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MISIONEROS EN CAMINO: Pascua Juvenil 2008: Sabado Santo
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jueves, 28 de febrero de 2008

Pascua Juvenil 2008: Sabado Santo

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Sentido del día Sábado Santo:

Durante el Sábado Santo, la Iglesia permanece junto al Sepulcro del Señor, meditando su Pasión y Muerte, y se abstiene del sacrificio de la Misa, quedando por ello desnudo el altar hasta que después de la Vigilia Pascual o expectación nocturna de la Resurrección, se inauguren los gozos de Pascua, cuya exuberancia inundará los cincuenta días pascuales hasta Pentecostés.

El permanecer en silencio junto al sepulcro del Señor o el estar en casa como las santas mujeres es una celebración de la esperanza, que impregna esta fase del Triduo Pascual.

LA RESURRECCIÓN.

Quienes vieron vivo a Jesús, a quien sabían muerto, tuvieron que rendirse a la evidencia de su experiencia. Y lo que antes fueron testigos de su fracaso en la Cruz se sentían con fuerzas para ser predicadores de su resurrección. Esa fue su vivencia personal y ésa fue la gracia que Dios tuvo a bien concederles. La experiencia inesperada de ver a su Señor Vivo les obligó a publicar cuanto ellos habían protagonizado: “A este Jesús Dios le resucitó; de lo cual nosotros somos testigos” (Hch 2,32;3,15). La experiencia pascual que vivieron los discípulos estuvo indudablemente precedida por un suceso real y provocó ineludiblemente un lenguaje nuevo. A nosotros hoy, a la distancia de más de 2000 años de estos hechos, no nos queda otro camino de acceso a esa experiencia que el lenguaje que aquellos testigos crearon: para comprender lo que la resurrección de Jesús supuso para los discípulos contamos con su propio testimonio. Lo que ellos dijeron del suceso pascual está encubriendo lo que ese acontecimiento les dijo a ellos. El estudio respetuoso y agradecido de sus testimonios nos puede ayudar a captar el sentido profundo del suceso.

La experiencia de Jesús Resucitado, como cualquier experiencia humana, estuvo precedida por un suceso real que la hizo posible y provocó un lenguaje que la hizo pública; de no haber resucitado Jesús, los discípulos no lo hubieran encontrado vivo; de no haberse aparecido Jesús vivo a los suyos, éstos no se habrían convertido en sus testigos hasta el fin del mundo (Hch 1,8). La comunicación de su experiencia personal mediante la predicación misionera logró que la nueva vida de Jesús no pasara desapercibida en cuanto acontecimiento concreto e impidió que su experiencia se redujera al pequeño grupo de quienes vieron al Señor (1Cor 15,5-8); a quienes Jesús no se dejó ver, tanto entonces como hoy, les quedó el recurso de atener y aceptar la experiencia de los testigos: sólo así pudieron hacerla suya y hacerse cristianos.

SABADO SANTO.

Dinámica #9.

“Llamados a la Santidad”.

Objetivo: Concientizarnos del llamado que Dios nos hace a la santidad para responderle y vivir conforme a los valores del Evangelio.

VER.

Los jóvenes y adolescentes vemos la santidad como algo fuera de nuestro alcance.

Se cree que la santidad es exclusiva de las personas consagradas.

No hay interés en los jóvenes por alcanzar la santidad.

JUZGAR.

El Concilio Vaticano II nos invita a la vocación a la santidad.

La vocación no es una simple exhortación, sino una insuprimible exigencia del ministerio de la Iglesia.

La vocación a la santidad es la primera y fundamental vocación.

Es santo es el testimonio más espléndido de la dignidad conferida al “discípulo de Cristo”.

Los santos a través de la historia han sido fuentes de renovación para la Iglesia.

Ser santo consiste en vivir las Bienaventuranzas, imitar a Jesucristo, vivir en servicio a los hermanos especialmente de los pobres y los que sufren.

La vocación a la santidad hunde sus raíces en el Bautismo, ya que por medio de él nos convertimos en “hijos de Dios”, y así por ser sus hijos somos amados por él, y como Dios quiere que vivamos en plenitud, nos hace la llamada a la santidad.

Los sacramentos que Dios pone a nuestro alcance para lograr la santidad: son medio de reconciliación que perdona nuestros pecados, con la Eucaristía nos alimenta para seguirlo y con la Confirmación renovamos nuestra adhesión a él.

