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MISIONEROS EN CAMINO: VI Domingo de Pascua (Jn 14, 15-21) - Ciclo A: EL AMOR COMO MANDAMIENTO
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jueves, 26 de mayo de 2011

VI Domingo de Pascua (Jn 14, 15-21) - Ciclo A: EL AMOR COMO MANDAMIENTO



Fácil, relativamente cómodo nos lo puso el Señor: “Un mandamiento nuevo os doy” (Jn 13:34). Y hasta nos parece posible el cumplirlo. Pero cuando, Jesús, añade “como yo os he amado” vemos que, amar como El exige, entre otras cosas, vivir de cara y no de espaldas a su deseo antes de marchar hacia el cielo: ¡Guardad mis mandamientos! Y, esos mandamientos, no son otros que los del Padre.

1.- Nos acercamos a la solemnidad de la Ascensión del Señor. Y, porque el Señor se va, nos deja sugerentes palabras en el evangelio de este domingo. ¿A qué mandamientos se refiere Jesús? ¿A los la Antigua Alianza? ¿Al resumen de todos ellos basados en el amor a Dios y al prójimo?
No estamos huérfanos para llevar a cabo esa pretensión de Jesús. El Espíritu nos acompaña para que, lejos de elegir el atajo para dar rienda suelta a nuestra propia voluntad, podamos dar aquel camino con el cual poder agradar a Dios y –sobre todo- aguardando sus promesas.
No estamos solos, aunque muchos se empeñen en recordarlo, a la hora de defender con la Iglesia y dentro de ella que el amor a Dios es el motor que nos impulsa a miles y miles de católicos a trabajar por los demás.
¿Qué diferencia hay entre el amor humano y el amor divino? Preguntaba un párroco a sus fieles. Y, una anciana, al finalizar la misa le respondió: “que el amor humano es limitado, sirve a quien quiere y pronto se agota; el amor divino no mira a quien se hace el bien y, cada vez que lo hace, tiene necesidad de seguir haciéndolo aunque no sea recompensado”.

2.- Necesitamos un poco de ardor en nuestra acción apostólica, un poco más de ilusión y hasta de coraje. A veces nos quejamos demasiado de que no nos comprenden a los católicos o que ser cristiano es algo poco menos que imposible en una sociedad en la que todo ya está diseñado, pensado y acotado de cara a la galería, con multitud de leyes nacidas como setas para satisfacer la sociedad del bienestar.
Es en esas situaciones, donde tanto cuesta “ver al Invisible”, donde como amigos de Jesús, hemos de optar por El, fiarnos de El y saber que sigue vivo en medio de nosotros:
-cuando salimos al encuentro de alguien que se encuentra perdido y sin horizonte
-cuando miramos a nuestro alrededor y ayudamos a superar dramas y vacíos, miserias y complejos.

3.- El Señor, lejos de ser talla de madera que desfila en una procesión, es Alguien vio y operativo en lo más hondo de nuestras entrañas. Alguien que, en el día a día, lo vamos descubriendo en multitud de signos que nos hablan de su presencia y, al cual, amamos en otros tantos símbolos que aún siendo misterios sabemos que nos llevan a El, que nos hablan de El y que nos hacen estar en permanente apertura hacia El.
Teniendo las palabras de Jesús, sus promesas y su garantía de que está a nuestro lado…no tenemos derecho al desencanto ni a la duda, a la desesperanza o al abatimiento.
**El Señor, desde el sagrario, nos acompaña
**El Señor, en la adoración eucarística, nos consuela
**El Señor, en la oración, nos habla
**El Señor, cuando amamos, doblemente nos acompaña: porque nos ama y porque amamos como El amó.

4.- POR TI, SEÑOR, LO HARÉ
Guardaré tus mandamientos, porque al hacerlo así,
soy consciente de que cuido lo más santo y noble
que Dios, en tu comunión contigo, nos legó.
Amaré tus mandamientos, porque al amarlos,
sabré que amó lo que Tú, estando con nosotros,
amaste, defendiste y llevaste en tu mente y corazón
Esperaré al Espíritu Santo, porque en esa espera,
residirá la fuerza que me auxiliará
en el duro combate de mi vida y de mis luchas
Viviré, bajo el soplo de tu Espíritu,
porque en la carrera de mis días
siento que no puedo llegar al final si, ese Espíritu,
lo dejo de lado agarrándome a otros huracanes.

POR TI, SEÑOR, LO HARÉ
Miraré hacia el cielo cada vez que me encuentre
en cruel batalla con mi soledad
Buscaré respuestas en tu Palabra
cuando el discurso del mundo sea promesa hueca
Aceptaré tus mandamientos,
porque al aceptarlos, reverenciarlos y vivirlos
sé que se encuentra el secreto para dar contigo
para amar al Padre y vivir en el Espíritu
POR TI, Y PORQUE LO NECESITO, LO HARÉ SEÑOR

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WebJCP | Abril 2007