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MISIONEROS EN CAMINO: III Domingo del T.O. (Mt 4, 12-23) - Ciclo A: Liturgia, Reflexiones, Exégesis y Oración
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sábado, 22 de enero de 2011

III Domingo del T.O. (Mt 4, 12-23) - Ciclo A: Liturgia, Reflexiones, Exégesis y Oración


Publicado por DABAR

Una luz les brilló

No sé cuál era la situación social por aquel tiempo en que Jesús se retiró a Cafarnaún y comenzó su predicación. A poco que las circunstancias se parecieran a las de ahora, podríamos pensar que alguien anunciando el gran cambio sería estupendamente bien recibido. Pero ya sabemos lo que pasó después. Andar de acá para allá, haciendo amigos y despidiéndose de ellos, sufriendo acoso, críticas y traición, y llegando a pensar que su mismo Padre le abandonaba en lo peor. Un buen plan. Sin embargo Marcos nos lo cuenta como el momento en que se empezaba a cumplir la profecía de Isaías: “el pueblo que habitaba en las tinieblas vio una luz grande, y a los que andaban en sombras de muerte una luz les brilló”.

Como quiera que fueran las cosas, Jesús empezó a predicar. Y lo hizo marcando el tono de lo que sería toda su vida pública: con proposiciones “sencillas”. Convertíos, decía. Cambiad de vida, que está cerca el Reino de los Cielos. Supongo que cada quien que le oía tenía el recurso de volverse de espaldas y refugiarse entre la multitud: así se diluye la responsabilidad de responder a la llamada. Si venía el Reino, que lo trajeran otros.

Pero algunos se sintieron llamados, y dejaron todo para seguirle. Ser pescador, como tu padre y tus hermanos, tentaría seguramente a algunos de sus discípulos. Era un trabajo respetable y bastante seguro, arropado por ser “de los de toda la vida”. Simón y sus hermanos serían gente sencilla, satisfechos de sus vidas, y sin grandes planteamientos sobre lo que esperaban del futuro: llevar vidas buenas, prosperar, disfrutar con la familia…

Qué tendría Jesús, que con pasar y decirles que se fueran con Él, se los llevó de calle. “Os haré pescadores de hombres” ¿Quién quiere eso? Peces, hombre, peces, que no te enteras. Es como ahora. ¿Amor? ¿Paz? ¿Justicia? Crisis, es lo que hay, y no sólo económica. Andamos como vaca sin cencerro, debatiéndonos entre lo que queremos y lo que podemos. Entre lo que hay y lo que nos gustaría que hubiera. Sin norte. Y no tenemos ni la picardía necesaria para volver al que siempre está ahí, al Jesús que nos dice “venid conmigo”. Y no vale la excusa de que los que vivieron con Él le conocieron de cerca y vieron lo que nosotros no podemos ver y bla, bla bla. Porque la vivencia de Dios, también hoy, es posible si estamos atentos a su presencia en nuestra vida.

Se acerca el Reino. Y hay momentos en que los acontecimientos próximos a nosotros nos hacen preguntarnos si será verdad. En este mundo nuestro no vende la idea aquella de Isaías del niño y la serpiente, el lobo y el cordero. Y no nos animamos a convertirnos por ver si podría ser verdad. Buscar lo bueno de cada uno y potenciarlo, mirar cada día en lo que podemos mejorar, preocuparnos por los demás, compartir para minimizar el pesar y multiplicar la dicha… Asumir esa responsabilidad nos llevaría al Reino, y no nos lanzamos….

Pensamos que en el mundo de lobos que nos hemos organizado no se puede ir de buenos. ¿Y si lo hacemos con suficiente fuerza para crear una marea de bien? ¿Y si creemos con toda la fuerza que da la verdadera fe? ¿Somos capaces de empezar a trabajar por el Reino y esperar a ver qué pasa?

