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MISIONEROS EN CAMINO: CATEQUESIS: XXIV Domingo del T.O. (Mt Mt 18,21-35) - Ciclo A: La Cruz de Jesus
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jueves, 8 de septiembre de 2011

CATEQUESIS: XXIV Domingo del T.O. (Mt Mt 18,21-35) - Ciclo A: La Cruz de Jesus


Publicado por Catequistas.org

1. Lecturas de la palabra de Dios

La palabra de Dios es siempre fuente de alegrías y de consuelos. Incluso cuando nos recuerda hechos o misterios de sufrimiento, como es la muerte de Jesús en el suplicio de la cruz. En la fiesta de este domingo se hace una “exaltación de la Santa Cruz”, no por lo que tiene de suplicio, sino por lo que tiene de triunfo sobre el pecado y el mal

Primera lectura: Números 21. 4b-9
La serpiente que Moisés puso ante los ojos de los israelitas y daba vida, contra la que apareció en el paraíso ante Eva, causa de la muerte, se presentó ante los ojos de los primeros cristianos, como símbolo de Cristo.


En aquel tiempo partieron [los israelitas] desde el monte Hor con dirección al mar Rojo, para rodear la tierra de Edom. Pero el pueblo se impacientó por causa del camino y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés, diciendo estas palabras:

¿Por qué nos has hecho subir de Egipto para morir en el desierto? Por qué no hay pan ni hay agua y nuestra alma está hastiada de esta comida miserable.

Entonces Yaweh envió contra el pueblo serpientes ardientes, las cuales mordían al pueblo; y murió mucha gente de Israel. Y el pueblo fue a Moisés diciendo:

“Hemos pecado al haber hablado contra Yaweh y contra ti. Ruega a Yawéh que quite de nosotros las serpientes.

Y Moisés oró por el pueblo. Entonces Yaweh dijo a Moisés:

Hazte una serpiente ardiente y ponla sobre un asta. Y diles que, si uno es mordido por serpiente, la mire y vivirá.

Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre un asta. Y sucedía que cuando alguna serpiente mordía a alguno, si éste miraba a la serpiente de bronce, vivía.




Lectura Segunda: Filipenses 2. 6-11

La segunda lectura nos recuerda las palabras de San Pablo a lo Filipenses, en las que refleja el significado de la cruz en la que murió Jesús

“Hermanos: Existiendo [el Señor] en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué arrebatado; sino que se despojó a sí mismo, tomó la forma de siervo, y se hizo semejante a los hombres.

Hallándose en condición de hombre, se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz!

Por ello también Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que es sobre todo nombre; para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla en los que están en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra; y toda lengua confiese para gloria de Dios Padre que Jesucristo es Señor.”


Tercera Lectura: Juan 3. 13-17

El recuerdo de la conversación de Jesús con el Señor, a quien acudió de noche por miedo a los judíos, nos deja una hermosa lección de lo que Jesús entendía por la vida y la salvación.

En aquel tiempo, un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un gobernante de los judíos, vino a Jesús de noche y le dijo:

- Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, a menos que Dios esté con él.

Respondió Jesús y le dijo:

- De cierto, de cierto te digo que a menos que uno nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios.

Nicodemo le dijo:

- ¿Cómo puede nacer un hombre si ya es viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer?

Respondió Jesús:

- De cierto, de cierto te digo que a menos que uno nazca de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que ha nacido de la carne, carne es; y lo que ha nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: "Os es necesario nacer de nuevo." El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; pero no sabes ni de dónde viene ni a dónde va. Así es todo aquel que ha nacido del Espíritu.

Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede suceder eso?

Respondió Jesús y le dijo: Tú eres un maestro de Israel, ¿y no sabes esto?

De cierto, de cierto te digo que nosotros hablamos de lo que sabemos; y testificamos de lo que hemos visto. Pero no recibís nuestro testimonio. Si os hablé de cosas terrenales y no creéis, ¿cómo creeréis si os hablo de las celestiales? Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del Hombre. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que cree en él tenga vida eterna. “

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2. Comentario


La figura de la cruz fue desde los principios del cristianismo el emblema del perdón y de la salvación. A diferencia de los romanos que la miraban con desprecio y la reservaban para los esclavos y los traidores, y a diferencia de los judíos que la hacían sinónimo de maldición, (Maldito el que cuela de la cruz) ellos la vieron como el gran regalo del Señor que la convirtió en trono de victoria, en hogar de misericordia y en plataforma de libertad.
La serpiente era antiguamente emblema de astucia, de sabiduría y de adaptación al a tierra. La iglesia vio en el pasaje en que relata como la uso Moisés como una figura que preparaba la vida que daría Cristo desde la Cruz.

