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MISIONEROS EN CAMINO: XXIII Domingo del T.O. (Mt 18,15-20) - Ciclo A: Liturgia, Reflexiones, Exégesis y Oración
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sábado, 3 de septiembre de 2011

XXIII Domingo del T.O. (Mt 18,15-20) - Ciclo A: Liturgia, Reflexiones, Exégesis y Oración


Publicado por DABAR

SOBRE LAS CORRECCIONES Y TAL

Las tres lecturas de hoy tratan de la responsabilidad por los demás. Aunque es en el fragmento de la carta de Pablo donde me parece encontrar las claves para entender mejor en qué consiste eso de responsabilizarse de otros. Sin embargo es el fragmento menos concreto de los tres. El que ofrece una respuesta más abierta. Más comprometida. Pablo dice que se trata de no hacer daño. Suficientemente amplio y sobradamente explícito. Viniendo además esa afirmación de alguien a quien le ha preocupado saber, y saber bien, cómo actuar para estar conforme a la voluntad de Dios, la propuesta adquiere todavía más potencia. Y permite que cada cual la viva en la medida de sus entendederas.

El texto del evangelio y el de Ezequiel me generan algo de desasosiego. Me explico: hablan de la corrección fraterna. Confieso que es algo más incómodo que el desasosiego. Despiertan viejos fantasmas que me dan bastante repelús. La sombra de “correcciones fraternas” condenatorias, hechas desde la intolerancia, la ignorancia, la sin razón, excluyentes, y denigrantes… (no abundo más en ello) sobrevuela a veces sobre la experiencia personal o colectiva de muchos de nosotros. Corrección tal vez (aunque en la mayoría de los casos ni corrección, más bien descalificación)… fraterna desde luego ni de lejos… de ahí que se me haya desarrollado una “ligera” fobia al tema de las correcciones. Por supuesto para recibirlas y cada vez más para darlas. Agradezco ser corregida por quien me respeta, a quien yo pido que me corrija porque confío en esa persona, porque la conozco y sé que me bienquiere. Pero desde luego paso de correcciones que vienen desde otros sentimientos e intenciones. Ya no me los trago. No los aguanto si vienen desde la prepotencia, la inflexibilidad (¡mira, soy inflexible para eso!). Me aseguro muy bien que alguien ha pedido mi opinión antes de darla, sobre todo si es una opinión disidente o diversa, si tiene forma de consejo u orientación. Que la ha pedido y que quiere escucharla… porque a menudo no es lo mismo. Es un ejercicio constante de empatía. Con el único objetivo de no hacer daño. Y por supuesto para no permitir que nos lo hagan, si no lo queremos permitir.

Trabajo en un cole. Soy orientadora y profesora en ESO y Bachillerato. Así que comprenderán que estoy metida hasta las trancas en eso de la “corrección”, desde la corrección ortográfica en los escritos de los alumnos… hasta todo lo lejos que lo quieran llevar: la vida escolar, académica, personal de los alumnos es infinita. Y desde luego las oportunidades para ver que los modos y maneras de conducirse a veces son mejorables comparten la misma cuantificación. El riesgo de extralimitarme en mis funciones de corrección es permanente, quizás por ello extremo la atención en esta cuestión. Forma parte de mi desempeño el cuidado, la responsabilidad de acompañar a otros. Y soy madre de dos hijos. No hace falta que añada mucho más, ¿verdad? Creo que hay que hacerse consciente de la importancia que tiene vivir con otros, ayudarse cuando sea preciso, aceptar que nos equivocamos, que podemos cambiar, que a veces es oportuno corregirse, pero es igualmente necesario darse cuenta de cómo hacerlo. Todo esto vale la pena repensarlo…, quizás mejor revivirlo. Ponerle nombre en nuestra experiencia y cotidianeidad.
La clave puede estar en Pablo.
Animo.
ANA IZQUIERDO
ana@dabar.net


DIOS HABLA

EZEQUIEL 33, 7 9
Así dice el Señor: «A ti, hijo de Adán, te he puesto de atalaya en la casa de Israel; cuando escuches palabra de mi boca, les darás la alarma de mi parte. Si yo digo al malvado: “¡Malvado, eres reo de muerte!”, y tú no hablas, poniendo en guardia al malvado para que cambie de conducta, el malvado morirá por su culpa, pero a ti te pediré cuenta de su sangre; pero si tú pones en guardia al malvado para que cambie de conducta, si no cambia de conducta, él morirá por su culpa, pero tú has salvado la vida».

