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MISIONEROS EN CAMINO: XXV Domingo del Tiempo Ordinario (Lc 16, 1-13) - Ciclo C: Liturgia, Reflexiones, Exégesis y Oración
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viernes, 17 de septiembre de 2010

XXV Domingo del Tiempo Ordinario (Lc 16, 1-13) - Ciclo C: Liturgia, Reflexiones, Exégesis y Oración


¿A quién servimos?
Publicado por DABAR

“Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero”. ¿Cómo hacer esto? Yo me encuentro constantemente corrigiendo el rumbo en esta temática, me sorprendo preocupada por el dinero y agobiada cuando me paso de gastos. Creo que tengo la experiencia y que se que es verdad que el dinero se convierte a la menor de cambio en un dios, un ídolo tirano que quiere más y que con frecuencia exige víctimas.

Parecería que la única forma de ser fiel a esto es asumir con total radicalidad la pobreza y dejar las posesiones y hacerse misionero o… Lo peliagudo me parece a mí cómo vivir esta radicalidad que Jesús pide claramente a todos sus seguidores en medio de la normalidad de tener una familia, un trabajo y un buen trabajo, una casa, un coche, una cuenta corriente. La responsabilidad inherente a estas cosas supone estar preocupada por el dinero, mantener la casa, los niños, la hipoteca.

Esta vida que llevo es algo deseado por mí, tengo vocación de seglar, soy un apóstol de y en la vida cotidiana y normal, no me veo profesando en ninguna orden religiosa o instituto de vida consagrada o algo así.

Parece que esta condición supone un esfuerzo de discernimiento mayor y más constante respecto a qué dinero, cómo el dinero y para qué el dinero que a personas que depositan esta responsabilidad en instituciones.

Este discernimiento nunca es fácil y a veces se complica por exceso de purismo. Me acuerdo una vez que estábamos pensando en comprar un coche y barajamos criterios que tildábamos de evangélicos para la elección, decidimos comprar un SEAT Ibiza modelo olímpico básico, sin dirección asistida y sin aire acondicionado. Llegamos a la reunión del equipo de vida y comentamos todo esto y, Chelo “la peseta”, una amiga del equipo que era trabajadora fija discontinua de la conserva en Molina de Segura, nos dice: Pues me parece una tontería y casi un disparate que teniendo que ir a trabajar a otro pueblo, con lo que usáis el coche para la faena de evangelización, para ir a acompañar otros grupos y con el calor que hace en Murcia, no os compréis un coche bueno y seguro que os facilite lo más posible la tarea. Además yo estoy segura de que lo vais a dejar y a compartir si alguien lo necesita. El coche ya lo habíamos comprado pero la Chelo tenía razón y creo que nosotros pudimos “pasarnos de estupendos” con el discernimiento.

Eso pasa de vez en cuando pero lo más frecuente es que en las elecciones que tenemos que hacer entren poco o de modo insuficiente los criterios que Jesús propone cuando tenemos que manejar y operar con el dinero y todo lo que él proporciona.

Creo que la clave fundamental para este asunto en la vida normal es estar educada en el deseo de ser fiel a Dios y tener ese deseo vivo y actuante porque otros deseos se van a presentar y con ellos hay que contar. El deseo de Dios se concreta en el deseo de servir y ayudar a otros que nos facilita el compartir y el entregar, el renunciar y el sacrificio porque somos conscientes y brilla en nuestro interior el tesoro y la perla preciosa.

Esto, por lo menos en mi vida, no se sostiene sin procesos personales y grupales de formación de la identidad cristiana, procesos que permanentemente vayan dando coherencia cristiana a mi forma de sentir, de pensar y de actuar. Reconozco que yo sola dejada a mi aire corro mucho más riesgo, como cabra que soy, “de tirar pal monte” y adorar al dios dinero para que me de la seguridad mentirosa y corta y enajenándome de la libertad hermosa de los hijos de Dios “que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”.

