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Por OMPRESS
Cuando la misión se hace africana: el DOMUND y la congregación de las Hermanas de la Providencia de San Pablo
Entrevista con dos de los misioneros de Córdoba, enviados a Moyobamba, Perú
La Iglesia de Nicaragua prepara el DOMUND
Profesión perpetua de tres misioneros del Verbum Dei
Cuando la misión se hace africana: el DOMUND y la congregación de las Hermanas de la Providencia de San Pablo
OMPRESS-MADRID (13-10-10) Las Obras Misionales Pontificias han destinado este curso 30.000 dólares a la construcción y ampliación de la casa general de la congregación de las “Hermanas de la Providencia de San Pablo”. Esta casa general se encuentra en Kara, una ciudad al norte de Togo, en la que esta congregación ha querido que estuviera su hogar y, por supuesto, un dispensario en donde compartir con la población del norte de este pequeño país, uno de los más pobres del mundo, lo mucho o poco que tienen. Se trata de una congregación verdaderamente especial porque es la primera fundada en Togo por única y propia iniciativa de togoleses. El 1 de octubre de 1975 comenzaba su andadura y hoy ya son 77 religiosas que desempeñan su labor sobre todo en Togo y en el vecino Benín, pero también están presentes en Burkina Faso y Costa de Marfil. Religiosas verdaderamente entregadas a su vocación, alternan la catequesis y el trabajo en las parroquias con labores sanitarias, de acogida a necesitados y trabajo en el campo, y sus comunidades intentan vivir como si fueran una familia africana. En el 2005, ya concedió el DOMUND una ayuda de 50.000 dólares, con los que se dio el primer impulso de la casa general de esta congregación, cuya existencia es una señal de la madurez de la Iglesia en África.
Entrevista con dos de los misioneros de Córdoba, enviados a Moyobamba, Perú
OMPRESS-CÓRDOBA (13-10-10) Los tres sacerdotes de la diócesis de Córdoba enviados a la Prelatura de Moyobamba, Perú, Juan Ropero, Francisco Granados y David Rodríguez, salieron ayer día del Pilar, desde Córdoba hacia Madrid, acompañados de su obispo, y parten hoy hacia Lima, camino de su nueva Misión en Moyobamba. En esta entrevista, con dos de ellos, los misioneros Francisco Granados y Juan Ropero, expresan cómo están viviendo esta marcha a la misión.
-¿Cuánto tiempo va a durar vuestra estancia en Perú?
R. Francisco Ropero: Lo que Dios quiera. No lo tenemos previsto. Lo único que sabemos es que Dios nos quiere ahora allí.
-¿En qué provincia de Moyabamba vais a llevar a cabo vuestra misión?
R. Francisco Granados: En el mes de julio, tuvimos la suerte de tener un encuentro con Mons. Rafael Escudero, obispo de Moyobamba, y nos dijo que quería que nos hiciéramos cargo de Picota, una provincia que tiene los ocho núcleos de población más grandes y donde hay en torno a unas ochenta comunidades rurales dispersas por la selva del territorio peruano.
-Como decía el Obispo Don Demetrio Fernández en su carta pastoral de inicio de curso, el objetivo es “tender un puente misionero con la prelatura de Moyabamba”, pero ¿cuáles son las funciones que vais a realizar allí?
R. Juan Ropero: La primera función y la principal es la evangelización. Aquella gente tiene mucha hambre de Dios. Personalmente, una de las cosas que más me impactó el año pasado cuando estuve en la provincia de Picota, viviendo una experiencia misionera con otros seminaristas y tres sacerdotes, fue que yo en mi interior había decidido ofrecerme al Obispo para esta misión. Y, al terminar una eucaristía en un poblado, se me acercó una señora con lágrimas en los ojos y me dijo: “Padre, ¿por qué no se viene aquí para que podamos tener una vez misa al año?”. La gente allí te reclamaba para tener una vez misa al año, por eso la primera función que llevamos es la de evangelizar a aquellos pueblos tan necesitados de Dios. En la provincia a la que vamos no hay sacerdotes y tan sólo cuenta con tres religiosas que tienen un dispensario de medicamentos, y ellas son las que mantienen la fe en toda la provincia. Tenemos un reto evangelizador inmenso.
-¿Cómo surgió en vosotros esta inquietud por salir a la misión?
