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MISIONEROS EN CAMINO: XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario (Lc 17, 11-19) - Ciclo C: Liturgia, Reflexiones, Exégesis y Oración
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jueves, 7 de octubre de 2010

XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario (Lc 17, 11-19) - Ciclo C: Liturgia, Reflexiones, Exégesis y Oración


La fidelidad de Dios es eterna, desde siempre, siempre, para siempre.
Publicado por Dabar

Mi hermano Carlos se casa, mi amiga Luisa convive desde hace casi un año con una herida abierta en el corazón por la traición de una amiga a la que nunca creyó capaz de abandonarla,… ¿eh? Como diría mi hija: ¿qué dices mamá?, ¿qué dices? Alguno estará pensando, ¿qué tienen en común todos estos hechos? Yo sí les veo relación, pero a ver si soy capaz de explicarme…
Si le somos infieles, él permanece fiel; él no puede desmentirse a sí mismo.
Dios es fiel, la fidelidad forma parte de su ser, no puede ser infiel aunque nosotros le traicionemos, aunque rechacemos su existencia, aunque vivamos de espaldas a su proyecto de persona, aunque caigamos setenta veces siete en las mismas faltas y debilidades. Es la fidelidad de Dios la que alimenta nuestra fidelidad, es sentir que él nos ama lo que nos ayuda a mantener vivo el “para siempre” hacia quienes amamos.
Hermano, Dios te es fiel. Esto es motivo de gozo y esperanza. ¿A quién eres fiel? Supongo que cada uno acaba de hacer rápida y mentalmente una lista de personas a las que ama y es fiel: un marido o una mujer, unos amigos, una causa, una profesión, una vocación,… ¡Ay de aquel que no sea capaz de poner ni un nombre a esa pregunta!
Vivir es moverse y constituirse en torno a centros. Todos buscamos y tenemos “centros” a los que ser fieles. Estos centros organizan la vida, la ordenan y le dan consistencia. Pero hay centros en minúscula y Centros en mayúscula. No todos son iguales.
Por supuesto, el que nos da vida y felicidad es Dios. Si somos capaces de que sea Él nuestro Centro, a nuestro alrededor surgen multitud de centros buenos a los que ser fieles: nombres concretos con el rostro de muchas personas a las que servir y acompañar, causas justas por las que luchar, ambientes en los que estar presentes y aportar, virtudes que trabajarnos…
Dios es el Centro que recentra la vida, dando sentido a los demás centros y abriendo otros nuevos (la fraternidad no reconoce nuestros límites huraños).
La fidelidad de Dios nos abre al amor, y el primer amor no es el primer enamoramiento sino el amor gratuito de Dios. Dios te ama. Dios te guarda fidelidad sin tú merecerlo, porque su amor es un regalo gratuito, no se mide desde tanto vales tanto te amo, tanto haces tanto recibes, ni siquiera por el tanto das tanto te doy.
La fidelidad de Dios habla otro lenguaje, otra lógica que la social, el Padre Bueno te ama hagas lo que hagas y seas como seas, aunque vivas de espaldas a Él o le mal quieras no obtendrás la misma moneda con la que le pagas. Este Dios, necedad para los paganos y escándalo para los judíos, un Dios amoroso crucificado en una cruz, no puede renunciar a su ser, por eso nos susurra al corazón: yo estaré aquí, esperándote, no importa cuándo sea, ni cómo estés, sin ningún mérito por tu parte puedes volver a mí, cuál hijo pródigo, yo derramaré sobre ti mi amor primero, ese que siempre he sentido hacia ti, y mi amor te purificará. Créeme, no tienes que hacer ningún mérito para que yo te quiera, para que mantenga puro e intacto el amor que te tuve en el momento creador, cuando te engendré, porqué tú, mi hijo adoptivo en Cristo, naces de un pensamiento, un sentimiento, … un ser amoroso, con cuyo manto de amor se cubre de fidelidad, ternura y paciencia el universo. Estaré siempre aquí, esperándote, cual padre que ha perdido a su hijo amado.
Para los que hemos tenido la dicha de haber gozado de este amor primero, del perdón incondicional, del amor sin medidas hurañas, sin esperar nada a cambio, sin chantajes, sin… la respuesta es ser fieles a un proyecto de persona, configurada según Jesús, en la que aspiramos a que Dios sea centro único, por el que adquiero la fuerza y capacidad de descentrarme de mis egocentrismos.
Por la fidelidad de Dios, Luisa vive rota por una herida abierta, infectada por la decepción, la amistad no correspondida y la incomprensión de qué ha pasado, qué hice,... Pero no puede más que desear que la amiga vuelva, no puede más que seguir siendo fiel.
Por la fidelidad de Dios, Carlos, aun sin darle nombre alguno a Dios, es capaz de comprometerse para siempre, de decir públicamente que quiere querer para siempre, de unir las manos a alguien que se irá transformando, de acompañar dichos cambios sin pensar nunca “ésta no es la mujer con la que yo me casé”.


