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MISIONEROS EN CAMINO: VI Domingo de Pascua (Jn 14, 15-21) - Ciclo A: SIERVOS EN LUGAR DE HIJOS
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sábado, 28 de mayo de 2011

VI Domingo de Pascua (Jn 14, 15-21) - Ciclo A: SIERVOS EN LUGAR DE HIJOS



Muy queridos amigos:

Te invito para que traigamos a la memoria, en este sexto domingo de la Pascua gloriosa, una historia que ha sido escrita con elementos antiguos y que todavía hoy se sigue redactando con elementos recientes. Se trata no de una unión de narraciones distintas en un solo texto sino de una misma historia, cuya trama se va entretejiendo con todos esos relatos que han sido obtenidos en muy diferentes épocas y con muy distintos personajes.

Se trata de una historia que es demasiado familiar,... tan familiar nos debe resultar como lo puede ser tu historia,... y como lo es mi propia historia...

Es esta una narración sobre unos esclavos tan acostumbrados a sus yugos, y que tanto se llegaron a familiarizar con sus coyundas y cadenas, que prácticamente estos se llegaron a convertir en una especie de nuevas extremidades de su organismo,...

Es esta la historia de unos extraños esclavos que se sienten libres al jactarse en el desprecio de la propia libertad y que simultáneamente transforman sus grilletes en los accesorios de su presuntuosidad.

Se trata de una narración sobre un hombre y un pueblo; y es esta en realidad la historia de todos los hombres y de todos los pueblos.

2.- Se trata de la historia de ese miedo que nos provoca la libertad en el ser humano,... No es otra cosa esta historia que ese anhelo que nos llega a provocar el llegar a extrañar las cebollas de la esclavitud cuando nos encuentramos en las tierras de la libertad; en donde se prefiere lo seguro aunque se pudiera estar subyugado aún sobre la mismísima aventura de la libertad en la incertidumbre y el auténtico abandono a la Providencia.

El hombre le llega a tener miedo a la experiencia de un Éxodo, de una salida,... y a iniciar una historia de libertad.

Es esta la historia de un ser humano que se ha acostumbrado a sus propias esclavitudes, no es otro que aquel ciudadano dibujado en el mito de la caverna al que le llega a molestar en los ojos la intensidad de la luz del día y que se siente como si se asfixiara en la angostez de sus braqueas y la explosión de los pulmones, al estar respirando el aire puro en la tierra de los libertos.

Es este el hombre restaurado en su andar que por miedo e inseguridad sigue usando de las muletas; es el hombre erguido que sigue inclinado hacia su bastón sin levantar la mirada para ver el rostro del hermano y que no es capaz de levantar la mirada a los cielos; es el ser humano adulto que sigue usando una andadera; es el hombre maduro que sigue necesitando del pedagogo o de la niñera. No es otro este hombre, sino ese hombre nuevo que quiere seguir siendo hombre viejo, y el hijo que renuncia a ser hijo para ser esclavo. Se trata de un ser extraño que rechaza el amor para vivir en el temor, que renuncia a la alegría del anuncio de la propia dignidad para proclamar desde lo alto de los púlpitos el anti-evangelio, ese mensaje que atemoriza y que sigue esclavizando las conciencias.

3.- Se trata esta historia como de una epidemia que cruzando sigilosamente todas las fronteras y los retenes sanitarios, ha llegado al territorio cristiano y se ha expandido escandalosamente, y la verdad, es que son muy pocos los hombres que auténticamente podríamos sentirnos libres del contagio.

Esta enfermedad a la que me refiero no es otra sino la del legalismo que se convierte en una onerosa casuística vivida en el más degradante de los fariseísmos.

Son muchas las expresiones y no pocas las avergonzantes exageraciones. Esta historia ha llegado a los extremos de abandonar dolosamente el don de la vida en el niño y el hombre inocente por negarle las trasfusiones sanguíneas, y todo esto amparados por el argumento de una ley que no tiene absolutamente nada de cristiana,... y es que, en la realidad algunos de ellos no son cristianos, sino testigos de un antiguo testamento que para un cristiano ha sido superado por la nueva alianza que en Jesucristo se nos ha ofrecido. Ellos mismos se categorizar como religiones abrahamicas. ¿Qué cuales son? ¡Bastaría que te preguntaras qué porcentaje de lo que te anuncian, o de lo que anuncias, o de lo que crees pertenece al Antiguo Testamento y cuánto pertenece al Nuevo Testamento! Y es que ellos se quedan en el hombre viejo y han renunciado al hombre nuevo, se han quedado en el primer Adán y han renunciado al Nuevo y definitivo Adán, que es Cristo, el Hijo de Dios, hombre nuevo para todos los hombres. Y es que para ellos es más importante lo que se celebró con el cordero del Antiguo Testamento que el sacrificio del Cordero de Dios en el Gólgota y más importante es lo que se entregó en el Monte Sinaí que lo que se nos ha entregado en el Sermón de la Montaña.

Pero bueno,... tampoco por señalar la paja en el ojo ajeno podemos negar la viga que nosotros podemos llevar en nuestros ojos. Y es que en lo auténtico todos somos muy poco cristianos.

