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MISIONEROS EN CAMINO: IV Domingo de Adviento (Mt 1,18-24) - Ciclo A:Liturgia, Reflexiones, Exégesis y Oración
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viernes, 17 de diciembre de 2010

IV Domingo de Adviento (Mt 1,18-24) - Ciclo A:Liturgia, Reflexiones, Exégesis y Oración


Publicado por DABAR

Dice mi marido, desde la experiencia, que la paternidad del padre sigue siendo la gran olvidada. Hasta la publicidad, fiel receptora de la realidad social, sólo habla de la mamá para recordar las necesidades del bebé. Si esto sucede en estos tiempos de igualdad y modernidad, no puedo evitar preguntarme: ¿cómo vivió José su paternidad?
Sin haber pedido una señal del Señor, sin ni tan siquiera haberlo soñado nunca, “el Señor, por su cuenta” los eligió como portadores de la señal definitiva de su amor por los hombres y en ellos sucedió el misterio. Por la infinita misericordia de Dios llevaban en sus corazones un tesoro muy grande, saber que Dios nos ama hasta tal punto que se desviste de su divinidad para dejarse envolver en pañales y asumir la condición humana, para ser Palabra entendible. Y ello sin que sintieran nunca la tentación del ego, la necesidad de apuntarse el tanto, el pensamiento de: “ha sido gracias a mí”. ¡Cuán distintos de nosotros era esta entrañable pareja de Nazaret!
¿Tuvieron María y José la tentación de ocultar esa señal, la tentación de querer ser como los demás, de abandonar el camino tomado, de dejar a un lado la maravilla que eran por la gracia de Dios, para ocultar y ocultarse lo que Dios había hecho en ellos para aparentar normalidad? Siento que no. Cuántas veces nos ocultamos, no solo nuestra fe, que es la primero que camuflamos porque no corren buenos tiempos para la imagen de la Iglesia, sino que nos avergonzamos también de otras cosas: de nosotros mismos, de los caminos que tomamos, de las decisiones y opciones (de donar dinero, de ser ecológicos, de nuestro entender la paternidad, de cambiar de vida para ser más fieles a quienes somos,…). Nos ocultamos porque sabemos que nos van a juzgar. Y en ese ocultar nuestro ser diferente damos poder al mal, al pensamiento único, al sálvese quien pueda. Y la sal se vuelve sosa, la levadura se vuelve inútil y la mostaza no es capaz de dar sabor. Porque no somos capaces de manifestar nuestra identidad profunda, las opciones en las que somos germen del Reino, en las que ponemos al prójimo por encima de nosotros y nuestra comodidad o egoísmo (la naturaleza, el destino universal de los bienes, los hijos). Y así volvemos invisible a Dios aunque experimentemos que de vez en cuando se encarna en nosotros como realidad transformadora.
Es curioso, cuando somos capaces como María y José de decir sí a Dios, sí a acoger en nuestras vasijas de barro su tesoro de vida, sí a asumir opciones comprometidas, sí a lo que somos porque él nos ha hecho, lo cual es algo que no pasa muy a menudo, nos asalta un nuevo reto: comunicarlo sin miedo a los juicios de los demás, no temer ser diferentes, mostrar que llevamos un tesoro entre manos y no algo de lo que avergonzarnos y ocultar, y es que quizás, más de lo que creemos, seguimos viviendo en las catacumbas, no nos jugamos la vida pero sí la etiqueta de ser diferentes y eso pesa en seres sociales por naturaleza.
Escuchemos hoy con fuerza la palabra silenciosa de José. José que como bien explica en su exégesis Alberto (leedla porque no tiene desperdicio) no se alejó de María por miedo a lo que pensarían los demás si se casaba con una mujer ya embarazada, sino porque se sentía indigno de convivir con María. “José tenía miedo a la cercanía de Dios, a la manifestación de Dios en María. Ante la cercanía de Dios, el justo, consciente de su indignidad y pecado, se alejaba”. José no temía a los hombres y sus juicios, sino a no ser digno del tesoro que Dios le ponía entre manos. No temas José, Dios quiere que tú acompañes a Jesús en su camino, que asumas la tarea de padre, tú has sido elegido para la mayor cercanía con Dios, tú vas a poder acariciarlo y abrazarlo, no temas, está bien así, Yahvé así lo quiere. “Confrontado con el misterio de Dios entre nosotros, José lo acoge aun a riesgo de su propia vida.” ¡Cuán diferente de nosotros! ¡Cuánto tenemos que aprender de él!

