Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 9, 7-9
El tetrarca Herodes se enteró de todo lo que Jesús hacía y enseñaba, y estaba muy desconcertado porque algunos decían: «Es Juan, que ha resucitado». Otros decían: «Es Elías, que se ha aparecido», y otros: «Es uno de los antiguos profetas que ha resucitado».
Pero Herodes decía: «A Juan lo hice decapitar. Entonces, ¿quién es éste del que oigo decir semejantes cosas?» Y trataba de verlo.
Compartiendo la Palabra
Por Dominicos.org
“Vaciedad sin sentido; todo es vaciedad”
Nos encontramos con el famoso y pesimista inicio del libro del Eclesiastés. Resalta sólo la parte negativa de la existencia humana. Ve la botella medio vacía y no medio llena. Dice algunas verdades y se calla otras muchas más positivas. Lo cierto es que si alguien hace suyas las palabras de este pasaje… tiene muchas papeletas para vivir deprimido. Conviene recordar que el Antiguo Testamento hay que interpretarlo a la luz de Jesús y su evangelio. Nunca vemos a Jesús pronunciando estas palabras del Eclesiastés. Su venida fue “una alegría para todo el pueblo”, sus palabras contenían vida y no tristeza y nos vino a regalar vida abundante para nuestra existencia terrena, y vida plena y total felicidad para después de nuestra muerte.
“Y tenía ganas de verlo”
El predicador Jesús, muy distinto del predicador de Eclesiastés, empezaba a tener fama por sus palabras especiales, por su curaciones, por su hablar distinto de los predicadores habituales, por su amor especial a los pobres, los afligidos, por sus promesas de felicidad para esta vida y para la otra… Su fama llegó al virrey Herodes, el que mandó decapitar a Juan. “Y tenía ganas de verlo”. Pero bien sabemos que su deseo de verlo no pasaba de la mera curiosidad o del temor a que este nuevo profeta le pudiese echar en cara la muerte de Juan. Nunca su actitud fue la del “limpio de corazón”, del que está dispuesto a oír lo que dice Jesús y si descubre que sus palabras y sus propuestas son especiales, llevan al sentido y a la esperanza, cambia de vida. Por lo que sabemos, Herodes no tenía intención de cambiar de vida. La pregunta que nos podemos hacer, sin sobresaltos, sin temores, pero sí con ánimo de cambiar lo que necesitamos cambiar… es por qué nosotros tenemos ganas de ver y oír a Jesús.
San Vicente de Paúl nació en Aquitania (1581) y murió en París (1600). Fundó la Congregación de la Misión para el servicio de los pobres, y también, con la ayuda de Santa Luisa de Marillac, la Congregación de la Hijas de la Caridad. “El servicio a los pobres ha de ser preferido a todo, y hay que prestarlo sin demora. Por esto, si en el momento de la oración hay que llevar a algún pobre un medicamento o un auxilio cualquiera, id con el ánimo bien tranquilo y haced lo que convenga, ofreciéndolo a Dios como una prolongación de la oración”.
Fray Manuel Santos Sánchez
Real Convento de Predicadores (Valencia)
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