Publicado por Ciudad Redonda
NOTAS BÍBLICAS
(por equipo coordinador, con asesoramiento de un biblista)
El pasado domingo, Marcos empezó a narrar una jornada de Jesús -un Sábado en Cafarnaúm-. En este domingo la concluye con tres actividades.
En la primera Jesús se traslada desde la sinagoga del domingo anterior a la casa de los hermanos Simón y Andrés, junto al otro par de hermanos que había llamado. En esa casa vivía la suegra de Simón, seguramente porque había enviudado y no tenía hijos varones. Al ser curada de su fiebre, se pone a "servirles", a ejercer la diaconía, término técnico que volverá a aparecer al final del evangelio, en la crucifixión: "Había también allí algunas mujeres que miraban de lejos... que seguían a Jesús y lo habían servido cuando estaba en Galilea" (15, 41), designado así un grupo específico de discípulas.
La segunda actividad es doble: por un lado cura y por otro exorciza, en la puerta de la casa. Los enfermos y poseídos han acudido a al ocultarse el sol, cuando ya no había que guardar el descanso del Sábado. Jesús sigue mandando a los demonios que no revelen su identidad, que el evangelista quiere revelar justamente en su crucifixión.
Por último, Jesús se levanta en el alba a orar en un apartado, tras lo cual inicia su predicación por el resto de Galilea.
Los tiempos del día que se precisan en este pasaje ( ) coinciden con los de su sepultura y resurrección según este evangelio: "Era día de Preparación, es decir, víspera de sábado. Por eso, al atardecer, José de Arimatea... " (15, 42) y "A la madrugada del primer día de la semana, cuando salía el sol, fueron al sepulcro." (16, 2).
Por tanto, este texto se pone en conexión con el final del Evangelio, donde adquiere su pleno sentido.
DESDE LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS
(Matrimonio con dos hijos, trabajan ambos, pertenecen a movimiento conyugal)
El evangelista Marcos nos muestra en este pasaje un día cotidiano de la vida de Jesús, una “jornada laboral” en la que nuestros hijos pueden encontrar a un Señor cercano y atento a las necesidades de los demás. Jesús no sólo se preocupa por el bienestar espiritual de su pueblo, por transmitirles su enseñanza, sino que también ocupa su tiempo en procurarles un bienestar físico. Jesús se detiene, sufre y se preocupa por su prójimo. Desgraciadamente carecemos de sus facultades sanativas, pero sí que podemos descubrir en su actitud de permanente atención al más necesitado, encarnado aquí en el enfermo, un modelo de vida que seguir y que transmitir a nuestros hijos.
Y esa vida encuentra su alimento en la oración. Es en ella, en el encuentro con Dios Padre, de donde Jesús saca su fuerza para la entrega en la lucha diaria. Resulta reveladora la asiduidad con la que el Señor acude a la oración, una asiduidad que nos sitúa ante el reto de transmitir a nuestros hijos la necesidad de tener una vida espiritual que nos sirva de motor para luego entregarnos en nuestro día a día como auténticos hijos de Dios.
PARA REZAR
(mujer, soltera, trabaja, pertenece a comunidad cristiana y a movimiento seglar)
Te damos Gracias, Señor Jesús y Dios nuestro,
porque Tú nos sanas con tu mirada, con tus gestos,
con tu acogida y, sobre todo, con tu Palabra de Vida.
Gracias porque conoces nuestras carencias y dolencias
y Tú acudes generosamente para solucionarlas.
Gracias porque Tú nos enseñas lo fundamental
para ser buenos discípulos tuyos: Oración y Misión,
para poder entrar en Ti y lograr la fuerza y valentía
para anunciar a todo el mundo tu Evangelio.
¡Señor, tu Presencia Divina siempre nos sana!
Tú nos recuerdas que tu Buena Noticia es para todos.
Gracias por enseñarnos a Evangelizar como Tú,
con el anuncio junto a la acción, con eficacia,
y liberando del sufrimiento a cada persona.
Te pedimos, Señor y Dios nuestro, que nos enseñes
a acompañar en tu nombre a nuestros hermanos
para ayudarlos en sus problemas, dificultades,
y en todas las debilidades que producen dolor.
Ayúdanos Tú, Señor, a tomar la mano del que sufre,
para transmitirle la fuerza de tu Paz y de tu Amor,
e infundiéndole ánimo, confianza, consuelo y esperanza.
Tú que eres Dios Padre Bueno y Misericordioso,
ayúdanos a ser compasivos con nuestro prójimo
para ocupar nuestro tiempo con las personas
que más necesiten ser cuidadas y consoladas en su dolor.