LOURDES AZORÍN


DIOS HABLA

AMÓS 8,4 7
Escuchad esto, los que exprimís al pobre, despojáis a los miserables, diciendo: «¿Cuándo pasará la luna nueva, para vender el trigo, y el sábado, para ofrecer el grano?» Disminuís la medida, aumentáis el precio, usáis balanzas con trampa, compráis por dinero al pobre, al mísero por un par de sandalias, vendiendo hasta el salvado del trigo. Jura el Señor por la gloria de Jacob que no olvidará jamás vuestras acciones.

I TIMOTEO 2,1 8
Querido hermano: Te ruego, lo primero de todo, que hagáis oraciones, plegarias, súplicas, acciones de gracias por todos los hombres, por los reyes y por todos los que ocupan cargos, para que podamos llevar una vida tranquila y apacible, con toda piedad y decoro. Eso es bueno y grato ante los ojos de nuestro Salvador, Dios, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Pues Dios es uno, y uno solo es el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, que se entregó en rescate por todos: éste es el testimonio en el tiempo apropiado: para él estoy puesto como anunciador y apóstol digo la verdad, no miento , maestro de los gentiles en fe y verdad. Quiero que sean los hombres los que recen en cualquier lugar, alzando las manos limpias de ira y divisiones.

LUCAS 16,1 13
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Un hombre rico tenía un administrador, y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: “¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido”. El administrador se puso a echar sus cálculos: “¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa”. Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero: “¿Cuánto debes a mi amo?” Éste respondió: “Cien barriles de aceite”. Él le dijo: “Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta”. Luego dijo a otro: “Y tú, ¿cuánto debes?” Él contestó: “Cien fanegas de trigo”. Le dijo: “Aquí está tu recibo, escribe ochenta”. Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz. Y yo os digo: Ganaos amigos con el dinero injusto, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas. El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado. Si no fuisteis de fiar en el injusto dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará? Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero».



EXEGESIS

PRIMERA LECTURA

Contexto histórico. Amós, de oficio ganadero o granjero, nace en Tecua, cerca de Jerusalén. Llamado por Dios a la vocación profética, desarrolla su misión en el reino del Norte donde gobierna Jeroboam II (787 747). Israel y Judá gozan de estabilidad política y prosperidad económica: se restauran sus fronteras hasta casi igualar las del imperio davídico, se promueve el comercio internacional que acarrea gran bienestar .... pero las riquezas no están bien distribuidas. Las abismales diferencias económicas provocan lacerantes injusticias, los tribunales de justicia son puro simulacro en manos de los poderosos de turno: '... venden al inocente por dinero y al pobre por un par de sandalias; revuelcan en el polvo al desvalido y tuercen el proceso del indigente' (2,6s); '... aceptáis sobornos, atropelláis a los pobres en el tribunal' (5,12). Sociedad sólo preocupada por el dinero sin importarle nada la solidaridad, la hermandad (8,4 6).
Y esta corrompida sociedad se emborracha de culto: multiplicaba sin cesar sus sacrificios, acudía todos los días al templo...
Practicaba un culto sin moral, hacía sacrificios y ofrendas sin el menos sentido religioso; por eso el profeta grita: 'desteto y rehúso vuestras fiestas..., retirad de mi presencia el barullo de los cantos...' (5,21 23), 'marchad a Betel a pecar, en Guilgal pecad de firme...' (4,4). Para Amós, mucho más importante es la vida ética: 'que fluya como agua el derecho y la justicia como arroyo perenne' (5,24).

Texto. El profeta ataca, sin conmiseración, la codicia humana, el afán de lucro... en dos cuadros: acusación (vs. 4 6), postura del Señor (v.7).
Acusación contra unos comerciantes codiciosos que no saben de escrúpulos. En el negocio sólo importa la venta, el lucro... para nada el cliente. El tiempo es oro que no se puede desperdiciar ni siquiera en dar culto a Dios. Amós habla del sábado, de las fiestas de luna nueva en las que se interrumpía todo trato y negocio, como recuerdo de la liberación de Egipto y en reconocimiento del exclusivo dominio divino sobre la tierra palestina (cfr. ls 1,13; 66,23). Para el codicioso la fiesta es pérdida de tiempo..., ansían mercadear. Además, por lo general, el codicioso suele ser explotador y no tiene reparos en robar al cliente: usan medidas falsas, aumentan el precio de acuerdo al mercado (cfr. Lv 19,36; Dt 25,14ss; Prov 11,1). ¡Ay de los que no pueden pagar! Por sumas irrisorias, como un par de sandalias, exigían al juez de turno que se los entregara como rehenes.
Termina Amós su palabra recordándonos que el Señor se percata de todo (v.7). El pedirá cuentas al que no se comporte, solidariamente, con su hermano, especialmente si es desgraciado.