Es esta la historia de una ley que llegó a desplazar al hombre y al mismo Dios, y, ¿si no lo quieres creer?, bastaría que contemplaras la cruz que tienes en tu casa y que al leer la Sagrada Escritura te dieras cuenta de que: ¡En el nombre de la Ley Dios fue sacrificado!, ¡Dios fue condenado en el nombre de Dios!

4.- ¡Paradógico!, resulta contradictorio lo que nos dice el cura,... ¡pues te diré que es más aberrante aquello que sucedió el viernes santo,... y lo que sucede en tantos viernes santos que se siguen viviendo en el mundo a causa de aquellos que tenemos el antiguo testamento en las manos y que en nuestro corazón no tenemos el nuevo testamento.

Se trata de la Ley, se trata de un elemento que fue bondadoso en sus inicios, pero que se fue adulterando con el paso del tiempo y que se llegó a contaminar por la intransigencia del hombre, por la dureza de un corazón retorcido.

Dios no se ha equivocado, es el hombre el que se equivoca,... pero sucede que el hombre le atribuye a Dios sus errores, al endosarle sus malas interpretaciones y la parcialidad de su visión.

5.- En su orígen, la Ley, junto con la dimensión religiosa tenía una dimensión social, la ley era profundamente divina y humana.

A través de los preceptos se buscaba la justicia, el descanso del hombre, la protección del débil, el respeto por la vida, el decoro de la sexualidad, la salvaguarda del amor auténtico y de la familia, el testimonio y la defensa de la verdad,... En pocas palabras,... la ley ayudaba para que el hombre fuera más humano.

El descanso sabático se prescribía, en el libro del Éxodo, recordando la obra del Creador y así su descanso el séptimo día: seis días trabajarás y al séptimo descansarás; en el Deuteronomio, por su parte, le recuerda a Israel el tiempo de la esclavitud en Egipto, y que debe tratar humanamente a su siervo y que él mismo no se debe convertir en esclavo de su propia ambición.

Con el descanso del séptimo día, se intentaba salvar la soberanía del hombre sobre la creación, y que este hombre no se convirtiera en el siervo de la tiranía de sus propias inclinaciones.

Y es que sí durante los primeros seis días de la semana todo hombre se encuentra atrapado en la inercia del movimiento en un tiempo programado, el día séptimo el hombre debiera volver a disponer de su tiempo, y tener un respiro.

6.- La ley divina protege al hombre, pero el hombre no lo comprende. El hombre no acepta la virtud del descanso y se convierte en el prisionero de su codicia. El ser humano se vuelca hacia las cosas y se olvida de Dios, se olvida del rostro de las personas y se llega a olvidar de sí mismo. El hombre se reduce, entonces, a una máquina de producción o a una pieza más en el engranaje de la producción. La ley era buena, muy buena, en sus inicios...

Sin embargo, la Ley no estuvo privada de nuestros excesos humanos. Fue por eso que surgieron entonces todas esas actitudes desorbitadas que convirtieron la Ley en un Yugo y en los más lamentables grilletes. Baste el recordar que la Ley Judía y la que observan hoy mismo las sectas fundamentalistas, está compuesta no tan sólo por diez mandamientos, sino por 678 preceptos: de los cuales hay 365 prescripciones y 313 prohibiciones. ¿Cuántos? ¡678 preceptos, de los cuales 365 son prescripciones y 313 prohibiciones!

Surgió entonces el grupo de los fariseos,... se trata de los celosos defensores de la Ley, de la tradición y de la estricta observancia. Ellos cumplían y cumplen meticulosamente todos y cada uno de los preceptos de la Ley, detallándolos y multiplicándolos.

A pesar de lo anterior, ellos llegaron a tener una gran influencia religioso-ideológica sobre el pueblo, eran mirados con admiración por la gente sencilla,... aunque el Señor Jesús no se deja engañar por los rostros maquillados.

El Señor reconoce su autoridad, al mencionar que “en la catedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos”, pero los criticará en su casuística intransigente y denunciará su legalismo, su hipocresía, su ambición y las presiones desproporcionadas que ejercían sobre la gente más sencilla, al mencionar: “Hagan lo que ellos les dicen pero no imiten sus obras”.

Al mismo tiempo, el Señor Jesús desautorizó el presunto carácter salvador de la Ley Mosaica. La ley era sólo un pedagogo mientras que el hombre llegaba a la madurez. Pero con esa desautorización no dejará al hombre a la deriva, remitido sólo a sí mismo, sino que le remitirá a la gracia y al propio Jesús.

7.- Jesús nos anuncia la libertad del hombre nuevo, que no es ésta la libertad del egoísmo, sino la libertad del amor.

El hombre que Jesús concibe es el hombre a quien en realidad le es exigido mucho más que a nadie, pues las exigencias del amor son las más radicales que existen.

Con Jesucristo la Ley olvida el deber y busca el ser, la vida religiosa deja de ser imposición y se convierte en Evangelio, una fe vivida en la alegría.

8.- Hablamos de algo totalmente nuevo que el día de hoy nos recuerda el Evangelio: “Os doy un nuevo mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado”. Se trata de un mandamiento que no se encuentra en ninguna otra religión…. Lo explicaremos detenidamente en el próximo segmento.

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WebJCP | Abril 2007