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jueves, 16 de diciembre de 2010

Catequesis: IV Domingo de Adviento (Mt 1,18-24) - Ciclo A


Publicado por Catequistas.org

Domingo de la Virgen Madre

La Navidad es inmediata. Es ya el momento en que pensemos que el Adviento, el tiempo de la esperanza, se termina y comienza el tiempo de la alegría y de la fiesta. Jesús está a la puerta. Todos los pensamientos de los cristianos se deben dirigir a la admirable fiesta de la llegada del Señor

Primera lectura: Isaías 7. 10-14

El profeta Isaías vuelve de nuevo en una misteriosa profecía a reclamar la atención en la inminente venida del Señor. La tradición vio en las palabras que se leen a continuación el anuncio del nacimiento virginal del Mesías y la alusión a la singularidad de la Madre del Señor

“En aquel tiempo, una vez más, el Señor habló al rey Ajaz por medio de Isaías en estos términos: "Pide para ti un signo de parte del Señor, en lo profundo del abismo, o arriba, en las alturas".

Pero Ajaz respondió: "No lo pediré ni tentaré al Señor".

Isaías dijo entonces: "Escucha, entonces, casa de David: ¿Acaso no os basta molestar a los hombres, que molestáis también a mi Dios?

Por eso el Señor mismo os dará un signo. Mirad, una joven está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emmanuel.

Él se alimentará de leche cuajada y miel hasta que sepa desechar lo malo y elegir lo bueno.

Lectura Segunda. Romanos 1. 1-7

San Pablo recuerda también a los Romanos que el nacimiento de Cristo es la fuente de todos los bienes que han venido sobre le mundo. Es Jesús, el nacido de mujer, el que salva y el que abre el camino del cielo. La alegría para los hombres es inmensa.
“Pablo, siervo de Cristo Jesús, apóstol por vocación, escogido para el Evangelio de Dios, que había ya prometido por medio de sus profetas en las Escrituras Sagradas, acerca de su Hijo, nacido del linaje de David según la carne. El fue constituido Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por su resurrección de entre los muertos. Ese es Jesucristo Señor nuestro.

Por El recibimos la gracia y el apostolado, para predicar la obediencia de la fe a gloria de su nombre entre todos los gentiles, entre los cuales os contáis también vosotros, llamados de Jesucristo, a todos los amados de Dios que estáis en Roma, santos por vocación, a vosotros gracia y paz, de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.”



Tercera Lectura. Mateo 1. 18-24

El pensamiento de la Iglesia se dirige ya al hecho de que la Madre del Señor fue elegida por Dios para una concepción virginal. Se recuerda en esta víspera inmediata de la navidad el sorprendente hecho para José de que su espora estaba esperando un hijo inexplicable.



“Este fue el origen de Jesucristo. María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.
Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo.
Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados".
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta: Una Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que traducido significa: "Dios con nosotros".
Al despertar, José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa y, sin que hubieran hecho vida en común, ella dio a luz un hijo, y él le puso el nombre de Jesús.”

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Comentario

Entramos en Navidad, es decir en esta jornada dominical nos anunciamos al misterio del nacimiento de Jesús de la Santa Madre Virgen y Reina del cielo.

Los textos que ya no pone la Iglesia como lectura del Domingo indican que María está prepara para dar a luz al maravilloso regalo que lleva en sus virginales entrañas. La espera del adviento se vuelve ya espera ilusionada, impaciente, ardorosa y feliz. Las figuras de José Y María son las protagonistas. El niño que late en el vientre de María es el misterioso artífice de ese protagonismo.

Ellos van a ser los primeros en conocer el misterio de que Jesús, el Salvador, ya está entre nosotros. Y son ellos los que se convierten en protagonistas: María aceptando ser la maravillosa Madre del Dios que se hace hombre. José, asumiendo la misión de protector de la dignidad de María virgen, ante el resto de los hombres que tardarán en conocer el milagro que, en las entrañas de la Virgen, se va a realizar.


Es que Jesús nos llega por medio de ellos. En el Evangelio que leemos de San Mateo la madre, María, queda como escondida. Es San José el que advierte que está en espera de un niño. Es el que sabe que no han vividos juntos antes de la concepción. Es el que se enfrenta con la ley de la denuncia. Es el que, desconcertado por el misterio inexplicable y justo ante el deber de la denuncia, opta por apartarse, pues el no puede dudar de la pureza de sus magnifica esposa. La zozobra dura poco. El sueño es el emblema de la serenidad en medio de la cual el ángel le dice lo que debe hacer.


