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MISIONEROS EN CAMINO: Materiales litúrgicos y Catequéticos: XXXI Domingo del T.O. (Mt 23,1-12) - Ciclo A
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sábado, 29 de octubre de 2011

Materiales litúrgicos y Catequéticos: XXXI Domingo del T.O. (Mt 23,1-12) - Ciclo A



Monición de entrada

(A)
La vida de Jesús y su palabra son una misma realidad. Todo lo que El ha enseñado, es todo lo que El ha hecho. De Jesús no puede decirse que no hace lo que dice. Su Evangelio no es más que una explicación de sus hechos.
El no predica para los demás, sino que es el primero en caminar por delante. Luego invita a seguirle libremente. Ni siquiera obliga. Sólo de esta forma es cuando las palabras tienen fuerza y llegan a convencer.
Que esta Eucaristía que vamos a celebrar nos anime a seguir los pasos de Cristo y así demos testimonio vivo de nuestra fe cristiana.

(B)
Como creyentes unidos en la misma fe, como comunidad cristiana que siempre está invitada a superar las dificultades y a ser testimonio de entrega y de servicio, nos reunimos en esta Eucaristía. La Palabra de Dios, con su potencial transformador, va a ser proclamada para que cale hondo en todos y cada uno de nosotros y para que, haciéndola nuestra, nos haga personas nuevas, agradecidas y solidarias; personas nuevas que hagan posible relaciones de fraternidad, trabajo más humano, tiempo libre más enriquecedor.

Bienvenidos, hermanos, a esta celebración.





Pedimos perdón



(A)



Somos cristianos, seguidores de Jesús, pero muchas veces sólo de palabra, porque nuestras vidas no se parecen demasiado a la suya. Por eso vamos a pedir perdón:



* Muchas veces pregonamos que somos cristianos, pero no aceptamos a los que nos rodean: Señor, ten piedad.

* Muchas veces decimos que somos cristianos, los del grupo de Jesús, pero no le reconocemos a Él en los demás, ni ayudamos a los hermanos. Cristo, ten piedad.

* Muchas veces hablamos bien de Jesús, pero sólo hablamos, y no seguimos sus enseñanzas y el ejemplo de su vida. Señor, ten piedad.



(B)


Delante de nuestro Dios, rico en bondad y misericordia, reconocemos ahora nuestras limitaciones pidiéndole que nos conceda su perdón:

-Tú, que nos quieres viviendo en unión, creando fraternidad. SEÑOR, TEN PIEDAD...
-Tú, que nos quieres entregados a servir a los más desfavorecidos. CRISTO, TEN PIEDAD...
-Tú, que nos quieres responsables en la tarea de hacer del mundo una casa común para todos. SEÑOR, TEN PIEDAD...



Escuchamos la Palabra




Monición a las lecturas



En la primera lectura, el profeta Malaquías reprende con vigor a los sacerdotes de su tiempo, pues tenían sumido al pueblo en el error. Si bien Jesús no discute la doctrina de los escribas y fariseos, sí les echa en cara que no ponen en práctica lo que enseñan. Son los dos peligros contra los que ha de defenderse constantemente la Iglesia.



Lectura del profeta Malaquías



Yo soy el Rey soberano, dice el Señor de los Ejércitos: mi nombre es temido entre las naciones.
Y ahora os toca a vosotros, sacerdotes: Si no obedecéis y no os proponéis dar la gloria a mi nombre,-dice el Señor de los Ejércitos- os enviaré mi maldición. Os apartasteis del camino, habéis hecho tropezar a muchos en la ley, habéis invalidado mi alianza con Leví--dice el Señor de los Ejércitos--. Pues yo os haré despreciables y viles ante el pueblo, por no haber guardado mis caminos y porque os fijáis en las personas al aplicar la ley.

¿No tenemos todos un solo Padre? ¿No nos creó el mismo Señor? ¿Por qué, pues, el hombre despoja a su prójimo profanando la alianza de nuestros padres?



Palabra de Dios



SALMO RESPONSORIAL

R/ Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor.





