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MISIONEROS EN CAMINO: XVII Domingo del Tiempo Ordinario (Mt 20, 20-28) - Ciclo C: Liturgia, Reflexiones, Exégesis y Oración
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sábado, 24 de julio de 2010

XVII Domingo del Tiempo Ordinario (Mt 20, 20-28) - Ciclo C: Liturgia, Reflexiones, Exégesis y Oración


MORIR PARA DAR VIDA
Publicado por DABAR

Nos suena raro y trasnochado hablar hoy de martirio. Sin embargo, todas las personas cristianas estamos llamadas a ser mártires ¿o se nos ha olvidado? Mártir es el testigo, hombre o mujer, del misterio pascual de Cristo por medio de una vida que deja traslucir la entrega de Jesús. Jesús mismo calificó a sus discípulos de “testigos” (mártires), indicando que su vida estaba orientada a dar “testimonio” (martirio) de Él.

A partir del siglo II-III, el martirio pasó a ser la actitud de dar la vida, en unión con el sacrificio de Cristo. La entrega libre de Jesús es el paradigma de todo martirio, sin embargo, Jesús no buscó la cruz por la cruz, su proyecto es de vida y va encaminado a superar las cruces de la humanidad. El martirio de Jesús es la consecuencia histórica del rechazo de su mensaje y de su persona por aquellos que no quisieron aceptar el Reino de Dios. En los textos bíblicos encontramos a su vez, la unidad profunda que liga la suerte de los discípulos y discípulas con la del Maestro.

La persona mártir es el signo del amor más grande. El momento del martirio es el resumen de una vida entregada por transparentar a Cristo, hasta con la propia sangre. A su vez, el mártir, él o ella, muere para dar vida. El martirio anuncia un mundo nuevo futuro pero ya, sustancialmente, presente. Este acto se convierte en “semilla de cristianos”. Esta es la constante desde los inicios de la Iglesia, por ejemplo, el martirio de Esteban provocó la extensión del cristianismo por toda la región (Hch 8,1). El martirio, además, se convierte en una bienaventuranza “Dichosos, dichosas cuando os persigan por mi causa” (Cf. Mt 5,11-12).

Pero mártir no es sólo la persona que derrama su sangre sino también la que vive dando testimonio de Cristo en una realidad que niega su Evangelio. Mártir es quien vive en una actitud permanente de fidelidad y disponibilidad al plan de Dios y, por ello, siempre quedará en pie su valor de “signo” radical que acompaña necesariamente al mensaje predicado: “dar el supremo testimonio de amor” (LG 42). Los mártires siempre nos hablan de exclusividad, son las personas que reconocen que el Reino de Dios es su única riqueza, aquellas que han depositado su confianza plena en Dios, las que han antepuesto el amor a los hermanos y hermanas por encima de su propia vida…

La evocación de los hombres y mujeres mártires, como el apóstol Santiago, tiene hoy en día el sentido principal de disponernos a dar nuestra propia vida. Se trata de entrar en la dinámica de ese “amor mayor” que Jesús nos legó en herencia: “No hay amor más grande que dar la vida por los amigos” (Jn 15,13). El mismo Jesús en el Evangelio de Mateo nos explicó que “amigos” eran, especialmente, las personas con hambre, con sed, enferma, sola, emigrante, presa… (Mt 25, 40ss).

En diferentes partes del planeta, como es el caso de Guatemala, seguimos, por desgracia, encontrando personas que les arrebatan la vida violentamente por defender a los “amigos” de Jesús. Los mártires de nuestro tiempo, según este gran paradigma del amor hasta dar la vida, son generalmente hombres y mujeres cuyo amor servicial no encontró lugar en este mundo. En circunstancias límite en la que se jugaba la dignidad de los más empobrecidos fueron rechazados y suprimidos por los sistemas dictatoriales y criminales.

Cuando nuestras circunstancias históricas no parecen ser las mismas que las de aquellos primeros siglos ni las de esas partes del mundo empobrecidas es cuando más claramente vemos que, el martirio, tiene que ver con el núcleo de la fe, que es el amor. Antes de acabar siendo mártir o, tal vez, sin llegar nunca a vivir el martirio, las personas cristianas estamos llamadas a desvivirnos diariamente en el seguimiento de Jesucristo amando sin límite. Este amor es el que celebramos en la Eucaristía.