Sin haber tomado parte en la concepción de Jesús, es sin embargo el padre legal. Hombre humilde, no pregunta, como la misma Virgen Maria preguntó al ángel. Simplemente asume la voluntad clara de Dios, cuando llega a conocerla. Nada sabemos de cierto de él, salvo que era consciente de que era descendiente de David. En el árbol genealógico de Jesús está el rey David, al recoger el plan genealógico que sin duda conocía la familia de José.


José sabe y descubre que en el hijo nacido sólo de su esposa se van a cumplir las profecías. Será rey, enviado de Dios, reinará eternamente, salvará al pueblo elegido, triunfará en su empresa. Todo lo acepta. Es hombre justo, es decir puro y santo, inteligente y consciente de que los misterios se aceptan, no se explican ni se demuestran. Eso es lo que hace aquel hombre hecho según el corazón de Dios.

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María es la protagonista en el Evangelio de Lucas. Recibe el mensaje del ángel, no como una consulta envuelta en interrogatorio que pretende el consentimiento de ella. Lo que recibe es la expresión de la voluntad divina. Si María pregunta al ángel, no es para discernir si consciente o no consiente. Es sólo para adaptarse mejor a la voluntad del cielo. ¿Cómo va a ser eso, pues yo “todavía” no conozco varón”. El ángel la informa cómo va a ser. Y María se declara “la esclava del Señor”, y asume que se cumpla en ella la voluntad del Altísimo expresada en la palabra del ánge.l


Cuando recibe la anunciación del ángel, José da nuevo paso: asumir el cuidado del niño y de la madre. Será el padre legal del niño y él mismo ante el mundo le impondrá el nombre de Jesús, que significa “el que se salva”. María sólo se limita a cumplir lo que Dios la reclama. Y asume el ser llevada por José a su casa, y convertir no ya en prometida, sino en la esposa a los ojos de todos los hombres, los cercanos que son sus vecinos y parientes, y los lejanos, lo que a lo largo de la Historia la llamarán “bienaventurada”.

La justicia de José consiste en una actitud de obediencia a la llamada que Dios le dirige en lo profundo de la conciencia. La justicia de María consiste en la entrega a Dios que la llena de gracia y es motivo para que e ángel la proclame la “kejaritomene”, la llena de gracia.



El itinerario de José cobra en ese momento del encuentro con María embarazada ya de Jesús un nuevo derrotero. El la había elegido por esposa y aguardaba consumar su matrimonio con ella. En el momento del encuentro de maría con él ángel estaba con seguridad en casa de sus padres en espera de que se celebrara formalmente el enlace, ya decidido. Era lo normal en los matrimonios jóvenes. Más de una ilusión de amor habría surcado por la mente de este “varón justo de Galilea”.


Si embargo, las cosas le cambiaron de forma inesperada. El ángel le anunció que el plan de Dios sobre su matrimonio era otro: el primer plan de un matrimonio normal se convirtió en un plan de matrimonio virginal. Y José lo aceptó precisamente porque un joven singular, un hombre justo y fiel a Dios. Acogió a su esposa, la llevó a su casa, y ante el mundo todo siguió su cauce normal, incluido el embarazo de María que sus familiares seguramente lo consideraron como uno más de los hechos que debía ser muy frecuente en las costumbres de entonces.



Lo que después aconteció durante muchos años fue lo que en cualquier hogar, judío o galileo, acontecía. Nació el niño, José le puso el nombre de Jesús. Trabajó para él como humilde jornalero. Vivió con María de la forma más maravillosamente virginal que una mente limpia puede pensar, y desapareció en el misterio de su vida posterior, pues nunca más los Evangelio hablaron de él. La tradición se encargó de suponer que murió antes de que Jesús se revelara ante el pueblo como el Mesías enviado pasara un tiempo como mensajero, ante de su muerte en la cruz.