Creo que lo que Jesús tenía, lo que hizo que se llevara a tantos detrás era el brillo de su conexión especialísima con el Padre. Vivir en Su presencia, dedicarle la tarea del día, sentirse amado por Él, confiar, saber que ni un pelo de tu cabeza se mueve sin Su consentimiento… Confianza. Se llama confianza. Es hermana de la conversión, viene con la fe y su gemelo, el salto en el vacío. Los ingleses lo llaman “tirar el corazón por encima de la valla y saltar tras él” Y nos hace falta. Porque, como dice el gran Serrat, lo bueno de estar en el fondo del pozo es que “de ahora en adelante sólo cabe ir mejorando”. Pues ánimo. Manos a la obra.

A. GONZALO
aurora@dabar.net


DIOS HABLA

ISAIAS 8,23b-9,3
En otro tiempo el Señor humilló el país de Zabulón y el país de Neftalí; ahora ensalzará el camino del mar, al otro lado del Jordán, la Galilea de los gentiles. El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierra de sombras, y una luz les brilló. Acreciste la alegría, aumentaste el gozo; se gozan en tu presencia, como gozan al segar, como se alegran al repartirse el botín. Porque la vara del opresor, el yugo de su carga, el bastón de su hombro, los quebrantaste como el día de Madián.

I CORINTIOS 1,10 13.17
Os ruego, hermanos, en nombre de nuestro Señor Jesucristo: poneos de acuerdo y no andéis divididos. Estad bien unidos con un mismo pensar y sentir. Hermanos, me he enterado por los de Cloe que hay discordias entre vosotros. Y por eso os hablo así, porque andáis divididos, diciendo: «Yo soy de Pablo, yo soy de Apolo, yo soy de Pedro, yo soy de Cristo». ¿Está dividido Cristo? ¿Ha muerto Pedro en la cruz por vosotros? ¿Habéis sido bautizados en nombre de Pablo? Porque no me envió Cristo a bautizar, sino a anunciar el Evangelio, y no con sabiduría de palabras, para no hacer ineficaz la cruz de Cristo.

MATEO 4, 12 23
Al enterarse Jesús que habían arrestado a Juan, se retiró a Galilea. Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en el territorio de Zabulón y Neftalí. Así se cumplió lo que había dicho el profeta Isaías: «País de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló». Entonces comenzó Jesús a predicar, diciendo: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos». Pasando junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: «Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres». Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron. Recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo.



EXEGESIS

PRIMERA LECTURA
La época en que vive Isaías (c.1-39, al que denominamos Primer Isaías) es convulsa. A lo largo de su vida será testigo de al menos dos acontecimientos que impresionaron a quienes los vivieron: la destrucción de Samaría y deportación de sus habitantes a Nínive (a.722 aC.), y el acoso del mismo ejército asirio sobre Jerusalén hasta tenerlo ‘como un pájaro en su jaula’, a.701 a C. , situación de la que es liberada la ciudad de modo providencial (2Re 19, 35-36).
Estos hechos tan dramáticos provocan una situación constante de zozobra, angustia, peligro y desorientación. Y en medio, el profeta que se desvela por los suyos tratando de llevar sensatez a la política (nada de alianzas con enemigos, 8,12s); confianza en el Señor a pesar de que el horizonte es de muerte (cfr 7,10ss). Por el contrario, el pueblo que se siente abandonado del Señor acude a adivinos (9,19s) que aun aterrorizarán más al pueblo con estremecedoras advertencias que resuenan duras y amenazantes en 8,21-23a, y que anteceden directamente a nuestro texto de hoy.
Por eso aparece aún más luminoso el texto de hoy que, precisamente exalta la aparición de la luz, la alegría, el gozo y la abundancia (vv 9,1-2) donde mayor ha sido la agresión. Evoca el profeta la desesperada e ingeniosa victoria de Gedeón sobre los madianitas, donde precisamente la luz de las antorchas que rompen en la oscuridad de la noche provoca la estampida de los enemigos en medio de las tinieblas.
Creo percibir claros paralelismos con nuestra época en occidente. Aliado a ‘otros dioses’ en los que ha puesto su confianza, el Señor Santo todopoderoso se ha convertido en nuestro tiempo en temblor y terror, piedra de tropezar y roca de despeñarse (Is. 8,13s). No se confía en el Señor y se sigue confiando en los mismos dioses que nos conducen al matadero; poder, dinero, violencia… en busca de ‘instrucciones garantizadas’ (8,20).
Y la mirada se vuelve a los países humillados, ‘más allá del Jordán’,. Y en medio de la humillación, en países de África, Asia, América ‘se ve una luz intensa, los que habitaban un país en sombras se inundan de luz’ (9,1).
¿Por qué hoy la referencia de nuestra Iglesia más evangélica y esperanzada es la iglesia de las mujeres, siervas de los más pobres, o las comunidades en tierras de misión, gozosas, alegres y llenas de esperanza (v.9,2)?
Sometidas a persecución y humillación, sin poder, ni dinero. Estos grupos, que sólo confían en el Padre Dios, se han convertido hoy en el profeta que dice: “Aguardo al Señor, que vuelva su rostro a la casa de Jacob, y espero en él. Aquí estoy yo con mis hijos –los que me dio el Señor como signo y presagios para Israel” (Is.8,17-18).