ROMANOS 13, 8 10
Hermanos: A nadie le debáis nada, más que amor; porque el que ama a su prójimo tiene cumplido el resto de la ley. De hecho, el «no cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no envidiarás» y los demás mandamientos que haya, se resumen en esta frase: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». Uno que ama a su prójimo no le hace daño; por eso amar es cumplir la ley entera.

MATEO 18, 15 20
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un gentil o un publicano. Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. Os aseguro, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».



EXEGESIS

PRIMERA LECTURA
Suele señalarse a Ezequiel como ‘teólogo’ que culmina y aclara definitivamente la doctrina de la responsabilidad individual. Pueden escandalizarnos los extremos a que se lleva en los primeros textos bíblicos la corresponsabilidad colectiva (el diluvio, la destrucción de Sodoma y Gomorra en Gen.18,24; Jos 7,24-26 con el apedreamiento de Acán y toda su familia; Gen 16,32s con el fin terrible de Coré y todas las familias rebeldes…).

Por eso vemos con alivio la afirmación de la propia responsabilidad individual desde Deut 24,16; reafirmada en Jeremías 29,30 y desarrollada en Ez 14, 2-20. o en 18, 2-20: “El que peque es quien morirá; el hijo no cargara con la culpa de su padre ni el padre con la culpa de su hijo; al justo se le imputará su justicia y al malvado su maldad”.

Este avance moral sin embargo no anula lo bueno de la doctrina anterior que era la corresponsabilidad colectiva; todos somos solidarios entre nosotros y lo que ayuda a uno favorece al otro; y lo que a otros perjudica a mí me perjudica y daña.

Si cada uno tiene su propia responsabilidad y paga por su culpa, esta responsabilidad no es sólo respecto a sí mismo sino que implica mi solidaria relación con los demás.

Y el texto de hoy, en la figura del profeta vigía, nos da la clave de ese equilibrio moral entre responsabilidad colectiva –nos debemos los unos a los otros- y la culpabilidad individual –cada uno responde sólo de sus propios actos. Formamos, como Israel, un mismo pueblo y para él hemos ido elegidos en nuestra tarea o carisma personal. Todo don recibido es en razón de los demás. “Carisma: don gratuito (gracia) concedido a una persona concreta, que le permite realizar, por el Espíritu acciones destinadas al bien de la comunidad” (Leon-Dufour).

TOMÁS RAMÍREZ
tomas@dabar.net

SEGUNDA LECTURA

En la sección dedicada a la práctica de la vida del ser humano en Cristo aparece esta mención del amor al prójimo, al otro, y de su sentido en la existencia cristiana. Es un punto central en todo el NT y, como no podía ser menos, también en la correspondencia paulina. Lo toca en varios lugares de sus cartas, como Gal 5,6 o 1 Cor 13. Sin embargo el texto paulino más paralelo a éste es Gal 5,14.

Un rasgo típico del pensamiento paulino en este punto es el mencionado por dos veces en estas líneas de que el amor equivale al cumplimiento de la ley o, en el. v.10, que "la plenitud de la ley es el amor". Si se tiene en cuenta el interés de Pablo en declarar que el cristiano está libre de la ley puede parecer extraño que afirme que, al amar, la ley queda cumplida. Sin embargo no hay incoherencia entre las dos posturas. No es lo mismo observar la ley, cualquier ley, para conseguir la salvación por medio de esa observancia que amar y que la ley quede cumplida. La actitud en los dos casos es completamente diferente, lo cual se percibe aun en las mismas formulaciones que Pablo emplea para hablar de ellos. Quien ama, si lo hace auténticamente, no pretende nada más que eso, amar al prójimo, sin actitud de autojustificación o autosalvación, que es lo que Pablo rechaza cuando se opone a la observancia de la ley y dice que el cristiano está libre de ella.