ELENA GASCÓN
elena@dabar.net






DIOS HABLA

II REYES 5,14 17
En aquellos días, Naamán de Siria bajó al Jordán y se bañó siete veces, como había ordenado el profeta Eliseo, y su carne quedó limpia de la lepra, como la de un niño. Volvió con su comitiva y se presentó al profeta, diciendo: «Ahora reconozco que no hay dios en toda la tierra más que el de Israel. Acepta un regalo de tu servidor». Eliseo contestó: «¡Vive Dios, a quien sirvo! No aceptaré nada». Y aunque le insistía, lo rehusó. Naamán dijo: «Entonces, que a tu servidor le dejen llevar tierra, la carga de un par de mulas; porque en adelante tu servidor no ofrecerá holocaustos ni sacrificios a otros dioses fuera del Señor».

II TIMOTEO 2,8 13
Querido hermano: Haz memoria de Jesucristo, resucitado de entre los muertos, nacido del linaje de David. Éste ha sido mi Evangelio, por el que sufro hasta llevar cadenas, como un malhechor; pero la palabra de Dios no está encadenada. Por eso lo aguanto todo por los elegidos, para que ellos también alcancen la salvación, lograda por Cristo Jesús, con la gloria eterna. Es doctrina segura: Si morimos con él, viviremos con él. Si perseveramos, reinaremos con él. Si lo negamos, también él nos negará. Si somos infieles, él permanece fiel, porque no puede negarse a si mismo.

LUCAS 17,11 19
Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros». Al verlos, les dijo: «Id a presentaros a los sacerdotes». Y, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias. Éste era un samaritano. Jesús tomó la palabra y dijo: «¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?» Y le dijo: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado».