ELENA GASCÓN
elena@dabar.net



DIOS HABLA

ISAIAS 7,10 14
En aquellos días, el Señor habló a Acaz: «Pide una señal al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo». Respondió Acaz: «No la pido, no quiero tentar al Señor». Entonces dijo Dios: «Escucha, casa de David: ¿No os basta cansar a los hombre que cansáis incluso a Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará una señal: Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa: “Dios con nosotros”».

ROMANOS 1,1 7
Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, escogido para anunciar el Evangelio de Dios. Este Evangelio, prometido ya por sus profetas en las Escrituras santas, se refiere a su Hijo, nacido, según la carne, de la estirpe de David; constituido, según el Espíritu Santo, Hijo de Dios, con pleno poder por su resurrección de la muerte: Jesucristo, nuestro Señor. Por él hemos recibido este don y esta misión: hacer que todos los gentiles respondan a la fe, para gloria de su nombre. Entre ellos estáis también vosotros, llamados por Cristo Jesús. A todos los de Roma, a quien Dios ama y ha llamado a formar parte de los santos, os deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.

MATEO 1,18 24
El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo, por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era bueno y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados». Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el profeta: «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa: “Dios con nosotros”». Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.




EXEGESIS

PRIMERA LECTURA

• Contexto histórico literario -Estos versos de las 'Memorias de Isaías' explican la actividad del profeta en la guerra siro-efraimftica (7,1-9,6). Se abren con un cuadro guerrero y se cierran con otro de paz. ¿Qué ha ocurrido en el entreacto?
-Corren los años 734/733 a.C.; Rasín, rey de Siria, Pecaj, usurpador del trono de Israel, y otros monarcas forman la gran coalición, denominada siro-efraimítica, para combatir a Tiglat-Pileser 111, el coloso surgido en Asiría y que amenaza con someter a vasallaje a los pequeños reinos (cfr. 2 Re 16, 5-9). Acaz, rey de Judá, no quiere entrar en la coalición; prefiere el sometimiento al rey asirio y obtener así su protección. Los aliados tratan de forzarle y, así se dirigen hacia Jerusalén en son de guerra. Ante el peligro inminente, el rey Acaz inspecciona el canal que trae las aguas a la ciudad.
-En su relato de vocación se anunciaba a Isaías que su mensaje no sería aceptado: '... oíd con vuestros oídos, sin entender; mirad con vuestros ojos, sin comprender. Embota el corazón de ese pueblo...' (6,9s); ahora, en el encuentro con su monarca, puede comprobarlo. Es muy humano que Acaz confíe en Asiría, pero equivale a desconfiar de las promesas hechas por Dios a la casa davídica (2 Sm 7,16) y a aceptar los dioses asirios. Sólo la fe en la palabra divina que le sale al encuentro por medio de Isaías, y no los planes humanos, podrán salvar al rey y a su pueblo (v 9b).
• Texto -Dios anuncia el fracaso de la coalición: 'no se cumplirá ni sucederá...', 'no temas, no te acobardes...', pero Acaz no se lo cree, Isaías sale de nuevo a su encuentro y le invita a elegir un signo cualquiera (v 1 l), garantía de que las promesas y amenazas divinas siempre se cumplen. El rey, astuto político, no quiere llevar la contraria a los partidarios del profeta y a todos los que desean aliarse con Asiría; por eso afirma: 'no quiero tentar a Dios' (v 12; cfr. Dt 6,16...). Bajo esta respuesta piadosa del rey se esconde su incredulidad, apartándose de su Dios (cfr. 'tu Dios' del v. 11 se cambia en 'mi Dios' del v. 13).
-Ante la falta de riesgo y coraje del monarca, el Señor, por su cuenta, va a dar una señal (vs. 14ss). A la falta de fe de Acaz se le contrapone esta esperanza enigmática, muy difícil de interpretar, como se ve en la historia de la exégesis. Por contexto, el acontecimiento es tan inminente que ya se narra su nacimiento en el cap. 9: la joven encinta no es una virgen, como traducen algunas versiones, sino una mujer (¿la de Acaz? ¿la de Isaías?) en estado núbil, sea o no virgen (significado del lexema hebreo ,alma'); el hijo que va a nacer se refiere a ¿Ezequías, hijo del rey Acaz? ¿a un hijo de Isaías?... El peligro de la coalición desaparece con tal rapidez que la madre puede poner al niño el nombre de Emmanuel (Dios con nosotros) en acción de gracias por haber sido salvado y poder, así, continuar la línea dinástica.
• Reflexiones -Dado que el redactor unió estrechamente esta sección (7,1-9,6) con lo que sigue, podemos deducir que ningún ser humano puede llevar a cabo esta esperanza de salvación, tal como se describe. El niño que se anuncia se refiere al personaje descrito en ls 11, 1-9 y que sólo puede ser Jesús de Nazaret. Mateo ha visto en Él el cumplimiento de esa profecía (1,20-23).
-El rey Acaz nada entre dos aguas. Lutero, en su comentario, acusa a este rey de hipócrita: 'así son los hipócritas: cuando no es necesario son muy religiosos, pero cuando deben ser humildes son muy soberbios. Sin embargo, cuando Dios ordena asumir un riesgo, uno debe arriesgarse; pues obedecer a la palabra no es tentar a Dios'. Los cristianos ¿nos arriesgamos en creer en la Palabra, en este Jesús que esperamos durante el Adviento?


