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MISIONEROS EN CAMINO: Noticias Misioneras del Mundo: 19 de Octubre de 2010
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martes, 19 de octubre de 2010

Noticias Misioneras del Mundo: 19 de Octubre de 2010


* Las Iglesias de Vietnam: el DOMUND colabora en su reconstrucción
* Rueda de prensa del DOMUND con la presencia de Mons. Paul Ponen Kubi, obispo de Bangla Desh
* Carta del cardenal arzobispo de Madrid: el DOMUND en la preparación a la JMJ
* El obispo de Jaén: el DOMUND de nuevo llama a nuestras puertas
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Las Iglesias de Vietnam: el DOMUND colabora en su reconstrucción
OMPRESS-MADRID (19-10-10) Este año las Obras Misionales Pontificias han dedicado una media de 15.000 dólares para la reconstrucción y reparación de unas 39 iglesias y capillas en Vietnam. La Santa Sede está desarrollando diversos encuentros con representantes del gobierno vietnamita – el último, el pasado junio. Esto ha llevado a una mejora de la libertad religiosa, aunque quede mucho camino por recorrer. Con más de cinco millones y medio de católicos y 26 diócesis, la Iglesia vietnamita intenta recuperar sus lugares de culto, iglesias que en muchos casos tenían siglos. El abandono por la situación del país y las catástrofes naturales, o el haber sido devueltas en pésimas condiciones, han hecho necesario dedicar esfuerzos a su reconstrucción.
Lo que caracteriza a esta labor de reconstrucción es la generosa aportación de las comunidades de católicos vietnamitas que financian la mayor parte de estas reparaciones. El DOMUND no ha hecho sino contribuir a este esfuerzo de una Iglesia vietnamita que es cada vez más dinámica.
Entre las 39 iglesias hay dos viejas catedrales, pero también capillas humildes. Estos edificios representan mucho más que un lugar de culto, son espacios de libertad y de colaboración comunitaria, sobre todo en las montañas del interior del país, donde las tribus del lugar han sufrido las vicisitudes de la historia de esta nación asiática.



Rueda de prensa del DOMUND con la presencia de Mons. Paul Ponen Kubi, obispo de Bangla Desh
OMPRESS-MADRID (19-10-10) Mañana miércoles 10 de octubre, a las 12,00 horas, tendrá lugar en la Dirección Nacional de las Obras Misionales Pontificias la rueda de prensa en la que se presentará la campaña del DOMUND de este año 2010.
La Jornada Mundial de las Misiones, conocida como el DOMUND, se celebrará en todo el mundo el próximo domingo día 24 de octubre, con el lema: “Queremos ver a Jesús”.
A la presentación de dicha jornada asistirán Mons. Francisco Pérez González, Arzobispo de Pamplona-Tudela y Director Nacional de las OMP; Mons. Paul Ponen Kubi, Obispo titular de Mymensingh, Bangla Desh, la diócesis más grande de este país asiático; Benjamín Gómez, misionero javeriano en la diócesis de Mons. Paul Ponen, en Bangla Desh, el único misionero español en este país; Salvador Romano, misionero javeriano en la diócesis de Pala, Tchad, a la que ha dedicado gran parte de su vida; y Anastasio Gil, Subdirector Nacional de las OMP y director del secretariado de la Comisión Episcopal de Misiones.
Cabe resaltar, que tanto la diócesis de Mymensingh, Bangla Desh, cuyo obispo es Mons. Paul Ponen, que estará presente en la rueda de prensa, como la diócesis de Pala, en el Tchad, donde está de misionero Salvador Romano, también presente mañana en la sede de las OMP, han recibido ayudas económicas gracias a la solidaridad de los católicos en la campaña del DOMUND del pasado año. Concretamente la diócesis de Mymensingh recibió 76.000 dólares. Se trata de una diócesis con 67.510 católicos, 17 sacerdotes diocesanos, 11 sacerdotes religiosos y con diez parroquias. La ayuda para la diócesis de Pala fue de 110.500 dólares. Según las últimas estadísticas, Pala cuenta con 35.246 católicos, 10 sacerdotes diocesanos, 20 sacerdotes religiosos y tiene 31 parroquias.



