CUATRO PREJUICIOS CONDENAN A AFRICA
Elísio Assunção
director de Fátima Missionaria
Publicado por Antena Misionera
“Minada por el SIDA y la corrupción, Africa es un continente de violencia y vandalismo.
Los africanos viven en el tribalismo y son polígamos. Las mujeres tienen muchos hijos”
¿Quién no ha oído decir “verdades” como éstas u otras semejantes?
Publicado el 01 enero de 2008
Los países africanos, al sur del Sahara, enfrentan graves dificultades a pesar de los recientes progresos. Es innegable que la fragilidad de su economía persiste. Las democracias tardan en hacerse consistentes, los conflictos permanecen, la pobreza recorre del norte al sur el desempleo postra a los jóvenes y los barrios de chavolas crecen sin cesar. No es honesto callar todo lo que hay de bueno y escuchar los clichés creados por quien cede la tentación del sensacionalismo o de otros intereses.
1- “Los conflictos nacen del tribalismo”
El imaginario occidental está empapado de imágenes de matanzas que dieron la vuelta al mundo. Ciertos estribillos muestran a los africanos matándose unos a otros, envueltos en conflictos étnicos o tribales, marcados por la barbarie.
Para ciertos pseudo-especialistas, África se compara a un campo de batalla, devastado de norte a sur, por guerras interminables. Sin embargo cuando nos aproximamos y miramos de cerca este continente sufrido, nos damos cuenta de que los conflictos están localizados y afectan, cíclicamente, a ciertos países.
La propaganda alarmista intenta hacer olvidar la lección de la historia y enseña que las naciones se criaron en la sangre. No se puede exigir que el continente africano sea diferente o más sensato de lo que fueron otros a lo largo de la historia.
No es inteligente pensar que, al menor sobresalto que surja en cualquier país del continente, estamos de regreso en la barbarie; o clasificar todas las guerras civiles como un conflicto étnico o tribal. Tal actitud parte del prejuicio de que los africanos defienden a su tribu sólo a través de las armas. Son incapaces de hacer política, no tienen intereses ideológicos, ni políticos, ni sociales, ni económicos. África no sería más que un aglomerado de tribus hostiles unas con otras, que se matan entre sí obcecadas por la barbarie.
Atrocidades siempre se cometerán en conflictos y guerras. En el principio de un proceso está siempre un proyecto político y, muchas veces, las tribus y las étnias son utilizadas por los políticos para alcanzar sus intereses.
2- África no está preparada para la democracia
Es un estribillo continuamente repetido unas veces por desconocimiento, otras por condescendencia. La imagen de que “áfrica no está preparada para la democracia” es resultado de asaltos y manipulaciones a las urnas o de constantes conflictos postelectorales. Es resultado de una desconfianza respecto de todos aquellos que toman el poder y se perpetúan corrigiendo las constituciones de sus países. Puede darse aún la no aceptación de una democracia financiada por extranjeros para mantener en el poder a las empresas.
Si en áfrica existe una democracia no será más que una caricatura o una cierta imitación, dicen. O se trataría de una imposición forzada o condicionada a partir del exterior. Se señalan casos conocidos en Kenia, Malawi, Zimbabwe, Uganda.
Entre 1992 y 2000, dejaron el poder, después de un derrota electoral 14 jefes de estado mientras que en los treinta años anteriores sólo lo hizo uno. A finales de 2002, había aún 21, entra 53 jefes de estado africanos que estaban en el poder desde hacía más de quince años. Tres de ellos habían llegado al poder hacía más de treinta años.
A pesar de todo la dimensión democrática de África viene ya de los tiempos de Léopold Séndar Senghor en Senegaly de otros ejemplos que ilustran bien tal práctica. La democracia no es extraña a los africanos. Forma parte de su patrimonio, al menos en su línea de principio. No podemos olvidar que la democracia no se resume sólo en libertades. No puede subsistir sin la mejora de vida de los africanos.
África tiene que hacer su camino y su cultura es propicia a la democracia. Ésta es la cuestión con la que la clase política es confrontada.
Frecuentemente los políticos se muestran incapaces de dar una respuesta adecuada. Por el contrario, muchos de ellos están recuperando esta herencia, por modesta que sea. Los jefes de partido único de ayer se perpetúan hoy masacrando el pluralismo político. Los opositores de ayer acceden hoy al poder, comportándose como aquellos que antes denunciaban. Mirando estos ejemplos adulterados se alimenta la idea de que “África no está preparada para la democracia”.
3- La agricultura es arcaica y está estancada
En todo el continente la agricultura posee grandes recursos, con innumerables áreas cultivables, en las que el sector primario debería ser el principal factor de crecimiento económico. Pero ocurre todo lo contrario. La agricultura africana es rudimentaria y manual. Dispersa en pequeñas explotaciones, que no llegan a las 2 hectáreas. Enfrentado la falta de agua del continente africano es prisionero de obstáculos económicos y culturales agravados por la explosión demográfica.
La agricultura responde cada vez menos a las necesidades del pueblo. Los raros casos de éxito no pasan de ser excepciones. Y no consiguen cambiar la penuria alimentaria. Las Naciones Unidas continúan lanzando alertas en sus informes. El número de niños desnutridos no para de crecer, se prevé que en 2015 afecte a 38 millones. El número de personas no alimentadas al sur del Sahara alcanzó los 250 millones.
Hay ciertos factores que ayudan a explicar el estado de la agricultura africana: Las contingencias climáticas, la fluctuación de los mercados internacionales y los conflictos nos son justificaciones suficientes. Las opciones de políticos que optan por culturas rentables o por industrias con mayor rendimiento, como el petróleo, arruinan la agricultura tradicional y provocan el éxodo hacia las ciudades. El sector agrícola no tiene futuro sin créditos u otros incentivos, sin infraestructuras, como carreteras, sin una definición clara del derecho de propiedad.
Sin embargo también se dan experiencias exitosas. Y hay muchas del Norte a Sur del continente africano. Ello demuestra que es posible una gestión diferente del suelo, que los agricultores pueden unirse en cooperativas y obtener buenos resultados, por muy rudimentaria que sea la experiencia de los agricultores africanos y su conocimiento de los suelos, es un capital que no se puede desperdiciar.
4- Los jefes de estado son corruptos
La corrupción es un mal africano. Según este prejuicio, los fondos de ayuda al desarrollo van a parar a los bolsillos de los llamados “dictadores”. Es un lugar común, que tiene, desgraciadamente, mucho de verdadero. Con todo olvida que, en las sociedades occidentales, donde los estados están al servicio del bien público, no faltan clamorosos escándalos de corrupción. En África los responsables políticos tampoco son inmunes.
Evidentemente que hoy ya no es tan fácil desviar descaradamente ayudas cada vez mejor controladas. Sin embargo es cierto que en sociedades donde prevalecen los lazos familiares y tribales y donde la noción del servicio publico nos es fuerte, las prácticas de corrupción son comunes.
Son raros los jefes de estado del continente africanos que viven únicamente de sus vienes personales y de los sueltos debidamente fijados y controlados por el estado. No obstante la situación tiende a mejorar gracias a un mejor control de las organizaciones internacionales.
La corrupción de las élites no es un monopolio de África. Se trata de un intercambio socioeconómico largamente difundido y tolerado, cuando no aceptado. Por lo que es imposible erradicar esta plaga, no sólo en áfrica, sino en todos lados. Estamos frente a una larga y difícil lucha. Sólo un estado imparcial y organizado capaz de poner en orden el funcionamiento las costumbres de la sociedad podrá hacerle frente y reducir las proporciones de esta plaga.
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