LUGAR DE ENCUENTRO DE LOS MISIONEROS DE TODO EL MUNDO
MISIONEROS EN CAMINO: Homilía y Refliones para el XIX Domingo del Tiempo Ordinario (Lc 12, 32-48) - Ciclo C
NO DEJES DE VISITAR
www.caminomisionero.blogspot.com
El blog donde encontrarás abundante material para orar y meditar sobre la liturgia del Domingo. Reflexiones teológicas y filosóficas. Videos y música para meditar. Artículos y pensamientos de los grandes guías de nuestra Iglesia y Noticias sobre todo lo que acontece en toda la vida eclesial
Fireworks Text - http://www.fireworkstext.com
BREVE COMENTARIO, REFLEXIÓN U ORACIÓN CON EL EVANGELIO DEL DÍA, DESDE LA VIVENCIA MISIONERA
SI DESEAS RECIBIR EL EVANGELIO MISIONERO DEL DÍA EN TU MAIL, DEBES SUSCRIBIRTE EN EL RECUADRO HABILITADO EN LA COLUMNA DE LA DERECHA

sábado, 7 de agosto de 2010

Homilía y Refliones para el XIX Domingo del Tiempo Ordinario (Lc 12, 32-48) - Ciclo C


Publicado por Iglesia que Camina

¿Y DÓNDE TENEMOS EL CORAZÓN?

Bueno, cualquiera sabe donde está el corazón en su cuerpo, pero dónde tendremos cada uno nuestro verdadero corazón. Es posible que la mayoría de nosotros no sepamos dónde lo tenemos porque cada uno lo tiene en muchos lugares. ¿Lo tendremos realmente en eso que dice Jesús “en ese tesoro inagotable del cielo, adonde no se acercan los ladrones ni la polilla"? Yo miro al mío, y, con frecuencia, no sé por dónde anda. No quisiera ser el juez del tuyo, pero lo cierto es que cada uno esta donde está su corazón. Pero el corazón de cada uno es tan loco que dónde estará...

Lo más seguro es que pongamos el corazón en algo bien superficial y sin importancia mayor.
Lo más seguro es que nuestro corazón esté bien pegadito a la tierra, más que a los bienes y tesoros del cielo.

Realmente resulta bien misterioso cómo nuestro corazón puede apegarse a cualquier cosa, a cualquier chuchería y, sin embargo, le cuesta tanto apegarse a los valores eternos que ni los ladrones ni la polilla pueden tocar.

Cada uno termina siendo lo que es su corazón sus nuestras ideas, por muy bellas y originales que sean.

Además, cada uno termina por poner como tesoro de su corazón cualquier cosa. Basta que cada uno mire el suyo y fácilmente se dará cuenta de que su tesoro es cualquier bagatela sin mayor sentido ni valor.

Unos ponen su corazón en tener más cosas. Otros ponen su corazón en la sexualidad. Otros ponen su corazón en subir un poco más alto. Otros ponen su corazón en un titulillo por ahí aunque sea “comprado en Azángaro”. Es que cada uno es todo un misterio que no es fácil de entender. Alguien dijo que “un día me metí en mi corazón y me asusté” y no es pare menos... ¿Será por eso que todos evitamos en meternos dentro de nosotros para vernos y encontrarnos con nosotros mismos?

Fíjate en lo que amas y verás la verdad de tu vida.
Fíjate en lo que buscas y verás la verdad de tu vida.
Fíjate por lo que luchas y podrás ver hacia dónde se encaminan las energías de tu vida.
Fíjate en aquello a lo que dedicas más tiempo y te hará ver lo que de verdad llevas dentro de ti.
Fíjate en el tiempo que dedicas a Dios y podrás convencerte de si Dios es tu tesoro o es cualquier cosa secundaria en tu vida.




LA VIRTUD DE LA VIGILANCIA

Estar en vela. Estar vigilantes. Estar despiertos y atentos a la venida de Dios a nuestras vidas, es el gran reto del Evangelio. Con frecuencia nos pasamos la vida sin percibir las presencias de Dios:

¿Vemos a Dios en el hermano que sufre?
¿Vemos a Dios en el hermano que tiene hambre?
¿Vemos a Dios en el pobre que no tiene nada?
¿Vemos a Dios en el enfermo que no tiene para medicinas?
¿Vemos a Dios en el encarcelado que no tiene libertad?
¿Vemos a Dios en el que está desnudo o con un vestido mugriento que da asco?

No nos hagamos ilusiones. Dios no es como esos artistas que se anuncian previamente y todo el mundo sale a conseguir un autógrafo. Dios no regala autógrafos.

Nos guste o no, los pobres seguirán siendo la clave de lectura de la historia de Dios en nuestras vidas.
Esto no es hacer política. Leamos atentamente el Evangelio y nos daremos cuenta que el horizonte de Dios es bien distinto al horizonte que nos propone el mundo, la sociedad o nosotros mismos.

Por eso nos pide vigilancia, Estar atentos a lo que acontece a nuestro alrededor, porque es por ahí por donde viene el “amo de casa”, el “dueño de la casa”. La lógica de Dios no es precisamente la nuestra. El horizonte de Dios no es el nuestro. Las presencias de Dios no son las que nosotros quisiéramos. Dios tiene su propio estilo y modo de ser y de aparecer. “Tuve hambre.” “Estuve desnudo.” ¿Nos gusta? Dios no depende de nuestros gustos.





“SEÑOR, ¿LO HAS DICHO POR NOSOTROS O POR TODOS?”

Pedro se siente inquieto ante las exigencias de Jesús de estar siempre atentos para el servicio, prefiere salir de dudas y le pregunta a Jesús si eso va también ellos. Es la pregunta que todos debiéramos hacernos cada vez que leemos el Evangelio: “Señor, ¿lo dices para la gente de tu tiempo o va también para nosotros hoy?”