Ayúdanos Tú, Señor, a escuchar con claridad tu Voz,
mediante la oración y el conocimiento de tu Palabra,
para comprender tu Voluntad y ser fieles discípulos tuyos,
sirviéndote a Ti y a cada hermano, con cariño, ternura,
y llevando tu Amor al corazón de quien te busca. Amén
PARA VIVIR ESTA SEMANA
(matrimonio, tres hijos, él trabaja, el matrimonio pertenece a comunidad cristiana y a movimiento seglar)
Después de "enseñar con autoridad" en la sinagoga, lo que leíamos la semana pasada en el evangelio, vemos cómo pasa las siguientes horas de su día normal el Señor. Enseguida se encuentra con enfermos a los que sanar, personas a las que liberar de sus ataduras (endemoniados), gente a la que anunciar el Reino. No tiene descanso.
Y reserva, cómo no, su momento íntimo con su Padre, fundamental para analizar el día, para intentar limar detalles, para estudiar la estrategia mejor de amar al otro, para pedirle ayuda, para simplemente estar con el que se ama tanto, para compartir lo vivido...(y si lo necesitaba Jesús, cuánto más nosotros..!)
Pues ya sabemos de sus 24 horas, como si lo estuviéramos viendo en el "Gran hermano". Y ahora, si te gusta lo coges y si no, busca, compara, y si encuentras una manera más feliz de vivir, ¡CÓMPRALA!.
Si Jesús hubiera simplemente "voceado" la Buena Noticia, la venida del Reino, realmente la gente ¿se hubiera convertido, realmente lo seguirían?... En nuestras casas, en la enseñanza a nuestros hijos, en nuestro apostolado, en el contacto con la gente, en nuestro roce diario con el prójimo, lo que realmente "sienta cátedra" es nuestra palabra respaldada con obras, y éstas deben ser un continuo goteo en nuestro vivir que nos hagan de una pasta especial. Esto es como un entrenamiento, cada día un poco más, cada día un pequeño acto de amor "sumado en nuestro zurrón", iremos alcanzando metas que ya casi, en algunas ocasiones, las alcanzaremos por inercia, pero que nos van convirtiendo en perfectos evangelizadores por que vivimos la vida en plenitud
(por equipo coordinador, con asesoramiento de un biblista)
El pasado domingo, Marcos empezó a narrar una jornada de Jesús -un Sábado en Cafarnaúm-. En este domingo la concluye con tres actividades.
En la primera Jesús se traslada desde la sinagoga del domingo anterior a la casa de los hermanos Simón y Andrés, junto al otro par de hermanos que había llamado. En esa casa vivía la suegra de Simón, seguramente porque había enviudado y no tenía hijos varones. Al ser curada de su fiebre, se pone a "servirles", a ejercer la diaconía, término técnico que volverá a aparecer al final del evangelio, en la crucifixión: "Había también allí algunas mujeres que miraban de lejos... que seguían a Jesús y lo habían servido cuando estaba en Galilea" (15, 41), designado así un grupo específico de discípulas.
La segunda actividad es doble: por un lado cura y por otro exorciza, en la puerta de la casa. Los enfermos y poseídos han acudido a al ocultarse el sol, cuando ya no había que guardar el descanso del Sábado. Jesús sigue mandando a los demonios que no revelen su identidad, que el evangelista quiere revelar justamente en su crucifixión.
Por último, Jesús se levanta en el alba a orar en un apartado, tras lo cual inicia su predicación por el resto de Galilea.
Los tiempos del día que se precisan en este pasaje ( ) coinciden con los de su sepultura y resurrección según este evangelio: "Era día de Preparación, es decir, víspera de sábado. Por eso, al atardecer, José de Arimatea... " (15, 42) y "A la madrugada del primer día de la semana, cuando salía el sol, fueron al sepulcro." (16, 2).
Por tanto, este texto se pone en conexión con el final del Evangelio, donde adquiere su pleno sentido.
COMENTARIOS DE SEGLARES
DESDE LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS
(Matrimonio con dos hijos, trabajan ambos, pertenecen a movimiento conyugal)
El evangelista Marcos nos muestra en este pasaje un día cotidiano de la vida de Jesús, una “jornada laboral” en la que nuestros hijos pueden encontrar a un Señor cercano y atento a las necesidades de los demás. Jesús no sólo se preocupa por el bienestar espiritual de su pueblo, por transmitirles su enseñanza, sino que también ocupa su tiempo en procurarles un bienestar físico. Jesús se detiene, sufre y se preocupa por su prójimo. Desgraciadamente carecemos de sus facultades sanativas, pero sí que podemos descubrir en su actitud de permanente atención al más necesitado, encarnado aquí en el enfermo, un modelo de vida que seguir y que transmitir a nuestros hijos.