TOMÁS RAMÍREZ
tomas@dabar.net



SEGUNDA LECTURA
El primer tema tratado en la carta es el delas divisiones en la comunidad de Corinto. El asunto es claro: hay grupos enfrentados entre sí dentro de tal comunidad. No es fácil, en cambio determinar qué origen y rasgos tienen esos grupos. Quizás sean preferencias sobre el modo de presentar el mensaje evangélico que tienen diferentes predicadores. Pero en todo caso es evidente que esos grupos producen divisiones en una comunidad joven como la de Corinto. Por eso mismo se corre el peligro de la disgregación. Además está otro punto importante: el detenerse demasiado en los humanos condicionamientos o menos en el núcleo del mensaje: Cristo que está mucho más allá de las formas contingentes.

Pablo afronta el problema recordado el rasgo básico de la fe: l esencial es la adhesión a Cristo y no a los medios por los que se llega a él. Así el Apóstol, por la parte que le atañe personalmente, hace ver cómo él no es el punto definitivo dela unión de los corintios a Cristo. Es más, en algunos versículos, y no sin alguna irritación, habla de que ha bautizado a muy poca gentes porque su misión no es primordialmente bautizar sino anunciar. Por ello bien poco pueden apelar a esa especial vinculación que, en opinión corintia, y quizás por influencia de las religiones mistéricas, se establecía entre el iniciador e iniciados.

La aplicación para hoy en día es del todo clara: también tenernos en la iglesia actual divisiones, con el agravante de que se dan entre cristianos viejos, que debería haber comprendido lo esencial. Los grupos “carcas” o “neocon” y “progres, comunidades de tendencia popular o integrista, etc. son fenómenos presentes en las iglesias españolas. Y, sobre todo, la intermediación de lo eclesiástico parece ser más importante para muchos, del estamento oficial sobre todo, que la unión con el Señor Jesús, muerto y resucitado por nosotros.

Hagamos un examen de conciencia sobre en qué medida entra la figura de Jesucristo en nuestro pensamiento. Veremos, posiblemente, que le damos más importancia a otras cosas que a él.

FEDERICO PASTOR
federico@dabar.net


EVANGELIO

1. Observaciones al texto
V.12 Arrestado Juan, Jesús se retiró a Galilea. Secuencia sorprendente, por cuanto Jesús fue a donde gobernaba Herodes Antipas, 0que había arrestado a Juan.
V.13 El lago: Genesaret. Zabulón y Neftalí: las dos antiguas tribus de Israel que se habían establecido en Galilea, donde, en el decurso del tiempo, la población se fue haciendo cada vez más heterogénea. De ahí el calificativo de los gentiles que ya en el s. VIII a.C. daba Isaías a Galilea en el texto citado por Mateo en los vs.15-16.
V.17 El inicial adverbio entonces debe ser sustituido por la puntualización más precisa desde entonces. Predicar: es preferible su sustitución por el término proclamar, como así se hace en el v.23, donde aparecen las tres actividades: enseñanza, proclamación y curación. Proclamar es publicar en alta voz algo para que se haga notorio a todos. Convertíos. El término griego denota un cambio de mente y de conducta (conversión interior y exterior). Está cerca. El matiz exacto del verbo y del tiempo empleados en el original griego es el de algo tan cercano que puede tocarse. De ahí que pueda equivaler a ha llegado. Reino de los Cielos: sinónimo de Reino de Dios. Una traducción de todo el versículo podría ser la siguiente: ¡Convertíos, que llega el Reino de los cielos!
V.18 Echar el copo. Arte de pesca hecha con una bolsa de red arrojada al agua a fuerza de brazo.
V.23 Evangelio del Reino. El término evangelio hay que entenderlo en su sentido etimológico literal de buena noticia. Esta buena noticia es el Reino de los cielos ya al alcance.