R. Francisco Granados: Cada uno ha ido llevando un camino en la historia de su vocación. Yo, me he sentido llamado a ser sacerdote desde que era un niño prácticamente, y esa admiración por aquellos sacerdotes y misioneros que daban la vida por el Señor y por los hermanos en tierras lejanas siempre me ha tocado el corazón. Llevo de sacerdote diez años junto con Juan, y esa inquietud siempre ha estado ahí. El Señor ha ido llevando mi vida, hasta ahora por distintos caminos, primero estudiando, después en el seminario de formador, y ahora a los diez años de sacerdote, después de hacer una experiencia en Moyobamba en el año 2007, he caído en la cuenta de que el Señor hoy me llama a desempeñar mi sacerdocio en Moyobamba.
-Además de celebrar la Eucaristía, la misma convivencia diaria es la mejor forma de transmitirles el amor de Dios, ¿no es así?
R. Francisco Granados: Yo creo que la mejor manera de llegar a la gente es hacerte pobre con los pobres. Nosotros evidentemente, no vamos de salvadores ni de supermanes, vamos a compartir nuestra fe con ellos, a ponernos a la altura de ellos, a semejanza de Jesucristo que siendo de condición divina se hizo humilde y esclavo de todos. Esa es la tarea de un cura, hacerse servidor de todos y especialmente, de los que más lo necesitan. Esa es la clave de la evangelización que se sientan queridos por ti, que te cuenten sus problemas y encuentren a un sacerdote que les escucha, que les anima, que no se cree superior a ellos. Tampoco tenemos quizás la solución a todo, pero sencillamente, el estar con ellos, compartir sus gozos, sus tristezas, sus dificultades o sus alegrías es lo mejor que les podemos ofrecer.
-¿Cómo ha cambiado esta experiencia misionera vuestra forma de ver la vida?
R. Juan Ropero: Cuando llegas allí vives la fe de otra manera, ves que la gente puede ser feliz sin tanta “cáscara” como nos ponemos nosotros, y te ayuda muchísimo a relativizar las cosas que no son necesarias en este mundo, aquella vida ¡te pone las pilas! También es verdad, que la situación con la que nos vamos a encontrar allí es de mucha necesidad, tanto por la escasez de la sanidad, como por la malnutrición, la pobreza extrema, pero la gente vive el sufrimiento de una manera distinta.
-¿Podríais animar a otros jóvenes, seminaristas u otros sacerdotes que quisieran vivir una experiencia de misión allí en Perú o en cualquier otra parte del mundo?
R. Francisco Granados: ¡Claro que sí! Yo creo que los seminaristas y sacerdotes deben estar animados porque nuestra vocación es una vocación misionera. El propio Obispo nos decía una cosa muy bonita y es que íbamos a Moyobamba para ser su presencia, la del Obispo y la de la diócesis en tierras de misión, porque todo Obispo y todo sacerdote, tiene también una dimensión misionera. Así, en nombre de la Diócesis de Córdoba vamos a ir nosotros y el día de mañana irán otros, Dios quiera que sean muchos.
La Iglesia de Nicaragua prepara el DOMUND
OMPRESS-NICARAGUA (13-10-10) La Archidiócesis de Managua se prepara para celebrar el próximo 17 de octubre un congreso misionero que lleva por lema “Queremos ver a Jesús”, en el Gimnasio La Salle de la capital nicaragüense, como parte de los preparativos del “Día Mundial de las Misiones”, DOMUND, que a nivel universal la Iglesia católica lo celebra el próximo 24 de octubre. Este congreso misionero, al que asistirá todo el clero de la archidiócesis, será presidido por el Arzobispo de Managua, Mons. Leopoldo Brenes y Mons. Silvio José Báez, Obispo Auxiliar.
“A este congreso está invitada toda la feligresía católica. El año pasado asistieron tres mil personas y este año esperamos que se duplique ese número y el año que viene tenemos que buscar un local más amplio en la medida que crece el número de los católicos que redescubren su ser discípulos de Jesús y sus misioneros”, manifestó Mons. Miguel Mántica, vicario de pastoral de la archidiócesis.
Dijo también que el congreso es una llamada a todos los católicos a celebrar esta hora de gracia en la que “el Espíritu Santo está soplando para llevar nuestra barca mar adentro, o sea, llevar el Evangelio desde las parroquias a todos los ámbitos de la sociedad, a la escuela, los hospitales, las cárceles, las instituciones de gobierno y a toda puerta que se nos abra”, afirma.
