Publicado por: Revista Misioneros Tercer Milenio
Nos lo recuerda el Día de Hispanoamérica que se celebra el próximo 2 de marzo: "América Latina es un continente en misión". Es también una gran ocasión para solidarizarnos con los más de doce mil misioneros españoles que realizan su labor en el continente hermano.
Por F. J. Pérez Valero
“Allí hay mucho por hacer”. Leonardo Terrazas es uno de los últimos misioneros españoles que ha respondido a la llamada para acudir a América Latina. Procedente de la archidiócesis de Mérida-Badajoz, el padre Terrazas se encuentra ya en la diócesis peruana de Cajamarca, en la localidad de Sorochuco. “Aunque irse supone estar lejos de tu familia, de tu gente, e incluso de tu propia cultura... me voy con ganas de adaptarme y conocer a las gentes con las que voy a trabajar y, sobre todo, con ganas de recibir todo lo que se pueda y, al mismo tiempo, dar lo que uno tiene y lo que uno es”. El padre Terrazas se encontrará en Perú con otro misionero extremeño que lleva allí quince años y “por lo que me cuentan, la mayoría del tiempo está vestido con un mono, trabajando como albañil en la construcción de un centro”.
Leonardo Terrazas a Cajamarca y David Porras a Puira, ambos en el Perú; David Laina irá a Abaetetuba en Brasil. A ellos se añaden Juan Antonio Fernández Salvador, Emilio Bosch y Ángel Arrebola. Son algunos de los sacerdotes españoles pertenecientes a la Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana (OCSHA) que el pasado año marcharon a Sudamérica. Por medio de esta cooperación, más de 2.300 sacerdotes españoles han acudido a América Latina respondiendo a la llamada de anunciar el Evangelio “hasta los confines de la tierra”.
Allí están hoy presentes unos cuatrocientos sacerdotes a los que cada año se añaden nuevos miembros pertenecientes a las distintas diócesis españolas. Y no se puede olvidar tampoco la entregada labor de los numerosos religiosos y religiosas que desde España han salido para servir a los más necesitados del continente hermano. Pero hasta nuestro país también llegan sacerdotes de los países latinoamericanos para formarse, estudiar o prestar servicio, produciéndose de esta manera “el fenómeno del verdadero intercambio misionero que enriquece y renueva ambas culturas”. Esto es lo que se celebra y recuerda en el Día de Hispanoamérica, que este año tiene lugar el 2 de marzo, y que es ejemplo y referencia del “compromiso misionero de España con América”.
Identidad católica, unión de naciones
Es el continente “esperanza para la Iglesia”, ante el cual a los católicos españoles “se nos pide colaboración para cooperar más eficazmente en la evangelización en aquellos países más necesitados; la Iglesia está en esos pueblos plenamente establecida pero, al mismo tiempo, los evangelizadores nativos y los misioneros españoles además de necesitar ayuda para subsistir, han de promover múltiples obras sociales”, señala monseñor Camilo Lorenzo, obispo de Astorga.
“El Evangelio se ha vuelto así en el continente americano, el elemento portador de una síntesis dinámica que, con varios matices según las diversas naciones, expresa la identidad de los pueblos latinoamericanos. Hoy, en la época de la globalización, esta identidad católica se presenta aun como la respuesta más adecuada, siempre y cuando esté animada por una seria formación espiritual y por los principios de la doctrina social de la Iglesia”. Con estas palabras Benedicto XVI hacía un balance de su primera visita a América del Sur. Fue en mayo del año pasado cuando el Papa acudió al Santuario de Nuestra Señora de Aparecida, Brasil, para inaugurar la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe.
En Aparecida se reencontró la Iglesia de América del Sur para lanzar la Misión Continental con la que hacer frente a los desafíos actuales: las crisis políticas internas, la pobreza y la injusticia, el subdesarrollo y la falta de formación, el influjo creciente de las sectas y la necesidad de impulsar “un nuevo Pentecostés” y “una renovación de la acción de la Iglesia”, según se explica en el documento final de la reunión.
Mirando a Aparecida
La Iglesia de Latinoamérica se encuentra entre los nuevos retos y las nuevas esperanzas depositadas en Aparecida y ante ella las diócesis españolas expresan su recuerdo y ayuda en el Día de Hispanoamérica. Este año la frase elegida como lema es “América Latina, continente en Misión”. Como indica la Pontificia Comisión para América Latina, “el lema escogido nos coloca de inmediato frente al fruto más importante de la Conferencia de Aparecida: una conciencia renovada sobre la importancia decisiva de la misión ad gentes para el presente y el futuro de América Latina”.