Y esa vida encuentra su alimento en la oración. Es en ella, en el encuentro con Dios Padre, de donde Jesús saca su fuerza para la entrega en la lucha diaria. Resulta reveladora la asiduidad con la que el Señor acude a la oración, una asiduidad que nos sitúa ante el reto de transmitir a nuestros hijos la necesidad de tener una vida espiritual que nos sirva de motor para luego entregarnos en nuestro día a día como auténticos hijos de Dios.
PARA REZAR
(mujer, soltera, trabaja, pertenece a comunidad cristiana y a movimiento seglar)
Te damos Gracias, Señor Jesús y Dios nuestro,
porque Tú nos sanas con tu mirada, con tus gestos,
con tu acogida y, sobre todo, con tu Palabra de Vida.
Gracias porque conoces nuestras carencias y dolencias
y Tú acudes generosamente para solucionarlas.
Gracias porque Tú nos enseñas lo fundamental
para ser buenos discípulos tuyos: Oración y Misión,
para poder entrar en Ti y lograr la fuerza y valentía
para anunciar a todo el mundo tu Evangelio.
¡Señor, tu Presencia Divina siempre nos sana!
Tú nos recuerdas que tu Buena Noticia es para todos.
Gracias por enseñarnos a Evangelizar como Tú,
con el anuncio junto a la acción, con eficacia,
y liberando del sufrimiento a cada persona.
Te pedimos, Señor y Dios nuestro, que nos enseñes
a acompañar en tu nombre a nuestros hermanos
para ayudarlos en sus problemas, dificultades,
y en todas las debilidades que producen dolor.
Ayúdanos Tú, Señor, a tomar la mano del que sufre,
para transmitirle la fuerza de tu Paz y de tu Amor,
e infundiéndole ánimo, confianza, consuelo y esperanza.
Tú que eres Dios Padre Bueno y Misericordioso,
ayúdanos a ser compasivos con nuestro prójimo
para ocupar nuestro tiempo con las personas
que más necesiten ser cuidadas y consoladas en su dolor.
Ayúdanos Tú, Señor, a escuchar con claridad tu Voz,
mediante la oración y el conocimiento de tu Palabra,
para comprender tu Voluntad y ser fieles discípulos tuyos,
sirviéndote a Ti y a cada hermano, con cariño, ternura,
y llevando tu Amor al corazón de quien te busca. Amén
PARA VIVIR ESTA SEMANA
(matrimonio, tres hijos, él trabaja, el matrimonio pertenece a comunidad cristiana y a movimiento seglar)
Después de "enseñar con autoridad" en la sinagoga, lo que leíamos la semana pasada en el evangelio, vemos cómo pasa las siguientes horas de su día normal el Señor. Enseguida se encuentra con enfermos a los que sanar, personas a las que liberar de sus ataduras (endemoniados), gente a la que anunciar el Reino. No tiene descanso.
Y reserva, cómo no, su momento íntimo con su Padre, fundamental para analizar el día, para intentar limar detalles, para estudiar la estrategia mejor de amar al otro, para pedirle ayuda, para simplemente estar con el que se ama tanto, para compartir lo vivido...(y si lo necesitaba Jesús, cuánto más nosotros..!)
Pues ya sabemos de sus 24 horas, como si lo estuviéramos viendo en el "Gran hermano". Y ahora, si te gusta lo coges y si no, busca, compara, y si encuentras una manera más feliz de vivir, ¡CÓMPRALA!.
Si Jesús hubiera simplemente "voceado" la Buena Noticia, la venida del Reino, realmente la gente ¿se hubiera convertido, realmente lo seguirían?... En nuestras casas, en la enseñanza a nuestros hijos, en nuestro apostolado, en el contacto con la gente, en nuestro roce diario con el prójimo, lo que realmente "sienta cátedra" es nuestra palabra respaldada con obras, y éstas deben ser un continuo goteo en nuestro vivir que nos hagan de una pasta especial. Esto es como un entrenamiento, cada día un poco más, cada día un pequeño acto de amor "sumado en nuestro zurrón", iremos alcanzando metas que ya casi, en algunas ocasiones, las alcanzaremos por inercia, pero que nos van convirtiendo en perfectos evangelizadores por que vivimos la vida en plenitud
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