+ Lectura del santo Evangelio según San Mateo



En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos diciendo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los letrados y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros; pero no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame "maestro". Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro padre, el del cielo. No os dejéis llamar jefes, porque uno solo es vuestro Señor, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»



Palabra del Señor



Evangelio Dialogado (Niños)



Narrador: Entre los judíos, los escribas y fariseos eran quienes enseñaban a la gente cómo tenían que comportarse para cumplir la Ley de Dios. Pero ellos no cumplían lo que decían. Por eso, Jesús, un día que hablaba a la gente y a sus discípulos, les dijo, refiriéndose a los escribas y fariseos:



Jesús: Lo que los escribas y fariseos os digan para ser fieles a la Ley de Dios, hacedlo vosotros, pero no hagáis lo que ellos hacen, porque no obran de acuerdo con lo que dicen.



Narrador: Además, los escribas y fariseos, querían hacerse siempre los importantes y ocupar los puestos de mayor categoría y que la gente les hiciese reverencias por la calle y les llamasen "maestros", "jefes"...

Por eso, Jesús dijo también a los que les escuchaban:



Jesús: Vosotros nos os dejéis llamar "maestro", pues sólo el Señor es el Maestro. Vosotros todos sois hermanos.

Vosotros no llaméis "padre vuestro" a nadie, porque uno solo es vuestro padre, el Padre del cielo.

Vosotros no os dejéis llamar "jefe", porque uno solo es vuestro Señor, Cristo.



Narrador: Y Jesús añadió:



Jesús: El más importante entre vosotros que se haga servidor de los demás.



Palabra del Señor






Homilías



(A)



Como acabamos de escuchar, más claro no puede ser:

Quiero repetir algunas de las frases de Jesús: " Haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen ". "Todo lo que hacen es para que los vea la gente" ." El primero entre vosotros será vuestro servidor". "No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos".

Este Evangelio es una dura crítica para nuestra iglesia, empezando por la jerarquía y acabando en todos los fieles. No somos la Iglesia que Jesús quiso formar. Jesús ha querido una Iglesia que sea Comunidad de hermanos, en la que nadie se crea jefe, ni maestro, ni amo. Una Comunidad de hermanos, en la que todos deben tener un sitio y una responsabilidad. Una única norma: todos al servicio de todos.

Todos estamos llamados a participar en la responsabilidades y tareas dentro de esta Iglesia de Jesús.

Los cargos o puestos dentro de la Iglesia no son para tener más autoridad y poder, sino para servir más y mejor a los demás hermanos. El que quiera ser primero, que lo sea por el servicio que presta a los demás, no por estar por encima de nadie. Todos somos necesarios dentro de esta Comunidad de amor y de fe y, si alguien debe tener algún privilegio, éste es para los pobres y los necesitados.

En vez de contagiar a la sociedad nuestra forma de entender y poner en práctica el uso de la autoridad como servicio, lo que hemos hecho es dejarnos contagiar por ella usando la autoridad como un poder . Una fuerza sobre los demás. Desde luego no fue ésta la voluntad de Cristo para su Iglesia.



(B)



(Una dura llamada a los que tienen responsabilidades en la Iglesia)

Este evangelio que acabamos de escuchar es duro. Jesús se muestra duro con los que tienen responsabilidades dentro de la comunidad de los creyentes y no actúan como debieran.

También lo era la primera lectura, que decía: "Y ahora os toca a vosotros, sacerdotes. Si no obedecéis y no os proponéis dar gloria a mi nombre, os enviaré mi maldición. Os apartasteis del camino, habéis hecho tropezar a muchos en la ley".

Son palabras duras, que se dirigen a los sacerdotes del Antiguo Testamento, como Jesús se dirigía a los fariseos de su tiempo. Y ya se ve a quien las podemos aplicar ahora: en primer lugar a nosotros, los sacerdotes, los obispos, el Papa. Son una llamada a que seamos fieles a lo que predicamos, que nuestra vida sea un buen ejemplo del Evangelio que anunciamos.