2. Texto
Juan ha proclamado en el desierto de Judea: ¡Convertíos, que llega el Reino de los cielos! (3,2). Ámbito judío.
Jesús proclama en Galilea: ¡Convertíos, que llega el Reino de los Cielos! (4,17). Ámbito en parte judío y en parte no judío.
Pedro-Andrés-Santiago-Juan son invitados por Jesús a ser pescadores de hombres. Ámbito universal.
Tres etapas de un mismo proceso y con un mismo objetivo: proclamar la buena noticia de la realidad ya palpable del Reino de Dios.
Jesús entra en la escena pública cuando Juan desaparece de ella; Pedro-Andrés-Santiago-Juan lo harán cuando Jesús desaparezca de ella. La proclamación de esa buena noticia no debe faltar nunca, aun cuando ello pueda acarrear riesgos, incluso mortales, a quien la proclama.
La proclamación es siempre la misma: ayer, hoy y mañana. A cargo de personas distintas, con nombres distintos, pero siempre la misma: la buena noticia de la realidad ya palpable del Reino de Dios.
Esta proclamación formula una única exigencia: conversión interior y exterior, cambio de mentalidad y de conducta.

3. Comprensión actualizante
La necesidad de cambio no puede producirse sin una conversión interior.
¿Qué significa hoy esto?
Colocar nuevamente a Dios en primer término. Sacar nuevamente a la luz la prioridad de Dios, que se vea que Dios existe, que Dios nos incumbe y que Él nos responde. Preguntarse por las palabras de Dios para dejar que ellas iluminen, como realidades, el interior de la propia vida. Debemos arriesgarnos nuevamente a hacer el experimento con Dios a fin de dejarlo actuar en nosotros y en nuestra sociedad. Sólo así el señorío de Dios cobrará todo su sentido, la tiniebla desaparecerá y la luz brillará en todo su esplendor.
Esta comprensión actualizante está tomada del libro de Benedicto XVI Luz del mundo, la conversación de un Papa que Dios nos ha regalado en una situación muy compleja y muy difícil.

