Mons. Joaquín Piña y el sentido de la política Publicado por Misiones en el Mundo | |
Como todos sabemos, la política es el arte del Bien común, de cómo organizar la sociedad-la “Polis”- para que todos puedan vivir con dignidad como corresponde. Yo siempre distingo la “alta política” de la “baja política”. Esta última, muchas veces, está relacionada con el partidismo, la lucha por el poder y la confrontación que tiene que darse en una sociedad democrática pero que no son fáciles de controlar. Pero la política no es una profesión exclusiva de unos pocos. En realidad, todos debemos, de alguna manera, preocuparnos, participar e incluso comprometernos en la construcción de la sociedad. Ese dicho de que la Iglesia no debe hacer política es en el fondo un mito. ¿Quién influyó más en la caída del Comunismo que Juan Pablo II? Y era una cuestión bien política... Incluso anteriormente, en los comienzos de la Democracia Cristiana, Papas como Pío XI y Pío XII, estuvieron muy comprometidos apoyando la Democracia Cristiana. Creo que en la Iglesia, tenemos que clarificar muchos de estos conceptos y profundizar el verdadero sentido del compromiso político. Sobre todo debemos acompañar y alentar a los laicos para que participen en ese ámbito tan importante para la comunidad ciudadana. Esa ha sido, en nuestra diócesis de Iguazú, una de nuestras prioridades: promover las Escuelas de Ciudadanía para dar formación política a nuestros fieles y que la gente no se deje engañar así nomás. Estoy convencido de que hay buenos políticos para apoyar y posibles buenos candidatos políticos para formar y apoyar.
MeM: Cómo obispo... ¿qué te motivó y te llevó a participar en política?
Yo he estado al frente de la Diócesis de Iguazú durante 20 años porque desde la creación de la diócesis, he sido su primer obispo. Dentro de las prioridades de nuestra diócesis, siempre tuvimos en cuenta lo social, debido a las características propias de la población de la diócesis: una población rural, de zona de frontera, que muchas veces ha sido despojada de sus derechos más elementales y de su dignidad de hijos de Dios. Uno de los pilares de nuestra acción evangelizadora fue la pastoral social, la defensa de la tierra y una justicia equitativa para todos, es decir las aspiraciones fundamentales de nuestra realidad como provincia. El año pasado, el actual gobernador Carlos Rovira intentó reformar la constitución para poder ser reelegido indefinidamente. Y esa pretensión provocó la reacción de todos los misioneros que dijeron: “Esto es inaceptable.” Con ese error, Rovira consiguió lo que otros nunca habían logrado: unir a todos en su contra. La gente me decía que teníamos que unirnos como oposición para hacer algo. Estaban unos trece partidos políticos, los sindicatos, las ONGs, la Iglesia Católica y las Iglesias reformadas... que conformaron lo que luego fue el F.U.D. –el “Frente Unido por la Dignidad”, con ese nombre tan significativo. Luego cuando ganamos la elección, la gente me atribuyó a mí el triunfo frente al oficialismo, lo cuál no es cierto porque se trató del triunfo de todo un pueblo, que había tomado conciencia. Fue el pueblo misionero en su conjunto, que se había puesto de pie para defender su dignidad, mostrando una madurez cívica inimaginable unos meses antes. Ahora, volví a repetir lo que había dicho desde el principio, que yo no era un político y que no aspiraba a ningún cargo público. Ya había cumplido mi misión, acompañando al pueblo misionero en la defensa de su dignidad. Como en mi caso, el F.U.D. también parece haber cumplido su misión, pero nos dimos cuenta de que no podíamos tirar por la borda el caudal de confianza que la gente había depositado en nosotros. Nos planteamos la posibilidad de convertir el Frente en un Foro Social permanente por la Dignidad, cuyo objetivo prioritario iba a ser mejorar el tema de la justicia reclamando por la recuperación de la independencia del poder judicial. La política en sí, no es mala, lo que los corruptos han hecho no es verdadera política sino politiquería. Pero si queremos un cambio, hay que buscar gente nueva con un espíritu.
MeM: ¿Qué les diría a los fieles que se sienten defraudados por la democracia y la política para que vuelvan a creer que este sueño es posible?
Les diría que tengan la seguridad que la vieja política se va a acabar. Los partidos tradicionales están desacreditados y la vieja política no puede sostenerse. Pero hay que creer en la verdadera política que consiste en la construcción de un mundo mejor. La sociedad se tiene que organizar de alguna manera y un nuevo modelo depende de nosotros. Los católicos no podemos quedarnos a un lado del camino o desinteresarnos. Debemos predicar un Evangelio que nos enseñe a vivir como hermanos. El compromiso político del cristiano tiene sentido. El Reino de Dios no es un Reino celestial sino que comienza aquí en la Tierra.
Mons. Joaquín Piña s.j.
Obispo emérito de la Diócesis de Iguazú (Prov. de Misiones)
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