“Los obispos que estuvieron reunidos en Aparecida –prosigue el documento vaticano– dieron en sus reflexiones un lugar destacado a la urgente necesidad de que cada comunidad cristiana sea una auténtica comunidad misionera. Cada fiel de América Latina y del mundo entero, como lo sugiere el título de dicha Asamblea, ha de ser discípulo y misionero”. Es el llamado “compromiso misionero de América Latina”.
Con el Día de Hispanoamérica, en este año se conmemora además el sesenta aniversario de la Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana (OCSHA); “nunca las diócesis españolas han dejado de mirar hacia aquellas queridas tierras a las que nuestros antepasados llevaron el Evangelio”, explica monseñor Ramón del Hoyo, obispo de Jaén y presidente de la Comisión Episcopal de Misiones y Cooperación entre las Iglesias, que añade que “son cientos y miles de religiosos, religiosas, sacerdotes y laicos los que han ido tomando el relevo para portar la antorcha de luz y de amor del Evangelio de Jesucristo en aquel continente”.
Un continente en el que los frutos de la Iglesia son numerosos. Y entre ellos y de manera destacada se encuentran dos nuevos beatos latinoamericanos: el joven mapuche Ceferino Namuncurá y la madre Candelaria de San José. El primero es ya símbolo de Argentina, mientras que la fundadora de las Hermanas Carmelitas venezolanas fue y es ejemplo de atención y consuelo a los heridos en las contiendas bélicas.
La llamada de la Conferencia de Aparecida se extiende por un continente “en Misión” en el que, como se expresa en su “documento final”, es necesario “convertir a la Iglesia en una comunidad más misionera”. Esto es, como afirmó el Papa en el discurso que inauguró la Conferencia, “ayudar a los fieles cristianos a vivir su fe con alegría y coherencia, a tomar conciencia de ser discípulos y misioneros de Cristo, enviados por Él al mundo para anunciar y dar testimonio de su fe y amor”.
La Misión es el gran reto presente de la Iglesia sudamericana que en Aparecida ha fortalecido sus objetivos presentes. Allí se ha confirmado la opción preferencial por los pobres y excluidos, se ha reconocido el nuevo rostro de los pobres (los desempleados, emigrantes, abandonados, enfermos...) y se ha promovido la justicia y la solidaridad internacional, la dignidad infinita de todo ser humano, una cultura del amor en el matrimonio y en la familia y una cultura del respeto a la vida en la sociedad.
Proyección ‘ad gentes’
Después de reunirse a finales de noviembre en la sede del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) en Bogotá, la Comisión Especial para la Misión Continental elaboró un plan que servirá para la planificación y proyección de la Misión Continental que, como ha sugerido Aparecida, tendrá carácter de permanente y se desarrollará tomando en cuenta los distintos niveles de Iglesia.
Mientras tanto, las diócesis tendrán que revisar sus planes pastorales a la luz de Aparecida a fin de darle una gran renovación misionera que contemple, como signo de madurez, la misión ad gentes. También crearán una comisión central que se encargue de animar la misión.
El plan, en todos sus detalles, será presentado a la Presidencia del CELAM para que lo desarrolle y estudie en reuniones futuras con los presidentes y los secretarios generales de las Conferencias Episcopales. Sin embargo, desde ya, se anuncia que durante la realización del Congreso Misionero Americano, que tendrá lugar en Quito en agosto del 2008, se hará el anuncio de la misión y el envío misionero a todo el continente.
Lo mismo que la Iglesia universal, también la de Latinoamérica, “necesita impulso misionero”, dice el discurso final de Aparecida. “No podemos quedarnos a la espera pasiva en nuestros templos, sino que urge acudir en todas las direcciones para proclamar… que el amor es más fuerte, que hemos sido liberados por la victoria pascual del Señor de la historia, que Él nos convoca en la Iglesia, y que quiere multiplicar el número de sus discípulos y misioneros de su Reino en nuestro Continente”.
La propuesta que hace el Documento final de Aparecida tiene contenido y orientaciones bien concretas para las Iglesias locales del continente americano. Como afirman los analistas, “no mira para fuera pidiendo y esperando colaboración de otras Iglesias”, sino que mira hacia dentro y señala que “necesita un gran impulso misionero”. Éste es el reto que se plantea y esto es lo que, en España, celebramos en un Día de Hispanoamérica que será más misionero que nunca.
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