San Pablo se encargaría luego de proclamar quién era el que había muerto en la cruz: nada menos que un hombre, Jesús de Nazareth, en quien se había encarnado , es decir hecho hombre, el Hijo de Dios, el Verbo, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad. Ese Hijo de Dios vino a la tierra para salvar lo que se había perdido. No fue para él nada arrebatado o usurpado el declararse Dios. Y sin embargo se humilló hasta hacerse hombre. Por eso el Señor Dios le dio el nombre que está por encima de todo nombre. Se llamó en la tierra Jesús, que significa salvador. Y se declaró como Cristo, es decir con la palabra que significa “ungido o consagrado”.
La muerte de cruz era un misterio, un escándalo para por los judíos y para los romanos. Pero era un gesto de sublime sabiduría para los cristianos.
Es hermoso lo que Jesús dice en la conversación con aquel Maestro de la Ley que fue a verle y una noche diciéndole: Maestro, sabemos que eres la verdad. Y que vienes de Dios, pues nadie puede hacer lo que tú haces.


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La Biblia nos dice que Nicodemo era un hombre muy importante. Era un líder en Israel. Fue defensor de Jesús en contra de la ceguera de sus compañeros de tribunal. Nicodemo probablemente había visto las señales o los milagros que Jesús había hecho o probamente había escuchado de estas cosas. Por causa de estas señales, Nicodemo sabía que Jesús era de Dios. Sabía que nadie podía hacer las cosas que Él hacia si Dios no estaba el Él.


Jesús le explicó que para llegar a la fe, tenía que nacer de nuevo por medio de la gracia del Espíritu Santo. “¿Nacer otra vez?” “¿Cómo puede nacer otra vez si ya nací? ¿Cómo es posible volver otra vez al el vientre de la propia madre!

Jesús le explico a Nicodemo que no estaba hablando de un nacimiento físico. Lo que tenía que hacer Nicodemo y lo que tenemos que hacer nosotros, para poder entrar al cielo, es un nacimiento espiritual.
Al final de la conversación Jesús le dejó la incógnita más comprometedora que sólo después de la muerte de Jesús en la cruz, y viendo como sus seguidores se extendía por la tierra. Nicodemo llegó a descifrar: Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del Hombre. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que cree en él tenga vida eterna.
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Cuando la Iglesia ha querido celebrar en esta fecha la Exaltación de la Cruz, lo que ha querido recordar a los seguidores de Jesús, es que la cruz es un misterio. Pero es un misterio de salvación y de misericordia divina que da sentido a los cristianos
"Exaltación de la Cruz" significa que los cristianos aceptan el misterio desgarrador de Jesús hombre muriendo en un suplicio. Muere como hombre, no como Dios. Por eso luego se eleva hacia la gloria del padre y recibe el reconocimiento de los que han sido salvador por su sacrificio.. Hay una armonía impresionante entre sublimación en vagas nubes de gloria y humillación en negra noche de muerte
Los cristianos ya nos hemos acostumbrado a la cruz, y hasta hay quien gusta de interpretarla como signo abstracto o incluso como ornamento social que implica buen gusto. Pero la cruz es otra cosa. Es un signo de salvación, de quien murió en ella por todos los hombres, por quienes le reconocen como Hijo de Dios; y por lo que se niegan a considerarse sus seguidores.
Para los primeros cristianos la cruz era todavía algo tan horroroso que tardaron mucho en representar a Cristo clavado en ella. ¿No era la cruz sino de esclavitud y de rechazo social en el imperio romano? No nos interesan los detalles macabros de una crucifixión. Nos basta con saber que la agonía duraba horas de tortura y que era reservada para esclavos rebeldes y bandidos malvados. Y Jesús quiso o acepto morir de esa manera.


Los ladrones que fueron crucificados a los lados, aun con todos sus dolores, se asombraron, sin comprender lo que estaba pasando: el uno le increpó, el otro le defendió. De cruz a cruz se hizo un extraño diálogo, más allá de la vida y del mundo que rodeaba. El Jesús pobre, desnudo, agonizante de en medio prometía la gloria eterna al otro agonizante que creía en su inocencia. "Hoy estarás conmigo en el paraíso".
Hemos de recordar en esta fiesta de la Exaltación de la Cruz el cántico que entona la Iglesia en esta jornada recogiendo unas palabras de San Pablo a los Gáltas: "Cristo se hizo obediente por nosotros hasta la muerte, y muerte de cruz" (Gal. 6, 8). Y debemos recor5tdad lo que un poco antes de morir Jesús había dicho a sus discípulos: " El que quiera seguirme, tome cada uno su cruz, y sígame"