La Eucaristía nos lleva a dar la vida, a participar en la entrega de Jesús hasta la muerte y en su resurrección e implica la identificación con su fidelidad a la causa del Reino de Dios. Como diría von Baltasar, el cristianismo que da mártires no es el de los “profesores”, sino el de los confesores, en quienes se encuentra y se experimenta el amor misericordioso de Dios.


MARICARMEN MARTÍN
carmen@dabar.net






DIOS HABLA

HECHOS DE LOS APÓSTOLES 4,33; 5,12.27b-33;12,1b
En aquellos días, los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor y hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo. Los condujeron a presencia del Sanedrín y el sumo sacerdote los interrogó: «¿No os habíamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ése? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre». Pedro y los Apóstoles replicaron: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen». Esta respuesta los exasperó, y decidieron acabar con ellos. Más tarde, el rey Herodes hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan.

II CORINTIOS 4,7-15
Hermanos: El tesoro del ministerio lo llevamos en vasijas de barro para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros. Nos aprietan por todos lados, pero no nos aplastan; estamos apurados, pero no desesperados; acosados, pero no abandonados; nos derriban, pero no nos rematan; en toda ocasión y por todas partes, llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Mientras vivimos, continuamente nos están entregando a la muerte, por causa de Jesús; para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. Así, la muerte está actuando en nosotros, y la vida en vosotros. Teniendo el mismo espíritu de fe, según lo que está escrito: «Creí, por eso hablé», también nosotros creemos y por eso hablamos; sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús también con Jesús nos resucitará y nos hará estar con vosotros. Todo es para vuestro bien. Cuantos más reciban la gracia, mayor será el agradecimiento, para gloria de Dios.

MATEO 20,20-28
En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: «¿Qué deseas?» Ella contestó: «Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda». Pero Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?» Contestaron: «Lo somos». Él les dijo: «Mi cáliz lo beberéis, pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre». Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos».





EXEGESIS

PRIMERA LECTURA
Este mosaico de textos de Hechos tiene dos líneas fundamentales: testimonio apostólico y dificultades con que se encuentra. Además de este contexto general, la mención de la muerte de Santiago en 12,1b justifica su uso en la fiesta de hoy.

Los apóstoles no son simplemente los Doce. Ha sido algo equívoco hablar de "los Doce Apóstoles". Son dos conceptos un tanto diversos aunque pueden coincidir en algunos puntos. De hecho estos apóstoles son los testigos de la vida, muerte y, sobre todo, resurrección de Cristo con todo lo que ello significa. Y esto hacen los Doce, pero también otras personas como Matías o Pablo, que también son llamados apóstoles.

Lo esencial no son los detalles, sino el hecho en sí. Enseñar en nombre de Jesús y anunciar al propio Jesús, aunque ello concite la enemistad de las autoridades correspondientes, porque "hay que obedecer a Dios antes que a los hombres".

El testimonio no es sólo un convencimiento humano, si bien ello es necesario, sino algo que tiene su origen en Dios por muchos caminos: "testigos de ello somos nosotros y el Espíritu Santo", lo cual, literalmente se refiere a los primeros apóstoles no separados del Espíritu, sino juntos aunque no en el mismo plano. Todo el libro de Hechos es una crónica de la acción del Espíritu en los primeros tiempos de la iglesia mediante la actividad de los discípulos. Y tal testimonio tiene como contenido fundamental la resurrección concebida como salvadora "para otorgar a Israel la conversión".

Lo destacable en la lectura son las dificultades con que tropieza este testimonio. Entre ellas la principal es la muerte del primero de los Doce, Santiago, el hermano de Juan a quien solemos llamar "el Mayor". Está mencionada brevemente, en un estilo muy neotestamentario, lejos de cualquier ponderación sentimental. Pero no por eso es menos importante. Es el primero del grupo que convivió con Jesús durante su vida que muere por su Maestro. ¿Qué pensaría y sentiría al verse ante la muerte por Jesús?.

Como uno de los múltiples casos en que la tradición - aun eclesiástica y popular - se aleja de los orígenes vale la pena recordar que, paradójicamente, Santiago ha pasado a la historia tradicional española como "Matamoros" que es todo lo contrario de lo que le sucedió. Se comprende situándose en la Edad Media. Pero no coincide con los datos bíblicos.

FEDERICO PASTOR
federico@dabar.net


SEGUNDA LECTURA
En esta sección de la carta Pablo expone algunos de los rasgos de los servidores de la nueva alianza.

