Aunque el tema sobre la existencia de Dios está siempre presente en la vida de la sociedad ha salido con fuerza a la superficie con motivo de las recientes declaraciones de Hawking sobre la innecesaria presencia de un creador en la formación del universo.
Las reacciones no han tardado mucho en aparecer y lo han hecho desde los dos lados; los ateos que aplauden al físico pues confirma sus creencias y muchos hombres religiosos, que lo condenan, por no compartir las suyas.
No creo que el debate esté bien planteado por ninguno de los dos campos ya que comparan dimensiones radicalmente distintas que no se pueden juntar. Las famosas pruebas de la existencia de Dios ya no sirven porque la entidad divina no es una realidad física demostrable en el mundo en el que vivimos.
¿Con qué nos quedamos entonces las personas que creemos en Dios?
En medio de nuestras dudas legítimas, que alimenta la misma fe, no tenemos la necesidad de creer en un motor inicial. Para el hombre religioso Dios es otra cosa, es algo o alguien que orienta su vida, que le da fuerza para seguir un camino esforzado, que compensará injusticias terrenas, que camina a su lado sin abandonarle nunca… Cada persona sabe el tipo de Dios con el que se relaciona que para los cristianos se viste con las categorías con las que le describió Jesús de Nazaret mientras que, para otros, serán las que les marcó Buda o Mahoma.
Al que siente a Dios en su interior no le importan las afirmaciones de los que niegan su existencia pero tenemos que ser conscientes que esa presencia no siempre es nítida y, que cuando se emborrona, entramos en la noche oscura del alma.
* Madre de familia y teóloga
Las reacciones no han tardado mucho en aparecer y lo han hecho desde los dos lados; los ateos que aplauden al físico pues confirma sus creencias y muchos hombres religiosos, que lo condenan, por no compartir las suyas.
No creo que el debate esté bien planteado por ninguno de los dos campos ya que comparan dimensiones radicalmente distintas que no se pueden juntar. Las famosas pruebas de la existencia de Dios ya no sirven porque la entidad divina no es una realidad física demostrable en el mundo en el que vivimos.
¿Con qué nos quedamos entonces las personas que creemos en Dios?
En medio de nuestras dudas legítimas, que alimenta la misma fe, no tenemos la necesidad de creer en un motor inicial. Para el hombre religioso Dios es otra cosa, es algo o alguien que orienta su vida, que le da fuerza para seguir un camino esforzado, que compensará injusticias terrenas, que camina a su lado sin abandonarle nunca… Cada persona sabe el tipo de Dios con el que se relaciona que para los cristianos se viste con las categorías con las que le describió Jesús de Nazaret mientras que, para otros, serán las que les marcó Buda o Mahoma.
Al que siente a Dios en su interior no le importan las afirmaciones de los que niegan su existencia pero tenemos que ser conscientes que esa presencia no siempre es nítida y, que cuando se emborrona, entramos en la noche oscura del alma.
* Madre de familia y teóloga
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