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MISIONEROS EN CAMINO: CATEQUESIS: Domingo del Corpus Christi (Jn 6. 51-58) - Ciclo A: Amor al Cuerpo de Jesús
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miércoles, 22 de junio de 2011

CATEQUESIS: Domingo del Corpus Christi (Jn 6. 51-58) - Ciclo A: Amor al Cuerpo de Jesús


Publicado por Catequistas.org

1. Lecturas de la palabra de Dios

Nosotros adoramos a un Señor de vida, al Señor del misterio, el Señor del cielo escondido en un signo de pan y de vino. La Iglesia celebra en esta jornada el misterio del amor de Jesús.

Primera lectura: Deuteronomio 8. 2-3 y 14b a 16a

El Señor ha llenado su paso por la historia de los hombres de signo de amor. Desde los comienzos de la Historia de la salvación hasta hoy los gestos del amor se repiten

“Acuérdate del largo camino que el Señor, tu Dios, te hizo recorrer por el desierto durante esos cuarenta años. Allí él te afligió y te puso a prueba, para conocer el fondo de tu corazón y ver si eres capaz o no de guardar sus mandamientos.
Te afligió y te hizo sentir hambre, pero te dio a comer el maná, ese alimento que ni tú ni tus padres conocían, para enseñarte que el hombre no vive solamente de pan, sino de todo lo que sale de la boca del Señor.
No te vuelvas arrogante, ni olvides al Señor, tu Dios, que te hizo salir de Egipto, de un lugar de esclavitud y te condujo por ese inmenso y temible desierto, entre serpientes abrasadoras y escorpiones.
No olvides al Señor, tu Dios, que en esa tierra sedienta y sin agua, hizo brotar para ti agua de la roca, 16 y en el desierto te alimentó con el maná, un alimento que no conocieron tus padres. Así te afligió y te puso a prueba, para que tuvieras un futuro dichoso.”

Lectura Segunda: 1 Corintios 10. 16-17

San Pablo recordaba a los Corintios que la Eucaristía era un gesto admirable del amor de Jesús a sus seguidores.

“Hermanos. Os hablo como a prudentes. Juzgad vosotros lo que digo.
La copa de bendición que bendecimos ¿no es acaso comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos ¿no es también comunión con el cuerpo de Cristo?
Porque aun siendo muchos, un solo pan y un solo cuerpo somos, pues todos participamos de un solo pan.”


Tercera Lectura: Juan 6. 51-58

En el discurso de Jesús a los judíos les dejó un signo precursor de lo que él haría en las últimas horas de su vida terrena: instituir la Sagrada Eucaristía. Entonces se refería a toda su persona y a su realidad humana. Pero en sus palabras se contenía el anuncio y el germen de lo que pronto se convertiría en banquete para sus seguidores.

“Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo."
Discutían entre sí los judíos y decían: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?"
Jesús les dijo: "En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.
El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día.
Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él.
Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí.
Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre."

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Comentario

Jesús quería comunicar a los discípulos otras revelaciones que mientras el vivía no eran todavía capaces de entender, porque el Espíritu Santo no ha llegado. Siempre les estuvo prometiendo la llegada del Espíritu divino, que les haría comprender todas las cosas.

Cuando Jesús le comunicaba las cosas del Espíritu, solía hacerlo en forma de parábolas y figuras, que luego les explicaba. Le hablaba del Espíritu que habría de venir cuando él se fuera. Y se refería con amor entrañable a la acción del Espíritu, que haría posible entender y convertir en vida sus palabras divinas.
El Espíritu de la verdad introduciría a los discípulos cercanos, y a todos los demás creyentes en la verdad completa. Pero ya no traería nuevas revelaciones sino que confirmaría las que Cristo les facilitaba cada día. Su función específica consistiría en hacer entender y hacer vivir la palabra de Jesús, haciéndola siempre operante en la vida de los discípulos.

El Espíritu de la verdad daría gloria a Jesús, haciendo posible que le conocieran mejor todos los hombres de buena voluntad, revelándose a ellos cómo enviado del Padre, y también mensajero del mismo Jesús, que se presentaba como Hijo de Dios.
Entre Jesús y el Padre existe perfecta comunión de vida y perfecta unidad de acción. El Espíritu recibirá todo lo que Jesús dejó hecho en la tierra y se encargará de darlo más vida y de lograr que se entregue a todo los hombres de los siglos venideros.

