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viernes, 28 de marzo de 2008

Misión entre los leprosos

LO QUE CASI NADIE CUENTA
Misión entre los leprosos
Revista Antena Misionera
Hno. Sandro Bonfanti
Misionero de la Consolata

Después de unos años en Italia, el Hno Sandro Bonfanti ha regresado a África, concretamente a Liberia, para trabajar en un leprosario. Desde allí nos escribe.


Estoy contento de haber regresado a África y de encontrarme en un leprosario centro de tuberculosis porque tengo la posibilidad de estar cerca de los enfermos y marginados de la sociedad.
La gente de Ganta Rehab (así se llama el leprosario) nos esperaba desde hace meses y se han alegrado de poder darnos la bienvenida.
Aquí viven más de 200 leprosos. Un centenar están en tratamiento, los demás viven en casas construidas por ellos. Estos están ya curados pero sufren evidentes limitaciones.
Otros ex leprosos se han establecido en las cercanías y viven de su trabajo. La gente de Ganta no ve ya esta enfermedad como una maldición, se han acostumbrado y conviven sin ningún prejuicio.

Además, en Rehab hay una treintena de tuberculosos positivos que viven en casitas, donde cada uno tiene su habitación y con un pozo en el centro del patio de donde consiguen el agua.
El día después de mi llegada, la bomba del pozo se rompió y así pude empezar enseguida mi trabajo. Con un ex leproso mecánico la desarmamos y reparamos. Aprovechamos para limpiar a fondo el pozo antes de reinstalarla.
La casi totalidad de los trabajadores de Rehab son ex leprosos que viven en el centro.

El responsable de la sala de los leprosos, cuando era niño sufrió esta enfermedad y fue abandonado en el bosque. Un misionero protestante lo recogió, lo curó y ahora es especialista en esta enfermedad.
Me siento orgulloso de estar al servicio de esta gente que por milenios ha vivido segregada, discriminada y abandonada.
Jesús curó a distintos leprosos. Ahora tengo la posibilidad de confortarlos, darles comprensión, atención y de darme a mí mismo.
Liberia ha vivido una guerra civil de 14 años y las heridas siguen aún abiertas.
El leprosario de Ganta

Este leprosario comenzó a funcionar en 1936, fundado por los misioneros protestantes Metodistas que venían de Estados Unidos y Canadá.
En 1972 el gobierno de Liberia se hace cargo de su administración, cuando comienza un programa de control de la lepra.
A fines de los años 80 comenzó la guerra civil.

En 1993 miles de liberianos se refugian en Costa de Marfil. Las misioneras de la Consolata que trabajan en estos campos de refugiados dedican una especial atención al cuidado de los leprosos.
Después de tres años regresan a Liberia porque parecía que la guerra estaba terminando, sin embargo continuó durante otros siete años.
Los leprosos no encontraban ni un médico ni un enfermero, por eso llamaron a las misioneras que les atendían en los campos de refugiados.
En 2003 termina la guerra civil. El nuevo gobierno pide a las misioneras que permanezcan en ese trabajo, y ellas piden una mano a los misioneros de la Consolata para llevar adelante esta obra. Es así como llego a este rincón del mundo, encargándome de la manutención general del centro.
La lepra en Liberia ha aumentado mucho en los últimos años ya que, debido a la guerra civil, faltaban medicinas y personal sanitario.
Se intenta atender a los enfermos en sus hogares, pero cuando tienen más de cinco manchas en la piel o la enfermedad está en estado avanzado, ingresan en el centro para un tratamiento intensivo y bajo continuo control. En los últimos seis meses hemos tenido 65 nuevos ingresos por lepra.
A partir de 2004, con el fin de la violencia, las misioneras han hecho un gran esfuerzo para restaurar los edificios que estaban en estado deplorable. Seguimos trabajando para prestar un mejor servicio cada vez. Estamos reestructurando la farmacia, seguiremos con el laboratorio para los análisis y poco a poco el resto.
Conmigo está el padre Antonio Rusconi, que se encarga especialmente de la animación espiritual. Devolver la esperanza es importante para recuperar la salud.
Trabajando en conjunto con las hermanas de la Consolata tratamos de ayudar a estos hermanos nuestros a encontrar la posibilidad de una vida mejor y más feliz.

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WebJCP | Abril 2007