Y junto a nosotros, estas palabras se dirigen también sobre todo a los laicos y laicas que trabajan dentro de la comunidad: los catequistas, los miembros del consejo parroquial, los encargados de Cáritas o de la liturgia... Todos los que de una manera u otra estamos al frente de la comunidad, tenemos un deber especial de hacer realidad en nuestras vidas la fe y el amor que predicamos. Y vale la pena que todos, toda la comunidad cristiana, rece para que cada día avancemos en el camino de conversión que Jesús pide a los responsables de su Iglesia.

Este es el primer mensaje del evangelio de hoy, que quienes somos los principales destinatarios haremos bien de no olvidar y de aplicárnoslo toda la vida.



(Una llamada a todos los que nos decimos cristianos)

Pero al mismo tiempo, si me lo permitís, quisiera decir que este evangelio no se dirige solamente a nosotros, los que tenemos responsabilidades en la comunidad. Diría que no se dirige tan sólo a nosotros, sino a todos, a todos los que llevamos el nombre de cristianos. Y me gustaría que reflexionáramos un poco sobre ello.

Porque de hecho, todos los que llevamos el nombre de cristianos, todos los que ahora estamos participando de esta Eucaristía, somos anunciadores del Evangelio, y por lo tanto tenemos el deber de cumplir en nuestras vidas lo que anunciamos.

Llamarse cristiano significa afirmar que creemos en Jesús, en lo que nos ha dicho, en lo que nos ha enseñado; y significa actuar en consecuencia...

Porque si con nuestra vida no hacemos realidad lo que creemos actuamos como aquellos fariseos que Jesús criticaba tan duramente. Por fuera, y en determinados momentos aparecemos como fieles a Jesús... pero por dentro, de verdad, somos una mentira, un engaño, un sepulcro blanqueado. Y si somos así, Jesús no nos reconocerá como discípulos suyos... porque llevamos su nombre, pero de hecho ensuciamos su mensaje...

Sí queridos hermanos, las palabras duras de Jesús van

dirigidas a cada uno de los cristianos, pero muy especialmente a los que tienen cualquier tipo de responsabilidad en la fe de los demás... muy concretamente a todos los padres que se dicen cristianos y que un día de forma solemne (bautizo) de sus hijos se comprometieron a educar en la fe a sus hijos y lo mismo en la comunión ... y que llegado el momento de esa educación...hacen una completa dejación de sus responsabilidades, mintiendo descaradamente a la comunidad... y ahora les dicen a sus hijos que si quieren que vayan y si no quieren ir que no vayan... ¿Qué sería si este mismo principio lo aplicáramos a otros aspectos educativos? Decirles: Que si quieren ir al colegio que vayan y si no, que no vayan...

Si a los sacerdotes nos corresponde ofrecer una catequesis, preparar unos programas, animar a miembros laicos de la comunidad (catequistas) a que ejerzan esta tarea de servicio y acompañarles en su tarea.. A los padres cristianos les corresponde la ineludible responsabilidad de mandar a sus hijos a la catequesis y de interesarse por ella...

Claro que muchos padres ¿con qué fuerza van a enviar a sus hijos a la catequesis o a la Eucaristía si ellos no vienen nunca?

Sí, hoy especialmente me parece que estas palabras duras de Jesús, debieran hacer reflexionar a muchos padres y madres cristianas que han olvidado su cristianismo y su compromiso como educadores cristianos de sus hijos...
Ahora, un domingo más, participaremos del Cuerpo y la Sangre de Cristo, el alimento de vida eterna. Oremos para que todos seamos capaces de vivir de acuerdo con nuestra fe. Todos: los que tenemos responsabilidades en la Iglesia y en las familias, como cada uno de los cristianos y cristianas.



(C)



Desde hace unas semanas, miles de niños y jóvenes llenan de nuevo las aulas de nuestros colegios y escuelas. Día tras día se sientan ante sus profesores y educadores para aprender. Pero ¿aprender qué?

Tal vez, todo menos lo más importante que es aprender a vivir. No nos damos cuenta de que, con frecuencia, a estos niños que acaban de recibir el regalo de la vida, les estamos proporcionando "un manual de instrucciones para su uso", totalmente disparatado.

Si siguen muchas de nuestras instrucciones, están condenados a no conocer nunca la felicidad. Ya no podrán sospechar siquiera que es posible disfrutar de la vida sin dinero. Se sentirán frustrados si no pueden ir satisfaciendo todos y cada uno de sus pequeños caprichos. Se creerán fracasados si no pueden cumplirse sus ambiciones.

