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sábado, 28 de agosto de 2010

CATEQUESIS: XXII Domingo del Tiempo Ordinario (Lc 14, 1.7-14) - Ciclo C: La sinceridad y la modestia


Publicado por Catequistas.org

1. Lectura de la Palabra de Dios

En esta jornada dominical, la Iglesia nos presenta una serie de consignas de vida cristiana, cuyas raíces ya se encuentran en el Antiguo Testamento, sobre todo en los libros sapienciales.
Por eso no ofrece un hermoso texto del libro del Eclesiastés, escrito por un autor llamado Jesús ben Sira (Se le llama también el libro del siracida) Pero son las consignas de sencillez y de humildad de vida que nos sugiere y nos ofrece el texto de san Lucas, que recoge todo un programa de vida conforme al Evangelio.

Primera Lectura. Siracida (Eclesdiástico) 3.17-18 y 23-25


Hijo mío, realiza tus obras con modestia y serás amado por los que agradan a Dios. Cuanto más grande seas, más humilde debes ser, y así obtendrás el favor del Señor, porque el poder del Señor es grande y él es glorificado por los humildes.
No pretendas lo que es demasiado difícil para ti, ni trates de indagar lo que supera tus fuerzas: reflexiona sobre lo que te ha sido mandado, porque a ti no te conciernen las cosas secretas.
No te ocupes de cosas que están por encima de ti: lo que te ha sido revelado ya es demasiado para la inteligencia.
Porque muchos se extraviaron por sus especulaciones y su imaginación perversa falseó sus pensamientos. Si no tienes pupilas, te faltará la luz; si careces de ciencia, no afirmes nada.
El hombre obstinado termina mal, y el que ama el peligro perecerá en él. El corazón obstinado soportará muchos males, y el porque una planta maligna ha echado raíces en él.
El corazón inteligente medita los proverbios y el sabio desea tener un oído atento.


Segunda lectura. Hebreos 12. 5-7 y 11-13


Hermanos. Habéis echado en olvido la exhortación que como a hijos se os dirige: Hijo mío, no menosprecies la corrección del Señor; ni te desanimes al ser reprendido por él. Pues a quien ama el Señor, le corrige; y azota a todos los hijos que acoge.
Sufrís para corrección vuestra. Como a hijos os trata Dios, y ¿qué hijo hay a quien su padre no corrige?
Mas si quedáis sin corrección, cosa que todos reciben, señal de que sois bastardos y no hijos
Además, teníamos a nuestros padres según la carne, que nos corregían, y les respetábamos. ¿No nos someteremos mejor al Padre de los espíritus para vivir?
¡Eso que ellos nos corregían según sus luces y para poco tiempo!; mas él, para provecho nuestro, en orden a hacernos partícipes de su santidad.
Cierto que ninguna corrección es de momento agradable, sino penosa; pero luego produce fruto apacible de justicia a los ejercitados en ella.
Por tanto, levantad las manos caídas y las rodillas entumecidas
y enderezad para vuestros pies los caminos tortuosos, para que el cojo no se descoyunte, sino que más bien se cure.



Tercera Lectura: Lucas 14. 1 y 7-14



La relación de Jesús con los fariseos siempre fue tensa. Ellos disicumlaba y Jesús era el modelo de la transparencia y de la verdad.

"Y sucedió que, habiendo ido en sábado a casa de uno de los jefes de los fariseos para comer, ellos le estaban observando.
Había allí, delante de él, un hombre hidrópico. Entonces preguntó Jesús a los legistas y a los fariseos: "¿Es lícito curar en sábado, o no?"
Pero ellos se callaron. Entonces le tomó, le curó, y le despidió.
Entonces les dijo: "¿A quién de vosotros se le cae un hijo o un buey a un pozo en día de sábado y no lo saca al momento?"
Y no pudieron replicar a esto. Notando cómo los invitados elegían los primeros puestos, les dijo una parábola:
"Cuando seas convidado por alguien a una boda, no te pongas en el primer puesto, no sea que haya sido convidado por él otro más distinguido que tú, y viniendo el que os convidó a ti y a él, te diga: "Deja el sitio a éste", y entonces vayas a ocupar avergonzado el último puesto.
Al contrario, cuando seas convidado, vete a sentarte en el último puesto, de manera que, cuando venga el que te convidó, te diga: "Amigo, sube más arriba." Y esto será un honor para ti delante de todos los que estén contigo a la mesa.
Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado."
Dijo también al que le había invitado: "Cuando des una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos te inviten a su vez, y tengas ya tu recompensa. Cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos; y serás dichoso, porque no te pueden corresponder, pues se te recompensará en la resurrección de los justos."


