V Domingo del Tiempo Ordinario
Año B – 5.2.2012 / Por EUNTES
Job 7,1-4.6-7 / Salmo 146 / 1Corintios 9,16-19.22-23
Marcos 1,29-39
Reflexiones
Año B – 5.2.2012 / Por EUNTES
Job 7,1-4.6-7 / Salmo 146 / 1Corintios 9,16-19.22-23
Marcos 1,29-39
Reflexiones
La vida en la tierra es “un duro servicio”, afirma Job (I lectura). El personaje y el libro pertenecen, desde siempre, a la literatura mundial. La historia de Job, en efecto, constituye para todos un desafío permanente, porque induce necesariamente a reflexionar sobre el problema del dolor y del mal en el mundo, sobre la relación entre mal físico y mal moral, sobre la fe en Dios y su aparente lejanía y hasta su impotencia frente al mal, en especial frente al sufrimiento de las personas inocentes. La vida humana sobre la tierra es, para Job, un duro trabajo de esclavos (v. 1-2), entre “ilusiones y noches de dolor” (v. 3), sin esperanza, porque “mi vida no es más que un soplo” (v. 7).
Las tres lecturas de este domingo son una respuesta de Dios al dolor humano. La incontestable dureza de la vida humana -que presenta la historia de Job- encuentra momentos de alivio y de esperanza solo en la fe en Dios, el cual es siempre Padre de la vida. En el Evangelio de hoy, Jesús muestra con gestos concretos cuál es la respuesta de Dios ante el dolor humano: una respuesta de cercanía, solidaridad, compartir, misión. Lo vemos en los cuatro momentos de esta jornada de Jesús.
1. Jesús sana a la suegra de Pedro. Hay varios detalles en la escena: los discípulos hablan a Jesús de ella, le suplican; Él se le acerca (se hace próximo), la toma de la mano, la levanta (Marcos usa el verbo griego ‘egeiro’, propio de la resurrección), la sana en el cuerpo y en el espíritu, y “ella se puso a servirles” (v. 31). La salud se recupera con vistas al servicio. Toda la escena desemboca en el servicio a los demás, porque el servicio es la expresión más alta de la vida.
2. Jesús cura “a muchos aquejados de diversas enfermedades”, expulsa demonios, etc., pero no quiere publicidad (v. 34). Estas escenas, que se repiten a menudo en los Evangelios, nos invitan a reflexionar cómo Dios reacciona ante el dolor: escucha a la gente que sufre, se hace cercano, sufre, se conmueve, llora, interviene, resuelve algunos casos... Pero no elimina todo el mal del mundo; es más, el mismo Jesús será víctima inocente del mal. ¿Por qué? ¿Por qué existe el mal en el mundo? Mientras estamos en la tierra, las respuestas, incluso las de la fe, son tan solo parciales. No nos queda sino mirar al Crucificado, confiar en Dios Padre. ¡Él sabe por qué!
3. Al final de una intensa jornada, Jesús se toma unas pocas horas de descanso, se levanta temprano, se va a un lugar solitario y allí hace oración (v. 35). El sábado por la mañana Jesús ya había rezado en la sinagoga (v. 29) con la comunidad; ahora reza solo. Siente fuertemente la necesidad de hablar con su Padre, entender su plan, para serle fiel. ¡Por amor! En la oración, Jesús, el misionero del Padre, comprende cada vez mejor cuál es su misión y cómo cumplirla.
4. Todos buscan a Jesús, quieren acapararlo. Jesús no cede ante estas solicitudes interesadas y responde poniendo en evidencia la amplitud universal de su misión: “Vamos a otra parte... para que también allí pueda yo predicar” (v. 38). La misión de Jesús, y la de la Iglesia, consiste siempre en ir más allá, avanzar, superar fronteras, sin ceder a las peticiones de unos pocos, sin instalarse en los logros adquiridos, ni conformarse con algunos resultados. Porque la misión tiene como campo natural el mundo entero. En el Evangelio de hoy se repiten varias veces los adjetivos: todos, muchos... Es verdad que el dolor tiene el marchamo de la universalidad, pero aún más cierta y universal es la salvación de Dios para todos.