EXEGESIS

PRIMERA LECTURA
Introducción. La escuela deuteronomista, al recopilar las noticias que circulaban sobre Eliseo, no pretendió hacer su biografía sino simplemente exponernos la fama de la que gozaba entre los suyos. Historia y leyenda se entremezclan sin poder deslindarlas con precisión; lo único importante es intentar ver cómo Dios actúa a través de sus intermediarios los profetas.
Texto La curación de Naamán (5,1 27) es un relato milagrero más del ciclo de Eliseo. ¿Hasta dónde llega la historia y hasta dónde la leyenda? Nunca lo sabremos. Los contrastes del capítulo son claros: orgullo del enfermo Naamán (v.1 1) humillación tras la curación (v.1 5); generosidad de Eliseo (v.16) avaricia de su siervo (vs. 20ss); al comienzo el enfermo es Naamán // al final lo será el siervo del profeta.
Vs. 1 5a: Primer cuadro. La paz reina entre Siria e Israel, pero no es estable (v.2). El general sirio Naamán padece una enfermedad cutánea que no es lepra (está conllevaba estar apartado de la sociedad, Lv 15,5). Los médicos y magos sirios no han podido hacer nada, y una humilde esclava le sugiere confiar en un profeta hebreo. ¿Un personaje tan importante como Naamán aceptará la sugerencia de esta pobre mujer? En la debilidad está la fuerza, Dios escoge al débil para confundir al fuerte y poderosos (frecuente mensaje bíblico).
Vs. 5b 8: Segundo cuadro. Al recibir el mensaje del sirio, el rey de Israel monta en cólera, creyendo que se trata de un mero pretexto para el inicio de la guerra. El no es dios para poder curar su enfermedad. Eliseo le increpa y desea el encuentro con Naamán para que pueda descubrir al verdadero Dios; por el contrario, al despreciar al profeta el poderosos rey de Israel no es capaz de encontrar a Dios.
Vs. 9 12: Tercer cuadro. En la grandeza mundana nunca se descubre a Dios: cuando Naamán se presenta con todo su boato, el profeta ni siquiera le recibe sino que se limita a enviarle un simple mensajero con la orden taxativa de que se lave en el Jordán. En realidad, se trata de un simple 'test' para probar la fe del general, pero el mandatario sirio no lo entiende. Más bien piensa que Eliseo lo insulta de forma premeditada ya que debería haber salido a su encuentro; desde un punto de vista social, es inferior a él... El autor del relato es muy irónico, casi cáustico. ¡Como si Dios tuviera en cuenta las clases sociales! Por no descubrir al profeta, Naamán no encuentra a Dios, ni tampoco podrá encontrarlo a través de ningún ritual (invocando a Dios y tocando la parte enferma). El Señor está por encima de cualquier ritual.
Vs. 13 20a: Cuarto cuadro. El furioso y orgulloso Naamán sólo sanará cuando acepte la palabra profética insinuada a través de unos siervos (en correspondencia con el primer cuadro, de nuevo aparece esta clase social). Sólo así obtiene la salud y encuentra algo aún más importante: Dios. 'Ahora reconozco que no hay más Dios en toda la tierra que el de Israel' (v.15).
Termina el relato con la observación de que el profeta no acepta don alguno; tampoco por ellos se llega a Dios. Así se opone la actitud del profeta a la de su siervo (cuadro quinto).
Reflexión. Y nuestra Iglesia, cuando está enferma, ¿qué medios utiliza para encontrarse con Dios? ¿Hace caso al pueblo sencillo que insinúa o prefiere la opinión de los poderosos con su parafernalia de riquezas y poder...? Sería irónico que no lográramos topar con el Médico y Pastor.



SEGUNDA LECTURA

El contexto de la exhortación a los ministros a que superen las dificultades lleva al autor de Segunda Timoteo de forma muy natural a recordar algunos aspectos fundamentales del Evangelio, o mejor, a apelar a la figura de Jesucristo. Lo hace con expresiones muy probablemente tomadas de alguna confesión de fe cristológica, procedentes, quizás, de una liturgia bautismal y que están bastante próximas a Rm 1,3-4. Efectivamente el comienzo del párrafo se centra en la persona de Jesucristo, resucitado de entre los muertos, lo cual, para todo cristiano, es un recuerdo también de sus sufrimientos y del final feliz que tuvieron.

La alusión a la descendencia de David pretende tener el cuenta el factor humano de Jesucristo, condición de sus padecimientos. Además, y siempre en una concepción inspirada en la de Pablo, y para resaltar el sentido cristiano de las dificultades, destaca la comunión con los padecimiento del Señor Jesús para participar finalmente en su victoria (cfr. Flp 3,10-11).

En los vv. 11b y 12a encontramos expresiones literalmente inspiradas en Rm 6,8, pero de forma hímnica. Por su parte 12b y 13 se apartan algo del tema, pero conservan una forma parecida. 12b recuerda Mt 10,33, pero el mismo autor parece caer en la cuenta de lo duro, y hasta cierto punto inapropiado, de esta correspondencia y la corrige un poco en el v. 13, La fidelidad de Dios está por encima de la infidelidad humana.