ALBERTO BENITO
alberto@dabar.net


NOTAS PARA LA HOMILIA

El mundo, que caminaba en tinieblas, vio una luz grande
La primera sensación que brotaba en mi corazón al escuchar esta Palabra era de cierto fastidio. Me ocurre a veces, lo confieso: acudo a la Palabra del Señor a escuchar algo nuevo, sorprendente, algo que me interpele. Y al acercarme a la Escritura y encontrarme con esta lectura he pensado: ¡otra vez! ¡Si sólo hace unos días que terminamos las fiestas de Navidad y esta lectura se hizo central, atronadora! Y sin embargo, a un mes de la fiesta de la presencia del Dios-con-nosotros, lo primero que me pregunto es en qué ha cambiado mi vida; para qué me ha servido celebrar la Navidad.
Dice Isaías en la lectura de hoy que ese pueblo, que había dejado de caminar en las tinieblas, vivía en una alegría muy concreta: la de los que gozan al segar -y ven así que su sustento está asegurado para una buena temporada, y la próxima cosecha tendrá la simiente necesaria-; la de los que se alegran al repartirse el botín -o sea, los que ya no tendrán que seguir angustiados pensando en lo que tendrá que venir-. Y ahí es donde el Señor me sorprende de nuevo con su palabra y me hace preguntarme si he vivido yo esa experiencia.
Porque nosotros, los que hemos sido llamados “amigos” por el Señor, hemos tenido ya la experiencia de pasar de las tinieblas a la luz; hemos encontrado sentido a nuestra vida, dejando atrás la oscuridad de un “¿para qué?” que ya ha encontrado respuesta; hemos visto la luz de nuestra salvación, al saber que Él no nos deja solos, que nos ama tanto como para dar su vida por nosotros, que quiere ser tan Amigo y tan Padre como para velar cada segundo por nuestra vida, poniéndola bajo su mano, que no falla nunca, y que ni siquiera nos abandonará cuando nuestro permanente endiosamiento nos lleve a alejarnos de Él, teniendo preparada misericordia, ternura y comprensión para el momento en que seamos capaces de regresar a su lado.
Pero no siempre somos coherentes con ello, y vivimos aún en la angustia, la incertidumbre, cierta desesperanza, impaciencia. ¿Dónde queda nuestra alegría, ese gozo del que habla Isaías? Quizás queda sepultada por nuestra incapacidad de creer que el opresor acaba vencido, o por nuestra impaciencia e incapacidad para esperar que el Señor elija el momento de descargarnos de ciertos yugos. Quizás es que seguimos muy empeñados en que Dios siga demostrándonos cosas respondiendo a nuestras peticiones sin aceptar por nuestra parte ni la más pequeña rémora de entender que sus caminos a veces -por suerte- son bastantes alejados de los nuestros.
En fin, que hoy me pregunto, y os pregunto: ¿estoy viviendo el gozo propio de los hijos de la luz... o tengo aún demasiado agriado el carácter por la desesperanza, la impaciencia, el cansancio o la mediocridad?

Entonces empezó Jesús a predicar
Así es como Mateo nos cuenta el inicio de la vida pública de Jesús: le toma el relevo a Juan y se va a vivir en Cafarnaúm, en esa tierra que pasó la primera de las tinieblas a la luz grande. Y en ese lugar donde varias personas empiezan a vivir un proceso que les cambiará la vida para siempre; son invitados, en primer lugar, a convertirse, puesto que el reinado de Dios está cerca; y en segundo lugar, reciben la llamada personal del Señor que les pide que dejen allí sus redes, su trabajo, sus vidas, y se vayan con Él para seguirle.
No sé si hoy muchos cristianos somos capaces de entender así nuestras vidas, como ese proceso. El Señor se viene a vivir entre nosotros, haciendo posible que cada uno de nosotros vivamos ya no en las tinieblas sino en la luz, una Luz que lo ilumina todo de un modo nuevo y que necesariamente tiene que reinterpretar en la vida de cada uno nuestro modus vivendi. El Resucitado nos deslumbra con su Luz Pascual en la celebración de cada domingo -y cada día de nuestra vida- y eso, por necesidad, tiene que traer como consecuencia la alegría, el gozo, la dicha.
Pero también tiene que provocar una permanente vuelta sobre nuestra vida para descubrir qué tenemos que convertir, que transformar. No podemos vivir como los hombres sin esperanza. No podemos continuar atados a nuestras oscuridades anteriores. No podemos dejar que todo siga igual: hay que cambiar de modo de vivir y de forma de pensar; hay que convertirse.
Y un cambio de rumbo semejante en nuestra vida exige que reestructuremos todo en una dirección: seguir a Jesús. El seguimiento tendrá que ser nuestra clave, de modo que quererle conocer mejor como hicieron aquellos pescadores, querer tener más intimidad con Él como tantos a lo largo de la historia han entendido que era la clave para la auténtica felicidad, quererle ofrecer incondicionalmente lo que somos y tenemos porque hemos descubierto que es el tesoro más grande que podemos tener... dejarlo todo para irse con Él se convierte en objetivo.
Muchos hoy siguen pensando que eso de la ‘llamada de Dios’ es algo reservado a curas y monjas. Y con poco que te pares a pensar en tu propia experiencia de Dios verás que no es así: Él te creó, pensó en ti para hacerte su amigo, te llamó de las tinieblas a la luz viniendo a vivir a tu lado, te llama una y otra vez a convertirte. Y también -¡no te pares ahí!- te llama a que le sigas. ¿Vas a quedarte quieto? Muchos tienen miedo a que se les pida demasiado. Yo, más bien, confío en que muchos se abran a su llamada confiando en ese gozo y esa alegría que tiene preparados para cada uno.