Pero es bastante claro que los contenidos éticos de gran parte de la ley quedan cumplidos con creces en la práctica del amor. Los ejemplos en este campo pueden multiplicarse fácilmente. Quien ama, como mínimo, no mata, no roba, no hace mal (v.10; 1 Cor 13,4-7), etc. Más bien sirve enteramente al otro en una medida que ninguna ley osaría mandar o exigir(cfr. Gal 5,13-14).

FEDERICO PASTOR
federico@dabar.net

EVANGELIO

1. Aclaraciones al texto
V.15 El proceder propuesto está basado en Levítico 19,17: No guardarás odio a tu hermano. Reprenderás abiertamente a tu conciudadano y no cargarás con pecado por su culpa (Levítico 19,17). Has salvado: el original griego dice has ganado. Hermano: expresa la condición de quienes comparten la misma fe. Este empleo está también basado en el Antiguo Testamento.
V.16 El proceder propuesto está basado en Deuteronomio 19,15: No es válido el testimonio de uno solo contra nadie, en cualquier caso de pecado, culpa o delito. Sólo por la deposición de dos o tres testigos se podrá fallar una causa.
V.17 Comunidad. En el original griego iglesia, traducción, a su vez, del hebreo qahal (asamblea o reunión de creyentes). Mt.16,18 y el versículo de hoy son los dos únicos pasajes evangélicos en que aparece la palabra iglesia. Publicano: recaudador de impuestos, asimilado a pecador.
Vs.18 y 19 Os aseguro. Fórmula enfática, característica de Jesús, para introducir con autoridad una aseveración. Atar, desatar: en el contexto inmediato tienen el sentido figurado de admitir en la comunión eclesial o privar de ella.
V.19 Os aseguro además. Traducción incorrecta. Traducción correcta: Os aseguro de nuevo, otra vez. No se trata de un añadido a lo dicho antes sino de una reiteración de lo dicho antes. Para pedir algo. También aquí hay que hacer una observación a la traducción. El algo debe quedar circunscrito al asunto del que se está tratando, que no es otro que la situación de un hermano pecador.

2. Texto
Podemos diferenciar dos partes. La primera abarca los vs.15-17 y recoge el procedimiento destinado a corregir al hermano que incurra en pecado. Existe una fuerte tendencia a ver en estos tres versículos situaciones de la vida de las iglesias con posterioridad a la Pascua. Esto es perfectamente aceptable, pero sin negar el sello impreso por el propio Jesús a un procedimiento cuyos antecedentes los encuentra él en la Escritura Santa y los relanza desde ella. El procedimiento de corrección fraterna en iglesia tiene su origen en el propio Jesús.
La segunda parte del texto abarca los vs.18-20 y la impronta de Jesús en ellos es incluso de reproducción textual de palabras suyas. Jesús garantiza la validez ante Dios de la corrección fraterna en iglesia. Más aún, Jesús asegura el éxito de la oración en iglesia pidiendo por un hermano pecador en virtud de su presencia en medio de ella.

3. Comprensión actualizante
Oración en iglesia: unión de dos, tres o más hermanos para orar, a sabiendas de que, además de ellos, se encuentra Jesús en medio de ellos.
La oración en iglesia de la que habla el texto de hoy tiene como objetivo ganar al hermano pecador restaurando una comunión eclesial rota por el pecado. Entre hermanos la enfermedad de uno no puede dejar ajenos a los demás: el pecado de uno repercute en los otros.
La dinámica de la vida del discípulo de Jesús pasa necesariamente por el ejercicio horizontal de la fraternidad con los demás hermanos. La oración en iglesia es un medio privilegiado de activar la fraternidad.
Una comunidad fraterna debe caracterizarse por dar acogida y calor al hermano pecador. En ella encuentra el pecador el perdón que necesita, humano y divino. El perdón que el Padre le da a manos llenas y por el que la comunidad fraterna se desvive y reza.