SEGUNDA LECTURA

En el saludo de Romanos encontramos, entre otras cosas, una síntesis cristológica muy importante.
Pablo menciona de pasada, en su presentación personal, el tema de la carta: el Evangelio. A este propósito hace algunas importantes afirmaciones sobre la figura del Hijo, Jesucristo, contenido central del mensaje.

Para ello utiliza material anterior que aparece en los vv. 3 y 4 principalmente. Es muy probable que sea de una confesión de fe u otro fragmento litúrgico primitivo. Lo cual indica que Pablo no es el “inventor” de esta forma de considerar y de creer en Cristo, sino que, antes de él, ya existían fórmulas que hablan del Señor con toda profundidad.

El Hijo es presentado en dos series de frases bien diferenciadas : el v. 3 habla de Jesús en cuanto hombre, “nacido de la estirpe de David” y el v. 4 en cuanto Hijo de Dios. Muy en la línea del Nuevo Testamento no se pretende explicar lo inexplicable ni conciliar afirmaciones opuestas, sino que se hacen afirmaciones paralelas sobre la humanidad y la divinidad de Jesucristo. Es un modelo que podemos imitar cuando queremos hablar del Señor, sin olvidar ninguno de los dos aspectos.

Sólo es preciso saber que, dado que se trata de formulaciones muy antiguas y no del todo elaboradas, alguna de ellas puede resultar imperfecta. Sería mucho pedir que en los poco más de 25 años que separan la Carta a los Romanos de los acontecimientos pascuales ya se hubiera alcanzado la perfección y equilibrio de las formulaciones posteriores. Para ello hubieron de pasar varios siglos y no pocas polémicas y controversias.

Ateniéndonos al texto paulino/prepaulino original - la traducción litúrgica evita problemas con una cierta interpretación del mismo, como en otras ocasiones -, es preciso observar que la fórmula “ fué constituido (Jesucristo) Hijo de Dios por la resurrección” puede ciertamente mejorarse y eliminar el cierto regusto adopcionista que tiene. Con todo la Resurrección, mencionada aquí junto con la muerte, es el elemento esencial para la comprensión de Jesús.

En los vv. 5 y 6 Pablo personaliza el evangelio en lo referente a él mismo, hablando de su misión. Y el v. 7 es la conclusión del saludo.