2. Reflexión y comentario


La Iglesia nos recuerda en esta jornada dominical esas consignas de Jesús, pues ella es mensajera de las doctrinas y de las formas de vida del Maestro. Presenta unas consignas exigentes, pero bondadosas, con la intención de reflejar los consejos de Jesús. Y lo hace para que pongamos en práctica tales enseñanzas y no sólo para que las admiremos.
Son consignas que deben inspirar al hombre en este mundo. Y son cosas tan naturales que todos las tienen que ver como naturales y aceptable por todos
Jesús pasó por la tierra haciendo el bien, pero también sirviendo de modelo con sus actitudes y con sus ejemplos. Cuando él habla de humildad, es porque antes ha vivido humildemente. Y cuado recomienda generosidad, es porque nadie hay más generoso que él.
Las consignas de Jesús son sencillas, claras y llenas de vitalidad. En este domingo se centran en la humildad y en la modestia.
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¿Qué es la humildad? Virtud cristiana que tiene la persona sencilla y virtuosa que sitúa sus cualidades o méritos por debajo de lo que realmente los demás consideran justo. Lo contrario es la soberbia, que lleva a ensalzarse sin bases objetivas y reales.
La humildad es virtud evangélica recomendada por Cristo y por sus seguidores. En siete textos evangélicos la recuerda Jesús y en 31 ocasiones los otros escritos neotestamentarios recogen el término griego “tapeinos” (humilde) o “tapeinoo” (humillarse)
Por eso la Iglesia proclamó pronto el mensaje de la humildad. “Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón.” (Mt. 11.29). “El que se ensalza será humillado, el que se humilla será ensalzado.” (Lc. 14.11). Y siempre consideró a María Santísima como modelo de este valor: “El señor ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava” (Lc. 1.48)
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Y que es la modestia. Virtud cristiana que consiste en la moderación en las manifestaciones de la propia persona, tanto en lo físico (delicadeza, decoro, recato, pudor) como en lo psicológico (discreción, sencillez, re serva, moderación, humildad).
La modestia como virtud requiere cultivo del sentido común y de la prudencia en las manifestaciones de las propias cualidades. Basta analizar las actitudes contrarias de ostentación, orgullo, arrogancia, vanidad, para entender lo importante que resulta en educación formar en los sentimientos hermosos de la sencillez y de la llaneza.
Fomenta el afán de pasar con sencillez ante los demás. Es cualidad personal que hace suave el trato, humildes las formas de hablar y actuar, moderados los deseos, neutros o nulos los alardes. No se debe confundir con la simplicidad, entendida como carencia de suficiente perspicacia para advertir la realidad, para intuir la intencionalidad ajena, para dilucidar la conveniencia de la acción.
La sencillez es virtud que siempre termina agradando a los demás. La simplicidad es defecto que conduce a la ironía ajena y a la insatisfacción propia. Dios quiere espíritus sencillos, pero prudentes. La virtud está en la limpieza de vida, no en la ingenuidad de las acciones
Todos estos rasgos, gestos o valores son los que resaltan en los textos bíblicos que la Iglesia nos propone en esta jornada dominical.


3. Guión para una catequesis



1. Se puede leer cada frase del programa de vida que se presenta en la primera lectura y luego se puede leer los rasgos que se presentan en la segunda. Se van sacando aplicaciones prácticas de qué deberemos hacer para cumplir con lo que aquí se nos dice.
Y podemos hacer un resumen de formas de comportarnos para cumplir lo que indica en el Evangelio.


2. También resulta interesante el ver lo contrario como algo rechazable. A partir de las palabras “virtuosas”: humildad, sencillez, modestia, honradez, rectitud, moderación, compostura, etc. podemos hacer listas de palabras que indiquen los vicios contrarios: soberbia, orgullo, hipocresía, arrogancia, insolencia, jactancia, altivez, vanidad, suficiencia, afectación, disimulo.
Con todas estas palabras se puede diseñar la figura o fotografía del hombre humilde y evangélico, y del hombre soberbio y anticristiano.