El Espíritu Santo es el motor principal que nos impulsa a lograr la santidad.

ACTUAR.

La santidad no consiste en hacer cosas extra ordinarias, sino las cosas ordinarias hacerlas bien, “vivir una espiritualidad de lo cotidiano”.

La santidad implica compromiso y entrega.

Presentar alguna vida ejemplar, que motive a la conversión y a la santidad. Por ejemplo: San Francisco de Asís, San Felipe de Jesús, San Juan Bosco, el Beato José Sánchez del Río, la Madre Teresa de Calcuta, Santo Domingo Savio etc.,.

En base a la película hacer un Cine fórum, donde se compare la vida propia y la del santo, para así concluir que la santidad es alcanzable, si con esfuerzo dedicación y entrega se lucha por seguir a Cristo.

Dinámica #10.

¿Por qué estáis aquí ociosos todo el día?

Objetivo: Que el joven y el adolescente despierte de su pereza pastoral para que dándose cuenta de la importancia de ser parte de una Iglesia y trabaje como misionero en la construcción del Reino de Dios.

Motivación: Ir preparando al joven a entender a la Iglesia de la que él forma parte, que está formada por personas limitadas incluyendo sus ministros. Pero que en eso se cumplen las palabras de Pablo: “en tu debilidad te basta mi gracia”.

Profesión de fe: “Y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Mesías”(Mt 1,16).

VER.

-Salir a la calle por pequeños grupos a hacer la actividad de ir puerta por puerta llevando el Kerigma ó Primer anuncio.

Somos los jóvenes de la Pascua Juvenil y venimos a darles un saludo y comunicarles que “Dios les ama que envió a su Hijo único al mundo, se encarnó en el seno de María, Predicó la Buena Nueva del Reino, Padeció y Murió por nosotros pero Resucitó de entre los muertos”.

JUZGAR .

Relato de la parábola de los viñadores.

ACTUAR.

CELEBRAR.

Dinámica #11.

“Condiciones y exigencias del seguimiento”.

Objetivo: Que el joven y el adolescente conozca las condiciones y exigencias para ser discípulo de Jesús en el mundo de hoy.

VER.

Hacer una representación en que se encuentran unos jóvenes recién egresados de la Universidad con su título y demás, pero que han enviado muchas veces y a varias empresas sus curriculum pero no los han llamado ni siquiera a la entrevista. Ya están desesperados.

JUZGAR.

A).Relatos de vocación.

Analizar cada una ó algunas de las siguientes citas bíblicas:

Mt 4,18-22. “Sus primeros discípulos”.

Mt 9,9-13. “Vocación de Mateo”.

Mt 19,16-22. “Relato del joven rico y la auténtica riqueza”.

Mc 1,16-20. “Llamada de sus primeros discípulos”.

Mc 2,13-17. “La vocación de Leví (Mateo)”.

Mc 10,17-20. “Relato del joven rico y el desprendimiento de las riquezas”.

Lc 5,1-11. “La vocación de Pedro y la pesca milagrosa”.

Mc 5,27-32. “La mujer hemorroisa y resurrección de la hija de Jairo”.

Mc 16,14-23. “Relato de Misión de los discípulos”.

Jn 1,35-51. “Los primeros discípulos y relato autobiográfico de San Juan”.

B. Cuatro condiciones básicas para ser discípulo de Jesús.

Cuando uno trata de buscar en los textos sinópticos en qué consiste el discipulado, uno encuentra que tienen que darse por lo menos cuatro condiciones para que haya discipulado.

a). La primera es la vocación. Se trata siempre de una iniciativa de Jesús que llama a uno, que llama a otro, sacándolo de su vida normal, de su vida cotidiana para ofrecerle un proyecto nuevo. El proyecto de cada día queda anulado porque tiene que asumir un proyecto nuevo.

La vocación se inicia con una elección por parte de Jesús, quien no se fija en características previas. Jesús llama, y si llama Él crea la característica, Él da lo que se necesita para seguirlo.

b). La segunda es la respuesta. El llamado por iniciativa divina requiere de la respuesta y eso es lo que Jesús busca. Siempre, o hay una respuesta positiva, como es el caso de los apóstoles; o hay una respuesta negativa, como ocurre con el joven rico, que por estar amarrado a sus riquezas no pudo comprender el tesoro del Reino que Jesús le ofrecía.

