTA
Misión entre los leprosos
Revista Antena Misionera
Hno. Sandro Bonfanti
Misionero de la Consolata

Después de unos años en Italia, el Hno Sandro Bonfanti ha regresado a África, concretamente a Liberia, para trabajar en un leprosario. Desde allí nos escribe.


Estoy contento de haber regresado a África y de encontrarme en un leprosario centro de tuberculosis porque tengo la posibilidad de estar cerca de los enfermos y marginados de la sociedad.
La gente de Ganta Rehab (así se llama el leprosario) nos esperaba desde hace meses y se han alegrado de poder darnos la bienvenida.
Aquí viven más de 200 leprosos. Un centenar están en tratamiento, los demás viven en casas construidas por ellos. Estos están ya curados pero sufren evidentes limitaciones.
Otros ex leprosos se han establecido en las cercanías y viven de su trabajo. La gente de Ganta no ve ya esta enfermedad como una maldición, se han acostumbrado y conviven sin ningún prejuicio.

Además, en Rehab hay una treintena de tuberculosos positivos que viven en casitas, donde cada uno tiene su habitación y con un pozo en el centro del patio de donde consiguen el agua.
El día después de mi llegada, la bomba del pozo se rompió y así pude empezar enseguida mi trabajo. Con un ex leproso mecánico la desarmamos y reparamos. Aprovechamos para limpiar a fondo el pozo antes de reinstalarla.
La casi totalidad de los trabajadores de Rehab son ex leprosos que viven en el centro.

El responsable de la sala de los leprosos, cuando era niño sufrió esta enfermedad y fue abandonado en el bosque. Un misionero protestante lo recogió, lo curó y ahora es especialista en esta enfermedad.
Me siento orgulloso de estar al servicio de esta gente que por milenios ha vivido segregada, discriminada y abandonada.
Jesús curó a distintos leprosos. Ahora tengo la posibilidad de confortarlos, darles comprensión, atención y de darme a mí mismo.
Liberia ha vivido una guerra civil de 14 años y las heridas siguen aún abiertas.
El leprosario de Ganta

Este leprosario comenzó a funcionar en 1936, fundado por los misioneros protestantes Metodistas que venían de Estados Unidos y Canadá.
En 1972 el gobierno de Liberia se hace cargo de su administración, cuando comienza un programa de control de la lepra.
A fines de los años 80 comenzó la guerra civil.

En 1993 miles de liberianos se refugian en Costa de Marfil. Las misioneras de la Consolata que trabajan en estos campos de refugiados dedican una especial atención al cuidado de los leprosos.
Después de tres años regresan a Liberia porque parecía que la guerra estaba terminando, sin embargo continuó durante otros siete años.
Los leprosos no encontraban ni un médico ni un enfermero, por eso llamaron a las misioneras que les atendían en los campos de refugiados.
En 2003 termina la guerra civil. El nuevo gobierno pide a las misioneras que permanezcan en ese trabajo, y ellas piden una mano a los misioneros de la Consolata para llevar adelante esta obra. Es así como llego a este rincón del mundo, encargándome de la manutención general del centro.
La lepra en Liberia ha aumentado mucho en los últimos años ya que, debido a la guerra civil, faltaban medicinas y personal sanitario.
Se intenta atender a los enfermos en sus hogares, pero cuando tienen más de cinco manchas en la piel o la enfermedad está en estado avanzado, ingresan en el centro para un tratamiento intensivo y bajo continuo control. En los últimos seis meses hemos tenido 65 nuevos ingresos por lepra.
A partir de 2004, con el fin de la violencia, las misioneras han hecho un gran esfuerzo para restaurar los edificios que estaban en estado deplorable. Seguimos trabajando para prestar un mejor servicio cada vez. Estamos reestructurando la farmacia, seguiremos con el laboratorio para los análisis y poco a poco el resto.
Conmigo está el padre Antonio Rusconi, que se encarga especialmente de la animación espiritual. Devolver la esperanza es importante para recuperar la salud.
Trabajando en conjunto con las hermanas de la Consolata tratamos de ayudar a estos hermanos nuestros a encontrar la posibilidad de una vida mejor y más feliz.

SEGUIR LEYENDO


WebJCP | Abril 2007