FEDERICO PASTOR
federico@dabar.net


EVANGELIO

1. Aclaraciones al texto
V.18 Desposorios o esponsales: según la legislación matrimonial judía constituían una relación legal que sólo podía rescindirse por un procedimiento legal. José y María están jurídicamente ligados por los esponsales; son legalmente marido y mujer, aunque no estén todavía casados. Entre los esponsales y el matrimonio pasaba un tiempo más o menos largo. Es durante ese tiempo cuando María concibió por obra del Espíritu Santo.
V.19 Que era bueno. El adjetivo bueno debe ser cambiado por justo. En la Biblia, justo es el observante de la ley; el que en cada situación adopta la actitud conforme a la ley.
V.20 No tengas reparo. Debe ser sustituido por no tengas miedo, fórmula típica en las teofanías. José tenía miedo a la cercanía de Dios, a la manifestación de Dios en María. Ante la cercanía de Dios, el justo, consciente de su indignidad y pecado, se retiraba, se alejaba. Porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. La conjunción usada en el original tiene una doble acepción: dar razón de lo dicho (porque); confirmar lo dicho (ciertamente, en efecto). El contexto favorece la segunda acepción: Ciertamente, la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo.
V.21 Pondrás por nombre. Conviene recordar que en ambientes semitas, la acción de poner el nombre constituía el momento genuino de la paternidad, por encima mismo de la procreación física. A José le confía Dios la misión de dar consistencia social y jurídica a Dios-con-nosotros.
Jesús: transcripción griega de un nombre hebreo, cuyo significado es Yavé (Dios) es salvación.
Texto de las palabras del ángel a José: José, hijo de David, no tengas miedo en llevarte a casa a tu mujer María. Ciertamente, la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Va a dar a luz un hijo y tú tienes que ponerle el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.

2. Texto
De entrada se enuncia la concepción de Jesús por obra del Espíritu Santo (v.18). Este dato determina el resto del texto. La resolución tomada por José tiene un doble motivo: el miedo a la presencia de Dios en María y la conciencia de la propia indignidad. José no se siente digno de convivir con María. Se tiene que alejar de ella, cargando en exclusiva soledad con los juicios humanos de una ruptura de esponsales. Por todo esto era justo José (v.19).
En el v.20, el ángel no desvela a José el embarazo sobrenatural de María; José ya conoce ese embarazo sobrenatural. Lo que el ángel hace es confirmar a José lo que él ya sabe y quitarle el miedo que la cercanía de Dios provocaba en él. José, que era justo, sabía que no podía ver a Dios sin morir.
El no tengas miedo del ángel libera a José de su miedo haciendo que no se sienta anonadado por la cercanía de Dios y haciendo posible que se sienta comprometido en una tarea que sin él no podría tener lugar: dar nombre al niño que hay en María (v.21). Un niño demasiado importante como para carecer de nombre.
Y José dijo sí: José hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.

3. Comprensión actualizante
Emerge grandiosa la figura de José. Sin palabras; con hechos. El hombre que sabe no habla; el hombre que habla no sabe. Confrontado con el misterio de Dios entre nosotros, José lo acoge aun a riesgo de su propia vida.
Se necesitan personas que sigan acogiendo a Dios, que sigan dando nombre a Dios entre nosotros. Un reto; una tarea. Llamados a ser José. Decir José es decir respeto a Dios, hondura ante el misterio, grandeza de espíritu, sí a Dios en silencio. Todo un referente para nuestro cambio.

ALBERTO BENITO
alberto@dabar.net



NOTAS PARA LA HOMILIA

DIOS ES UN NIÑO

Hemos de admitirlo: hoy día apenas se presenta en nuestros sermones al terrible dios vengador y justiciero del que tanto gustaban los predicadores de no hace aún muchos años. El dios policía, siempre ojo avizor para no dejarnos pasar ni una, que ve "hasta nuestros más ocultos pensamientos", mandando castigos a todo aquel que se saltaba el más mínimo de sus mandatos (¿a quién no se le escapa aún hoy día, ante una desgracia o una contrariedad, esa auténtica herejía de "castigo de Dios"?); ese dios juez severísimo que no dudaba en mandar al fuego eterno a quien, habiendo vivido una vida de virtud e integridad incuestionables, pecaba en el último momento de su vida; ese dios sanguinario, tan ofendido que necesitó hasta la última gota de la sangre de su Hijo para sentirse vengado y pagado...

Hoy todas estas imágenes de Dios nos suenan brutales, y están, afortunadamente, bastante superadas, aunque sus secuelas todavía se dejan notar, y aún son muchos los que se mueven por miedo (el miedo no tiene nada que ver con el temor de Dios) o, en el mejor de los casos, por el famoso "por si acaso". Hemos sembrado la imagen de un dios de película de terror y hemos cosechado un amplio abanico de despropósitos que van desde los que se han visto en la necesidad de abandonar la fe porque semejante dios les era totalmente incompatible con el más mínimo sentido común, hasta los que han terminando necesitando de un psiquiatra por vivir una religiosidad plagada de escrúpulos, amenazas, temores, angustias y desazones.

