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jueves, 17 de febrero de 2011

¡MI PRIMER BESO!


Publicado por Esquila Misional

Dicen que «las cosas buenas nunca se olvidan y siempre hay una primera vez», es más, «para todo hay una primera vez». Mi primera bicicleta, mi primer libro, mi primera escuela, mi primera comunión, mi primer diente, mi primera caída, mi primer logro, mi primera lágrima, mi primera computadora, mi primer beso, mi primera Esquila Misional, mi primer Aguiluchos... Pero, ¿recuerdas la primera vez que Dios te llamó?

Un día, una muchacha me dijo que sentía como «mariposas en el estómago» y como si «anduviera en las nubes», ya que había tenido la oportunidad de haberle dado un beso a un artista famoso. Sus amigas no habían tenido la misma oportunidad de acercarse a él, lo único que las consolaba era haber adquirido la fotografía que vendían a la salida del show.

A febrero siempre se le ha asociado con el mes del amor y la amistad, donde parece que tanto amor como amistad se venden al mejor postor, pues por todos lados hay miles de corazones anunciando el día 14. Hemos caído en un consumismo bárbaro y exagerado; ya casi me estoy imaginando los comerciales de televisión con música romántica, corazones, parejas sonrientes con cuerpos esculturales (envidia de muchos mortales)... en donde se ponen a la venta «estos productos» y donde poco falta para que anuncien que «por el módico precio de 2 mil pesos te lleves el amor y la amistad, pero si eres de las 10 primeras personas en llamar, te obsequiamos un estuche en forma de corazón dividido en dos para guardarlos, así que no esperes más, pues esta oferta es por tiempo limitado... pero eso no es todo, si llamas ahora mismo a los teléfonos que aparecen en pantalla, te haremos un 50 por ciento de descuento; nuestras operadoras esperan tu llamada, nosotros nos encargamos de llevarlo hasta las puertas de tu hogar, y al momento de la entrega se te dará un beso». Lo peor es que haya gente tan ingenua que los compre.

La realidad juvenil y Jesús
Hoy en día, muchos jóvenes viven faltos de amor y de amistades, con una estima que anda por los suelos; algunos logran aparentar que son abiertos, dinámicos y entusiastas, pero viven una soledad terrible. A otros les da miedo no ser aceptados y hacen de todo para ser tomados en cuenta y sentirse personas, aunque sea por un momento. En el fondo, están pidiendo a gritos, de manera muy silenciosa, que se les valore y no se les rechace. Mostrar lo que realmente no somos es un paradigma de nuestro tiempo.

Cuando Jesús estuvo entre nosotros trató de dar sentido a nuestras vidas justo ahí donde no parecía haberlo. Muchas personas que se acercaron a él eran pecadoras, pero con el corazón dispuesto a cambiar de vida. Los evangelistas narran varios de estos episodios donde el amor vence todo obstáculo, gente sencilla que se dejó llevar de la mano de Jesús; sólo algunos «estudiados» de ese tiempo, con el corazón endurecido, rechazaron su presencia amorosa y se opusieron a lo que él hacía y decía. Incluso el beso, que es tan sublime, personal, único, formidable... se volvió signo de traición. «¿Con un beso traicionas al Hijo del Hombre?» (Lc 22,48). Pero el amor vence todo y Jesús aceptó morir por nosotros, con todo su cuerpo «besó» la cruz, signo de nuestra salvación.

Actualmente, no es fácil besar esa cruz, sin embargo Cristo nos invita a tomarla y hacer de ella lo más grandioso. Me ha tocado ver jóvenes que llevan esa cruz con inmensa alegría, pues han tenido la oportunidad de seguirlo de cerca; ahora, ellos mismos quieren continuar con la labor que Jesús encomendó a sus discípulos. ¿Y qué fue lo que hicieron ellos? Simplemente se dejaron tocar por el amor de Jesús: ellos lo abrazaron, lo besaron, lo tocaron y se dejaron guiar por él. Me refiero a las misioneras y misioneros que estamos por todo el mundo, quizá no nos notemos porque somos pocos, pero estamos conscientes de que nuestra vocación vivida incluso hasta el extremo y probada en miles de situaciones difíciles, hace que nuestra entrega sea cada día más generosa.

A ti, joven, que estás en la búsqueda del amor, date la oportunidad de dejarte guiar por Jesús, no tengas miedo en responderle, él te llama para que seas en el mundo signo del amor y la amistad, la respuesta está en tus manos. Hay muchos jóvenes que por miedo se quedan en la orilla del camino y luego se lamentan porque ni si quiera lo intentaron.

Lo bueno nunca se olvida
Hoy es tu día, y así como hay una primera vez, te invito a reflexionar, analizar y recordar cuál fue la primera llamada que recibiste de Jesús; no te hagas sordo a la invitación, pues él te necesita para continuar anunciando su Palabra a todas la naciones. No seas uno más, uno del montón... conviértete en un joven único. Tú puedes hacer la diferencia para que lo normal se vuelva excepcional, lo pequeño se convierta en grande... ¡La respuesta está en ti!

¡La primera vez que sentí el llamado de Jesús fue tan especial, que aún lo recuerdo como si fuera ayer, y vaya que ya pasó un buen rato! Pero como escribía al inicio de estas líneas, «las cosas buenas, nunca se olvidan».

Ahora te invito a tomar en serio tu vida, dale sentido y no tengas miedo de responder a la llamada que Dios te hace, tú puedes dar amor, esperanza y ser signo de amistad en las realidades que el mundo nos ofrece. Hay tantas cosas por hacer, tantas necesidades... que te están esperando para que seas ese signo de amor y de amistad.

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WebJCP | Abril 2007