Es uno de los párrafos más "paulinos" y profundos de las Pastorales y no es extraño que se haya popularizado entre nosotros en cantos
litúrgicos.


FEDERICO PASTOR
federico@dabar.net

EVANGELIO

1. Aclaraciones al texto
V.11 Yendo Jesús camino de Jerusalén. Nuevo recordatorio de que Jesús está en camino hacia una meta concreta (9,51; 13,22). Entre Samaría y Galilea. Siguiendo la frontera entre ambos y evitando el territorio samaritano, dadas las tensas relaciones entre judíos y samaritanos.
V.12 Leprosos que se pararon a lo lejos y a gritos le decían. Un enfermo de lepra debía vivir aislado, avisar de su presencia y no acercarse a las personas sanas.
V.13 Maestro. La interpelación empleada en el texto griego engloba más que la sola enseñanza; expresa autoridad de todo tipo. Los leprosos apelan a la bondad de Jesús, cuyo poder era bien conocido.
V.14 Id a presentaros a los sacerdotes. En la legislación judía eran los sacerdotes quienes debían certificar si un leproso estaba o no curado. Lo llamativo es que Jesús ordena a los leprosos ir a presentarse a los sacerdotes antes de estar curados, tal vez para probar su fe en Él. El dato relevante es la confianza absoluta de los leprosos en Jesús.
V.16 Echarse por tierra. Literalmente arrodillarse hasta tocar el suelo con el rostro en señal de respeto y veneración. En el Nuevo Testamento es un gesto con connotación divina. Samaritano. Término con connotaciones peyorativas para un judío. Sinónimo de cismático, hereje, proscrito, excluido del Pueblo de Dios, extranjero.
V.17-18 Jesús tomó la palabra y dijo. Por primera vez en el relato descubrimos que Jesús estaba acompañado de más gente. Sus palabras van dirigidas a esta gente y adoptan la forma de tres preguntas encadenadas, cuyo objetivo no es recabar información sino realzar la diferencia existente entre los nueve ausentes y el samaritano presente. V.18 Dar gloria a Dios. Sinónimo de alabar a Dios, traducción adoptada en el v.15.
V.19 Fe: confianza en Jesús absoluta, sin reservas.

2. Texto
El versículo inicial es un recordatorio importante, con valor en sí mismo: camino hacia Jerusalén no exento de dificultades por las tensiones entre judíos y samaritanos (v.11).
El resto es un relato con evidentes reminiscencias históricas. Datos relevantes en orden de aparición: orden de Jesús a los leprosos de presentarse a los sacerdotes sin estar curados; obediencia de los leprosos a esta orden; curación; regreso de uno de ellos para hacer elogios de Dios, autor principal del milagro, y dar gracias a Jesús, intermediario de Dios. Comentario del evangelista: Éste era un samaritano. Comentario de Jesús a la gente (vs.17-18) y al leproso: Tu fe te ha salvado (v.19). Lucas reproduce estas mismas palabras de Jesús en tres ocasiones más: 7,50; 8,48; y 18,42. En el comentario a la gente es digno de señalar el tacto y delicadeza de Jesús al no especificar el origen de los nueve que no regresaron, evitando herir innecesariamente a sus oyentes judíos. Un rasgo similar de delicadeza se encuentra en 7,36-50 (comentario del undécimo domingo ordinario).