Habiendo José acogido primero a María sin hacer más preguntas, e imponiendo luego el nombre al niño como su padre ante los ojos del mundo, lo tomó a su cargo y, bajo su responsabilidad personal, lo educó, le enseñó a trabajar y pasó a la Historia cristiana como el modelo de la justicia y de la virtud más purísima que se pudiera pensar. María pasó por la tierra como la mujer sencilla, humilde y silenciosa, que luego sería la mujer fuerte que siguió a Jesús, desde su primer milagro en Canbá hasta la cruz.
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San Buenaventura, encuentra en la Madre del Señor y en la laborde San José, el motivo de una profunda reflexión en los momentos de espera y de esperanza ante la llegada del Señor. En uno de sus comentarios dice así:

“ En breves palabras, pero llenas de verismo, describe el evangelista san Mateo el nacimiento del Señor y Salvador nuestro Jesucristo, por el que el Hijo de Dios, eterno antes del tiempo, apareció en el tiempo Hijo del hombre. Al conducir el evangelista la serie genealógica partiendo de Abrahán para acabar en José, el esposo de María, y enumerar —según el acostumbrado orden de la humana generación— la totalidad así de los progenitores como de los engendrados, y disponiéndose a hablar del nacimiento de Cristo, subrayó la enorme diferencia existente entre éste y el resto de los nacimientos: los demás nacimientos se producen por la normal unión del hombre y de la mujer mientras que él, por ser Hijo de Dios, vino al mundo por conducto de una Virgen.

Y era conveniente bajo todos los aspectos que, al decidir Dios hacerse hombre para salvar a los hombres, no naciera sino de una virgen, pues era inimaginable que una virgen engendrara a ningún otro, sino a uno que, siendo Dios, ella lo procreara como Hijo. Mirad —dice—: la Virgen está encinta y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel (que significa «Dios-con-nosotros»). El nombre que el profeta da al Salvador, «Dios-con-nosotros», indica la doble naturaleza de su única persona.

En efecto, el que es Dios nacido del Padre antes de los tiempos, es el mismo que, en la plenitud de los tiempos, se convirtió, en el seno materno, en Emmanuel, esto es, en «Dios-con-nosotros», ya que se dignó asumir la fragilidad de nuestra naturaleza en la unidad de su persona, cuando la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, esto es, cuando de modo admirable comenzó a ser lo que nosotros somos, sin dejar de ser lo que era asumiendo de forma tal nuestra naturaleza que no le obligase a perder lo que él era.

Dio, pues, a luz María a su hijo primogénito, es decir, al hijo de su propia carne; dio a luz al que, antes de la creación, había nacido Dios de Dios, y en la humanidad en que fue creado, superaba ampliamente a toda creatura. Y él le puso —dice— por nombre Jesús.

Jesús es el nombre del hijo que nació de la virgen, nombre que significa — según la explicación del ángel — que él iba a salvar a su pueblo de los pecados. Y el que salva de los pecados, salvará igualmente de las corruptelas de alma y cuerpo, secuela del pecado. La palabra «Cristo» connota la dignidad sacerdotal o regia. En la ley, tanto los sacerdotes como los reyes eran llamados «cristos» por el crisma, es decir, por la unción con el óleo sagrado: eran un signo de quien, al manifestarse en el mundo como verdadero Rey y Pontífice, fue ungido con aceite de júbilo entre todos sus compañeros. Debido a esta unción o crisma, se le llama Cristo; a los que participan de esta unción, es decir, de esta gracia espiritual, se les llama «cristianos».

Que él, por ser nuestro Salvador, nos salve de los pecados; en cuanto Pontífice, nos reconcilie con Dios Padre; en su calidad de Rey se digne darnos el reino eterno de su Padre, Jesucristo nuestro Señor, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina y es Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.

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ESQUEMA DE UNA CATEQUESIS

3. Modelo de Catequesis

1. Experiencia

Imaginar y describir un día en el hogar de Nazareth. José sale a buscar trabajo, como artesano y no sólo como carpintero. Arregla cosas, hace paredes vendimia, cosecha, cuida animales, cualquier cosa que le diera el salario para llevarlo a casa y vivir honradamente en medio de sus familiares de Nazareth
Simular que un periodista llega y le pregunta cosas: como nació el niño único que hay en el hogar, como pasan los días, que planes tiene el padre para él, cual es la labor de cada día de la madre…