PARA CONSIDERAR Y REFLEXIONAR EN GRUPOS

«Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos»
(Mt 4,17)

Preguntas y cuestiones
Decía Jesús: Está cerca el Reino de Dios… ¿Lo veo, lo siento, lo percibo, lo intuyo? ¿Miro las cosas desde esa perspectiva única y mayor? ¿Qué Reino soy capaz de ver? ¿Vivo en situación de Buena Noticia? ¿Vivo con optimismo, con la exultante convicción de que el Reino sigue su marcha ascendente y convergente en la historia?
Está cerca el Reino de Dios… Eso sería una noticia muy buena para un pueblo que vive en tinieblas… ¿Cómo podemos traducir la Buena Noticia de Jesús hoy para nuestro pueblo, barrio, sociedad?
Está cerca el Reino de Dios… El Reino de Dios es la Causa de Jesús, y es la Causa por la que el partidario de Jesús (el cristiano) debe “vivir y luchar”.



PARA LA ORACION

Cuando los cristianos nos reunimos para darte gracias, sentimos con nosotros la presencia necesitada del mundo. Un mundo que no siempre sabe encontrar el camino adecuado, señalar los objetivos y animar a la tarea. Por eso, Señor, te pedimos ayuda en su nombre y en el nuestro, para que todos podamos vivir con alegría.
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En el pan y en el vino están presentes los anhelos, problemas y esfuerzos de la historia. A muchos antepasados anónimos les debemos la situación en que hoy nos encontramos porque Tú has hecho fructífero su trabajo y sacrificio. Haz que nos unamos a la tarea histórica de transformar el mundo
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La vida, Señor, está llena de signos de tu amor. Necesitamos limpiar nuestra mirada para descubrirlos, para ver cómo en este mundo que hiciste para nosotros, no nos has dejado solos, sino que sigues acompañándonos repitiendo la invitación que has dirigido a tantas personas en la historia. Unos te han respondido afirmativamente y han llenado el mundo de sonrisas y gratitud, han hecho posible que la vida fuera un poco mejor y el corazón humano más sensible y solidario.
Necesitamos darte gracias porque la vida contigo es mucho más llevadera. Es incluso apasionante y bella.
Sentimos que estás a nuestro lado dirigiéndonos palabras de ánimo, de perdón, de esperanza y llamándonos a trabajar contigo.
Gracias, pues, Dios grande y bueno porque Jesús nos convoca cada domingo a sentir tu bondad, a experimentar tu amor y tu perdón y a formar una comunidad unida que, con sencillez, quiere servir al mundo
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Al terminar nuestra celebración queremos repetir nuestra oración por el mundo, para que quienes lo habitamos sintamos la vida como un regalo tuyo para desarrollar todas las cualidades que nos has dado y las pongamos al servicio de todos, especialmente de los más necesitados que son tus hijos predilectos.


LA MISA DE HOY

SALUDO
Que a todos los que nos reunimos hoy para darle gracias nos bendiga Dios y nos llene de esperanza, de luz y de confianza.

ENTRADA
En la vida cotidiana y en los ambientes de nuestro mundo de hoy recogemos mucha sensación de cansancio, de poca ilusión, de pocos argumentos para superar los golpes que la vida va repartiendo y de esa pertinaz experiencia de fragilidad que la muerte, tan presente, tan constante y tan variada nos transmite.
“Venid todos los cansados y agobiados”. Aquí venimos, pues, a sentir que el peso de la vida se aligera, que el peso de nuestra propia realidad se hace más llevadero y que la historia de todos es importante vivirla con responsabilidad y con esperanza. Dios nos hablará y, si escuchamos, su Palabra será semilla de amor, de confianza y de esperanza.

