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MISIONEROS EN CAMINO: CATEQUESIS: XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario (Lc 21, 5-19) - Ciclo C: Domingo del Juicio Final
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viernes, 12 de noviembre de 2010

CATEQUESIS: XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario (Lc 21, 5-19) - Ciclo C: Domingo del Juicio Final


Publicado por Catequistas.org

1. Lectura de la Palabra divina

Primera lectura 2 Malaquías. 3- 19-20

En las lecturas que la Iglesia no señala para esta jornada dominical nos quiere alertar sobre la fugacidad de la vida y sobre el final de los tiempos. Los cristianos tenemos que pensar también en que el mundo, como las personas, es una criatura, por que todo lo que hay ha sido creado por el Señor. Tuvieron su principio y tendrán su final. También el universo, que fue creado por Dios, para ser el hogar de los seres humanos, terminará un día. Serán los “últimos tiempos”.
Los Profetas, como Malaquías que hoy recordamos, nos lo dicen con serenidad y con paz.

Malaquías dice así: “Ellos serán mi propiedad exclusiva, dice el Señor de los ejércitos, en el Día que yo preparo.
Yo tendré compasión de ellos, como un hombre tiene compasión de su hijo que lo sirve. Vosotros veréis la diferencia que hago entre el justo y el impío, entre el que sirve a Dios y el que no lo sirve.
Porque llegará el Día, abrasador como un horno. Entonces todos los arrogantes y los que hacen el mal serán como paja; el Día que llega los consumirá, dice el Señor de los ejércitos, hasta no dejarles raíz ni rama.
Pero para vosotros, los que teméis mi Nombre, brillará el sol de justicia que trae la salud en sus rayos, y saldrán brincando como terneros bien alimentados.”

Lectura Segunda. 2 Tesalonicenses 3. 7-12

San Pablo indica con su sabiduría maravillosa lo que debe ser nuestra vida hasta que el Señor vuelva y nos pida cuenta de nuestras obras buenas y de las malas.

“Ya sabéis vosotros cómo debéis imitarnos, pues estando entre vosotros no vivimos desordenadamente, ni comimos de balde el pan de nadie, sino que día y noche con fatiga y cansancio trabajamos para no ser una carga a ninguno de vosotros.
No lo digo porque no tengamos derechos, sino por daros en nosotros un modelo que imitar.
Además, cuando estábamos entre vosotros os mandábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma. Porque nos hemos enterado que hay entre vosotros algunos que viven desordenadamente, sin trabajar nada, pero metiéndose en todo.
A ésos les mandamos y les exhortamos en el Señor Jesucristo a que trabajen con sosiego para comer su propio pan.
Vosotros, hermanos, no os canséis de hacer el bien.

Tercera Lectura Lucas 21.5-19

Jesús recordó en una ocasión a sus discípulos que hasta las cosas más bellas y sagradas tendrá su final.
“En aquel tiempo, como alabaran algunos que iban en su compañía el Templo y resaltaran que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas, él dijo:
"Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida."
Le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir?"
El dijo: "Mirad, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: "Yo soy" y "el tiempo está cerca". No les sigáis. Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato."
Entonces les dijo también: "Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo.
"Pero, antes de todo esto, os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y gobernadores por mi nombre; esto os sucederá para que deis testimonio.
Proponed, pues, en vuestro corazón no preparar la defensa, porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios.
Seréis entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de vosotros, y seréis odiados de todos por causa de mi nombre. 8 Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza.
Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.

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Comentario

El texto del evangelio de San Lucas que trae la liturgia de esta jornada dominical es para pensar que los hombres estamos en este mundo de paso. Que no somos eternos. Que en esta vida todo termina, para nosotros y para las personas .. Jesús empleó para decirlo un lenguaje frecuente en los Profetas, como Daniel o como Malaquías. Está escrito en un lenguaje cargado de imágenes violentas: destrucción, dolor, persecución, guerra, Pero no está escrito para meter miedo, sino para hacer pensar lo que es la vida, lo que es el mundo y lo que es el hombre

Una lectura superficial de este mensaje de Jesús produce miedo. Deja un sabor amargo. Está lleno de avisos y amenazas. Sin embargo, una lectura llena de confianza produce esperanza. Jesús estará para juzgar, es decir parta absolver. Los malos a los jueces los tienen miedo porque esperan la condena y el castigo. Los buenos a los jueces los miran con esperanza, porque esperan el perdón, la absolución y la salvación.