Por su parte el sacerdote Rodolfo French Naar, Director Nacional de las Obras Misionales Pontificias, explicó que en el mes de octubre se promueve la animación misionera como parte de la misión pastoral a la que el Papa Benedicto XVI llamó a la Iglesia en Aparecida. “En cada semana del mes nos dedicamos a promover la animación misionera, dividiéndolo en varios aspectos: una semana de oración, otra de sacrificio, de limosna y la de vocación, que es la que empezará con el congreso, el 17 de octubre”, afirmó el sacerdote de origen miskito.
Profesión perpetua de tres misioneros del Verbum Dei
OMPRESS-MADRID (13-10-10) Ayer, día de Nuestra Señora del Pilar, tres misioneros de la Fraternidad Misionera Verbum Dei hicieron la profesión perpetua de sus votos después de completar su formación teológica. Se trata de José Pablo Pedrosa Pereira, de nacionalidad portuguesa, y los mexicanos Ricardo García Muñoz y José de Jesús Oliva López. La ceremonia estuvo presidida por el padre Antonio Velasco, Presidente de la Fraternidad, y tuvo lugar en la madrileña parroquia de Nuestra Señora de las Américas. El celebrante puso de relieve en la homilía la vinculación desde Pentecostés de la Virgen María con la misión universal de la Iglesia y el hecho significativo de que la consagración de estos misioneros tuviera lugar en el día en el que se recuerda el descubrimiento y la evangelización de América y en una parroquia dedicada en Madrid a este continente, como evidente invitación a una dedicación total a la misión. Al final de la celebración dieron gracias a sus formadores y a todos los asistentes al acto, especialmente la Fundador de la Fraternidad Verbum Dei, el sacerdote valenciano Jaime Bonet Bonet. Sobre todo expresaron su agradecimiento a Dios que les ha elegido y enviado para ser un signo en medio de la Iglesia, invitando a todos los presentes a no ser meros testigos del acto sino a querer también participar de su propia manera en la misión evangelizadora de la Iglesia. Precisamente en este mes del DOMUND este testimonio y esta invitación son muy elocuentes acerca de la necesidad de tomar conciencia de la necesidad de colaborar con los misioneros y misioneras esparcidos por todo el mundo.
Entrevista con dos de los misioneros de Córdoba, enviados a Moyobamba, Perú
La Iglesia de Nicaragua prepara el DOMUND
Profesión perpetua de tres misioneros del Verbum Dei
OMPRESS-MADRID (13-10-10) Las Obras Misionales Pontificias han destinado este curso 30.000 dólares a la construcción y ampliación de la casa general de la congregación de las “Hermanas de la Providencia de San Pablo”. Esta casa general se encuentra en Kara, una ciudad al norte de Togo, en la que esta congregación ha querido que estuviera su hogar y, por supuesto, un dispensario en donde compartir con la población del norte de este pequeño país, uno de los más pobres del mundo, lo mucho o poco que tienen. Se trata de una congregación verdaderamente especial porque es la primera fundada en Togo por única y propia iniciativa de togoleses. El 1 de octubre de 1975 comenzaba su andadura y hoy ya son 77 religiosas que desempeñan su labor sobre todo en Togo y en el vecino Benín, pero también están presentes en Burkina Faso y Costa de Marfil. Religiosas verdaderamente entregadas a su vocación, alternan la catequesis y el trabajo en las parroquias con labores sanitarias, de acogida a necesitados y trabajo en el campo, y sus comunidades intentan vivir como si fueran una familia africana. En el 2005, ya concedió el DOMUND una ayuda de 50.000 dólares, con los que se dio el primer impulso de la casa general de esta congregación, cuya existencia es una señal de la madurez de la Iglesia en África.
Entrevista con dos de los misioneros de Córdoba, enviados a Moyobamba, Perú
OMPRESS-CÓRDOBA (13-10-10) Los tres sacerdotes de la diócesis de Córdoba enviados a la Prelatura de Moyobamba, Perú, Juan Ropero, Francisco Granados y David Rodríguez, salieron ayer día del Pilar, desde Córdoba hacia Madrid, acompañados de su obispo, y parten hoy hacia Lima, camino de su nueva Misión en Moyobamba. En esta entrevista, con dos de ellos, los misioneros Francisco Granados y Juan Ropero, expresan cómo están viviendo esta marcha a la misión.