ALBERTO BENITO
alberto@dabar.net


NOTAS PARA LA HOMILIA

Es delicado en nuestra sociedad y llamativo a la mentalidad del hombre de hoy, la temática que tocan las lecturas de la liturgia de este domingo. No haría falta decir que vivimos en la sociedad del “sálvese quien pueda”, del egoísmo, de la soledad y el aislamiento; la sociedad de “allá tú con tu problema”: la sociedad de “no te metas en mi vida”; la sociedad, por último, de “yo soy libre y hago de mi vida lo que quiero”. En tiempos de Jesús era más bien la sociedad de la acusación y la hipocresía: “El que esté libre de pecado, que le tire la primera piedra”. Ninguna de estas dos posiciones son acordes con lo que Jesús quiere para sus seguidores.

Ya el Antiguo Testamento, lo veíamos en la lectura de Ezequiel, nos quiere inculcar que todos somos responsables de todos, que nada de lo que le pase al hermano y convecino nos resulta ajeno. Hablamos de una mentalidad en la que todo el mundo comparte la misma fe y en la que es importante vivir según la voluntad de Dios. Por eso, el profeta exhorta a que se le llame la atención al que vive errado, pues eso salva la responsabilidad del que percibe ese extravío. De suyo, el que yerra deberá cambiar su conducta para alejarse del pecado y vivir en la voluntad del Señor. De esta manera, el que le da el aviso ha realizado su responsabilidad. Porque si, sabiendo que su convecino vive en el pecado y no le avisa, él tendrá que dar cuentas ante Dios porque carga con la culpa del otro. Si el otro es avisado y cambia, los dos quedan fuera de culpla.

La enseñanza de Jesús no difiere mucho de la que recogía el profeta Ezequiel: “Si te hace caso, has salvado a tu hermano”. Eso si tu hermano peca y le reprendes a solas. Jesús no consiente que un cristiano vea el pecado de otro cristiano sin reprenderle e invitarle a la conversión. Claro, que eso debe hacerse desde la humildad y el cariño, evitando caer en el juicio y la condena y, sobre todo, no hacerlo desde la hipocresía que supondría vivir el mismo pecado que intentamos corregir en el hermano, pues, en ese caso, nuestra propia conversión sería una condición previa a nuestra corrección fraterna.

En el planteamiento de Jesús, es importante la reacción del pecador. Si cambia su conducta por nuestro aviso, habremos contribuido a su salvación. Si, repetidamente, es avisado por los hermanos, incluso por la comunidad, y no cambia su conducta. deberemos considerarlo un pagano, fuera de la comunidad y de la fe, un pecador que obra por sí de espaldas a Dios y que no tiene voluntad propia de corregirse.

Nuestra pastoral de hoy en día encuentra serias dificultades para aplicar esta práctica que nos propone Jesús. En general, los cristianos aparecemos contagiados del ambiente social que nos rodea y que pide que “cada uno esté en su casa, y Dios en la de todos”. Junto a esto, hay también una grave pérdida de conciencia de pertenecer a una Iglesia que es Madre y a una familia en la que nada de los otros nos resulta ajeno y en la que todos compartimos la responsabilidad de todos, sabiendo que todos hemos de responder ante Dios acerca de nuestras conductas. Las situaciones irregulares en la vida sentimental de muchas personas, la negativa a bautizar los hijos por parte de personas que se han casado canónicamente, etc. están a la orden del día. Abundan, asimismo, los casos de personas que se aprovechan del trabajo de los que tienen contratados, pagando, a veces sueldo irrisorios y abusando de las personas como si fueran medios de producción. El derroche de bienes por parte de los ricos y los poderosos son casos también que podrían considerarse en este apartado. La corrupción en la clase política crea casos incompatibles con la moral cristiana. Lo mismo con las mujeres que abortan, los hombres que las encubren y los profesionales que lo practican. Casos de pedofilia, tanto en la Iglesia como fuera de ella, que han sido encubiertos deberían ser, igualmente, causa de ser corregido y, si no hace caso, apartado de la comunión con la Iglesia.