Así hay que leer estos textos proféticos. Si somos hijos de Dios y nos portamos bien, todo resultará luminoso. La lectura de los anuncios misteriosos de Jesús sobre la destrucción del templo y sobre el final de los tiempos deber ser realizada con cierta serenidad, con lectura pausada y tranquila que permita descubrir el mensaje de esperanza y seguridad que nos quiere comunicar el Señor.

En medio del estruendo de los acontecimientos del final del mundo, que un día llegará, acaso dentro de miles de años o de millones tal vez, se deben escuchar frases de confianza y estímulo, como las que dice Jesús: “Que nada ni nadie os engañe; no vayáis tras los que anuncian falsas cosas… . No tengáis temor cuando lleguen los malos momentos, pues yo os daré palabras y sabiduría. Y pensad ante todo que ni un cabello de vuestra cabeza perecerá, pues Dios está con vosotros. Y tener paciencia, pues con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas”.

Si todo esto dicen los anuncios de Jesús, ¡por qué vamos a tener miedo? Dios está con nosotros.

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En el mundo de hoy se levantan voces engañosas que ofrecen falsas respuestas a los problemas de los hombres. Quieren ciencia de los grandes enigmas de la existencia humana y quieren aprovechar los miedos para sacar provecho.

Sin embargo Jesús aprovecha sus mensajes para sembrar confianza. Nada va a pasar que Dios no lo permita o lo quiera. El vacío religioso que existe suele conducir a la desconfianza y a la superstición. Por que hay poca fe, muchos buscan sortilegios, sectas y gustos por la sorpresa y el misterio del más allá. Andan con adivinaciones y con anuncios falaces.

Se alejan de la sencillez del Evangelio y organiza un gran negocio vendiendo libros de misterios y de espiritualidad engañosa. Confían en ídolos en forma de amuletos, de iconos, de luces y de fetiches. Explotan el dolor y la angustia de muchas gentes que sufren para sacar provechos. Esos son los falsos profetas que engañan y contra los que es preciso gritar frases de rechazo.

Si se esconden en la oscuridad, no son de Dios. Dios es luz. Y todo lo que es de Dios es sencillo, transparente y agradable. Jesús pone en guardia frente a los charlatanes: “Cuidado con que nadie os engañe, porque muchos vendrán usando mi nombre”.

Ante las situaciones de amenaza hay que volver los ojos a la belleza del Evangelio y acomodar la propia vida a sus enseñanzas. Entonces no hay ningún peligro de engaño o de error. Jesús dice “No tengáis pánico”. Y es lo más hermoso del Evangelio: “Yo me quedaré con vosotros hasta el final de los siglos”

Hay que cultivar siempre la confianza en la divina Providencia. La incesante actividad del Creador, que dirige todos los acontecimientos y orienta la historia humana hacia su plenitud al final de los tiempos, es lo que no dice a los hombres de hoy que al final del mundo sucederá lo que al principio: será la mano de Dios Providente quien dirija los acontecimientos. La mano de Dios, su poder, actuará con nosotros y nos hará libres.

Por eso no hay que tener miedo. La convicción acerca de la presencia actuante de Dios en la historia se expresa en cada una de las páginas de la Biblia. Ahora bien, el reconocimiento de esta presencia actuante de Dios no anula nuestra libertad. Dios da el impulso inicial a este mundo, Dios nos acompaña, Dios nos ofrece su gracia, Dios está siempre cerca.

Cuando llegue el final del mundo, o el final para cada uno de nosotros, que es lo mismo, Dios estará cerca de cada ser humana, pues él es infinito y todo lo puede. Será un final bello y alegre para los buenos. Será un final triste y oscuro para los malos. Y todo dependerá de coo hayamos pasado la vida.