Casi sin darnos cuenta, los iremos programando para la competitividad, la rivalidad, el éxito y el poder. Les animaremos a "sacar sobresaliente" y a entender la vida como una carrera en la que la mayor desgracia es quedarse "descolgado".

Les enseñaremos a subir "al tren de la vida" y les instruiremos sobre cómo se han de comportar dentro de cada departamento, pero ¿quién les dirá hacia dónde se dirige ese tren alocado?

¿Qué pueden aprender las nuevas generaciones al comunicarse con nosotros?

¿Cómo contagiarles el gozo verdadero de la vida si nos ven ocupados estúpidamente en mil asuntos y negocios sin saborear apenas nunca el amor, la belleza y la amistad?

¿Cómo educarlos para la paz si sufren nuestra violencia, nuestra irritación y toda clase de agresividades?

¿Cómo sensibilizar su corazón a todo lo bueno, lo bello, lo digno, si ven que, para sentirnos vivos, necesitamos toda clase de drogas, excepto, naturalmente, las tres o cuatro que hemos de condenar de manera tajante?

¿Cuáles son las grandes convicciones que, con toda verdad y honradez, les podemos mostrar como horizonte y sentido de nuestra vida? ¿Qué Dios pueden descubrir en el fondo de nuestras creencias y de nuestra vida?

La frase de Jesús nos sigue interpelando a todos: "No os dejéis llamar maestro porque uno sólo es vuestro maestro". Para los cristianos, sólo Jesucristo es el verdadero Maestro. De él hemos de aprender a vivir todos más humanamente si queremos enseñar algo digno a las nuevas generaciones.



(D)



Un joven - de buena posición social - comenzó a salir con una joven artista.

Esta relación era cada más íntima y el joven estaba considerando la posibilidad de un futuro matrimonio. Pero como era muy precavido contrató a un detective privado para investigar a la joven y asegurarse de que no había ni otros hombres, ni otros hijos, ni ninguna deuda, ni nada oscuro en el armario de su vida.

El detective desconocía esta relación. Sólo le dieron el nombre de la joven a investigar.

Durante meses siguió las andanzas de la joven y, al final de su investigación, entregó el siguiente informe.

Es una joven encantadora, honrada, y muy decente. Sólo hay una cosa que reprocharle.

Últimamente sale con un joven -de muy buena posición social- que es de carácter dudoso y de una reputación más que sospechosa.

Este joven hipócrita recibió la medicina que necesitaba:



mira en tu armario primero y límpialo,

no señales a nadie con el dedo,

fue denunciado por sus malas artes.



Todos los domingos abrimos el Libro, proclamamos la palabra y la rumiamos para hacerla nuestro alimento porque, el Libro y nosotros, la palabra de Dios y nosotros, somos inseparables.

Jesús, en este episodio de su vida, está haciendo de detective privado,

Está investigando las palabras y la conducta de esos fariseos –de buena posición social- y sobre todo de –buena religión-.

Y, hoy, nos da su informe.

Estos fariseos son de reputación más que sospechosa:



Hacen de la religión un negocio.

Manipulan la ley de Moisés para sus propios fines.

No sigáis su ejemplo.

No obran para Dios sino para la galería.

Buscan los mejores sitios.

Buscan honores y títulos.

Todo es fachada, por dentro llenos de esqueletos .

No os conviene el matrimonio con estos hipócritas.



Jesús, el detective privado, está denunciando una religión falsa, vacía, de ritos y costumbres superficiales. Llevan la Biblia en la mano, no en el corazón.



¿Qué es la religión? ¿Qué es el culto verdadero? ¿Qué es el templo? ¿Qué es la alabanza de la vida que no la de los labios? ¿Qué es esta comunidad de _____?



Hermanos y hermanas, el culto, la espiritualidad, es el cordón umbilical que nos religa, que nos une con Dios nuestro Padre. Un cordón umbilical que no se puede cortar porque nos quedamos huérfanos, nos separamos de la fuente de la vida y de la felicidad.