2. Reflexión
Recordar con una interesante reflexión por parte del educador cómo fue la vida de la madre María en los primero días del nacimiento de Jesús. Indicar la fe de la Iglesia en la singularidad de tal nacimiento: María en el templo por donación de los padres, restituida al hogar al cumplir los 13 ó 14 años, el compromiso matrimonial con José, el embarazo sorpresivo, el cómo fue el anuncio del ángel antes del embarazo, la respuesta de José, el matrimonio festivo que hubo de celebrarse, la vida humilde en el hogar…




3. Acción
Buscar todos los datos dichos en la reflexión del educador en los cuatro texto del Evangelio… Ver que en Marcos y Juan nada hay de la infancia de Jesús- Ver que todo procede de los relatos de la infancia de Mateo y de Lucas. Escribir una lista lógica y sucesiva de la anunciación, de la concepción virginal, del nacimiento, de la vida de los primeros años de Jesús.
Exponer esa lista de hechos, que se pueden fabricar por grupos, poniendo en cada frase o dato hallado, la cita exacta del Evangelio



4. Colaboración


A luz de lo hallado explicar a un emigrante de otra religión que llega a nuestro entorno escolar o residencial lo que los cristianos creemos por que nos lo dice el texto evangélico.
Tratar de discernir con ese emigrante de otra cultura, de otro lenguaje, de otra creencia, lo que son datos “humanos” y lo que son datos “divinos, misterio que sólo por la fe creemos. A luz de todos ellos tratar de explicarle por que los cristianos celebramos la Navidad.
Hacer un cronograma que quede expuesto en los días previos a la Navidad y tratar de irlo coloreando a medida que se va acercando los días previos al recuerdo del nacimiento, el día 25 de Diciembre.




5. Interiorización
Poner junto al cronograma anterior, un mapa de buenos deseos o de peticiones a Dios niño, o al niño Dios, en donde cada uno del grupo o de la clase pueda poner alguna intención o deseo: que Jesús conceda calor a los que no tienen casa… que mi familia viva esta Navidad con más alegría que el año pasado…

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Ejercicios interesantes para catequistas.



De Pequeños


- Dibujar un nacimiento, o acaso construirlo en miniatura o por grupos, y ponerlo sin algunas figuras que se pueden ir añadiendo a medida que los días pasen: cueva, José y María, animales, al fina el niño, luego pastores, los magos, otras gentes…

- Acaso se puede colorear un “nacimiento” como el siguiente


De medianos

- Buscar en el Evangelio frases para construir una fotografía evangélica de Jesús. Hacer un programa de mensajes a la gente sobre los títulos misteriosos de Jesús, apoyados en una palabra o una frase de las buscadas en el Evangelio de Lucas y en el de mateo

- Simular un Centro informativo mundial, desde el cual se anuncia a todos los países de la tierra y a todos los gobiernos que Jesús ha nacido y la Virgen María está bien después del parto. Mandar cada uno del grupo o clase un mensaje a diversos estamentos: a un rey oriental, a un jeque árabe, a un preso argentino, a un comerciante de Norteamérica, a una bailarina de Hawai… etc, etc.


De Mayores y Preadolescentes

- Hacer un estudio detenido sobre la vida de Jesús en los primero años de vida en una aldea como Nazareth. Los padres, los matrimonios, las parentelas, las casas, los trabajadores pobres. Simular un congreso de investigadores y tratar de buscar datos en libros, en diccionarios, en internet si es posible, y buscar una manera de ir aportando por oral (comunicaciones) o por escritos (documentos), los descubrimientos o las aportaciones que se van haciendo al congreso.

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DATOS COMPLEMENTARIOS

Términos del Diccionario de Catequesis.


Familia, Nazareth, Séforis, Galilea, Herodes, San José, Nacimiento virginal,

Virgen María, Anunciación. Gabriel arcángel,


Libros intteseresan



- El niño Jesús se hizo hombre. Varios. Madrid. Editorial Euroimpala. 2004

- Los Evangelios de la Infancia. Varios. Barcelona. Edaf. 1995

- Miriam: la mujer virgen esposa, madre. Carmen Diez y Mauricio Martín. Madrid. Comercial de Publicaciones C.B. 2002

- La Virgen María, Madre de Jesús. Javier Velasco. Madrid. Edit. Libros. 2005

- Nacimiento e infancia de Jesús en San Mateo. Madrid. Edit. Católica. BAC. 1990

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WebJCP | Abril 2007