Ya hemos dicho que poco a poco se va superando semejante imagen de Dios, pero que aún quedan muchas secuelas de esa época, incluso quedan ciertos grupos a los que les gusta arrimarse peligrosamente, si quiera sea de vez en cuando, a esa imagen que aún no han superado del todo. Sólo de pasada, y porque es importante que no lo olvidemos, haremos mención aquí del dios fundamentalista y de los fundamentalistas -islámicos y no islámicos-, y ahí están, ante los ojos de todos, los horrores que semejante "fe" en semejante "dios" provocan.

Y si, como decíamos, estamos superando poco a poco esa imagen del dios terrorífico es porque, afortunadamente, nos hemos decidido a volver la vista al evangelio, para ver, sin pre-juicios, lo que Dios nos dice de sí mismo. Es como cuando enseñamos una foto a alguien y decimos "este soy yo". Pues también Dios nos dice "Este soy yo", y la foto que nos enseña no es el Catecismo de la Doctrina Cristiana, ni el Migne, ni la Suma Teológica, ni el compendio de las Acta Apostolicae Sedis. La foto que Dios nos enseña de si mismo es... ¡un niño! Impresión, extrañeza, desconcierto... Todas esas sensaciones y muchas más puede producirnos esta iniciativa divina; pero esa es su elección, esa es la decisión que Dios ha tomado, esa es la foto suya que Él quiere que veamos y conozcamos. A partir de aquí, si nosotros queremos acercarnos a Dios, tenemos muchos caminos, cierto, pero el único "homologado", el único que nos puede acercar al Dios único y verdadero, es ese niño.

Por tanto, si queremos conocer a Dios, si queremos acercarnos a Él, tenemos que poner toda nuestra atención en este niño, que un día será un hombre hecho y derecho, y en lo que él haga y diga. Pero mientras crece y empieza su actividad pública, la simple presencia de este niño entre nosotros ya nos trae varias lecciones:
- Dios no es una idea abstracta, ni un concepto filosófico, ni un ente difuso, ni "algo" desconocido y extraño... Dios es un ser personal.
- Dios no es alguien lejano, distante, sino tan cercano que se viene a compartir nuestra vida con sus condicionantes, a compartir nuestras limitaciones y nuestra historia. Dios se siente a gusto en nuestra carne humana.
- Dios es todopoderoso, por supuesto, pero "pasa" de su omnipotencia y prefiere mostrarse como "todonecesitado", "todopequeño", "tododébil" y "todobondadoso" (y serlo).
- Dios no es ajeno a nuestra historia, incluidos sus pecados y contradicciones; ni siquiera se mantiene por encima de ella: forma parte de nuestra historia, sufre nuestras incoherencias, es víctima de nuestras injusticias, y asume todo eso no para destruirnos sino para transformarlo y transformarnos a nosotros mismos.

Ante todo esto uno no puede por menos que preguntarse: "¿Cómo pudo alguien ver al dios terrible y sanguinario antes mencionado, en este niño que nos nace? ¿De dónde pudo salir semejante dios -que no Dios-? Es de suponer que de alguna mente enferma, retorcida y deformada; pero ¡caray la que organizó semejante mente desviada!
Lo indudable es que la imagen del dios terrible de ninguna manera pudo nacer de este Dios niño débil. Así que, haya surgido de donde haya surgido, podemos rechazarla de plano por errónea, ajena, contraria más bien, al evangelio, al Dios que se nos revela en el niño Jesús.




PARA LA ORACION

Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros, que hemos conocido por el anuncio del ángel la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos por su pasión y su cruz a la gloria de la resurrección. Por nuestro Señor.
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El mismo Espíritu, que cubrió con su sombra y fecundo con su poder las entrañas de María, la Virgen Madre, santifique, Señor, estos dones que hemos colo¬cado sobre tu altar.
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Señor, que este pueblo que acaba de recibir la prenda de tu salvación, sienta el deseo de celebrar dignamente el nacimiento de tu Hijo al acercarse la fiesta de Navidad. Por Jesucristo.