3. Interesante será explorar otros textos evangélicos y adornar la fotografía dibujada de algunas referencias – al menos media docena -, evangélicas. Es fácil hacerlo si se tiene un poco de paciencia y se sabe explorar los textos, cosa que es conveniente hacer con los alumnos


4. Será hermoso perfilar un periódico mural con los textos logrados, pero adornando con algunos gráficos, como caricaturas o recortes de prensa gráfica que vayan reflejando el modo de presentarse de cada figura o personaje que se puede esconder en cada palabra citada.


5. Después se podría reflejar una encuesta realizada por los mismos catequizandos entre algunas personas ajenas al grupo. Se puede proponer la doble cuestión: ¿Cuál de estas palabras, las referentes a virtudes, resultan más agradables? ¿Cuál de las palabras negativas, las relativas al vicio, resultan más desagradables? Se toman los datos y se exponen ante los demás.
6. Será interesante terminar el catecismo con una plegaria titulada “oración del hombre humilde”, comenzando así: “Jesús, manso y humilde de corazón. Te pedimos…” Se puede redactar esta plegaria por todos los miembros del grupo, haciendo cada uno una frase que uno de ellos puede ir escribiendo en la pizarra o en un papel grande. Y también se puede recitar luego todos juntos, con sinceridad de corazón.


4. Ejercicios con catequizandos


- Para pequeños

- Hacer un concurso de dibujos, pintando dos cada nuiño: un hombre sencillo y agradable y un hombre soberbio y desagradable, jactancioso y presumido. Cada dibujo tiene que ir con una palabra: positiva el agradable o negativa el desagradable. Se indica así la virtud que se pretende resaltar con el dibujo agradable o el vicio que se intenta reflejar con el desagradable. Se exponen los resultados y se hace una estadística de los términos más repetidos.


- Niños medianos

- Inventar una parábola como la que Jesús relata en el texto evangélico cuando aconseja no buscar los primeros puestos sino preferir los últimos por humildad. Luego se pueden leer todas, o la mayor parte, en busca de las tres o cuatro mejores, tanto para reflejar la virtud del bien obrar como para reflejar las del mal obrar.

- Mayores y Preadolescentes
Fabricar un relato o narración relacionados con los comportamientos que quedan recogidos en los textos evangélicos del día. Fabricarlo en forma de artículo periodístico y exponerlo durante unos días en las cartelera de la clase o en las pared de la sala donde se hace la reunión.

Buscar en la Historia dos tres personajes que ha sido emblemas de soberbia y vanidad… (Napoleón, Hitler, Degaule); o de humildad (Gandi, Oscar Romero, Teresa de Calcuta). Decir de cada uno en qué se aleja o se acerca al mensaje del texto evangélico que ocupa el presente domingo. Hacer la lista de todos los aludidos entre todos los participantes y tratar en grupo de reflejar lo que es común a cada grupo de ellos, el de los virtuosos y el de los viciosos


5. Complementos para la reflexión



Vocabulario básico: , Fortaleza, Prudencia, nobleza, sinceridad, Soberbia, humildad, virtud, vicio, pecados capitales verdad, paz.


Puede consultarse directamente en la pg. web
www.lasalle.es/catequesis2
En el formato de la Enciclopedia Wikipedia
en: www.lasalle.es/catequesis


Libros buenos recomendables


La virtud de la prudencia (2005) . Díaz, Carlos. Editorial Mad, S.L.
Unificación personal y experiencia cristiana : vivir y orar con la sabiduría del corazón (2004) García-Monge, José Antonio Editorial Sal Terrae
Las virtudes fundamentales (2007) Pieper, Josef. Ediciones Rialp, S.A.
Virtudes de un cristiano (1999) Keenan, James F. Ediciones Mensajero, S.A. Unipersonal
En busca de las virtudes perdidas (2001) Pronzato, Alessandro. Ediciones Sígueme, S.A.

El libro de las virtudes de siempre: ética para profesores (2002) Marqués, Ramiro. Editorial Desclée de Brouwer, S.A

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WebJCP | Abril 2007