LUGAR DE ENCUENTRO DE LOS MISIONEROS DE TODO EL MUNDO
MISIONEROS EN CAMINO: Nuevos Areopagos de Mision: El complejo mundo de las migraciones
NO DEJES DE VISITAR
www.caminomisionero.blogspot.com
El blog donde encontrarás abundante material para orar y meditar sobre la liturgia del Domingo. Reflexiones teológicas y filosóficas. Videos y música para meditar. Artículos y pensamientos de los grandes guías de nuestra Iglesia y Noticias sobre todo lo que acontece en toda la vida eclesial
Fireworks Text - http://www.fireworkstext.com
BREVE COMENTARIO, REFLEXIÓN U ORACIÓN CON EL EVANGELIO DEL DÍA, DESDE LA VIVENCIA MISIONERA
SI DESEAS RECIBIR EL EVANGELIO MISIONERO DEL DÍA EN TU MAIL, DEBES SUSCRIBIRTE EN EL RECUADRO HABILITADO EN LA COLUMNA DE LA DERECHA

domingo, 18 de julio de 2010

Nuevos Areopagos de Mision: El complejo mundo de las migraciones


Por Ángel Gutiérrez Anaya
Publicado por Antena Misionera

El artículo 13 de la Declaración de los Derechos Humanos dice: “Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado”. Y añade: “toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país”. Después de 62 años de su aprobación sigue siendo pura letra.
El fenómeno de las migraciones en la actualidad, está asumiendo proporciones cada vez mayores, ligadas a la globalización; produciendo un trenzado de culturas cada vez más grandes, donde, negativamente, minorías étnicas son rechazadas creando nuevas formas de esclavitud y violencia.
Pero también, mirando la parte positiva, en este flujo migratorio, los encuentros entre los pueblos ayudan a derribar prejuicios y a promover un clima de comprensión y fraternidad, con vistas a la unidad de la familia humana.

Nosotros, como misioneros, estamos llamados a sentir esta problemática como nuestra, denunciando toda situación de injusticia que se da en ella y presentarla como un lugar donde el Reino se hace presente ya que es un espacio de acogida, dialogo, solidaridad y fraternidad. Ya Juan Pablo II decía: “los emigrantes son ya muchos millones en el mundo…huidos por condiciones de opresión política y de miseria inhumana…La Iglesia debe acogerlos en el ámbito de la solicitud apostólica”.

Una presencia cercana
¿Quién no ha tenido la experiencia de ir en el autobús o en el metro y observar la gran cantidad de gente de otras razas, lenguas y culturas? Y si somos cristianos y sensibilizados con esta situación… ¿No se nos ha escapado una oración al mismo Padre común, pidiendo que en la diversidad trabajemos y lleguemos a la unidad y el entendimiento en la fraternidad? Y más: en nuestra oración y desde nuestra solidaridad ¿no hemos pedido y al mismo tiempo trabajamos para que este colectivo de inmigrantes tengan en nuestro país un espacio digno trabajando por el bien de nuestra sociedad, y para el bien de ellos y de sus familias?

Son las parroquias y Cáritas quienes están más en contacto con toda esta realidad. Son a ellas que llegan pidiendo ayuda no solo material, también espiritual.

Respetando las conciencias y sin aprovecharse del desarraigo de los emigrantes, la Iglesia debe organizar una pastoral adecuada a ellos, teniendo presente las diferencias, para ofrecer servicios adaptados a cada grupo. Es de cajón que una pastoral con sudamericanos, filipinos y polacos no plantean las mismas exigencias que una pastoral con africanos, chinos y asiáticos. Por eso, una manera de expresar las parroquias este sentido de acogida a estos hermanos nuestros, es salir de los esquemas tradicionales a los que estamos acostumbrados por “tradición” y actuar de manera flexible para responder a las situaciones concretas de estos colectivos. Por lo general la dispersión de los inmigrantes, la falta del dominio del castellano, las diferencias en cuanto a las formas de celebrar la liturgia, los horarios de ellos que suelen ser “nocturnos” y donde ya nuestras iglesias y salones están cerrados…

Todo esto exige que tengamos que adaptarnos a ellos dándoles espacios y horarios conforme sus necesidades, dentro de nuestras estructuras.

