Publicado por AICA
El obispo emérito de Viedma, monseñor Miguel Esteban Hesayne, consideró que “en la Argentina post-cristiana que estamos viviendo, en la que reina una gran confusión sobre el tema de la pobreza, es necesario clarificarlo con el Evangelio en la mano para encarar la situación de marginación y exclusión de millones de argentinos”.
Tras advertir que el país transita “una de sus mayores contradicciones de su historia porque siendo sumamente rico lo disfrutan unos pocos a costa de la indigencia de muchos”, estimó que hay que “abrir los ojos para abrir el corazón”.
“No una exageración retórica ni slogan político o ideológico ni un programa televisivo. Se trata de bajarse de autos y tanto más de aviones y fijarse en rostros tristes y demacrados, al borde de la muerte prematura, debilitados por falta de alimento en un país que puede satisfacer, hay que repetirlo una y mil veces, a 350.000.000 de estómagos humanos”.
El prelado aseguró que por esto la pobreza, pero sobre todo los pobres, son un “escándalo” social, político y hasta religioso, mientras “sigamos no escuchando el clamor de hambrientos argentinos”.
El obispo emérito consideró que esto puede ser “peor aún si tranquilizamos nuestra conciencia aceptando promesas, vengan de donde vengan, esperando que otros calmen alguna tempestad social que perturbe nuestro buen pasar”.
“Por eso, los obispos argentinos venimos levantando la voz, para alertar a la Iglesia–comunidad de seguidores de Jesús, en primer lugar y a quienes tengan buena voluntad -sean gobernantes o no– para que cada uno, desde sus posibilidades, reparemos el pecado social que atenta contra el amor de Dios en una gravísima indiferencia a hermanos y hermanas carenciados. Y en esta situación límite que nos urge a un compromiso pastoral heroico se hace incomprensible que haya miembros de la Iglesia Católica que piensen en intenciones de política partidista la voz evangelizadora del Papa y los obispos cuando intercedemos por los pobres en la Argentina”, se quejó.
Monseñor Hesayne calificó esa posición como “un infundio”, porque, explicó, “hace décadas y de diversas formas, venimos bregando por una justicia social largamente esperada. Porque queremos ser fieles a Jesús y su Evangelio y dar la buena noticia a los pobres conforme a las mismísimas palabras programáticas de Jesús al comienzo de su vida pública”.
“Qué otra buena noticia se puede dar al pobre sino pan, techo, salud, educación, trabajo, recreación, y Dios. Es decir, hacerlos pasar de una simple ayuda a que sean capaces de construir su propia historia. Por esto, clamamos por políticas desde los pobres a todos, no en contra de nadie sino a favor de todos”, concluyó.+
Texto completo de la reflexión
AICA - Toda la información puede ser reproducida parcial o totalmente, citando la fuente
Tras advertir que el país transita “una de sus mayores contradicciones de su historia porque siendo sumamente rico lo disfrutan unos pocos a costa de la indigencia de muchos”, estimó que hay que “abrir los ojos para abrir el corazón”.
“No una exageración retórica ni slogan político o ideológico ni un programa televisivo. Se trata de bajarse de autos y tanto más de aviones y fijarse en rostros tristes y demacrados, al borde de la muerte prematura, debilitados por falta de alimento en un país que puede satisfacer, hay que repetirlo una y mil veces, a 350.000.000 de estómagos humanos”.
El prelado aseguró que por esto la pobreza, pero sobre todo los pobres, son un “escándalo” social, político y hasta religioso, mientras “sigamos no escuchando el clamor de hambrientos argentinos”.
El obispo emérito consideró que esto puede ser “peor aún si tranquilizamos nuestra conciencia aceptando promesas, vengan de donde vengan, esperando que otros calmen alguna tempestad social que perturbe nuestro buen pasar”.
“Por eso, los obispos argentinos venimos levantando la voz, para alertar a la Iglesia–comunidad de seguidores de Jesús, en primer lugar y a quienes tengan buena voluntad -sean gobernantes o no– para que cada uno, desde sus posibilidades, reparemos el pecado social que atenta contra el amor de Dios en una gravísima indiferencia a hermanos y hermanas carenciados. Y en esta situación límite que nos urge a un compromiso pastoral heroico se hace incomprensible que haya miembros de la Iglesia Católica que piensen en intenciones de política partidista la voz evangelizadora del Papa y los obispos cuando intercedemos por los pobres en la Argentina”, se quejó.
Monseñor Hesayne calificó esa posición como “un infundio”, porque, explicó, “hace décadas y de diversas formas, venimos bregando por una justicia social largamente esperada. Porque queremos ser fieles a Jesús y su Evangelio y dar la buena noticia a los pobres conforme a las mismísimas palabras programáticas de Jesús al comienzo de su vida pública”.
“Qué otra buena noticia se puede dar al pobre sino pan, techo, salud, educación, trabajo, recreación, y Dios. Es decir, hacerlos pasar de una simple ayuda a que sean capaces de construir su propia historia. Por esto, clamamos por políticas desde los pobres a todos, no en contra de nadie sino a favor de todos”, concluyó.+
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