Reflexiones. Conserva su vigencia el durísimo mensaje de Amós. Sus palabras son claras como la luz del día, no necesitan explicación. Fueron válidas en su tiempo, lo son hoy y continuarán siéndolo ya que codiciosos y explotadores, por desgracia, siempre los habrá. Y la palabra profética continúa interpelándonos: ¿Somos mejores que en tiempos de Amos?
Hoy soñamos con poseer: piso, coches, ordenador, vestidos... ¡Cuánto más, mejor! ¿Qué nos importan los desheredados, los parados, los seres de] tercer mundo, nuestros vecinos de Marruecos...? Nos quitan el puesto de trabajo ... ; los jerarcas suelen tener conmiseración, pero no mueven un dedo en su favor... Pensamos que la solidaridad humana continúa siendo pura monserga de los profetas de turno. ¡Id a la Iglesia a pecar! ¡adorad en vuestro templo al becerro de oro!
Haciendo caso omiso de fiestas, continuamos explotando al hermano pobre, robando el escaso dinero que ha adquirido con tanto sudor y que tan fácilmente lo ganamos, no importa por qué medios: compraventa de pisos, alquileres, minutas de abogados, médicos... ¡Id al templo a pecar! ¡Visitad el templo de vuestra tierra y quedaos en paz!
Soborno en tribunales de justicia, corrupción en los negocios, en la política... Continuamos atropellando a los indefensos seres del tercer mundo..., y nos quedamos tan tranquilos; nuestra autocrítica se reduce a catalogamos de derecha o de izquierda. ¿Qué indican esas siglas? ¿Qué fiesta de sábado o de luna nueva podemos celebrar? Nuestro único título apropiado es el de 'sinvergüenzas'. Eso, sí, ¡Acudid al templo a pecar!



SEGUNDA LECTURA
Comienzan aquí algunas recomendaciones e instrucciones sobre la vida de la comunidad con no demasiada organización.

En primer lugar el autor recomienda una oración universal por todos los seres humanos. Llama la atención la mención especial de los gobernantes que, con su actividad, pueden facilitar o dificultar la vida de los demás.

Es interesante notar cómo en la tradición cristiana primitiva (Pablo, Pastorales, Lucas) no se considera negativa sin más la autoridad, aun pagana. Probablemente es una muestra de que el autor es un hombre de la antigüedad para el que poder y autoridad revisten un cierto carácter indiscutible mientras no se opongan a Dios.

En los vv. 3-4 hay una afirmación de la voluntad salvífica universal de Dios, un tanto fuera de contexto y que muestra ya una cierta intelectualización del mensaje con su mención del conocimiento de la verdad como elemento importante de la voluntad divina.

Esta universalidad se fundamenta en la unicidad de Dios y de Jesucristo Mediador. Dios es uno y autor del plan de salvación para todos por medio de Cristo, pero no se explica cómo se lleva a cabo ese plan, sino sólo se afirma que le entrega a la muerte de Cristo Jesús ha tenido efecto salvador universal. Este conjunto salvador en el que la muerte de Cristo desempeña un papel esencial - en este texto no se menciona la resurrección - es designado aquí como "testimonio" en el tiempo oportuno, que es una forma de señalar que Cristo ha manifestado al mundo el plan salvador universal de Dios.