Jesús les está diciendo a los fariseos, a los hipócritas, de ayer y de hoy, vosotros habéis cortado el cordón umbilical que os une a Dios y a los hermanos. Vosotros habéis quedado con lo que no sirve para nada: la ley, las apariencias, los saludos, las palabras, las citas de la Escritura.... Vosotros buscáis seguidores para vuestra causa, no para la causa de Dios.



¿Si Jesús tuviera que hacer un informe de nuestra parroquia qué diría?

¿Nos ve Jesús como a los fariseos de su tiempo? ¿Vacíos, superficiales, sin los frutos del amor, con el cordón umbilical de nuestro Dios cortado?

Todos llevamos dentro un pequeño o gran fariseo, el reto consiste no en disimularlo sino en eliminarlo poco a poco con la gracia de Dios.

El reto consiste en no señalar a nadie con el dedo sino en dirigirlo a uno mismo y pedir, a gritos, la ayuda de Dios.

El reto consiste en vivir religado a Dios y a los hermanos.

Lo que Jesús quiere que aprendamos, hoy, y vivamos es que, en la comunidad de Jesús, todos somos discípulos, todos alumnos, todos aprendices.



Sólo hay un Maestro: Cristo.

Sólo hay un Señor: Cristo.

Sólo hay un Dios, Padre de todos.



Y el más importante entre nosotros no es el que más habla, ni el que mejor predica, ni el que preside, ni el que aparenta... El más importante es el que más sirve a los demás.



Las palabras humanas son necesarias e importantes y, aunque a veces sean hipócritas y no manifiesten nuestra oculta intención, si no están de acuerdo con la única Palabra, la del Señor, nos disminuyen y denuncian.





Oración de los fieles


(A)



Unidos en la fe y en la solidaridad, vamos a pedir por todos.



1.- Pedimos por todos los que dentro y fuera de la Iglesia, sienten los problemas sociales y trabajan por remediarlos : Roguemos al Señor.

2.- Pedimos por los que sufren por causa del paro, el hambre, la falta de vivienda y las injusticias sociales: Roguemos al Señor.

3.- Pedimos por los pobres y necesitados, para que los responsables de los pueblos y naciones del mundo, se acuerden de ellos y traten de ayudarles: Roguemos al Señor.

4.- Pedimos por todos nosotros, muchas veces insolidarios y encerrados en nuestras vidas, para que sepamos repartir y compartir lo poco que tenemos: Roguemos al Señor.



Dios Padre, recibe nuestra oración. Acéptala como nuestro mejor y más sincero deseo. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.



(B)



Con la confianza que nos da sabernos escuchados por Dios Padre le presentamos las necesidades de nuestra vida, diciendo:



Todos:¡Escúchanos, Señor!



-Por la Iglesia, para que en su modo de actuar denuncie con voz profética todo lo que rompe la unidad, y favorezca la reconciliación y el perdón. Oremos.

-Por quienes trabajan dentro de la Iglesia en favor de los demás, para que nunca busquen el propio interés, sino que sean testimonio de servicio y desprendimiento. Oremos.

-Por quienes nos llamamos cristianos, para que vivamos siendo fieles a esta dignidad que a todos nos iguala. Oremos.

-Por nuestra comunidad (parroquial), para que sepamos unir los esfuerzos de todos los que la formamos y seamos capaces de vivir abiertos a los problemas y necesidades de la sociedad. Oremos.



Atiende, Señor, nuestra oración no por nuestros méritos, que son pocos, sino por la entrega del mismo Jesús. Que vive y reina.



(C)



A Jesús, nuestro único maestro, digámosle confiadamente:



Todos: HAZ DE NOSOTROS UNA FAMILIA DE HERMANOS.



* por su Iglesia, para que le reconozca como único Señor.

* por los responsables de nuestras comunidades para que sean los primeros en servir

* por los gobernantes de los pueblos, para que protejan a los más débiles

* por cuantos participamos en esta eucaristía, para que anunciemos la Buena Noticia con nuestras vidas.



Escucha, Señor la oración de tu pueblo. Tú eres nuestro único maestro. Que todos nos sintamos discípulos tuyos y queramos ocupar el último lugar. Te lo pedimos a Ti, que diste tu vida por nosotros.