3. Comprensión actualizante
Al igual que la vida del Maestro, la vida del discípulo es camino hacia una meta. No son vidas sin sentido.
Los diez leprosos obedecieron la orden de Jesús de presentarse a los sacerdotes antes de ser curados. Todos ellos empezaron teniendo fe en Jesús, pero sólo uno de ellos completó esa fe inicial reconociendo a Dios como autor de la curación y agradeciendo a Jesús su intermediación. Este uno reconoció que Dios y su fe en Jesús le devolvieron la salud. Ésta es la fe salvadora.
Cabe, pues, distinguir dos tipos de fe:
Fe desagradecida, no merecedora del nombre de fe. Es la que se sirve de Dios; la que acude a Dios desde la exigencia; la que es engreída; la que esgrime derechos.
Fe agradecida, única merecedora del nombre de fe. Es la que sirve a Dios; la que acude a Dios desde la propia indigencia; la que es sencilla; la que no esgrime derechos sino que gusta hablar de obligaciones.
¿En qué fe nos movemos nosotros? ¿Quién es Dios para nosotros? ¿Es prescindible Dios para nosotros?

ALBERTO BENITO
alberto@dabar.net



NOTAS PARA LA HOMILIA

La lepra. Es el tema del que nos hablan las lecturas de hoy. Una enfermedad terrible; es una de las enfermedades de los pobres. La lepra y la miseria han ido de la mano durante siglos. Hoy en día es una enfermedad considerada como erradicada en gran parte del planeta, pero que sigue campando en pequeños círculos, para la mayoría desconocidos, pero bien sabido por comunidades religiosas que aun hoy en día siguen atendiendo leproserías. Recientemente fue canonizado el padre Damián, San Damián de Molokai, que entregó su vida atendiendo leprosos hasta morir él mismo de la lepra.

Sin embargo, en los períodos en a los que se refieren los pasajes bíblicos de hoy, la enfermedad no era tratada en sanatorios especializados ni los pacientes eran tratados con una medicina competente ni por profesionales adecuados. No. La lepra conllevaba un estigma social. Los leprosos debían vivir fuera de los recintos de las ciudades. La medida evitaba extender la enfermedad e impedir una epidemia. Pero el que la padecía tenía que vivir una lacra añadida a la ya suficientemente penosa situación de su salud. Además, el leproso era considerado impuro y eso no sólo le impedías participar en las reuniones litúrgicas y en el culto comunitario a Dios, sino que le resultaba terminantemente prohibido acercarse a otras personas. Ser leproso, pues, en tiempos bíblicos era pertenecer, por tanto, a una población marginal y condenada a la exclusión mientras su enfermedad no fuera curada.

Naamán se ve tan apurado que decide viajar hasta Israel porque han llegado hasta él noticias de que el profeta Eliseo, que adora al Dios de Israel, es el único capaz de curar su enfermedad de forma milagrosa. Pero Naamán es un hombre poderoso y puede permitirse el viaje; de hecho, es ministro de Babilonia. Se ve ofendido cuando el profeta le envía a bañarse en las aguas del Jordán. Ciertamente los ríos de su país son mejores y más caudalosos que el Jordán. Pero no es el agua la que purifica su lepra, sino la acción de Dios por la palabra del profeta. El agua, bañarse en ella, es lo que el enfermo debe poner de su parte para que se realice el milagro. El hecho de la curación de un extranjero no deja de ser una hecho insólito, pues los profetas de Israel no tenían función fuera de sus fronteras ni fuera de su propio pueblo. Sólo los pertenecientes al pueblo de Dios recibían la palabra y el favor de Dios. Por eso este caso resulta del todo excepcional.