Por eso, cuando alguien se bautiza, el agua del sacramento, símbolo de la purificación se derrama en el nuevo cristiano en “el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" (Mt 28,19). Y, en nombre del niño, si el bautizando es pequeño, o de forma personal, si el que se bautiza es consciente, hace un acto de fe triple, cuando se le pregunta por el sacerdote si cree en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu.

Es que la fe de los cristianos es trinitaria. Es decir, se fundamenta en la certeza de que Dios es Padre, es el Hijo y es el Espíritu Santo. Y se decir “el nombre" del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo y no en "los nombres" de estos, pues los tres son un solo Dios. No hay más que un solo Dios, el Padre todopoderoso y su Hijo único y el Espíritu Santo: la Santísima Trinidad

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El misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Es el misterio de Dios en sí mismo. Es la fuente de todos los otros misterios de la fe. Es la luz que los ilumina. Es la enseñanza más fundamental y esencial en la “doctrina cristiana”

"Toda la historia de la salvación no es otra cosa que la historia del camino y los medios por los cuales el Dios verdadero y único, Padre, Hijo y Espíritu Santo, se revela, reconcilia consigo a los hombres, apartados por el pecado, y se une con ellos" . Todo esto es lo que dice el Catecismo de la Iglesia Católica y que todos los cristianos deben conocer y aceptar.

Y todo esto lo decimos y lo sabemos, lo aceptamos y lo creemos, sólo porque Dios lo ha revelado. La Iglesia no inventa la doctrina. Sólo la transmite a los creyentes y la formula con humildad y pidiendo a todos la fe sencilla de quien se fía de Dios, y de todo lo que Jesús ha enseñado.

La Trinidad es un misterio de fe en sentido estricto de que es Dios mismo quien nos lo ha comunicado. Lo creemos y lo afirmaos continuamente, repitiendo lo que Jesús ha enseñado. Dios ha dejado huellas de su ser trinitario en su obra de Creación y en su Revelación a lo largo del Antiguo Testamento. Pero la intimidad de su Ser como Trinidad Santa constituye un misterio inaccesible a la sola razón e incluso a la fe de Israel antes de la Encarnación del Hijo de Dios y el envío del Espíritu Santo.

La invocación de Dios como "Padre" es conocida en muchas religiones. La divinidad es con frecuencia considerada como "padre de los dioses y de los hombres". En Israel, Dios es llamado Padre en cuanto Creador del mundo . Pero los cristianos damos un paso más y la palabra Padre explica algo mucho más profundo que lo que dijeron los israelitas o lo que digan las otras religiones
Al designar a Dios con el nombre de "Padre", el lenguaje de la fe indica principalmente dos aspectos: que Dios es origen primero de todo y autoridad trascendente y que es al mismo tiempo bondad y solicitud amorosa para todos sus hijos.

Jesús ha revelado que Dios es "Padre" en un sentido nuevo: no lo es sólo en cuanto Creador; Él es eternamente Padre en relación a su Hijo único, el cual eternamente es Hijo sólo en relación a su Padre: "Nadie conoce al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar"

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Lo más importante del misterio trinitario no es saberlo explicar o incluso poderlo entender. Es vivirlo con amor y con fe. Es creer que Dios es Padre, que el Hijo que envió a este mundo es Dios también, de la misma naturaleza del Padre. Y que además hay un Espíritu Santo que es divino y de la misma naturaleza que el Padre y que el Hijo.

Esto puede parecer muy difuso y general. Pero es el misterio de un Dios que ama a los hombres y por eso se relaciona con ellos de manera maravillosa. Es decir que él mismo viene en forma de Hijo, de segunda Persona de la Trinidad. Por que el que se encarnó, según creemos los cristianos, no es el Padre, sino el Hijo. Y el que vino después del Hijo, por que El le envió, fue el Espíritu Santo.

Por eso la Iglesia celebra Pentecostés, la fiesta del día 50, como el día en que su fundación se realizó en plenitud. Desde ese momento los discípulos iluminados por la luz del Espíritu Santo, supieron que una nueva época amanecía en la Historia de la salvación. La Iglesia se sintió enviada al mundo, pues comprendieron que el mandato de Jesús de ir por toda la tierra iniciaba una nueva contabilidad en la Historia

Jesús había organizado un grupo de seguidores, que fue la primera Iglesia. Pero el Espíritu Santo vino lleva a la cumbre dicha organizacvión. Desde entonces la Iglesia sigue caminando en busca de la luz, de la fuerza y del amor.