Prefacio...


Padre Bueno, hoy estamos de Fiesta,

y nuestro corazón está lleno de agradecimiento.

Tú nos amas tanto,

que has hecho para nosotros,

este mundo inmenso y maravilloso.

Tú nos amas tanto,

que nos das a tu Hijo Jesús

para que El nos acompañe hasta Ti.

Tú nos amas tanto,

que nos reúnes con Jesús

como a los hijos de una misma familia.

Por ese amor tan grande, queremos darte gracias;

y unidos a los santos,

y a las personas de buena voluntad

entonamos un himno de alabanza diciendo:



Santo, Santo, Santo ...







Padre Nuestro


Jesús es para todos, porque lo que nos viene a contar es para todos: Que Dios es Padre de todos, sin excepción, y quiere que lo sintamos así. Cada vez que rezamos la oración de Jesús, nos sentimos hijos de Dios, y deseamos que nuestros hermanos de la tierra lo sientan, también así.

Por eso, todos juntos, decimos con alegría: Padre Nuestro...


Nos damos la paz


Jesús quiere la Paz para todos, pero no llega. Y no llega, porque nosotros hablamos mucho de Paz, pero no colaboramos para que sea una realidad. Ahora vamos a desearnos la paz y vamos a conseguirla.

Que la Paz de Jesús esté con todos nosotros

Como amigos y hermanos nos deseamos la Paz...





Compartimos el Pan


Mirad, este es Jesús. Jesús es para todos, y ahora, para nosotros, es el alimento de nuestras vidas.

- Dichosos nosotros por haber sido invitados a esta Comunión.

Señor, no soy digno de que entres en mi casa ..



Oración


(A)



Señor, yo suelo presumir de que creo más en Ti que en los curas.

Sin embargo, en realidad es justamente lo contrario.

Dependo excesivamente de quienes tratan de alimentar mi fe.

Es algo que debo corregir porque, de esta manera,

nunca llegaré a ser un cristiano adulto de verdad.

También he de confesar que con mi cristianismo

me ocurre como con el permiso de conducir:

apruebo la teoría, pero me suspenden en la práctica.

Señor, bendice a quienes ayudan mi fe.

Señor, haz de mí un cristiano más auténtico,

un cristiano que viva lo que dice creer.





(B)



¡Decimos y no hacemos!



No queremos ser fariseos, de verdad, Señor...

pero nos pillamos a nosotros mismos en contradicción.

No queremos ser fariseos, lo tenemos muy claro,

pero no coincide lo que decimos con lo que hacemos.



Sólo Tú, Señor, conoces nuestra fragilidad.

Sólo Tú sabes de nuestra pequeñez.

Sólo Tú sabes lo que queremos y no conseguimos,

las metas que nos proponemos y no alcanzamos.



Hoy quiero presentar ante Ti

todo aquello que en mí no funciona,

todo lo que digo y no hago, presumo y no consigo,

alecciono a otros y yo no logro,

disimulo, oculto y maquillo para no quedar mal.



Tú conoces muy bien lo que quiero parecer,

la imagen de mí que quiero vender,

el prestigio que deseo lograr

y los fallos que necesito disimular.



Hoy me desnudo ante Ti, Señor,

con todo lo pequeño, lo frágil, lo inacabado,

para que seas Tú quien me sane, me termine,

para que tu Amor me vuelva a tu manera.





Reflexión



PORQUE ELLOS NO HACEN LO QUE DICEN



No os dejéis llamar maestro, ni padre, ni jefe...
Uno se imagina que detrás de esta advertencia evangélica está en juego algo más profundo que las costumbres sociales o el pequeño despunte de vanidad.
Efectivamente, parece que el núcleo está en al afirmación : "Todos vosotros sois hermanos"
El evangelio no da cabida a la vanidad de los títulos, costumbres, procedencias y, menos aún, suficiencia y autoritarismo.
Pone la fuerza en la fraternidad de tal manera que cualquiera en el pueblo de Dios podría preguntar al otro: En este momento, ¿eres tú mi hermano?

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WebJCP | Abril 2007