FEDERICO PASTOR
federico@dabar.net


EVANGELIO

1. Observaciones al texto
V.1 En la frase Jesús dijo a sus discípulos hay que introducir un también: A lo dicho por Jesús el domingo pasado a los fariseos y letrados, Lucas agrega lo dicho también a sus discípulos.
Vs.1-7 Parábola contada por Jesús. En el v.2 hay que sustituir lo llamó y le dijo por lo convocó con el siguiente mensaje.
Vs.8-13 Conclusión-declaración final de la parábola, formulada primero por el amo (v.8a) y luego por Jesús (vs.8b-13).
V.4 Para que cuando me echen, encuentre quien me reciba (los deudores del amo). V.9 Para que cuando os falte, encontréis quien os reciba (Dios).
Vs.5-7 Un administrador era el hombre de confianza del propietario, con poderes para efectuar toda clase de transacciones. El administrador podía arrendar las propiedades del dueño, recibiendo por ello una comisión. El importe de esta comisión se añadía al importe de arrendamiento. Así pues, la suma a pagar por el arrendatario comprendía la cantidad correspondiente al contrato de arrendamiento (para el amo) y la cantidad correspondiente a la comisión (para el administrador).
¿Qué hace el administrador de la parábola? Detraer de la suma total la cantidad correspondiente a la comisión y condonar esa cantidad. Condonando la comisión, el administrador renunciaba a la parte que le correspondía. Así pues, cuando dice al primero de los deudores que escriba cincuenta, lo que hace es reducir la deuda al solo arrendamiento, es decir, a la parte que le correspondía al amo. De esta manera, todos contentos: el amo, porque cobraba su parte; el administrador, porque se ganaba un amigo; y el arrendatario, porque pagaba menos.
V.8 Astucia, astuto. Amo y Jesús comparten estos términos.
V.9 Y yo os digo: La aseveración característica de Jesús para dar realce a lo que va a decir. La presencia explícita del yo confiere a la aseveración una forma más enfática y solemne que al os digo del domingo pasado, sin la presencia explícita del yo (15,7).
V.9 El dinero injusto. V.11 El vil dinero. En el original se trata de una misma expresión: dinero injusto. El mismo dinero que en el v.13 aparece sin adjetivo calificativo y en explícita contraposición a Dios: No podéis servir a Dios y al dinero. Nos hallamos ante un nuevo caso del lenguaje pedagógicamente duro, crudo, agresivo incluso, que Jesús empleaba ante oyentes cuya única fuente de aprendizaje era la oral. El adjetivo injusto añadido a dinero en los vs.9 y 11, puede dar la impresión de que Jesús diferenciaba entre dinero justo e injusto y que es sólo al dinero injusto al que hay que renunciar. Nada de eso. Jesús entiende el dinero como tentación irresistible, como algo capaz de esclavizar. Invirtamos el orden y, en vez de dinero injusto, leamos injusto dinero. Olvidamos con demasiada frecuencia que Jesús era continuador de la mejor escuela profética. Una muestra de esta escuela la tenemos en la primera lectura de hoy, tomada del profeta Amós. Jesús no hacía distingos de tipos de dinero; o Dios o el dinero.
V.13 Aborrecerá. Texto original: odiará. El mismo verbo empleado hace dos domingos en 14, 26. No hará caso. Texto original: despreciará. De nuevo el lenguaje duro, crudo y agresivo para provocar una sacudida en los oyentes y hacerles pensar.

2. Texto
El discípulo de Jesús sabe desde hace dos domingos que seguir a Jesús comporta valorar a Jesús más que al dinero (14,33). Dos domingos después, Lucas retoma la temática del dinero como enseñanza específica para los discípulos de Jesús.
Toda la enseñanza está basada en una parábola: historia ideada por Jesús, con una conclusión-declaración.
Vs.1-7 (parábola) Un hombre tenía un administrador. La historia contada pone de manifiesto que el administrador apuesta por un futuro seguro a cambio de renunciar a su dinero. El administrador da más valor a tener amigos que a tener dinero; sabe ganarse amigos renunciando al dinero.
Vs.8-13 (conclusión-declaración) Este comportamiento del administrador es inicialmente valorado de la misma manera positiva por el amo y por Jesús (v.8). Pero a partir del v.9 Jesús ahonda en su valoración. Su enfático yo os digo proyecta su mirada a Dios y a las moradas eternas. La perspectiva trasciende el tiempo y el espacio humanos. El dinero es lo menudo, lo injusto, lo ajeno. Dios es lo importante, lo que vale de veras, lo vuestro. Dios y Dinero son dos amos incompatibles. No podéis servir a Dios y al Dinero. Esta afirmación culmina y resume la parábola entera; es su afirmación programática.