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Las frases que podemos resaltar del texto evangélico son cautivadoras. A primera vista son de terror: «No quedará piedra sobre piedra… oiréis hablar de guerra… todos temblarán». Pero hay que entender estas afirmaciones. Simplemente quieren decir: “Ha llegado el final… Hemos terminado el viaje… Es la hora de los cambios profundos”. ¿Alguno se pone triste cuando termina un viaje fatigoso? ¿O cuando acontece un cambio para mejorar?

Cuando estamos en estado de amistad con Dios nada de ello asusta. Todo invita a poner os ojos en las cosas últimas y definitivas. Todo conduce a escuchar con alegría la Palabra de Dios, que quiere liberarnos de falsas ilusiones y de espejismos.

Los judíos, o muchos de ellos se mostraban comprensivos con la tiránica monarquía de Herodes porque les había hecho un templo luminoso, majestuoso. Se sentían deslumbrados por la belleza exterior del edificio, sin darse cuenta de que se había convertido en un motivo de esclavitud, de tributos más duros que los mismos que pagaban a los romanos.

Sólo Jesús era capaz de decir: “No va a quedar piedra sobre piedra…” Eran palabras que sonaban a blasfemia y que un día le echarían en cara cuando fuera apresado y conducido al tribunal del templo, el Sanedrín primero, y luego ante Pilatos para ser crucificado.

Por eso Jesús decía: «Cuidado conque nadie os engañe». El resplandor de este edificio puede ser un engaño como tantas otras cosas pueden engañar a lo hombres por su aspecto de piedad.

En el Nuevo Testamento se advierte con frecuencia que hay que protegerse contra los engaños y los falsos maestros y profetas (1 Tim 1,3-7; 6,3-5; 2 Tim. 4,3-4; 2 Pe 2,1-3...). Eso vale para hoy y para todos los tiempos. Pueden surgir cerca de nosotros engaños y falsos mesías. En estos tiempos de confusión es necesaria más que nunca una fe firme y vigilante, una fe consciente y bien formada que sea capaz de discernir para detectar y denunciar a los falsos profetas. Hay que recordar el aviso de Jesús: “Muchos vendrán usando mi nombre, diciendo: «Yo soy». Al final se pondrá de manifiesto su falsedad, pues desaparecerán como la paja, «no quedará en ellos ni rama ni raíz”.

Jesús también recuerda que los buenos serán perseguidos. «Todos os odiarán por causa de mi nombre». La persecución no debe sorprender al cristiano. La vida nos ha sido dada para combatir, para luchar por Cristo y por los hermanos. El que renuncia a luchar ya está derrotado. La seguridad nos viene de la protección fiel de Cristo, que ha luchado y sufrido antes que nosotros y más que nosotros.


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Modelo de Catequesis

1. Experiencia

Hacer una lista de las cosas hermosas que se han ido destruyendo con el tiempo: edificios, caminos, puentes, selvas, ciudades… Y de las cosas que han ido surgiendo, porque las que servían antes fueron destruidas… Compararlo con lo que anuncia Jesús: la destrucción de un edificio material, hecho por manos de hombres.
Hablar del pueblo de Israel, que ha durado hasta nuestros días por especial providencia divina. Había sido elegido para que viniera Jesús. Y se mantiene en la Historia. Pero las cosas de ese pueblo han ido cambiando, destruyéndose. Dios cuida a los hombres, no a las cosas.