Otra cosa es lo que Jesús nos ha venido a traer. Su acción tiene un cariz universal. Jesús va a iniciar un nuevo pueblo para Dios, un pueblo al que es llamada la gente del mundo entero. Con Jesús, Dios ya no habla sólo para Israel, sino para todas las naciones; para todo el que esté abierto a escucharle y a acoger su mensaje. Tampoco su acción salvífica tendrá como destinatario exclusivo el pueblo de la Antigua Alianza, sino ese pueblo universal que ahora es adoptado como hijo en la encarnación del Hijo del Padre. Ya todos los hombres son hijos de Dios. En el pasaje evangélico que contemplamos, Jesús va a entrar en Judea, pero se encuentra en tierras limítrofes, en regiones consideradas excluidas y heréticas de la fe de Israel. De los diez leprosos que son curados, los nueve que no dan las gracias son judíos de fe y de pertenencia; por eso no dan las gracias, porque se consideran con el derecho de ser curados por ser del pueblo de la Antigua Alianza. El samaritano, extranjero hereje para los judíos, reconoce en Jesús al Mesías de los judíos y por eso se siente agradecido, porque él ha recibido un don sin merecerlo. Cuando Jesús ha obrado ya la curación, les envía al sacerdote del templo. Es una práctica ritual: Puesto que el sacerdote los había declarado impuros por lepra, es el sacerdote también el que ahora los debe reconocer públicamente como rehabilitados. Por eso el samaritano no acude; se queda a dar las gracias a Jesús porque él sabe que ha sido la acción de Jesús la que le ha purificado y porque no necesita que nadie más lo declare. Al final, como tantas veces ocurre en el evangelio de Lucas, es un extranjero el que valora y comprende la novedad de Jesús, mientras que los fieles del judaísmo permanecen esclavos de una fe ya caduca, de un estilo religioso que no ha aceptado la novedad de Jesús ni se ha abierto a la plena revelación de Dios: Que es el Padre de todos los seres humanos y que todos ellos forman el pueblo llamado a la salvación. En cada ser humano existe la capacidad de responder con la fe a la Palabra y al reconocimiento de Jesús. Esa fe, incorpora a quien la profesa al pueblo universal de Dios; esa fe le incorpora, también, a la salvación.

JUAN SEGURA
juan@dabar.net





PARA CONSIDERAR Y REFLEXIONAR EN GRUPOS
«¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están?
¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?»
Y le dijo: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado».
(Lc 17, 17-19)


Sugerencias, preguntas, cuestiones
- Revisar nuestra relación con Cristo
- En nuestra relación con el Señor Jesús, diferenciamos el plano físico, limpios de la lepra,… del plano de la fe que nos introduce en la vida de Dios, de la salvación.


PARA LA ORACION
Señor, Dios nuestro, que te has manifestado a nosotros por medio de Jesucristo para mostrarnos tu amor y tu designio de salvación, asiste a tus hijos para que respondan con gratitud y entrega a los dones de tu generosidad.
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De entre los dones que recibimos de tu largueza, te presentamos ahora este pan y este vino. Con ellos van nuestros afanes, nuestras esperanzas. Que tu acción los convierta para nosotros en dones de salvación.
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En verdad es justo y necesario agradecer lo que somos y tenemos, pues todo procede de Ti, y sin Ti nada podemos, nada somos. Por eso, nos unimos a la Iglesia del cielo, a los santos y a los ángeles, para cantar a una voz un mismo cántico de alabanza en tu honor.
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Después de alimentarnos con esta Eucaristía, te pedimos, Señor, que nos ayudes en nuestra vida diaria, para pensar como Tú piensas, para sentir como Tú sientes, para actuar como tu Hijo Jesucristo no enseñó a actuar, y hacer, así, de nuestra vida un verdadero servicio a Ti, nuestro creador y nuestra meta.


LA MISA DE HOY

MONICIÓN DE ENTRADA
Abordando el tema de la lepra y sus consecuencias, la Palabra de Dios que se nos dirige en este domingo es un verdadero cántico a la universalidad del mensaje de Jesús, a la universalidad de la salvación. Nuestra fe en él nos abre las puertas a un nuevo pueblo de Dios, a un pueblo universal, y a una salvación universal. Demos gracias a Dios en esta liturgia por habernos escogido para darse a conocer a nosotros. Bienvenidos.

ACTO PENITENCIAL
-Tú que traes la salud a quien te invoca. Señor, ten piedad.
-Tú, que te ocupas de la persona, imagen del Padre. Cristo, ten piedad.
-Tú, que nos llamas a un pueblo universal para Dios. Señor, ten piedad.

MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA
Este pasaje del Libro de los Reyes recoge la poco frecuente situación de que un extranjero reciba el beneficio del Dios de Israel. El profeta Eliseo no se niega a hacer lo que el sirio Naamán le pide con fe.

SALMO RESPONSORIAL (Sal 97)
El Señor revela a las naciones su salvación.
Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas: su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo.
El Señor revela a las naciones su salvación.
El Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia: se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel.
El Señor revela a las naciones su salvación.
Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios. Aclama al Señor, tierra entera, gritad, vitoread, tocad.
El Señor revela a las naciones su salvación.

MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA
La carta a Timoteo es una epístola de temática sacerdotal. El ejercicio del servicio sacerdotal no puede hacerse sino desde Cristo, por Cristo y para Cristo. Esta autenticidad no puede impedirla ni la cárcel, ni la persecución ni la muerte.

MONICIÓN A LA LECTURA EVANGÉLICA
La escena del evangelio de Lucas que recoge la liturgia de hoy es no sólo la superación de la lepra. En ella, se supera la marginación y se manifiesta la acción salvadora de Dios también a los pueblos extranjeros.

ORACIÓN DE LOS FIELES
Llevemos ante Dios Padre nuestra oración humilde y confiada de hijos.
-Por la Santa Iglesia, para que sea el pueblo universal de Dios que dé a conocer el mensaje de Jesús a todos los hombres. Roguemos al Señor.
-Por los misioneros, evangelizadores directos de un mensaje universal, para que encuentren valorado -su esfuerzo y sacrificio por los demás. Roguemos al Señor.
-Por los que tienen las responsabilidades políticas en los distintos países de la tierra, para que sus decisiones tengan en cuenta el bienestar global de toda la humanidad. Roguemos al Señor.
-Por todos los que sufren por enfermedad; por los que sufren a causa de la exclusión y la marginación; por aquellos a quienes hacemos sufrir nosotros. Roguemos al Señor.
-Por todos nosotros, para que podamos ayudar a todo el que nos necesita y respondamos solidariamente a los problemas de nuestra sociedad. Roguemos al Señor.
-Por nuestros familiares y amigos difuntos, para que Dios nos asocie a ellos en la gloria de su Reino. Roguemos al Señor.
Oración: Atiende, Padre bueno, la oración que tus hijos te presentan. Auxílianos en nuestras necesidades y ven en ayuda de los que te invocamos. Por JCNS.

DESPEDIDA
Que el Señor nos cure de todo aquello que nos impide ser los seres humanos que Él pensó en la creación. Podemos ir en paz.


CANTOS PARA LA CELEBRACION
Entrada. Acuérdate de Jesucristo (de Deiss); El Señor nos ha reunido junto a él (de Kairoi); Qué alegría cuando me dijeron (de Manzano); En la fiesta del domingo (disco “Nuevos cantos para el año litúrgico”).
Acto penitencial. 1CLN-B 2.
Salmo. LdS; El Señor es nuestro rey (de Manzano).
Ofertorio. Gracias, Señor (disco “Cantos para participar y vivir la Misa” de Erdozáin).
Santo. De Palazón; Santo (disco “12 Canciones religiosas y litúrgicas para el siglo XXI”).
Comunión. Si vivimos, vivimos para Dios (1CLN-456); Día de fiesta en tu altar (disco “12 Canciones religiosas y litúrgicas para el siglo XXI”); Gustad y ved (2CLN-O518); Oh, Señor, delante de Tí.
Final. Te damos gracias, Señor (1CLN-531).



Director: José Ángel Fuertes Sancho •Paricio Frontiñán, s/n• Tlf 976458529 Fax 976439635 • 50004 ZARAGOZA
Tlf. del Evangelio: 976.44.45.46 - Página web: www.dabar.net - Correo-e: dabar@dabar.net

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WebJCP | Abril 2007