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3. Modelo de Catequesis



1. Experiencia


Hablar de los distintos modos de muerte que se daba a los acusados en los diversos pueblos y cultura: horca, fusilamiento, lapidación, enterramiento, silla eléctrica, decapitación… Resaltar lo que era la cruz para los romanos y lo que fue para los judíos, que estaban sometidos a los romanos y entregaron por envidia a Jesús a los extranjeros dominadores.
No tener miedo de hablar de la muerte de Jesús, pero hacerlo sin tintes sangrientos, sin dramatización excesiva y sin aspectos macrazos y crueles, que tan poco se prestan a mover la devoción en nuestra cultura actual.
Simplemente relatar textos evangélicos y no ocultarlos

2. Reflexión

Ver cómo Jesús quiso morir para dejar a sus seguidores un gesto de amor. Y hacer un comentario de lo que era la muerte de cruz entre los romanos y lo que era para los judíos. El Señor dio la vida porque quiso. Nadie se la quitó si Dios no lo hubiera querido.
Será buen elemento de reflexión el insistir que la cruz de Jesús no responde a un hecho histórico, algo que sucedió en el pasado. Siguen siendo una realidad actual

3. Acción

Interesante ejercicios puede ser componer entre todos el horario de la pasión, tal como lo recogen los cuatro evangelistas. Se puede vivir el grupo de clase o de la catequesis en cuatro subgrupos y, sobre una matriz horaria que prepara el profesor, se puede revisar, mediante citas y texto evangélicos, lo que aconteció en cada momento.
Es bueno que los catequizandos vayan siendo capas de medir el alcance de la pasión del señor, de modo que la cruz no se reduzca a un instrumento, sino a una referencia de lo que verdaderamente significa la crucifixión y muerte del Señor

4 Colaboración

Se puede formular una serie de aplicaciones a la vida de los cristianos desarrollando un mapa de sentimientos: admiración, agradecimiento, compromisos de fidelidad, devoción, fidelidad, etc. que sea la respuesta de un cristiano a la salvación que Cristo nos ha traído a la tierra.

5. Interiorización.

Se puede luego fabricar una plegaria en donde cada uno del grupo va diciendo una frase, mejor por escrito que de simple palabra. Si lo escrito se queda expuesto varios día en algún lugar visible del aula o del salón puede resultar plataforma para unir lo visto en la actual sesión con las siguientes


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4. Ejercicios para la catequesis

- De Pequeños

Buscar cada miembro del grupo una imagen, fotografía, tarjeta o prospecto que tenga que ver con la cruz de Jesús y con el crucifijo. Tratar de explicar lo que significa ante los demás compañeros. Después se puede exponer en un lugar visible lo aportado.
Interesante será que cada imagen aportada o comentada se convierta luego una brevísima plegaria de agradecimiento a Jesús. Es interesante señalar y alabar las mejor logradas

- De medianos

Buscar una colección de cruces, de las muchas que en el arte y en la historia se manejan: la cruz latina, la griega, la gamada, la svástica, la de S. Andrés. Tratar de explicar su significado en la Historia.

Preparar un vocabulario que tenga que ver con la cruz: crucero, cruzado, crucería, cruzar, cruz, cruce, cruzadas… Llevar luego la reflexión al significado diverso que se ha dado a lo largo de la historia

- De Mayores y Preadolescentes

Hacer una análisis de lo que representa la cruz en diversas religiones, actitudes , tradiciones o creencias: mahometanos, hinduistas, ateos, masones. Si es posible hacer una entrevista a personas de diversas pertenencias, previniendo incomprensiones, rechazos, incluso blasfemias.

Antes de la encuesta y sus consecuencias conviene explicar bien el misterio de la cruz. Y después se puede convertir lo positivo y lo negativo que se haya encontrado motivo de estudio de los cristianos al misterio de la cruz.

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Complementos para la reflexión




Crucificar, crucifixión, sacrificio, redención,


pasión, remisión, salvación, recuperación,


defensa, amparo, refugio, liberación.




Libros interesantes



El icono de la exaltación de la cruz. G. Pasarelli. . Madrid. Publ. Claretianas . 1993


Aventura de Jesús, llamado el Cristo: vida y pasión de Jesús el nazareno. José Luis Merino. Granada. Grupo Editorial Universitario 2007


Documentos sobre la pasión, muerte y resurrección de Cristo. Mariano G. Fernández. Granada. Grupo Universitario Editorial. 2003


La pasión de Cristo . Angela B. Branchetti. Málaga. Edic. Diputación 2007.


Sobre la pasión de Cristo: síntesis teológica, exegética, pastoral. Francisco de Mier. Madrid. Ed. Católica. BAC. 2006

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WebJCP | Abril 2007