Carta del cardenal-arzobispo de Madrid: el DOMUND en la preparación a la JMJ
OMPRESS-MADRID (19-10-10) El cardenal-arzobispo de Madrid, Mons. Antonio Mª Rouco Varela, se dirige, con motivo de la Jornada Mundial de las Misiones, a sus diocesanos a través de la siguiente carta pastoral:
“Comienza un nuevo curso. Un curso marcado para todos nosotros, los madrileños, por la próxima Visita del Papa Benedicto XVI a nuestra ciudad para presidir la Jornada Mundial de la Juventud el mes de agosto del próximo año 2011, que ya estamos preparando con el máximo interés e ilusión, en todo lo que lleva consigo la organización material de este gran acontecimiento, y sobre todo en la disposición interior, la preparación espiritual de nuestros corazones, de modo que todos en nuestra Iglesia diocesana, sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos consagrados, miembros de asociaciones y movimientos apostólicos, y fieles todos, hagamos un verdadero camino de conversión al Señor, para que el don del Espíritu Santo que supone la celebración de la JMJ Madrid 2011 produzca los mejores frutos, en la comunidad diocesana y en toda la Iglesia universal.
Es providencial que, en cada nuevo curso, la primera Jornada que celebramos sea el Domingo Mundial de las Misiones, el DOMUND: toda una señal para nosotros, que vamos a acoger a miles de jóvenes de todo el mundo dentro de pocos meses. La misión abre sus puertas de par en par aquí, en nuestra diócesis, haciendo posible que esta visita y encuentro con el Sucesor de Pedro sea una ocasión privilegiada para mostrar a Cristo a cuantos no lo conocen o tienen de Él un conocimiento superficial. Y tampoco es casual que el Santo Padre, para esta Jornada, haya elegido como lema la petición, recogida en el evangelio de San Juan (12,21), que unos griegos hacen al apóstol Felipe: ‘Queremos ver a Jesús’. En su Mensaje, nos dice: ‘Como los peregrinos griegos de hace dos mil años, también los hombres de nuestro tiempo, quizás no siempre conscientemente, piden a los creyentes, no sólo que ‘hablen’ de Jesús, sino que ‘hagan ver’ a Jesús, que hagan resplandecer el rostro del Resucitado en cada ángulo de la tierra ante las generaciones de nuevo milenio, y especialmente ante los jóvenes de todos los continentes, destinatarios privilegiados y sujetos activos del anuncio evangélico’. Un programa indispensable para todo momento, pero sin duda muy especialmente para este año preparatorio de la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid 2011.
En nuestras calles, en nuestros barrios, hay mucha gente que no sabe dónde encontrar al Redentor, que se sumerge en caminos de desesperación y angustia al no saber dónde poner los ojos y el corazón. Quizás con sus labios no, pero con su tristeza, su soledad, sus dudas y ansiedades, están exclamando lo mismo que aquellos griegos del Evangelio: ‘Queremos ver a Jesús’. Y quizás les pasa lo que al paralítico de la piscina de Betesda que no podía llegar a las aguas sanadoras al agitarlas el ángel del Señor, porque ‘no tengo a nadie’ (Jn 5, 7). Les pasa que no conocen a Cristo porque nadie cercano les ha hablado de Él, nadie les ha llevado hasta Él. Ahí estamos nosotros, ahí está la Iglesia implicada, para mostrarles a Jesús.
Nuestros misioneros a lo largo y ancho del mundo no dejan de darnos testimonio del hambre de Dios que perciben en todas partes, en hombres y mujeres de toda raza y condición, y, por mucho que se quiera negar, lo mismo sucede aquí, en medio de nosotros. En lo hondo del corazón del hombre, ciertamente, clama con ansia una verdadera sed de Dios, un verdadero deseo de estar con Él, que se concreta en el ‘¡Queremos ver a Jesús!’ del Evangelio, petición que hemos de ayudar a despertar en tantos hermanos nuestros que no encuentran sentido a su vida, de la que las fuerzas del mal tratan de arrancar el misterio, la trascendencia, la esperanza de eso más grande que anhela todo corazón humano. He ahí la preciosa tarea de la misión. Los misioneros hacen presente a Jesús, no sólo hablan de Dios, ese Dios del que la Humanidad está sedienta, sino que les llevan a Él, a Jesús que aún más, infinitamente más, desea estar con ellos, incorporarlos a su vida, en la unidad de su Cuerpo que es la Iglesia, y así saciar la sed. Lo expresa admirablemente el Santo Padre en el título de su Mensaje: ‘La construcción de la comunión eclesial es la clave de la misión’, y por eso alienta a sacerdotes, consagrados, catequistas y laicos misioneros en la ‘búsqueda constante por promover la comunión eclesial’, de modo que todo lo bueno, bello y verdadero de los diferentes pueblos y culturas ‘pueda integrarse en un modelo de unidad en el que el Evangelio sea fermento de libertad y de progreso, fuente de fraternidad, de humildad y de paz’ (cf. Decreto Ad gentes, 8). Y no olvida el Papa destacar que ‘la Iglesia se convierte en ‘comunión’ a partir de la Eucaristía’, que por ello ‘no sólo es fuente y culmen de la vida de la Iglesia, sino también de su misión’.