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Modelo de Catequesis

1. Experiencia

Organizar una procesión eucarística. Simular que somos un grupo de adoradores: uno traza el recorrido. Otros dos o tres cursan invitaciones. Alguno dispone un cántico Eucarístico. No falta quien diseña una carroza para el tránsito de la procesión. Hay quien hace un modelo de altar para hacer alguna para y bendecir a la gente de algún lugar especial: con hospital, un convento, un hospicio o un asilo.

2. Reflexión

Comentar por parte del catequista o del profesor las procesiones que recuerda, como se hacen: cánticos, flores, velas, incienso, adornos, alfombras, etc. Relatar a los catequizandos o a los alumnos lo que significan esos recuerdos y explicar algo del misterio que se esconde en el misterio de la Eucaristía.

3. Acción

Buscar algunos textos eucarísticos, como poemas, plegarias, descripción de algunos cuadros de arte. Si es difícil adquirirlos o localizarlos, se puede simplemente tomar el discurso de Cafarnaúm y tratar de hacer alguna explicación, después de un trabajo en grupos, en los cuales se lee el texto y se sacan las frases más admirables de las que en ese discurso se ponen en la boca de Jesús.

4 Colaboración

Preparar un cuadro mural para una procesión en donde se explica lo que es la procesión, las plegarias que se pueden recitar y el texto de algunas canciones que se podrían cantar. Si es posible tomar la misa del Corpus, los himnos de Santo Tomás (Punge Lengua y Adoro te devote) se prestan para una distribución de las estrofas por grupos y hacer un hermoso comentario so0bre lo que en ellas se dice

5. Interiorización

Exponer algunas oraciones inventadas y dichas en alta voz, pidiendo a Cristo sacramentado por lo que no creen en su presencia o por los que saben o no pueden rezar ate el altar porque se aburren.

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Ejercicios para la catequesis

- De Pequeños

Dibujar alguna figura eucarística. Altar, custodia, copón, patena, hostia… Tratar de hacer un vocabulario eucarístico en base a gráficos o dibujos que los mismos niños buscan, observa, explican: usos, nombres, tradiciones, prácticas…

- De medianos

Analizar alguna canción religiosa de signo eucarístico y tratar de que los mismos catequizandos o los alumnos la comenten, la expliquen y la entiendan, para que se familiaricen con la doctrina cristiana sobre la Eucaristía

- De Mayores y Preadolescentes

Hacer un estudio artístico sobre el misterio de la Eucaristía. Buscar autores, pintores, decoradores, y tratar de perfilar un vocabulario un tanto objetivo y riguroso en torno al Misterio de la Eucaristía

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Complementos para la reflexión

Términos del Diccionario de Catequesis.

Eucaristía. Adoración. Culto. Sagrario.

Altar. Procesiones. Custodia. Cáliz. Sacramentos.

Devoción. Adoración. Milagro. Transubstanciación.

Presencia Real. Misa. Hostia.


Libros interesantes

De la Eucaristía a la Trinidad. ;arie Vincent Bernadot. Madrid. Ed. Palabra 2004

Pan de la Eucaristía. Angel Moreno Madrid. Ed. Catolica. BAC. 2000

La Eucaristía, vida de servicio. Maria Mirena Toffoli. Madrid. Publicaciones Claretianas 2000

Para entender la Eucaristía: Adoro te devote Jorge Manuel Miras. Ediciones Palabra. 2004

La Eucarstía y sus manifestaciones populares . Ricardo Bonmati. Madrid Comercial de Publicaciones. 2000

Celebrar la Eucaristía con niños: Adviento, Cuaresma, Pascua. José Ramón Echevarria. Madrid. CCS. 2004

La Eucaristía: memoria y compromiso. Alvaro Ginel. Madrid. CCS. 2004

Eucaristía y liberación. Joaquín Madruga. Maria Pilar Solís. Madrid. San Pablo 2005

Entrar en la misa. Para comprender la Eucaristía. Domingo Olivares. Madrid Ed. Palabra. 2005

La Eucaristía en la iniciación de los niños y adolescentes. Madrid. Ed. Católica. EDICE. 2007

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WebJCP | Abril 2007