En resumen, diremos que la conversión es una llamada de Jesús previa a abrazar su fe y su seguimiento. Esta conversión es tarea permanente para quien ya vive en esa fe; es la forma de crecer y avanzar en la vida cristiana. Así, pues, todos estamos llamados a la misma conversión. Pero Dios quiere que vivamos como una verdadera familia; y en la familia se amonesta con amor a quien yerra, pues así podrá volver sus pasos hacia Dios. Sin olvidar que el que calla arrastra también la culpa de su silencio, pues en esta familia, todos somos corresponsables unos de otros.

JUAN SEGURA
juan@dabar.net



PARA CONSIDERAR Y REFLEXIONAR EN GRUPOS

Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
(Mt, 18,20)

Preguntas y cuestiones
Una comunidad fraterna debe caracterizarse por dar acogida y calor al hermano pecador. ¿Son así nuestras comunidades?
En nuestras reuniones ¿nos dejamos guiar por Jesús, en medio de nosotros?



PARA LA ORACION

Dios Padre omnipotente, que, mientras vivimos en este mundo sales a nuestro encuentro en la acción de la Iglesia, en las personas que sufren, en los pobres y en la voz de nuestra conciencia; no dejes que nos apartemos de ti. Y si vieras que eso empieza a suceder, envíanos una mano amiga que nos ayude a entenderlo y a acercarnos de nuevo a tus caminos.
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Al ofrecerte estos dones que ponemos ante ti, te ofrecemos, junto con ellos, toda nuestra vida. Recibe todo lo bueno de que somos capaces y transforma nuestro pecado en una nueva oportunidad de convertirnos a ti.
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En verdad es justo y necesario darte gracias y bendecir tu nombre. Pues tu Hijo Jesús nos enseñó a llamarte Padre, a desear que tu nombre sea santificado, que tu Reino se haga realidad en nuestra vida temporal y que tu providencia actúe en la tierra haciendo las cosas como son en el cielo. Por esta plegaria, porque nos hace de ti un Dios cercano y amoroso, queremos darte gracias y te alabamos con los ángeles y los santos.
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Restauradas nuestras fuerzas con tan sagrado alimento, mantennos siempre en el respeto a tu nombre y en el amor por cuanto procede de ti.



LA MISA DE HOY

MONICIÓN DE ENTRADA
Jesús piensa en que todos los que le seguimos y creemos en él formamos una gran familia. Por eso, nos exhorta a actitudes que sólo se entienden en el ámbito familiar. Por ejemplo lo que nos propone hoy: avisar a quien se ha desviado del buen camino para que pueda rectificar. Y si no lo hace, es culpable, como el que peca. A esto es a lo que llamamos la “corrección fraterna”. Difícil si no nos sentimos familia y corresponsables unos de otros.

ACTO PENITENCIAL
-Tú, que has venido para que tengamos vida en abundancia. Señor, ten piedad.
-Tú, que nos llamas, de forma permanente, a la conversión. Cristo, ten piedad.
-Tú, que piensas en los cristianos como en los hermanos de una gran familia. Señor, ten piedad.

MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA
Ezequiel nos presenta hoy un texto en el que vemos la responsabilidad que Dios pone en los hombros del profeta. Su misión es hacer la voluntad de Dios y anunciar su palabra. En su responsabilidad recae, también, llamar al pecador a la conversión. Dios les pedirá cuenta de ello a los dos: al pecador y al profeta.