El apóstol Pablo (II lectura) lo entendió muy bien e hizo del anuncio del Evangelio a los paganos la razón de su vida. Lo sentía como un deber urgente: “¡Ay de mí si no anunciare el Evangelio!” (v. 16). Él predica en la más completa gratuidad, se hace “siervo de todos”, “todo a todos” (v. 19.22), tiene como única pasión el anuncio del Evangelio (v. 23). Recordando el hecho de la conversión de Pablo (que se ha celebrado recientemente), se constata que en el camino de Damasco no ha nacido solamente el cristiano Pablo, sino también Pablo misionero, el mayor apóstol de los pueblos paganos.
Muchos siglos después, el testimonio de Pablo nos alcanza y nos sustenta: el Bautismo hace de cada cristiano un misionero. ¡Por toda la vida! Cada uno según su condición, se convierte en hombre/mujer de la caridad, de la misión. (*) El anuncio del Evangelio a los pueblos es un servicio de caridad exquisita; es la respuesta más completa al dolor y a las necesidades del hombre. Es el mejor servicio integral, que, como cristianos, podemos ofrecer al mundo.
(*) “Toda la actividad de la Iglesia es una expresión de un amor que busca el bien integral del ser humano: busca su evangelización mediante la Palabra y los Sacramentos, empresa tantas veces heroica en su realización histórica; y busca su promoción en los diversos ámbitos de la actividad humana. Por tanto, el amor es el servicio que presta la Iglesia para atender constantemente los sufrimientos y las necesidades, incluso materiales, de los hombres”.
- 6/2: SS. Pablo Miki, sacerdote jesuita japonés, y 25 compañeros (jesuitas, franciscanos y laicos), martirizados-crucificados en Nagasaki (Japón) el 5.2.1597.
- 6/2: S. Mateo Correa Magallanes (1866-1927), sacerdote mexicano, martirizado porque se negó a revelar el secreto de confesión.
- 8/2: S. Josefina Bakhita, religiosa canosiana (Darfur-Sudán 1869-1947 en Schio, Vicenza). Es un ejemplo de humildad, fidelidad y perdón.
- 9/2: S. Miguel Febres Cordero (1854-1910), ecuatoriano, de los Hermanos de las Escuelas Cristianas.
- 10/2: B. Luis Stepinac (1898-1960), arzobispo de Zagreb (Croacia), defensor de la fe, libertad religiosa y dignidad humana bajo el régimen comunista en Yugoslavia.
- 10/2: Aniversario de la muerte del Papa Pío XI (Achille Ratti, +1939), que dio un gran impulso a la actividad misionera, con numerosas iniciativas e importantes documentos.
- 11/2: Virgen de Lourdes (apariciones en 1858). - XX Jornada Mundial del Enfermo, con el tema (2012): “Levántate y anda; tu fe te ha salvado” (Lc 17,19).
- 11/2: Aniversario de la creación del Estado de la Ciudad del Vaticano (1929
Las tres lecturas de este domingo son una respuesta de Dios al dolor humano. La incontestable dureza de la vida humana -que presenta la historia de Job- encuentra momentos de alivio y de esperanza solo en la fe en Dios, el cual es siempre Padre de la vida. En el Evangelio de hoy, Jesús muestra con gestos concretos cuál es la respuesta de Dios ante el dolor humano: una respuesta de cercanía, solidaridad, compartir, misión. Lo vemos en los cuatro momentos de esta jornada de Jesús.
1. Jesús sana a la suegra de Pedro. Hay varios detalles en la escena: los discípulos hablan a Jesús de ella, le suplican; Él se le acerca (se hace próximo), la toma de la mano, la levanta (Marcos usa el verbo griego ‘egeiro’, propio de la resurrección), la sana en el cuerpo y en el espíritu, y “ella se puso a servirles” (v. 31). La salud se recupera con vistas al servicio. Toda la escena desemboca en el servicio a los demás, porque el servicio es la expresión más alta de la vida.
2. Jesús cura “a muchos aquejados de diversas enfermedades”, expulsa demonios, etc., pero no quiere publicidad (v. 34). Estas escenas, que se repiten a menudo en los Evangelios, nos invitan a reflexionar cómo Dios reacciona ante el dolor: escucha a la gente que sufre, se hace cercano, sufre, se conmueve, llora, interviene, resuelve algunos casos... Pero no elimina todo el mal del mundo; es más, el mismo Jesús será víctima inocente del mal. ¿Por qué? ¿Por qué existe el mal en el mundo? Mientras estamos en la tierra, las respuestas, incluso las de la fe, son tan solo parciales. No nos queda sino mirar al Crucificado, confiar en Dios Padre. ¡Él sabe por qué!