2. Reflexión

Vamos a tomar algunos profetas y en grupos de trabajo vamos a buscar cada uno tres profecías de amenaza y tres promesas de salvación. En Isaías, en Jeremías, en Daniel, en Ezequiel… Las escribimos en un papel y hacemos una exposición de ellas en un lugar de la sala o de la clase.
Después cada grupo las expone y las explica a los demás. El educador de la fe, que debe orientar la exposición, las relaciona con el texto del Evangelio hoy leído

3. Acción

Vamos a hacer de profetas y haremos un viaje por algún lugar del mundo y ante algún acontecimiento que esta pasando estos días: una guerra, una peste, un peligro, algún edificio hermoso, y anunciamos que un día todo eso va a desaparecer.
Los demás escuchan y debaten, diciendo si su anuncio es real o simple juego sin fundamento. Cada uno dice el por qué expone su situación. Con cuatro o cinco que intervengan de profetas es suficiente

4. Colaboración

Después podríamos hacer una encuesta a personas mayores sobre lo que piensan acerca de la destrucción de las cosas: qué cosas quisieran que se destruyera y qué piensan que jamás será destruido de lo que conocen. Se puede preguntar sobre lo que piensan del final del mundo.

5. Interiorización

Preparamos una plegaria para exponer en el juicio final, y la preparamos como grupos. “Señor, Dios, que nos llamas ahora para preguntarnos por lo bueno que hicimos en la vida y lo malo que realizamos. Nosotros los del grupo del año…te decimos… (Cada uno va diciendo por orden una frase (Lo que se le ocurra).
Luego terminan todos diciendo: “Te damos gracias por que nos cuidaste en nuestra vida terrena y nos acoges con misericordia ahora en nuestra vida celeste…”


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Ejercicios interesantes para catequistas.


De Pequeños

- Buscar una imagen del Templo de Jerusalén y presentarla a los niños, para que hagan un dibujo. Luego se invita a hacer otros dibujos de una iglesia sencillas de la actualidad, por ejemplo la de su parroquia si la conocen…. Tratar de comparar ambos dibujos. Parecidos y diferencias. El educador puede ir diciendo las diferencias y el distinto culto del Antiguo y del Nuevo Testamento.

- Se puede hacer una dramatización en forma de conversación entre Jesús, representado por uno del grupo, y tres discípulos” tres compañeros, que hacen de apóstoles, le indican a Jesús lo hermoso que es el templo que está Jesús mirando allá a lo lejos… Luego Jesús, de manera larga y amistosa, explica por qué ha dicho la frase: “No quedará piedra sobre piedra”

De medianos

- Buscar las veces que se habla de Templo de Jerusalén en el Evangelio y tratar de explicar qué tenía que ver Jesús con aquel templo. Trazar un itinerario de los viajes de Jesús a Jerusalén y suponer lo que hacia el Maestro en el pórtico donde la gente se reunía con frecuencia para hablar y discutir de cosas religiosas.

- Hacer un viaje simulado a los alrededores del Templo de Jerusalén y describir al estilo de los periodistas de lo que veían, de lo que hacía la gente que pasaba, de lo que acontecía los días de fiesta o los sábados, de gente que trabajaba en el Templo: sacerdotes, levitas, criados, esclavos…

De Mayores y Preadolescentes

- Hacer un trabajo de investigación sobre el “templo de Jerusalén”. Cómo era, que se hacía, que eran allí los sacrificios, que eran los sacerdotes y los levitos. Se puede hacer un trabajo interesante de grupo y luego interpretar las palabras de Jesús dichas cuando el templo estaba en su esplendor. Si se puede lograr algún dibujo o alguna imagen interesante, se puede mantener expuesta algún tiempo en el aula o en el lugar de la catequesis


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Para mayor reflexión

Términos de consulta. Templo, Jerusalén, Sacrificio, Profecía, Misterio, Oración, Plegaria, Ofrenda, Votos, Blasfemia, Sacrilegio, Culto, Liturgia.

Libros interesantes

Mundo de la Biblia: Templo de Jerusalén, Jacques Magret. Madrid. Comercial Editora de Publicaciones, 1987

Escatología. José Alviar. Navarra. Edit. Eunsa 2007

La pascua de la creación. Escatología. Juan Luis Ruiz de la Peña. Madrid Editorial Catolica. BAC. 2002

Escatología. José Antonio Sayés. Madrid. Palabra. 2006

Ven Señor Jesús. Vicente Barragán. Madrid. Edibesa. 1999

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WebJCP | Abril 2007