Hay dos principales: la debilidad humana del predicador pone más de manifiesto que los buenos resultados producidos tienen su auténtica causa en Dios y no en la habilidad humana. Es tema del que Pablo es muy consciente como muestra también 1 Cor 3,5-12 y 2 Cor 12,7-10. Es importante caer en la cuenta de ese enfoque para que no se crea, a la vista de la segunda parte de la perícopa (vv. 11-13) se piense que el fruto del anuncio está en proporción con el esfuerzo del predicador.

En estas líneas más que insistir en los defectos personales del predicador, Pablo se centra en las tribulaciones y persecuciones de todo tipo. No sólo lo que solemos entender con esa palabra, sino también las incomprensiones, faltas de estima, soledades...Hoy en día habrá más de esto que de persecución directa, cuyo tiempo, en nuestra parte del mundo, parece haber pasado

Dicho esto, hay que pensar también en la entrega absoluta de los que anuncian. Pablo habla de una "muerte" y la relaciona indirectamente con la de Jesús. Es un enfoque que cualquiera que se dedique a esta predicación no puede olvidar, porque tal fue el destino del Maestro y de su seguidores cercanos como Santiago.

Pero aun en este párrafo no faltan las alusiones al Espíritu y a Dios como verdaderos protagonistas del anuncio. Se trata,. una .vez más, de combinar el "hacerlo todo como si todo dependiera de nosotros, sabiendo que todo depende de Dios".

FEDERICO PASTOR
federico@dabar.net


EVANGELIO

1. Aclaraciones al texto
V.20 Prosternándose y en actitud de pedirle algo. La escena recuerda el protocolo áulico con que la madre de Salomón se presentó a David para asegurar el trono a su hijo Salomón (1Rey.1,15-21).
V.21 A derecha y a izquierda. Los dos puestos inmediatos al Rey son los primeros en honor y en autoridad.
V.22 Beber el cáliz. Metáfora: afrontar y asimilar el sufrimiento.
V.24 Y al enterarse los diez, se indignaron contra los dos hermanos. Instantánea psicológica, ajena a la idealización y al mito, que avala la reciedumbre histórica de los evangelios. No es de suponer que el enojo colectivo contra los dos hermanos naciese de razones desinteresadas.
V.25 Los jefes de las naciones, los grandes. Los gobernantes no judíos. Las naciones, las gentes, los gentiles: términos con que los judíos designaban a los no judíos. Gentes era para los judíos el equivalente de Bárbaros para los griegos.
Vs.26-27 Antónimos: grande-servidor; primero-esclavo. Sinónimos: grande-primero; servidor-esclavo.
V.28 Hijo del Hombre. Expresión tomada del libro de Daniel; denota un personaje misterioso que supera la condición humana y que encarna el poder y la justicia que duran por siempre. En los cuatro evangelios la expresión es de uso exclusivo de Jesús sobre sí mismo. A servir y a dar la vida. La conjunción y tiene valor explicativo: es decir, es a saber. El servicio se realiza en el dar la vida. Rescate: liberación. Por muchos: Expresión hebraizante contraponiendo la unicidad del agente con la multitud de los receptores. La expresión no sólo no excluye, sino que sugiere el concepto de totalidad.

2. Texto
Vs.20-24
Disonancia de la petición de la madre con el recién trazado programa de Jesús para la ida a Jerusalén (Lc.20,17-19). Disonancia expresamente resaltada por Jesús: No sabéis lo que estáis pidiendo. Un domingo más, en esta ocasión de la pluma de Mateo, el texto recoge una situación real en un lenguaje de conversación real.
¿Podéis beber el cáliz que yo voy a beber? Jesús apunta a una comunión de destino entre él y sus seguidores. Comunión de camino hacia una misma gloria pasando por una misma cruz (cáliz). Gloria con cruz.
Pero ni la madre y sus dos hijos ni los diez entendían correctamente esa comunión de camino y de destino.

