LUGAR DE ENCUENTRO DE LOS MISIONEROS DE TODO EL MUNDO
MISIONEROS EN CAMINO: Evangelio Misionero del Dia: 02 de Julio de 2010 - XIII Semana del T.O. Ciclo C
NO DEJES DE VISITAR
www.caminomisionero.blogspot.com
El blog donde encontrarás abundante material para orar y meditar sobre la liturgia del Domingo. Reflexiones teológicas y filosóficas. Videos y música para meditar. Artículos y pensamientos de los grandes guías de nuestra Iglesia y Noticias sobre todo lo que acontece en toda la vida eclesial
Fireworks Text - http://www.fireworkstext.com
BREVE COMENTARIO, REFLEXIÓN U ORACIÓN CON EL EVANGELIO DEL DÍA, DESDE LA VIVENCIA MISIONERA
SI DESEAS RECIBIR EL EVANGELIO MISIONERO DEL DÍA EN TU MAIL, DEBES SUSCRIBIRTE EN EL RECUADRO HABILITADO EN LA COLUMNA DE LA DERECHA

jueves, 1 de julio de 2010

Evangelio Misionero del Dia: 02 de Julio de 2010 - XIII Semana del T.O. Ciclo C


Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 9, 9-13

Jesús vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: «Sígueme». Él se levantó y lo siguió.
Mientras Jesús estaba comiendo en la casa, acudieron muchos publicanos y pecadores, y se sentaron a comer con Él y sus discípulos. Al ver esto, los fariseos dijeron a los discípulos: «¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?»
Jesús, que había oído, respondió: «No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Vayan y aprendan qué significa: "Yo quiero misericordia y no sacrificios". Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores».

Compartiendo la Palabra
Por Severiano Blanco cmf

Queridos hermanos:

El comportamiento de Jesús que nosotros solemos contemplar como admirable y edificante no pudo resultarlo para muchos de sus contemporáneos. En aquella sociedad, no ya muy religiosa sino totalmente religiosa, el hombre de Dios debía ajustar su vida a una serie de convencionalismos indiscutidos. Y aquí viene el desconcierto causado por Jesús. Él, que no cesa de pregonar la voluntad del Padre e invitar a vivir de acuerdo con ella, a veces parece alejarse, escandalosamente, de ella.

En aquel ambiente socio-religioso se establecía una separación nítida entre justos y pecadores, puros e impuros, con unos claros patrones para asignar su puesto a cada uno. Los “publicanos” o recaudadores de impuestos pertenecían inconfundiblemente al sector de “los malos”, y no sin motivo. Su oficio los exponía a la tentación constante de trampear, cobrando más de lo legalmente establecido y quedándose con una parte de lo recaudado. Eran además traidores a la patria, pues estaban al servicio del poder romano de ocupación. Y el contacto con los representantes de dicho poder, paganos, los hacía incurrir en “impureza”.

En la escena evangélica de hoy, el escándalo producido por Jesús es mayúsculo: no es un hombre “prudentemente” amplio, que tolera que algún publicano se le acerque; es él mismo quien llama a Mateo a su seguimiento y quien, para exasperación de todos los “observantes”, parece complacerse en que “publicanos y pecadores” se sienten a la mesa con él. La coplilla se la gano a pulso: “comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores” (Mt 11,19).

Ayer veíamos a la multitud admirada de la “autoridad” de Jesús, que perdonaba pecados. Hoy esa autoridad se torna libertad que descoloca. Ya no se sabe dónde está lo santo y dónde lo apestado. El Jesús que tiene halo inconfundible de profeta, de hombre de Dios, opta por los pecadores, por los que todos entendían como “desagradables” a Dios. Su inmenso manto de misericordia arropa a “los otros”, a quienes correspondía “estar fuera”. Indudablemente el proceso religioso contra Jesús no se originó de la noche a la mañana. La desorientación causada por su proceder queda bien de manifiesto en la conocida pregunta-admiración de los guías religiosos de Israel: “¿hasta cuándo nos vas a tener en vilo” (Jn 10,24).

Y Jesús sigue descolocando hoy a su Iglesia, a cada uno de nosotros, que desde niños fuimos enseñados a huir de las “malas compañías”. Muchos cristianos, por diversos motivos, a veces bien razonables, se están quedando fuera. Los ensayos de pastoral de alejados, de atención a excluidos de los sacramentos, o a excomulgados, no acaban de adquirir carta de plena ciudadanía. Si nos fijamos en Jesús algo queda claro: en caso de equivocarnos, es preferible que se deba a exceso de misericordia.

0 comentarios:


WebJCP | Abril 2007