-¿Cuánto tiempo va a durar vuestra estancia en Perú?
R. Francisco Ropero: Lo que Dios quiera. No lo tenemos previsto. Lo único que sabemos es que Dios nos quiere ahora allí.
-¿En qué provincia de Moyabamba vais a llevar a cabo vuestra misión?
R. Francisco Granados: En el mes de julio, tuvimos la suerte de tener un encuentro con Mons. Rafael Escudero, obispo de Moyobamba, y nos dijo que quería que nos hiciéramos cargo de Picota, una provincia que tiene los ocho núcleos de población más grandes y donde hay en torno a unas ochenta comunidades rurales dispersas por la selva del territorio peruano.
-Como decía el Obispo Don Demetrio Fernández en su carta pastoral de inicio de curso, el objetivo es “tender un puente misionero con la prelatura de Moyabamba”, pero ¿cuáles son las funciones que vais a realizar allí?
R. Juan Ropero: La primera función y la principal es la evangelización. Aquella gente tiene mucha hambre de Dios. Personalmente, una de las cosas que más me impactó el año pasado cuando estuve en la provincia de Picota, viviendo una experiencia misionera con otros seminaristas y tres sacerdotes, fue que yo en mi interior había decidido ofrecerme al Obispo para esta misión. Y, al terminar una eucaristía en un poblado, se me acercó una señora con lágrimas en los ojos y me dijo: “Padre, ¿por qué no se viene aquí para que podamos tener una vez misa al año?”. La gente allí te reclamaba para tener una vez misa al año, por eso la primera función que llevamos es la de evangelizar a aquellos pueblos tan necesitados de Dios. En la provincia a la que vamos no hay sacerdotes y tan sólo cuenta con tres religiosas que tienen un dispensario de medicamentos, y ellas son las que mantienen la fe en toda la provincia. Tenemos un reto evangelizador inmenso.
-¿Cómo surgió en vosotros esta inquietud por salir a la misión?
R. Francisco Granados: Cada uno ha ido llevando un camino en la historia de su vocación. Yo, me he sentido llamado a ser sacerdote desde que era un niño prácticamente, y esa admiración por aquellos sacerdotes y misioneros que daban la vida por el Señor y por los hermanos en tierras lejanas siempre me ha tocado el corazón. Llevo de sacerdote diez años junto con Juan, y esa inquietud siempre ha estado ahí. El Señor ha ido llevando mi vida, hasta ahora por distintos caminos, primero estudiando, después en el seminario de formador, y ahora a los diez años de sacerdote, después de hacer una experiencia en Moyobamba en el año 2007, he caído en la cuenta de que el Señor hoy me llama a desempeñar mi sacerdocio en Moyobamba.
-Además de celebrar la Eucaristía, la misma convivencia diaria es la mejor forma de transmitirles el amor de Dios, ¿no es así?
R. Francisco Granados: Yo creo que la mejor manera de llegar a la gente es hacerte pobre con los pobres. Nosotros evidentemente, no vamos de salvadores ni de supermanes, vamos a compartir nuestra fe con ellos, a ponernos a la altura de ellos, a semejanza de Jesucristo que siendo de condición divina se hizo humilde y esclavo de todos. Esa es la tarea de un cura, hacerse servidor de todos y especialmente, de los que más lo necesitan. Esa es la clave de la evangelización que se sientan queridos por ti, que te cuenten sus problemas y encuentren a un sacerdote que les escucha, que les anima, que no se cree superior a ellos. Tampoco tenemos quizás la solución a todo, pero sencillamente, el estar con ellos, compartir sus gozos, sus tristezas, sus dificultades o sus alegrías es lo mejor que les podemos ofrecer.
-¿Cómo ha cambiado esta experiencia misionera vuestra forma de ver la vida?
R. Juan Ropero: Cuando llegas allí vives la fe de otra manera, ves que la gente puede ser feliz sin tanta “cáscara” como nos ponemos nosotros, y te ayuda muchísimo a relativizar las cosas que no son necesarias en este mundo, aquella vida ¡te pone las pilas! También es verdad, que la situación con la que nos vamos a encontrar allí es de mucha necesidad, tanto por la escasez de la sanidad, como por la malnutrición, la pobreza extrema, pero la gente vive el sufrimiento de una manera distinta.