En esta Jornada en que toda la Iglesia recuerda a los misioneros, debemos elevar a Dios una alabanza, una plegaria de acción de gracias, porque ha querido contar con nosotros, con nuestra pobreza y nuestras limitaciones, para llevarle a aquellos lugares y personas que aún no lo conocen. ¡Qué gozo, y qué responsabilidad, saber que Dios cuenta con nosotros! Dios se ha puesto en las manos de los misioneros para acariciar y abrazar a los enfermos, a los moribundos, a los tristes y abandonados, a los ancianos, a los niños; en sus labios para predicar la Buena Nueva de la Salvación; y en todo su ser para realizarla en plenitud. Son casi diecisiete mil los misioneros españoles en todo el mundo, y es preciso no dejar de pedir al Dueño de la mies ‘que mande obreros a su mies’. En esa oración, en abrirse al don de Dios, está la verdadera fuerza de la misión. La Iglesia no tiene muchos medios, pero tiene en su seno un inmenso potencial, el que le viene dado por sus miembros en estrecha comunión formando el único Cuerpo de Cristo.
En la Jornada Mundial de la Juventud del próximo verano en Madrid, este potencial se verá, sin duda, incrementado. Veremos por nuestras calles a jóvenes venidos de tierras de misión, invitados y animados por los misioneros. Oremos por ellos ya desde ahora. Serán portadores de la vida nueva que Cristo nos da a todos los hombres en sus países y comunidades. Son jóvenes que viven su fe en soledad en muchas ocasiones, o que son discriminados, e incluso perseguidos, por creer en Jesús. Este encuentro con jóvenes de todos los continentes, en torno al Papa, les hará experimentar el gozo de la catolicidad de la Iglesia y recibirán la fuerza del Espíritu Santo para ser ellos mismos misioneros de Cristo entre los suyos. Hemos de acogerlos, ayudarlos y animarlos para que, firmes en la fe y fortalecidos en la esperanza, perseveren en el amor.
Antes de concluir, hago mías muy especialmente estas palabras del Papa Benedicto XVI en su Mensaje para este DOMUND 2010: ‘Renuevo a todos la invitación a la oración y, a pesar de las dificultades económicas, al compromiso de la ayuda fraterna y concreta para sostener a las jóvenes Iglesias’. Es verdad que hoy en nuestra diócesis de Madrid hay muchas necesidades materiales, a causa de la crisis económica y el grave problema del paro, pero también es verdad que la generosidad con los que aún están más necesitados reporta una riqueza mayor, y más aún cuando esta ayuda concreta se destina al servicio del anuncio mismo del Evangelio de Cristo.
Termino encomendando a la intercesión maternal de María, Nuestra Señora de la Almudena, Reina de los Apóstoles y de las Misiones, los frutos del DOMUND 2010, al tiempo que os envío a todos mi saludo cordial y mi bendición.”



El obispo de Jaén: El Domund de nuevo llama a nuestras puertas
OMPRESS-JAÉN (19-10-10) Carta pastoral con motivo del DOMUND de Mons. Ramón del Hoyo López, obispo de Jaén:
“El Domund de nuevo llama a nuestras puertas y a nuestros corazones. Este año será su celebración el día 24 de octubre. Es la llamada especial que todos los años nos hace el mismo Santo Padre para colaborar, de forma activa y como discípulos de Jesucristo, en la tarea de llevar la Buena Noticia del Evangelio por todo el mundo.
