Leonardo Grisales Villan, mxy.
bin27@yahoo.es
Cuando llegué a Kenya, hace ya mas de cuatro meses, las cosas mostraban que el panorama para las elecciones estaba complicado, pues después de bastante tiempo se daba la oportunidad para que la alternancia en el poder, símbolo de la moderna democracia, mostrara sus frutos en un país con una prospera economía y con una ubicación estratégica dentro de la escena del África del este, además de ser puente con el Asia con quien se establecen muchas relaciones mercantiles y culturales, desde la misma población que de ese continente vive aquí.
Ciertamente nadie se esperaba que después de unas controversiales elecciones y la supuesta alteración de los resultados se concibiera una ola de violencia nunca vista en el país, sobretodo después de mas de 40 años de relativa calma que siguieron a la declaración de la independencia del pueblo Keniano de la corona Británica. Ver por la televisión y escuchar por la radio como eran quemadas las casas, incluso una iglesia de una confesión cristiana o el desplazamiento de miles de habitantes hacia los países vecinos de Uganda y Tanzania, cosas que parecen inverosímiles se vivieron en este país en los primeros dias del año, después de que fuera anunciado ganador el actual presidente Mwai Kibaki sobre Raila Odinga, el líder de la oposición.
Tal vez lo que poco se ha sabido en el mundo es que el conflicto no es algo sumamente nuevo, como en todas las situaciones de violencia siempre hay algo que esta en el fondo que incita al pueblo a manifestar su inconformidad por las vías de hecho. En Kenya conviven cerca de 49 tribus que aún conservan 44 de sus lenguas tradicionales, el factor tribal como es bien sabido es un factor decisivo en la aceptación del africano como tal y Kenya no es la excepción, la tribu mayoritaria es la Kikuyu a la cual pertenece el actual presidente de la republica, los cuales después de la colonización inglesa lograron quedarse con las tierras mas productivas del país ubicadas principalmente en el Rift Valley, esto generó el desplazamiento de varias tribus hacia lugares mas áridos y con menos oportunidades de desarrollo. Entre las tribus desplazadas estuvieron los Luos, la tribu a la que pertenece Raila Odinga, y los Luhya. Pero también a esto se le aúna una serie de conflictos tradicionales entre otras tribus como los Samburus y Turkana en el norte y en el área central cerca de Nairobi entre los Kalenjin y los Luos a su vez. Es decir esta situación de violencia generada por la alteración de los resultados electorales desencadenó que estos odios que por muchos años se han mantenido dentro del pueblo resurgieran y tomara como consecuencia el ataque de cierta tribu contra aquella a la que considera como su rival.
Esto es lo que se ha presentado en estos dias en las ciudades de Kisumu y Eldoret, donde tales odios entre Luos y Kikuyo, provocaron el desplazamiento de los segundos hacia las fronteras. Después de esto, los Kalenjin se enfrentaron a los Luos en Kisumu, Nakuru y últimamente en Nyahururu, donde se han quemado los campamentos de los refugiados en los disturbios. El ex secretario de las Naciones Unidas, Koffi Annan ha estado tratando de mediar entre los dos bandos liderados por Kibaki y Raila, pero no se ha llegado a un cese completo de las hostilidades entre los diferentes grupos en todo el país, es mas ahora la situación se ha salido de las manos y poco a poco la violencia se esta generalizando a lo largo de la nación, provocando masivos desplazamientos forzados hacia las ciudades capitales.
En Nairobi no hemos sido ajenos a la situación, el Slum de Kibera, donde se encuentra la casa de formación nuestra, ha presenciado la muerte de mas de 15 personas a manos de los organismos de seguridad, quienes en pro de guardar el orden han disparado hacia las multitudes y estas han respondido quemando automóviles y casas que pertenecen a los Kikuyos y al estado, como son las oficinas de la empresa local de teléfonos Telkom y de la Posta, los correos nacionales de Kenya, en este sector popular de la ciudad. En dias pasados, el 20 de Enero para ser mas exactos, la multitud de manifestantes levanto las vías del tren dejando incomunicados a Uganda y Sudan con el puerto de Mombasa por donde entra la mayoría de las mercancías para estos países, pérdidas millonarias, no solo a Kenya, sino a estas naciones.
En el Norte del país donde trabajamos los misioneros de Yarumal las cosas no han estado fáciles, la ciudad de Mararal el centro de la diócesis vio como los manifestantes destrozaron la mayoría de los bienes estatales, como teléfonos públicos, oficinas del gobierno, etc., y los almacenes que pertenecen a los Kikuyos en esta ciudad. Ahora se ve la escasez de alimentos y la especulación por parte de algunos comerciantes que los ofrecen a precios elevados a quienes los quieren adquirir, y aquí no llega la ayuda internacional de la ONU que se ven en las noticias; Barsaloi, donde están los Padres Jhon Ruiz y Avelino Ledesma tratando de prestar la ayuda necesaria para mantener la situación controlada en las comunidades Samburu a su cargo, y en Tuum donde se encuentran los Padres Jairo Franco y William Rojano, quienes han tenido que lidiar con el conflicto samburu-turkana, que últimamente ante un ataque que recibió el pueblo samburu en Nyahururu se logra ver una especie de tregua para enfrentar a un enemigo común, como son vistos los Kalenjin, quienes se están acercando poco a poco al distrito Samburu. Actualmente se adelanta un proyecto de construcción de pozos de agua en el pueblo Turkana liderado por el Padre William Rojano, pero esto no distrae de la tensión que genera un posible enfrentamiento entre estos pueblos y esto ha producido que el tránsito hacia el norte ahora este detenido hasta que la situación mejore y el estado pueda retornar la seguridad al norte del país.
Ahora es cuando los países donantes de este proceso andan esperando la solución pronta de este conflicto supuestamente electoral, pero día a día las cosas se ponen peor para muchos kenyanos que han tenido que abandonar las áreas en conflicto temiendo por sus vidas y a la vez los extranjeros que por esta época venían a safaris o disfrutar de la costa en Mombasa han rehusado hacerlo, lo cual ha generado un masivo desempleo en el país en la zona turística de los parques naturales y la costa del Indico.
En estos contextos difíciles es cuando salta a escena la pregunta de donde esta Dios, que permite que toda esta violencia ocurra?, porque siendo hermanos nos destrozamos a machete los unos a los otros sin medir las consecuencias de nuestros odios sin sentido?. Nosotros en este momento no podemos ser ajenos a la realidad del pueblo kenyano, sino por el contrario, tratamos de seguir llevando el Mensaje de Esperanza y de Amor que no adormece las conciencias sino que por el contrario es liberador y transformador de la sociedad; ver todo lo que ha sucedido en este mes puede que nos entristezca pero no nos derrota, nos hace ver que falta mucho por hacer, que tenemos que mostrar un rostro hermano de Jesús que llene de fe y vida, que sea capaz de penetrar las conciencias y sanar los odios que vienen de mucho tiempo atrás y los que se están generando con esta violencia pos-electoral y tribal.
Es un reto, seguir aquí de cara al conflicto, seguir en el norte con nuestras comunidades afectadas por el abandono estatal, seguir en Kibera formándonos como misioneros en contextos difíciles, seguir adelante porque sabemos que Dios ha tomado partido por nosotros, porque el no abandona el pobre, sino que desde la injusticia y el odio de este mundo es capaz de humillarse para enseñarnos que el verdadero sentido de nuestra existencia es amar por encima de los complejos, sociales, políticos y tribales.
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