Vs.25-28
Enseñanza de Jesús a los doce corrigiendo y rectificando un ejercicio autoritario y opresor de la autoridad por uno de servicio. A una situación habitual y sobradamente conocida por todos (sabéis que…), Jesús contrapone otra, nada habitual y poco conocida (no será así entre vosotros). Al estilo autoritario y opresor, Jesús contrapone el estilo de servicio. La contraposición la formula vaciando de sus connotaciones habituales a los términos grande-primero para conferirles las connotaciones de los términos servidor-esclavo. Aspiras a ser grande, sé servidor; aspiras a ser primero, sé esclavo. Sólo siendo servidor serás grande; sólo siendo esclavo serás primero. Grafismo y paradoja en el lenguaje de Jesús.
Pero Jesús no era sólo maestro del lenguaje; era también, y sobre todo, maestro de coherencia con lo que tras el lenguaje se escondía: servidor hasta el extremo de dar la vida para liberar a todos de la muerte. Hablando de lo que el Hijo del Hombre había venido a hacer, Jesús estaba en realidad autodefiniéndose a sí mismo. Él, en efecto, ha venido a servir y a dar la vida por todos. Jesús era maestro de expresividad gráfica no sólo por lo que decía sino por cómo lo decía. Hablaba de sí mismo sin hacer de sí mismo el centro de atención de los oyentes.

3. Comprensión actualizante
Comunidad de camino y de destino entre Jesús y sus seguidores.
Los seguidores no siempre entendemos bien el camino y el destino. Nuestra principal incomprensión puede que guarde relación con la cruz. Incomprensión del misterio de la cruz.
Estamos necesitados de la enseñanza de Jesús sobre este misterio.
Las palabras y las obras de Jesús nos enseñan que a la gloria sólo se llega a través del servicio y de la cruz.
La enseñanza de Jesús no se agota en gestos ocasionales, sino que define un estilo permanente de vida, hecho de trabajo continuo por los demás, con desinterés y en situación de humildad. Éste fue el estilo permanente de la vida de Jesús.

ALBERTO BENITO
alberto@dabar.net


NOTAS PARA LA HOMILIA

Es el caso de este año 2010, que, cuando el 25 de julio cae en domingo, se celebra el Año Santo Jacobeo. Es un momento especial para recorrer el Camino de Santiago, tercer lugar santo de peregrinación para los cristianos, detrás de Jerusalén y Roma. Es un año de gracias especiales que la Iglesia otorga por medio de la peregrinación a Compostela, gracias que se refieren a la misericordia de Dios, al perdón de los pecados y a la conversión. Son numerosísimos los testimonios de peregrinos que reconocen que el haber peregrinado a Santiago de Compostela ha marcado en su vida un antes y un después. La fuerza transformadora del encuentro con Dios, del encuentro con los hermanos, de la oración, del encuentro con uno mismo en el silencio y en el esfuerzo compartido, en la meditación callada y en la escucha de Dios y de los demás, es tremenda. Es cierto que no necesitamos de acontecimientos extraordinarios para encontrar a Dios y para convertir nuestra vida hacia Él, pero es igualmente cierto que Dios elige cada momento y cada lugar como cree conveniente, y que nosotros podemos favorecer o no favorecer ese encuentro. Qué duda cabe que el recorrer el Camino de Santiago ha sido y es un hecho extraordinario del que Dios se sirve para atraer a sus hijos alejados. En este sentido, abundan también los testimonios de muchas personas que han comenzado ese camino por deporte o por admirar el arte románico del norte de España, y han terminado viviendo una experiencia religiosa extraordinaria.

Santiago Apóstol fue, sobre todo, testigo del Señor. Fue llamado por Jesús, junto a su hermano Juan, a orillas del Lago de Galilea cuando ambos se encontraban en las faenas propias de la pesca. Santiago formó parte no sólo de los doce, sino también de ese pequeño grupo de tres con los que Jesús se retiraba en ciertos momentos. Así, le vemos junto a Pedro y Juan en la Transfiguración o en la oración de Jesús en Getsemaní. Se trata, pues, de un testigo privilegiado de la predicación y de la actuación de Jesús en su vida pública. Él presenció, porque Jesús así lo quiso, momentos y escenas que otros no pudieron ver con sus ojos ni oír con sus oídos.