Siempre escuchamos el Evangelio para los demás. Esto le cae muy bien a fulanito o menganito, pero difícilmente decimos: “Qué bien me cae este Evangelio a mí.”

El Evangelio es para los otros, pero pasando primero por mí mismo.

Antes de anunciarlo a los demás tenemos que anunciárnoslo a nosotros mismos.

Antes de pensar que está hecho a medida de los demás, debiéramos todos asegurarnos de que está “hecho a mi medida”.

Es fácil leer el Evangelio pensando en cómo lo anunciamos a los demás.
Pero quien no lo ha leído primero como anuncio para sí mismo, no debiera proclamarlo a nadie.
Este es el problema de todos los que nos dedicamos a hablar del Evangelio.
Me tiene que preocupar cómo reaccionarán los otros,
pero primero debo pensar “y cómo he reaccionado yo”.

“Señor, ¿esto lo dices para los otros o lo estás diciendo también para mí?” Este es el verdadero problema de la Iglesia, del Sacerdote y de cuantos se dedican a proclamarlo. El Evangelio primero está dicho y escrito para mí, sólo entonces podré leerlo e interpretarlo para los demás.

¿Soy yo de los que cada día estoy atento a cómo servir a los demás o, más bien, leo el Evangelio, pero sigo pensando que son los demás los que tienen que estar atentos a cómo servirme?





VOLVER A LO ESENCIAL

Cuando el 15 de agosto, festividad de la Asunción, llevaron preso a Mons. Van Thuan, salió de casa, dice él mismo, “vestido con la sotana, y llevaba un rosario en el bolsillo. Durante el camino me doy cuenta de que lo estoy perdiendo todo. Sólo me queda confiarme a la Providencia de Dios… Desde aquel momento está prohibido “llamarme “Obispo”, “padre”. Soy el Señor “Van Thuan.” “No puedo llevar ningún signo de mi dignidad. Sin previo aviso, también Dios me pide vuelva a lo esencial.”

“Sin previo aviso, dice Van Thuan, Dios le pidió volver a lo esencial”: Ni Monseñor, ni Padre, ni nada que a uno lo pueda marcar hacia fuera. “Ningún signo de mi dignidad”: Nadie pudo privarle de su “dignidad”, su condición de Sacerdote y Obispo de la Iglesia, su esencialidad. El resto no sirve para configurarse con el “Siervo de Yaveh”. El resto no sirve para ser “testigo del Evangelio” en la oscuridad de una celda de la cárcel, durante nueve largos años.

“Volver a lo esencial” del Evangelio. “Volver a lo esencial” del seguimiento de Jesús, implica despojarse de muchos signos, de muchas cosas que hemos salpicado de Evangelio, pero que en realidad no pasan de ser adherencia del polvillo cultural de los siglos. El Cardenal Ratzinger, en su libro “La sal de la tierra”, al ser preguntado por la Iglesia del futuro, no tiene reparo en reconocer que la Iglesia será la misma, pero de manera diferente, además reconoce que en la Iglesia hay demasiada ceniza fruto de los siglos y que es preciso removerla para encontrar las brasas que todavía arden y tienen fuego.

“Volver a lo esencial”, no es nada fácil porque hay demasiadas cosas que se nos han pegado a la piel del alma y que nos hemos identificado de tal manera con ellas que nos parecen esenciales.

“Volver a lo esencial” es el camino de la Iglesia para hacer luminosa su misión de testigo del Evangelio. La desnudez de todo lo humano es el más evangélico el testimonio. Cuando el régimen comunista fusiló en 1952 a Mons. Eugenio Bossilkov C.P. ocultaron y escondieron su cuerpo, no sabemos donde. Aún hoy, que la Iglesia lo ha declarado Beato, nadie sabe dónde está su cuerpo… “Volver a lo esencial…”





SOMOS PEREGRINOS

Aunque estemos en un mismo lugar todos somos peregrinos.
Porque “peregrino” es salir de un lugar y caminar hacia otro.

Soy peregrino porque tengo que salir de mí mismo para salir al encuentro de los demás.
Soy peregrino porque tengo que salir de mí mismo para salir al encuentro con Dios.
Soy peregrino porque tengo que salir de mi mentira al encuentro con la verdad.
Soy peregrino porque tengo que salir de mi vulgaridad camino de la elegancia espiritual.
Soy peregrino porque tengo que salir de eso que llamamos “ser bueno”, para llegar a ser “santo”.
Soy peregrino porque que salir de mis intereses para preocuparme de los tuyos.
Soy peregrino porque tengo que salir de mi interior para comunicarme contigo.
Soy peregrino porque tengo que salir de mí como esposo para encontrarme contigo como esposa.
Soy peregrino porque tengo que salir de mí para encontrarme con mis hijos.
Soy peregrino porque tengo que salir de mi comodidad para dedicarte el tiempo que tú necesitas.
Soy peregrino porque tengo que dejar de ser niño y caminar hacia el horizonte de mi edad madura.
Soy peregrino porque tengo que salir de mi pasado para mirar y caminar hacia el futuro.
Soy peregrino porque mi morada definitiva no está aquí sino en la bienaventuranza eterna.

Como ves, siempre estamos saliendo.
Siempre en camino hacia algo diferente.

Como a Abrahám, también a cada uno de nosotros nos dice cada día el Señor: “Sal de tu tierra.” Como al Pueblo hebreo también Dios nos dice: “Sal de la esclavitud de Egipto camino a la tierra que yo te daré.” Por tanto, siempre estamos en camino. Sólo viven los que caminan, no los que se quedan.

0 comentarios:


WebJCP | Abril 2007