SALMO RESPONSORIAL (Sal. 94)
Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón».
Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos.
Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor…
Entrad, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor…
Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me tentaron, aunque habían visto mis obras».
Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor…

MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA
La ley judía contenía muchos mandamientos, y el código moral de conducta era el decálogo de Moisés. Pero, para quien sigue a Jesús, un solo mandamiento contiene todos los demás: el mandamiento de la última cena, el mandamiento del amor. Por eso San Pablo llega a afirmar que “amar es cumplir la ley entera”.

MONICIÓN A LA LECTURA EVANGÉLICA
La corrección al hermano manifiesta la preocupación por él, por su salvación, la relación fraterna y el hecho de velar por la autenticidad de la fe que se comparte. Quien de una manera reiterada, recibe el aviso de la Iglesia y no se convierte, permaneciendo en su pecado, debe ser considerado fuera de la comunidad de Jesús.

ORACIÓN DE LOS FIELES
“Como un padre siente ternura por sus hijos, así Dios siente ternura por sus fieles”. Por eso no se cansa de escucharles y de atenderles cuando le invocan.
-Por la Iglesia de Jesús: Que siempre anuncie íntegro el mensaje de su Señor. Roguemos al Señor.
-Por el Papa, los obispos, los sacerdotes: Para que su consagración y pastoreo sean un ejemplo vivo que guíe al pueblo de Dios hasta Cristo. Roguemos al Señor.
-Por los que se niegan a la conversión: Para que descubran que el Reino de Dios es una llamada permanente a crecer en sus valores. Roguemos al Señor.
-Por los que reaccionan mal ante la corrección fraterna: Para que descubran que son parte de una gran familia, los cristianos, y que deben responder de sus actos ante Dios y ante la comunidad. Roguemos al Señor.
-Por las víctimas de los actos terroristas: Para que la ayuda de Dios y de los hermanos les lleve a poder superar su gran tragedia y reconstruir, así, sus vidas. Roguemos al Señor.
-Por todos los que sufren en este mundo: Para que a nadie falte una mano amiga que les haga más soportable esta vida y el Señor les conceda la felicidad eterna. Roguemos al Señor.
-Por todos nosotros: Que estemos a la altura de las exigencias de Jesús y sepamos ayudarnos unos a otros en el camino de la conversión. Roguemos al Señor.
Escucha, Señor, la oración de tus hijos. No abandones a los que creaste a tu imagen y los llenaste de tu amor. Conduce sus pasos hasta ti, origen y meta de nuestra existencia. Por JCNS.

DESPEDIDA
Con la responsabilidad de hacer de nuestras comunidades verdaderas familias en las que todos nos ayudemos y nos sintamos corresponsables en todo unos de otros, podemos ir en paz.


CANTOS PARA LA CELEBRACION
Entrada. Cristo es el camino (disco “Dios es amor”); Hoy vuelvo de lejos; Danos un corazón grande para amar; Con nosotros está el Señor (disco “15 Nuevos cantos para la Misa”); Camina Pueblo de Dios.
Salmo. LdS; Venid, aclamemos al Señor (disco “Dios es amor”, de Erdozáin).
Aleluya. 1CLN-E 3.
Ofertorio. Este pan y vino; Señor del universo (2CLN- H 7).
Santo. De Palazón.
Cordero de Dios. Del disco “15 Cantos para la Cena del Señor”.
Comunión. Un mandamiento nuevo (popular); Cristo te necesita para amar (1CLN-729); Andando por el camino (1CLN-O 25).
Final. Alabemos al Señor (1CLN-613); No sé cómo alabarte.



Director: José Ángel Fuertes Sancho •Paricio Frontiñán, s/n• Tlf 976458529 Fax 976439635 • 50004 ZARAGOZA
Tlf. del Evangelio: 976.44.45.46 - Página web: www.dabar.net - Correo-e: dabar@dabar.net

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WebJCP | Abril 2007