El lema de la campaña misionera para este año es ‘Queremos ver a Jesús’ (Jn 12, 21). Hace referencia a la decisiva intervención del apóstol Felipe para acercar a un grupo de paganos a su encuentro con Jesucristo. Esta es la labor del misionero siempre: presentar, dar a conocer a Jesucristo, para que escuchen todos su Palabra y se unan como nuevos sarmientos a la Vid, vayan a su Viña.
En el Mensaje que dirige Su Santidad Benedicto XVI a toda la Iglesia en esta Jornada Mundial de las Misiones, nos invita, con esta ocasión, a ‘renovar el compromiso de anunciar el Evangelio y de dar a las actividades pastorales un aliento misionero más amplio’.
Por mi parte, dirigiéndome especialmente a los sacerdotes y catequistas, ruego expliquen y hagan llegar a todos los fieles, sobre todo a los niños, adolescentes y jóvenes, la reflexión que hace el mismo Santo Padre al lema propuesto.
Nos recuerda a todos los fieles católicos que ‘como los peregrinos griegos de hace dos mil años, también los hombres de nuestro tiempo, quizá no siempre conscientemente, piden a los creyentes, no sólo que hablen de Jesús, sino que le hagan ver a Jesús, que hagan resplandecer el rostro del Redentor en cada ángulo de la tierra, ante las generaciones del nuevo milenio y especialmente ante los jóvenes de todos los continentes, destinatarios privilegiados y sujetos activos del anuncio evangélico. Éstos deben percibir que los cristianos llevan la palabra de Cristo porque Él es la Verdad, porque han encontrado en Él el sentido, la verdad para sus vidas’.
Está recordándonos el Papa a los católicos la esencia del mandato misionero que todos hemos recibido de Jesús. Esta jornada misionera y su propagación espera que actualicemos cada uno y como Iglesia nuestra tarea irrenunciable de ser todos misioneros por la oración, por el sacrificio, desde el ofrecimiento de nuestras cruces ordinarias de la vida y por nuestra ayuda eco-nómica en apoyo de la obra de la evangelización.
A pesar de las dificultades económicas, nos invita Su Santidad Benedicto XVI ‘al cumplimiento de la ayuda fraterna y concreta para sostener a las jóvenes Iglesias. Este gesto de amor... proveerá para distribuir, sostendrá la formación de sacerdotes, seminaristas y catequistas en las tareas de misión más lejanas y animará a las jóvenes comunidades eclesiales’.
Nuestra Iglesia diocesana de Jaén, con profundas raíces misioneras que vienen desde muy lejos, deberá seguir alimentando los fundamentos sólidos de esta vocación en la única fuente inagotable que es Jesucristo, el misionero de Dios Padre.
‘La Iglesia nos invita, escribe Su Santidad, a aprender de María, mediante el rezo del Santo Rosario, a contemplar el proyecto de amor del Padre sobre la humanidad, para amarla como Él la ama’.
A la Santísima Virgen, Reina de las Misiones y a nuestro misionero en silla de ruedas, Beato Manuel Lozano Garrido, ‘Lolo’, encomendamos nuestros misioneros en todos los continentes, al tiempo que oramos también por el viaje del Santo Padre a Santiago de Compostela y a Barcelona los próximos días 6 y 7 de noviembre próximo.
En nuestro limitado recorrido por esta vida nos corresponde hacer memoria, también, sobre acontecimientos históricos que nos unen con otras generaciones de cristianos. Se cumplen en esta misma fecha del 24 de octubre los trescientos cincuenta años de la Dedicación de la Catedral de Jaén. Fue el Obispo de esta Iglesia, D. Fernando de Andrade y Castro, quien la bendijo y trasladó a ella el Santísimo Sacramento, dándose por terminadas sus obras de restauración.
Desde entonces ha venido celebrándose esta Fiesta de la Dedicación anualmente en todos los Templos diocesanos. La celebración, en este año, de la efemérides indicada, debe significar para todos los fieles y comunidades diocesanas un motivo para dar gracias a Dios desde el primer Templo Catedralicio, como lugar de oración de todos los diocesanos, y signo de Comunión de esta Iglesia particular con la Cátedra y Altar de Pedro en el Vaticano.”

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WebJCP | Abril 2007