-¿Podríais animar a otros jóvenes, seminaristas u otros sacerdotes que quisieran vivir una experiencia de misión allí en Perú o en cualquier otra parte del mundo?
R. Francisco Granados: ¡Claro que sí! Yo creo que los seminaristas y sacerdotes deben estar animados porque nuestra vocación es una vocación misionera. El propio Obispo nos decía una cosa muy bonita y es que íbamos a Moyobamba para ser su presencia, la del Obispo y la de la diócesis en tierras de misión, porque todo Obispo y todo sacerdote, tiene también una dimensión misionera. Así, en nombre de la Diócesis de Córdoba vamos a ir nosotros y el día de mañana irán otros, Dios quiera que sean muchos.
La Iglesia de Nicaragua prepara el DOMUND
OMPRESS-NICARAGUA (13-10-10) La Archidiócesis de Managua se prepara para celebrar el próximo 17 de octubre un congreso misionero que lleva por lema “Queremos ver a Jesús”, en el Gimnasio La Salle de la capital nicaragüense, como parte de los preparativos del “Día Mundial de las Misiones”, DOMUND, que a nivel universal la Iglesia católica lo celebra el próximo 24 de octubre. Este congreso misionero, al que asistirá todo el clero de la archidiócesis, será presidido por el Arzobispo de Managua, Mons. Leopoldo Brenes y Mons. Silvio José Báez, Obispo Auxiliar.
“A este congreso está invitada toda la feligresía católica. El año pasado asistieron tres mil personas y este año esperamos que se duplique ese número y el año que viene tenemos que buscar un local más amplio en la medida que crece el número de los católicos que redescubren su ser discípulos de Jesús y sus misioneros”, manifestó Mons. Miguel Mántica, vicario de pastoral de la archidiócesis.
Dijo también que el congreso es una llamada a todos los católicos a celebrar esta hora de gracia en la que “el Espíritu Santo está soplando para llevar nuestra barca mar adentro, o sea, llevar el Evangelio desde las parroquias a todos los ámbitos de la sociedad, a la escuela, los hospitales, las cárceles, las instituciones de gobierno y a toda puerta que se nos abra”, afirma.
Por su parte el sacerdote Rodolfo French Naar, Director Nacional de las Obras Misionales Pontificias, explicó que en el mes de octubre se promueve la animación misionera como parte de la misión pastoral a la que el Papa Benedicto XVI llamó a la Iglesia en Aparecida. “En cada semana del mes nos dedicamos a promover la animación misionera, dividiéndolo en varios aspectos: una semana de oración, otra de sacrificio, de limosna y la de vocación, que es la que empezará con el congreso, el 17 de octubre”, afirmó el sacerdote de origen miskito.
Profesión perpetua de tres misioneros del Verbum Dei
OMPRESS-MADRID (13-10-10) Ayer, día de Nuestra Señora del Pilar, tres misioneros de la Fraternidad Misionera Verbum Dei hicieron la profesión perpetua de sus votos después de completar su formación teológica. Se trata de José Pablo Pedrosa Pereira, de nacionalidad portuguesa, y los mexicanos Ricardo García Muñoz y José de Jesús Oliva López. La ceremonia estuvo presidida por el padre Antonio Velasco, Presidente de la Fraternidad, y tuvo lugar en la madrileña parroquia de Nuestra Señora de las Américas. El celebrante puso de relieve en la homilía la vinculación desde Pentecostés de la Virgen María con la misión universal de la Iglesia y el hecho significativo de que la consagración de estos misioneros tuviera lugar en el día en el que se recuerda el descubrimiento y la evangelización de América y en una parroquia dedicada en Madrid a este continente, como evidente invitación a una dedicación total a la misión. Al final de la celebración dieron gracias a sus formadores y a todos los asistentes al acto, especialmente la Fundador de la Fraternidad Verbum Dei, el sacerdote valenciano Jaime Bonet Bonet. Sobre todo expresaron su agradecimiento a Dios que les ha elegido y enviado para ser un signo en medio de la Iglesia, invitando a todos los presentes a no ser meros testigos del acto sino a querer también participar de su propia manera en la misión evangelizadora de la Iglesia. Precisamente en este mes del DOMUND este testimonio y esta invitación son muy elocuentes acerca de la necesidad de tomar conciencia de la necesidad de colaborar con los misioneros y misioneras esparcidos por todo el mundo.
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