Esta respuesta es clave porque, si bien es cierto que la vocación es una elección divina, también es cierto que el don se convierte en tarea. Y para que se convierta en tarea se necesita libertad y conciencia; o si no, no seriamos personas humanas. Si el Señor nos llama, nos llama como personas. Por lo tanto en la respuesta hay que poner en juego la conciencia y la libertad; esto es fundamental.

Permítanme un paréntesis. Nosotros muchas veces seguimos nuestra vida cristiana por tradición y no por opción. Somos cristianos porque lo quisieron nuestros mayores; eso es ser cristiano por tradición: mi papá y mi mamá me bautizaron y estoy bautizado; el profesor me dijo que me tenía que confirmar y aquí estoy confirmado; la abuelita me dijo que me tenía que casar por la Iglesia y aquí estoy casado por la iglesia; pero no hay ninguna respuesta personal, no hay una opción personal. La vocación requiere de una respuesta o de una opción personal.

El Señor nos respeta, nos llama, nos elige y nos espera. El Dios creador espera paciente la respuesta de su criatura. El Dios Todopoderoso espera paciente la respuesta del hombre o de la mujer débil; el Infinito espera lo finito; el Intemporal espera la respuesta de lo que es temporal.

A la iniciativa de Jesús se le da una respuesta y esa respuesta se da en una mirada de amor. Jesús mira con amor al joven rico y una vez que lo mira con amor le dice: “¡Anda, vende lo que tienes y ven y sígueme!”. La respuesta sólo puede fundarse en el amor de Dios, ella sola no es posible. ¿En razón de qué voy a dejar mi dinero?, ¿En razón de qué voy a dejar los esquemas que tengo?, ¿En razón de qué voy a dejar mis proyectos personales?, ¿En razón de qué voy a dejar sentimientos que me amarran? Si no hay una experiencia del amor de Jesús, la ruptura no resulta y la vocación tampoco.

c). La tercera es la comunión con Jesús. Jesús llama a los suyos para estar con Él, no los envía inmediatamente al trabajo apostólico; primero hay que estar con Él.

El discípulo es aquel que está con Jesús, es aquel que sigue a Jesús. En esto consiste la formación.

La formación consiste en estar con Jesús para que lo de Él comience a ser mío. Pedro, cuando Jesús comienza a subir a Jerusalén, se le pone por delante al Maestro, lo enfrenta queriéndole decir: “No vayas a Jerusalén… si tu sabes que en Jerusalén te van a matar no vayas a Jerusalén”. Y Jesús le responde al discípulo: “¡Quítate de mi vista, Satanás!”.

Algunas Biblias traducen “¡Quítate de mi vista, Satanás!”, pero es una traducción que no es la más adecuada. El texto griego dice “¡Colócate detrás de mí Satanás!”. Es como si dijera: “No me enfrentes, tú no eres Maestro, tú eres discípulo y si eres discípulo lo que te corresponde es ponerte detrás de mi; y si yo voy a Jerusalén, a ti como discípulo también te corresponde ir a Jerusalén, entiendas o no entiendas, te guste o no te guste”. El término “Satanás” significa adversario. Entonces es como si le dijera: “Pedro, eres piedra con la cual estoy tropezando, con la cual estoy chocando; pero yo no quiero este tipo de piedras; te quiero piedra fundamento, te quiero piedra testimonio, te quiero piedra integral. ¡Colócate detrás de mí, no me enfrentes!”. Así es como “discípulo” es aquel que va detrás del Señor para formarse.

d). La cuarta es el envío a la misión. La última característica del discipulado es la misión.

Ya vimos que el Señor nos elige, espera nuestra respuesta y nos forma. Los Evangelios nos dicen claramente que Jesús permanentemente les estaba explicando las parábolas a sus discípulos; y mientras las parábolas se las decía a toda la gente, sólo se las explicaba a los discípulos. Este es el tiempo de la formación, del Jesús que va delante, y todo ¿para qué? Para la misión. Para que extiendan lo que han aprendido, para que anuncien lo que han vivido. No solamente lo que han conocido con su cabeza, sino lo que han vivido. La misión te transforma en extensión de una vivencia salvífica. Porque discípulo es el que comprende, el agente convincente, aquel que hace de su vida un mensaje.

ACTUAR.

Representar con dibujos las siguientes frases:

“El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge conmigo desparrama”.

“El que quiera seguirme que renuncie a sí mismo, cargue con su cruz y me siga”.

“El que recibe en mi nombre a un niño como este me recibe a mí”.

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WebJCP | Abril 2007