Publicado por OMP Argentina
Estamos viviendo un tiempo muy especial en nuestra Iglesia y particularmente en América Latina, a partir de Aparecida, a partir del llamado a la Misión Continental. Muchos quizá no se han interiorizado en este Documento pero quizá hayan visto en lemas, conferencias, proyectos, los términos “Discípulos y Misioneros”, que son utilizados permanentemente. El llamado de la Iglesia en América Latina que hacen los obispos junto a Benedicto XVI es hacer de nuestra Iglesia una Iglesia Misionera. Y ¿Qué es ser Misionero hoy?, Para definirlo sencillamente misionero es aquél que sale al encuentro de la gente, es la actitud de salir en comunidad. Es como decía Jesús: salgan de dos en dos a anunciar al Reino. Estamos muy acostumbrados a recibir, a esperar a la gente en nuestras parroquias, capillas, comunidades. Y lo que se nos pide hoy es salir allí donde está la gente, salir al encuentro de nuevas realidades donde está la periferia del sufrimiento, del dolor, de la desorientación, del riesgo. Fundamentalmente es una actitud del cristiano, del discípulo que, animado por la presencia de Jesús en su vida, sale al encuentro de los hermanos que no están, que se han ido por distintos motivos, que no han conocido la persona de Jesús y que no han tenido la experiencia de la bondad y de la misericordia de salvación.
Nosotros que tuvimos esa gracia de encontrarnos con Jesús, queremos salir al encuentro, esto es ser misionero. Y lo podemos hacer de muchas maneras: tenemos a los grupos que salen a misionar a un barrio, a otra región del país como lo hacen los grupos misioneros que con tantos años de historia buscan lugares desatendidos, donde el párroco no puede llegar, y colaboran con el anuncio de la Palabra, visitando a las familias, animando y formando comunidades. Pero también hay otras instancias, como nuestras comunidades y parroquias, donde también podemos ejercer esta misión que tenemos de anunciar a Jesús y que se manifiesta en acciones como las carpas misioneras, las visitas de manzaneras que llegan a cada casa y así se van formando pequeños centros de oración, de celebración, de catequesis allí donde no hay una institución organizada como Iglesia. Podemos entonces ser misioneros en nuestras Parroquias y debemos transformarlas en misioneras, y en esto todos podemos vivir esta vocación propia de participar junto a otros y de movilizarnos hacia las necesidades de nuestras comunidades.
Nosotros que tuvimos esa gracia de encontrarnos con Jesús, queremos salir al encuentro, esto es ser misionero. Y lo podemos hacer de muchas maneras: tenemos a los grupos que salen a misionar a un barrio, a otra región del país como lo hacen los grupos misioneros que con tantos años de historia buscan lugares desatendidos, donde el párroco no puede llegar, y colaboran con el anuncio de la Palabra, visitando a las familias, animando y formando comunidades. Pero también hay otras instancias, como nuestras comunidades y parroquias, donde también podemos ejercer esta misión que tenemos de anunciar a Jesús y que se manifiesta en acciones como las carpas misioneras, las visitas de manzaneras que llegan a cada casa y así se van formando pequeños centros de oración, de celebración, de catequesis allí donde no hay una institución organizada como Iglesia. Podemos entonces ser misioneros en nuestras Parroquias y debemos transformarlas en misioneras, y en esto todos podemos vivir esta vocación propia de participar junto a otros y de movilizarnos hacia las necesidades de nuestras comunidades.
Mons. Vicente Bokalic, Obispo Auxiliar de Buenos Aires,
Presidente de la Comisión Episcopal de Misiones
Presidente de la Comisión Episcopal de Misiones
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