3. Comprensión actualizante
Recordemos estas palabras de Jesús del domingo 8 de agosto: Vended vuestros bienes..., haceos un tesoro inagotable en el cielo. (12,33). O estas otras del domingo 5 de septiembre: El que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío (14,33). Hoy incide Jesús en la misma temática. Señal clara de que veía en ella un problema de la mayor importancia y gravedad.
Hoy cantamos al dinero como rey del mundo, padre del pan y fuente de la vida. Pero tenemos también razones para estremecernos y temer que el dinero nos aniquile.
Hablar del dinero como de lo menudo, lo injusto y lo ajeno resulta ciertamente chocante y chirriante, a los oyentes de Jesús y a nosotros.
Jesús no habla del dinero en términos de economía. Jesús habla del dinero desde una escala de valores, en la que Dios es el valor supremo y absoluto, y el dinero un valor subordinado y dependiente.
A todos en general Jesús pide no endiosar al dinero, elevándolo a la categoría de valor supremo y absoluto de la vida. A los cristianos en particular, es decir, a sus discípulos, no sólo se lo pide, se lo exige.
Como discípulos de Jesús, en vez de lamentarnos del materialismo existente, lo que tendremos que procurar es abrirnos más y más a Dios y vivir desde Él. Así es como no endiosaremos al dinero y nos ganaremos a Dios ahora y en el mañana del más allá. Tengamos por más importante a Dios que al dinero, renunciando al dinero si éste conllevara la pérdida de Dios.

ALBERTO BENITO
alberto@dabar.net


NOTAS PARA LA HOMILIA

“Yo os digo que con el dinero sucio os ganéis amigos, de modo que, cuando se acabe, os reciban en la morada eterna”. (Traducción de Luís Alonso Schökel S.J.).

¿Hablaría así Jesús en nuestros días, conociendo como nosotros conocemos la estructura de la economía mundial y sus terribles e injustas consecuencias? ¿No sería aún más crítico?

La actual crisis económica nos enfrenta irreversiblemente ante una nueva situación social y familiar. Es un episodio más de la historia del dinero, del poder y de la injusticia en el mundo. Otro durísimo golpe a la debilidad y al dolor de los pobres y excluidos del mundo.

Jesús siempre estuvo con ellos, denunció a Zaqueo su dinero sucio y provocó su generosa conversión. Denunció también la escandalosa riqueza del templo de Jerusalén. Vivió pobremente, como misionero itinerante no tuvo casa fija propia; sus necesidades materiales las cubrían modestamente un grupo de mujeres agradecidas que le seguían.

La doctrina oficial de la Iglesia, habla con acierto y relativa credibilidad sobre temas sociales y económicos. Todos sabemos teorizar; lo que falta después es confirmarlo con la coherencia de nuestras obras.

Los pobres son nuestros profetas porque patentizan y denuncian en sus vidas nuestra lejanía de Jesús y de su evangelio. Son voz de Dios. Si escuchamos sus gritos, nos ayudan a vencer el egoísmo y a ser solidarios y creativos.

Desde nuestras comunidades debemos organizarnos para acudir en ayuda del que sufre y estar a su lado, para entre todos cubrir sus necesidades hasta donde podamos. A todos nos toca denunciar y crear nuevas respuestas a las nuevas pobrezas, con amor y en colaboración con las instancias civiles de la sociedad y con todos los hombres de buena voluntad.

Hablando de dinero y siguiendo al Papa Benedicto XVI en su primera encíclica, la caridad nos exige equilibrar los presupuestos de nuestras comunidades y parroquias entre sus tres pilares fundamentales, la catequesis, el culto y la caridad. En general el culto se lleva la mayor parte del personal, de las infraestructuras y del dinero. La proclamación de la fe va teniendo más recursos, pero los pobres y sus problemas suelen estar bastante más olvidados del personal y de los presupuestos.