3. Al final de una intensa jornada, Jesús se toma unas pocas horas de descanso, se levanta temprano, se va a un lugar solitario y allí hace oración (v. 35). El sábado por la mañana Jesús ya había rezado en la sinagoga (v. 29) con la comunidad; ahora reza solo. Siente fuertemente la necesidad de hablar con su Padre, entender su plan, para serle fiel. ¡Por amor! En la oración, Jesús, el misionero del Padre, comprende cada vez mejor cuál es su misión y cómo cumplirla.
4. Todos buscan a Jesús, quieren acapararlo. Jesús no cede ante estas solicitudes interesadas y responde poniendo en evidencia la amplitud universal de su misión: “Vamos a otra parte... para que también allí pueda yo predicar” (v. 38). La misión de Jesús, y la de la Iglesia, consiste siempre en ir más allá, avanzar, superar fronteras, sin ceder a las peticiones de unos pocos, sin instalarse en los logros adquiridos, ni conformarse con algunos resultados. Porque la misión tiene como campo natural el mundo entero. En el Evangelio de hoy se repiten varias veces los adjetivos: todos, muchos... Es verdad que el dolor tiene el marchamo de la universalidad, pero aún más cierta y universal es la salvación de Dios para todos.
El apóstol Pablo (II lectura) lo entendió muy bien e hizo del anuncio del Evangelio a los paganos la razón de su vida. Lo sentía como un deber urgente: “¡Ay de mí si no anunciare el Evangelio!” (v. 16). Él predica en la más completa gratuidad, se hace “siervo de todos”, “todo a todos” (v. 19.22), tiene como única pasión el anuncio del Evangelio (v. 23). Recordando el hecho de la conversión de Pablo (que se ha celebrado recientemente), se constata que en el camino de Damasco no ha nacido solamente el cristiano Pablo, sino también Pablo misionero, el mayor apóstol de los pueblos paganos.
Muchos siglos después, el testimonio de Pablo nos alcanza y nos sustenta: el Bautismo hace de cada cristiano un misionero. ¡Por toda la vida! Cada uno según su condición, se convierte en hombre/mujer de la caridad, de la misión. (*) El anuncio del Evangelio a los pueblos es un servicio de caridad exquisita; es la respuesta más completa al dolor y a las necesidades del hombre. Es el mejor servicio integral, que, como cristianos, podemos ofrecer al mundo.
Palabra del Papa
(*) “Toda la actividad de la Iglesia es una expresión de un amor que busca el bien integral del ser humano: busca su evangelización mediante la Palabra y los Sacramentos, empresa tantas veces heroica en su realización histórica; y busca su promoción en los diversos ámbitos de la actividad humana. Por tanto, el amor es el servicio que presta la Iglesia para atender constantemente los sufrimientos y las necesidades, incluso materiales, de los hombres”.
Benedicto XVI
Encíclica Deus Caritas est (25.12.2005), n. 19
Encíclica Deus Caritas est (25.12.2005), n. 19
Siguiendo los pasos de los Misioneros
- 6/2: SS. Pablo Miki, sacerdote jesuita japonés, y 25 compañeros (jesuitas, franciscanos y laicos), martirizados-crucificados en Nagasaki (Japón) el 5.2.1597.
- 6/2: S. Mateo Correa Magallanes (1866-1927), sacerdote mexicano, martirizado porque se negó a revelar el secreto de confesión.
- 8/2: S. Josefina Bakhita, religiosa canosiana (Darfur-Sudán 1869-1947 en Schio, Vicenza). Es un ejemplo de humildad, fidelidad y perdón.
- 9/2: S. Miguel Febres Cordero (1854-1910), ecuatoriano, de los Hermanos de las Escuelas Cristianas.
- 10/2: B. Luis Stepinac (1898-1960), arzobispo de Zagreb (Croacia), defensor de la fe, libertad religiosa y dignidad humana bajo el régimen comunista en Yugoslavia.
- 10/2: Aniversario de la muerte del Papa Pío XI (Achille Ratti, +1939), que dio un gran impulso a la actividad misionera, con numerosas iniciativas e importantes documentos.
- 11/2: Virgen de Lourdes (apariciones en 1858). - XX Jornada Mundial del Enfermo, con el tema (2012): “Levántate y anda; tu fe te ha salvado” (Lc 17,19).
- 11/2: Aniversario de la creación del Estado de la Ciudad del Vaticano (1929
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