ACTO PENITENCIAL
Como humanos que somos, sentimos, Señor, todo el cúmulo de nuestras dificultades, limitaciones y fragilidad.
-Tú que conoces que somos de barro, que nos rompemos con facilidad y no soportamos grandes pesos ni responsabilidades. Señor, ten piedad
-Tú que sentiste en tu vida histórica la sensación de fracaso, de que la responsabilidad te desbordaba y te sentiste solo. Cristo, ten piedad
-Tú que alimentas nuestras energías, cultivas nuestras actitudes y eres siempre ánimo, aliento y apoyo para seguir caminando. Señor, ten piedad
Oración: Haz, Señor, que sintamos que nos acoges y nos aceptas con todos nuestros defectos, problemas y desánimos, porque tu perdón consiste en asumirnos como somos y en animarnos a cambiar.


LECTURA PROFÉTICA
La sensación de ser pocos y débiles les había llevado a pensar que no contaban para nadie y que no podrían realizar su sueño de libertad y justicia. Pero Dios actuó, la sorpresa se hizo presente y entendieron que en la historia contamos todos.

SALMO RESPONSORIAL (Sal 26)
El Señor es mi luz y mi salvación.
El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar?
El Señor es mi luz y mi salvación.
Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor por los días de mi vida; gozar de la dulzura del Señor, contemplando su templo.
El Señor es mi luz y mi salvación.
Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor.
El Señor es mi luz y mi salvación.

LECTURA APOSTÓLICA
Ya en la primera comunidad aparece la diversidad que impregna a todo lo humano. Pero Pablo nos avisa que no hemos de dar tanta importancia a la diversidad sino que nuestra atención debe centrarse en lo realmente importante. Sobre todo en quien importa. Jesús que nos fundamenta y las personas que nos necesitan.

LECTURA EVANGÉLICA
Siempre nos hemos encontrado con tareas históricas que realizar. Siempre la vida es un descubrimiento de esfuerzo y superación. Muchos se cansan, no ven luz ni futuro. ¿Quién les dará ánimo? ¿Quién les hablará de esperanza? Jesús nos invita a echarle una mano. Nos llama a participar en esa tarea tan bonita y humana de ayudar a seguir caminando.

ORACIÓN DE LOS FIELES
A Ti, Dios bueno y sensible, dirigimos nuestras peticiones por este mundo que necesita tantas cosas.
-Por quienes celebramos nuestra fe y posemos cultivar las actitudes que tanto sirven para vivir, como la esperanza, el ánimo y la solidaridad, para que las comuniquemos a otros. Roguemos al Señor
-Por todos los cristianos que continuamente recibimos la invitación de Jesús a participar con Él en la extensión de su Palabra que perdona y anima, para que la escuchemos y respondamos. Roguemos al Señor
-Por nuestro mundo que expresa desaliento, cansancio y desorientación, para que redescubra la importancia y la profundidad de creer en Ti. Roguemos al Señor
-Por los necesitados de pan, de trabajo, de ánimo, de comprensión y de alegría, para que sepan que pueden contar con nosotros. Roguemos al Señor
-Por la comunidad cristiana, la Iglesia, que formamos todos, para que sea consecuente con el evangelio y sensible con la humanidad. Roguemos al Señor
Oración: Escucha, Padre bueno, estas oraciones que quieren ser una petición a Ti y un recuerdo para nosotros, pero que son también una necesidad de nuestro mundo, ayúdanos a hacerlas realidad contigo. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.



CANTOS PARA LA CELEBRACION

Entrada: Cerca está, cerca está (del disco «Ven y sígueme»); Pescador (1 CLN 405); Vienen con alegría (1 CLN 728).
Salmo: El Señor es mi luz (1 CLN 717).
Aleluya: Gloria, Gloria, Aleluya (popular Barriales).
Ofrendas: Cuando un niño con hambre pide pan (CB 56).
Comunión: Tú has venido a la orilla (1 CLN 407); La barca en la playa («Cantos para una comunidad evangelizadora»).
Final: Anunciaremos tu Reino.



Director: José Ángel Fuertes Sancho •Paricio Frontiñán, s/n• Tlf 976458529 Fax 976439635 • 50004 ZARAGOZA
Tlf. del Evangelio: 976.44.45.46 - Página web: www.dabar.net - Correo-e: dabar@dabar.net

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WebJCP | Abril 2007