Siempre que celebramos la fiesta de un apóstol recordamos el origen de nuestra fe. Una fe que, como recitamos en el Credo, es apostólica porque nace del testimonio que los apóstoles nos dieron sobre Jesús. La Iglesia nace en la Pascua después de la resurrección del Señor, cuando el Espíritu Santo desciende sobre los discípulos y éstos comienzan a predicar la resurrección de Jesús. El libro de los Hechos de los Apóstoles nos aporta valiosos datos históricos sobre el comienzo de la vida de la Iglesia y de las primeras comunidades cristianas. Entre esos datos, está el del martirio del apóstol Santiago, decapitado por orden de Herodes. Es posible que, al ser el único de los doce cuyo martirio recoge Lucas en los Hechos, fuera también el primero de los apóstoles en compartir el cáliz del Señor. Excepto Juan, todos los apóstoles irían, uno a uno, muriendo violentamente por predicar a Jesús. Las persecuciones de más de tres siglos de duración, nos hacen recordar que la fe cristiana se abrió paso por la valentía y el coraje que Dios dio mediante su Espíritu Santo a los primeros cristianos. Pese a los apresamientos y detenciones, a los juicios sumarios, pese a vivir la fe clandestinamente y pese a las ejecuciones particulares y colectivas, los primeros cristianos extendieron la buena noticia de Jesús por todo el mundo entonces conocido. Y gracias a ellos, el conocimiento del Evangelio ha llegado hasta nosotros. Aunque –tengámoslo presente- ha llegado con sangre.


Y según una antigua tradición, la Hispania romana fue evangelizada por el Apóstol Santiago. Por esta razón y por la ayuda de la intercesión del Apóstol en la Reconquista, se le considera Patrono de España. Que él siga intercediendo, junto con María, para que nuestra fe no se apague y para que, en medio de nuestras dificultades, sigamos anunciando hoy el Evangelio, en nuestra patria y en todo el mundo, con la misma valentía y coraje con que lo hicieron los apóstoles en medio de violentas persecuciones.

JUAN SEGURA
juan@dabar.net




PARA CONSIDERAR Y REFLEXIONAR EN GRUPOS

Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen.
No será así entre vosotros
(Mt 20, 25)


Preguntas y cuestiones
-¿ha cambiado tanto el mundo para que no nos ocurra lo que le ocurrió a Jesús y a sus discípulos?. Y si no ocurre, ¿qué nos pasa?
- Recordar a Monseñor Romero, Ellacuría... y tantos otros testigos.
- En el seno eclesial, el servir es nuestra motivación, horizonte, preocupación. ¿Vivimos las relaciones con otros verdaderamente desde el servicio? ¿Somos algo novedoso entre nuestras relaciones para la sociedad de hoy?

PARA LA ORACION
Señor, Dios nuestro, que has puesto a los apóstoles al frente de tu pueblo para que nos prediquen tu palabra y nos enseñen con su ejemplo, haz que nuestra vida sea fidelidad a Jesucristo y testimonio de la fe que hemos recibido.
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Aciertos y desaciertos; éxitos y fracasos; fidelidad y pecado... Ésta es nuestra realidad como personas y como cristianos. Tú, Señor, la conoces. Al ofrecerte los dones eucarísticos, te ofrecemos también lo que somos; te ofrecemos nuestra labor y nuestra vida. Acepta lo que tiene de bueno y transforma en gracia nuestras torpezas.
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Siempre tenemos que ser agradecidos contigo, Señor; pues sin ti nada podemos; sin ti, nada somos. Sólo la fuerza de tu Espíritu nos impulsa a creer y a hacer el bien. Sólo la acción del Espíritu Santo nos da coraje y valentía para seguir a Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro. Por eso, al darte las gracias por la bondad y el amor que derrochas sobre nosotros, te alabamos y te cantamos con toda la Iglesia gloriosa que te sirve en el cielo.
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Después de recibirte en este Sacramento, aviva, Señor, en nosotros el deseo de servirte y de ser testigos eficaces de tu Hijo en nuestra sociedad.



LA MISA DE HOY

MONICIÓN DE ENTRADA
Hoy, domingo, celebramos la solemnidad del Apóstol Santiago. Esta coincidencia de su fiesta en el día del Señor es lo que da lugar a la celebración del Año Santo Jacobeo. Y al celebrar la fiesta de los apóstoles, recordamos el origen de nuestra fe y el origen de nuestra Iglesia, que, pese a las dificultades y persecuciones, se abrió camino con valentía y coraje sin importar la vida. Que esta celebración nos ayude a ser testigos de Jesús en nuestro mundo como lo fueron los apóstoles.

ACTO PENITENCIAL
- Tú, que nos llamas a evangelizar. Señor, ten piedad.
- Tú, que nos das la fuerza de tu Espíritu en las dificultades. Cristo, ten piedad.
- Tú, que nos has dado ejemplo de entrega de la propia vida. Señor, ten piedad.

MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA
Jesús había anunciado persecuciones hacia los discípulos, pues a él le habían perseguido. Los apóstoles correrán la misma suerte que Jesús. Pero eso no es impedimento para ellos, pues “obedecen a Dios antes que a los hombres”. Ojala que los cristianos de hoy evangelicemos con la misma ilusión e intensidad con que lo hicieron los primeros cristianos a pesar de las persecuciones.

SALMO RESPONSORIAL (Sal 66)
Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros; conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación.
Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia, riges los pueblos con rectitud y gobiernas las naciones de la tierra.
Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
La tierra ha dado su fruto, nos bendice el Señor, nuestro Dios. Que Dios nos bendiga; que le teman hasta los confines del orbe.
Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.

MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA
Las palabras que Pablo dirige a los Corintios poseen una gran carga evangelizadora. Pablo no puede disimular su entusiasmo por dar a conocer a Jesucristo. El Evangelio es un gran tesoro, pero está en vasijas de barro, en hombres débiles y vulnerables. Podrán deshacerse del mensajero, pero no lograrán acallar el mensaje, pues, cuanto más lo conozcan, mayor será el número de los que lo difundan.

MONICIÓN A LA LECTURA EVANGÉLICA
Querer destacar es una inclinación natural en el hombre. Mucho más, una madre desea que sus hijos destaquen y sobresalgan por encima de los demás. Lo que la madre de Santiago y Juan pide a Jesús da pie a una instrucción importante: Entre los cristianos, se destaca por el servicio y por el amor. Quien más ama, más sirve, y quien más sirve, ése es el primero en el Reino.

ORACIÓN DE LOS FIELES
Acudamos al Padre en nuestras necesidades, pues no deja de favorecer a sus hijos cuando le suplican.
- Por la Iglesia, católica y apostólica, para que no abandone el espíritu misionero que recibió de los apóstoles. Roguemos al Señor.
- Por los pastores de la Iglesia y por los fieles laicos, para que vivan la urgencia de la evangelización en esta sociedad que tanto la necesita. Roguemos al Señor.
- Para que la fuerza del Evangelio ayude a superar la crisis actual creando un nuevo modelo de sociedad y de economía. Roguemos al Señor.
- Para que todos los pueblos de la tierra alcancen el desarrollo necesario para su bienestar temporal y eterno. Roguemos al Señor.
- Por los cristianos perseguidos, para que, bebiendo el cáliz del Señor, lo hagan en la alegría de saber que participan también en su gloria. Roguemos al Señor.
- Para que cesen las persecuciones religiosas en todo el mundo y se reconozca el derecho a profesar el credo que cada uno decida. Roguemos al Señor.
- Por todos nosotros, que celebramos la fiesta de Santiago Apóstol, para que transmitamos fielmente la fe que hemos recibido a las próximas generaciones. Roguemos al Señor.
Que el Apóstol Santiago interceda por nosotros, Padre, y nos ayude a alcanzar de tu misericordia lo que te hemos pedido con fe. Por JCNS.

DESPEDIDA
Testigos de la resurrección del Señor, id, amigos, por el mundo anunciando el amor. Llevemos la presencia de Jesús. Podemos ir en paz.



CANTOS PARA LA CELEBRACION
Entrada: Alégrate y goza, Jerusalén (del disco «Salmos al Creador»), Qué alegría cuando me dijeron (ICLN 121), En la Resta del domingo (CB 84) (del disco «Nuevos cantos para el año litúrgico»).
Salmo: LdS
Aleluya: 1CLN E4.
Ofertorio: 1CLN H3 = Te presentamos.
Santo: lCLN 14.
Comunión: Tú has venido a la orilla (lCLN 407); Por ti, mi Dios(lCLN 404); Delante de ti, Señor (del disco «Cantos para participar y vivir la Misa») (CB 60B).
Final: Yo estaré con vosotros (del disco «Siguiendo las pisadas de Cristo»); Anunciaremos tu Reino (1CLN402).



Director: José Ángel Fuertes Sancho •Paricio Frontiñán, s/n• Tlf 976458529 Fax 976439635 • 50004 ZARAGOZA
Tlf. del Evangelio: 976.44.45.46 - Página web: www.dabar.net - Correo-e: dabar@dabar.net

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WebJCP | Abril 2007