Mientras no cambien las mentalidades y los criterios con que se organiza la economía de la Iglesia, los que están con los pobres tendrán que servirles desde mucha impotencia y con deudas. Al mismo tiempo y para otras causas menos evangélicas, abundan escandalosamente los dineros y las personas.


LORENZO TOUS
lorenzo@dabar.net



PARA CONSIDERAR Y REFLEXIONAR EN GRUPOS

No podéis servir a Dios y al dinero
(Lc 16, 13)

Sugerencias, preguntas, cuestiones
-Revisar nuestra idea de autoridad política. Su sentido. Críticas actuales a la autoridad
-¿creemos en la voluntad salvífica universal de Dios? Imaginemos formas de concretarla en quienes no comparten nuestras convicciones

“Sé padre para los huérfanos y marido para las viudas, y Dios te llamará hijo”. (Eclesiástico, 4, 10).
- ¿ Conozco a pobres concretos? ¿Qué trato tengo con ellos?
- ¿ Qué sentimientos me vienen cuando comparto con ellos mi tiempo?
- ¿ Me siento superior a ellos? ¿ Por qué? ¿Lo soy de verdad?
- ¿ Busco las causas de sus males para atacarlas en la medida de mis posibilidades?
- ¿ Cómo reacciono cuando me siento impotente ?


PARA LA ORACION

Señor, tu has puesto la plenitud de la ley en el amor a ti y al prójimo. Nosotros muchas veces no sabemos verte en el pobre, el preso, el atribulado o el excluido.
Ayúdanos a comprender que “si uno no ama al hermano suyo a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve”. (1 Juan 3, 17-18).
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Te presentamos, Señor, con este pan y vino los problemas de tantos hermanos nuestros que, a causa de la crisis económica, sufren por no poder cubrir las necesidades de su familia.
Que tu Espíritu transforme nuestro corazón también y nos dé su amor para que seamos sensibles, compasivos y solidarios.
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Te damos gracias, Padre, porque viendo el ejemplo de Jesús, nuestro Maestro, aprendemos los verdaderos valores que dan sentido a la vida.
Él estuvo con los pobres y desgraciados como testigo de tu amor paternal con los excluidos de la sociedad.
Él denunció la injusticia, el egoísmo y la avaricia de los hombres.
No buscó el poder; la mentira no estuvo en sus labios.
El amor eficaz, comprometido y fiel fue el norte de su vida. Por eso los que se encontraban con Él, encontraban la salvación de todos sus males.
Su ejemplo es nuestra luz en medio de nuestro mundo oprimido por las injustas decisiones de los poderosos.
Ante esta situación de dolor y de muerte el Espíritu Santo nos da fuerzas y esperanza para vivir según los criterios de Jesús.
Por eso te damos gracias y te alabamos con todos los ángeles y santos.
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Nos hemos alimentado, Señor, del Pan del cielo y de tu Palabra.
Salimos con alegría robustecidos en la fe .
Queremos ser administradores de los bienes recibidos alegrando con nuestra solidaridad la vida de los pobres.



LA MISA DE HOY

MONICIÓN DE ENTRADA
Con alegría nos reunimos, hermanos, para celebrar nuestra fe en este día del Señor. Hoy el mensaje de su palabra nos enfrenta con la administración de nuestros bienes. Dispongámonos a profundizar en la Palabra de Dios y reformar nuestra conducta.

SALUDO
El Espíritu de Dios, que es amor y gozo, esté con todos vosotros.

ACTO PENITENCIAL
“Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia” (Sal 32, 18), dirijámonos , pues, a Él confiadamente. “Él modeló cada corazón y comprende todas sus acciones”.
-“Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti” (Sal 32, 22). Señor, ten piedad.
-“Yo confieso mi culpa, me aflige mi pecado”. ( Sal 137, 19). Cristo, ten piedad.
-“Socórrenos, Dios salvador nuestro...perdona nuestros pecados a causa de tu nombre”. (Sal 78, 9). Señor, ten piedad.
Que tu paz, Señor, inunde nuestros corazones, como lo esperamos de ti. Por Jesucristo nuestro Señor.

MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA
El profeta Amós denuncia la corrupción de su sociedad que se concentraba en el comercio injusto. Aquellos comerciantes consideraban el descanso sabático como una fastidiosa interrupción del negocio; hacían de los pobres una mercancía humana; los obligaban a venderse por deudas mezquinas.

SALMO RESPONSORIAL (Sal 112)
Alabad al Señor, que alza al pobre.
Alabad, siervos del Señor, alabad el nombre del Señor. Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre.
Alabad al Señor, que alza al pobre.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos, su gloria sobre los cielos. ¿Quién como el Señor, Dios nuestro, que se eleva en su trono y se abaja para mirar al cielo y a la tierra?
Alabad al Señor, que alza al pobre.
Levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para sentarlo con los príncipes, los príncipes de su pueblo.
Alabad al Señor, que alza al pobre.

MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA
No hay categorías de hombres excluidos de la salvación, por eso san Pablo recomienda que la oración sea universal, para que toda la sociedad goce de paz y tranquilidad.
Recomienda también la acción de gracias por todo lo que tiene de bueno la vida.

MONICIÓN A LA LECTURA EVANGÉLICA
La parábola del Evangelio de hoy nos enseña que el amor y servicio al dinero es una idolatría. Hay que optar entre dos señores: o servir a Dios o servir al dinero. Es necesario actualizar el mensaje de esta parábola.

ORACIÓN DE LOS FIELES
“Cuando uno grita, el Señor lo escucha y lo libra de sus angustias; el Señor está cerca de los atribulados, salva a los abatidos”. ( Sal 33, 18-19). Presentemos, pues, confiadamente nuestras necesidades al Señor. Respondamos: Ayúdanos, Señor.
- Padre, escucha los gemidos de los padres, que, al perder el trabajo, no pueden alimentar a sus hijos. Oremos.
- Padre, toca el corazón de los ricos para que sean más generosos con los pobres. Oremos.
- Padre, dirige las decisiones de los gobernantes para que nuestra sociedad sea más justa y más humana. Oremos.
- Padre, a veces nuestras comunidades se preocupan más del culto que de los pobres. Oremos.
- Padre, nuestra presentación del evangelio convence hoy a muy pocos; los sacerdotes necesitan renovarse. Oremos.
- Padre, los laicos y las mujeres cuentan poco en esta iglesia tan clericalizada. Oremos.
- Padre, falta más transparencia en la administración de los bienes de la Iglesia. Oremos.
- Padre, conoces las peticiones que llevamos ocultas en el corazón. Oremos.
- Padre, todos tenemos difuntos en el cielo que interceden por nosotros. Queremos tener más fe en la vida eterna. Oremos.
Oración: Padre, tu eres Padre de huérfanos y defensor de viudas, escucha las peticiones que te hemos presentado con confianza por nuestros hermanos y por nosotros. Por Jesucristo nuestro Señor.



CANTOS PARA LA CELEBRACION

Entrada. Tú eres el Dios de los pobres (Misa nicaragüense); Cerca está el Señor (1CLN-731); Cristo es el camino (disco “Dios es amor”); Me adelantaré.
Salmo. LdS.
Aleluya. 2CLN-E 17 (Deiss).
Ofertorio. Cuando un niño con hambre pide pan (disco “Ven, Señor”).
Santo. 1CLN-I 5.
Comunión. Cuando el pobre nada tiene (Manzano); Día de fiesta en tu altar (Erdozáin, disco “12 Canciones religiosas y litúrgicas para el s. XXI”); Con vosotros está (Manzano, 1CLN-723).
Final. Somos administradores (Palazón).



Director: José Ángel Fuertes Sancho •Paricio Frontiñán, s/n• Tlf 976458529 Fax 976439635 • 50004 ZARAGOZA
Tlf. del Evangelio: 976.44.45.46 - Página web: www.dabar.net - Correo-e: dabar@dabar.net

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WebJCP | Abril 2007