LA MISA DE HOY


MONICIÓN DE ENTRADA
El Adviento hace inminente la venida de un sal¬vador para el pueblo: el Salvador. Un Salvador que le va a liberar de todas sus alienaciones y explotaciones.
Y viene hoy en un contexto en el que pocos o muy pocos esperamos su venida. El hombre moderno, inmer¬so en sus ocupaciones y alienado por sus nuevos mitos (confort, progreso, sexo, etc.), no espera al Mesías como una solución para su liberación, igual que lo esperaba el pueblo judío. El hombre moderno busca, su solución por otros conductos. Cree que la religión es una alie¬nación.
Sin embargo, Jesús, el ahora de Dios y del hombre, viene, no a alienar al hombre, sino a hacerle tomar con¬ciencia de que ‚l mismo puede liberarse de todas sus alienaciones y opresiones y sacar adelante un mundo fraternal y feliz. Es un Mesías terreno ungido por el Espíritu de Dios.


SALUDO
Jesús, el ahora de Dios y del hombre, esté‚ con vosotros.

ACTO PENITENCIAL
-Por nuestra supervaloración del dinero y el confort. Señor, ten piedad.
-Por las injusticias que cometemos por esta super¬valoración. Cristo, ten piedad
-Porque anteponemos las cosas a las personas. Señor, ten piedad

MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA
David quiere construir el templo del Señor. Dios le responde que no, pero a cambio le promete que el Mesías saldrá de su familia: No es el rey el llamado a hacer la casa para Dios, sino que es Dios quien hace la casa para el rey y para el pueblo.

SALMO RESPONSORIAL (Sal 23)
Va a entrar el Señor, él es el Rey de la Gloria.
Del Señor es la tierra y cuanto la llena, el orbe y todos sus habitantes: él la fundó sobre los mares, él la afianzó sobre los ríos.
Va a entrar el Señor, él es el Rey de la Gloria.
¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en el recinto sacro? El hombre de manos inocentes y puro corazón, que no confía en los ídolos.
Va a entrar el Señor, él es el Rey de la Gloria.
Ese recibirá la bendición del Señor, le hará justicia el Dios de salvación. Este es el grupo que busca al Señor, que viene a tu presencia, Dios de Jacob.
Va a entrar el Señor, él es el Rey de la Gloria.

MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA
Jesús es el ahora de Dios y del hombre. En El pode¬mos encontrar nuestra fortaleza.

MONICIÓN A LA LECTURA EVANGÉLICA
Jesús es el enviado a traer una novedad radical: el Reino de Dios. A participar decisivamente en ella es invitada María. Su respuesta es el si generoso y total.

ORACIÓN DE LOS FIELES
Con la esperanza de sabernos escuchados pidamos a Dios nuestro Padre.
Por la Iglesia, para que acierte a encarnar a Jesús el hombre-Dios que habita entre nosotros. Roguemos al Señor.
Por los cristianos, para que quitemos los ¡dolos de nuestra sociedad con la fuerza de nuestro actuar. Roguemos al Señor.
Por todos aquellos a quienes margina nuestra socie¬dad de consumo. Roguemos al Señor.
Por todos los que viven en nuestra sociedad como autómatas, para que despierten piensen por sí mismos. Roguemos al Señor.
Por todos nosotros, para que la espera de la Navidad nos haga reflexionar más sobre nuestra vida. Rogue¬mos al Señor.
Oración: Padre de bondad, escucha nuestra oración y danos lo que más necesitemos para nuestro caminar. Por Cristo nuestro Señor.

DESPEDIDA
Ya lo sabemos: Jesús no es ninguna droga que aliene al hombre. Es el ahora de Dios y del hombre. Por eso creer en El es comprometerse en la lucha por la libera¬ción.



CANTOS PARA LA CELEBRACION

Entrada. La Virgen sueña caminos; Ven, Salvador (ambos del disco “Preparad los caminos”); Abre tu tienda al Señor (disco “Nuevos cantos de Adviento y Navidad”).
Acto penitencial. De Manzano.
Salmo. LdS.
Aleluya. Canta aleluya al Señor.
Ofertorio. Rorate coeli de super.
Santo. 1CLN-I 6.
Aclamación. 1CLN-J 22.
Comunión. Madre de los creyentes (CB-122); Señor, ven a nuestras almas (CB-176); Magnificat (disco “12 Canciones religiosas y litúrgicas para el siglo XXI”).
Final. Un canto popular a la Virgen.



Director: José Ángel Fuertes Sancho •Paricio Frontiñán, s/n• Tlf 976458529 Fax 976439635 • 50004 ZARAGOZA
Tlf. del Evangelio: 976.44.45.46 - Página web: www.dabar.net - Correo-e: dabar@dabar.net

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WebJCP | Abril 2007