Como la liebre y la tortuga nos encontramos en la pista de la vida. Al igual que el día a día no es lisa, ni recta. Aparecen hoyos y curvas ante los que tenemos que intentar permanecer alerta, pero jamás quedarnos parados.
Hablar de fe es hablar de confianza, de fiarse. A veces se puede pensar que por uno mismo se consigue todo pero es bueno que no dejemos adormecer nuestra capacidad de ver el sentido trascendente de la realidad, que nos permite auscultar la presencia de un Dios empeñado en acompañarnos. No hay que irse muy lejos, ni ascender demasiados peldaños en la escalera de la sabiduría para descubrir que el camino de encuentro con Dios tiene como ruta obligada la familia, los compañeros de trabajo, de estudios…; todas aquellas personas con las que nos relacionamos a diario.
La palabra “reto” es por sí misma sugerente pero vamos a intentar interpretarla desde nuestra parte de liebre y de tortuga. La libre es ágil, despierta. La tortuga es lenta, reflexiva, previsora (lleva la casa “a cuestas”). Cada uno de nosotros tenemos algo de la una y de la otra. Tenemos que intentar armonizar ambas. No podemos caminar a toda prisa sin pensar las cosas, ni tampoco pasar por la vida a paso de tortuga, dando vueltas a las cosas, apresados por los temores y los miedos, sin decidirnos por nada. Durante esta semana y también durante todo el año te invitamos a aceptar:
el reto de vivir
el reto de no caer en la rutina
el reto de sonreír todos los días
el reto de sostener a los más débiles
el reto de cuidar de la familia, los amigos…
el reto de ser generoso con tu tiempo
el reto de creer en este Dios que no quiere que te alejes.
Roberto Sayalero Sanz, agustino recoleto. Colegio San Agustín (Valladolid, España)
Hablar de fe es hablar de confianza, de fiarse. A veces se puede pensar que por uno mismo se consigue todo pero es bueno que no dejemos adormecer nuestra capacidad de ver el sentido trascendente de la realidad, que nos permite auscultar la presencia de un Dios empeñado en acompañarnos. No hay que irse muy lejos, ni ascender demasiados peldaños en la escalera de la sabiduría para descubrir que el camino de encuentro con Dios tiene como ruta obligada la familia, los compañeros de trabajo, de estudios…; todas aquellas personas con las que nos relacionamos a diario.
La palabra “reto” es por sí misma sugerente pero vamos a intentar interpretarla desde nuestra parte de liebre y de tortuga. La libre es ágil, despierta. La tortuga es lenta, reflexiva, previsora (lleva la casa “a cuestas”). Cada uno de nosotros tenemos algo de la una y de la otra. Tenemos que intentar armonizar ambas. No podemos caminar a toda prisa sin pensar las cosas, ni tampoco pasar por la vida a paso de tortuga, dando vueltas a las cosas, apresados por los temores y los miedos, sin decidirnos por nada. Durante esta semana y también durante todo el año te invitamos a aceptar:
el reto de vivir
el reto de no caer en la rutina
el reto de sonreír todos los días
el reto de sostener a los más débiles
el reto de cuidar de la familia, los amigos…
el reto de ser generoso con tu tiempo
el reto de creer en este Dios que no quiere que te alejes.
Roberto Sayalero Sanz, agustino recoleto. Colegio San Agustín (Valladolid, España)
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