La verdad es que esta realidad de la inmigración no debería extrañarnos: Ante un 85% de personas que viven en situación de pobreza y de injusticias sociales, es normal que estos busquen una salida de subsistencia para ellos y para sus familiares… ¿O acaso no haríamos también nosotros lo mismo? A nadie le gusta estar fuera de su país, de su cultura, ambiente y familia…Si se llega a esto es por una grave necesidad.

El creyente es inmigrante
Recordemos a Abraham, un emigrante salido de Ur de Caldea, El mismo Jesús se presenta como un emigrante (Mt 2, 13-23), y a lo largo de su vida no tuvo donde reclinar la cabeza (Mt 8,20) identificándose con los inmigrantes (Mt 25,3).

Las primeras comunidades cristianas se ven obligadas a emigrar de un lugar para otro por causa de la persecución. Pablo predica el evangelio a los extranjeros (Gal. 1,16). Y la 1ª carta de Pedro está dirigida a una comunidad de inmigrantes (1Pe. 1,1 - 2,11) exhortándolos a practicar la hospitalidad (1Pe. 4,9).

En 2007, la Conferencia Episcopal Española escribió un documento que lleva por titulo “La Iglesia en España y los inmigrantes”. En él leemos: “Atención especial debe prestarse a los llamados `sin papeles´ respetando su dignidad…porque la propia vocación católica se manifiesta, entre otras formas, en la hospitalidad brindada al extranjero”.

Nuestra credibilidad
La verdad es que la credibilidad del mensaje evangélico nos la estamos jugando en el trato que reservamos a los inmigrantes. Y frente a la imagen que dan los medios de comunicación (paro, delincuencia, prostitución…) no podemos quedarnos en argumentos moralistas: hay que ser solidarios.
Debemos presentar razones para que se les haga justicia: en una sociedad que está envejeciendo traen juventud, son creadores de riqueza y factor de desarrollo para el sistema productivo, el país no ha invertido en la formación de esta mano de obra adulta, dispuesta a trabajar duro. Y muchos, con buena profesionalidad.
Hay que romper con la imagen del inmigrante inculto, pobre y marginal.

El Parlamento Mundial de la Religiones
En diciembre de 2009, en Australia, se reunió el IV Parlamento Mundial de las Religiones del Mundo que reunió a más de 6.000 personas de 220 creencias diferentes para aprender a vivir en armonía en un contexto de diversidad.
El Parlamento busca la construcción de un mundo más pacífico y sostenible en el cual:

Las comunidades religiosas y espirituales vivan en armonía y contribuyan a un mundo mejor a partir de su riqueza de sabiduría y compasión.

Los miedos y odios religiosos y culturales sean reemplazados por comprensión y respeto.

Todas las personas en todas las partes, reconozcan y cuiden a su prójimo.
La riqueza de la diversidad humana y religiosa sea tejida en la tela de una vida comunitaria, civil, social y global.

Las más poderosas e influyentes instituciones del mundo se muevan más allá del limitado autointerés para llevar a cabo el bien común.

La tierra y toda vida sea estimada, protegida, sanada y restablecida.
Todas las personas se comprometan a vivir sus valores y aspiraciones mas elevadas.

Buscando una ética común
Una de las tareas fundamentales del diálogo interreligioso es compartir una visión ética que ayude a la humanidad a crecer en valores de solidaridad, justicia, amor, paz, verdad, tolerancia. Una ética donde la misericordia y la compasión sean una realidad en la sociedad. Son valores presentes en todas las grandes religiones.

Y el ser humano llega a su plenitud en la fraternidad.
Es difícil construir un ámbito de diálogo interreligioso, pero no podemos dejar de esforzarnos en ello; porque si las religiones no dialogan, la paz se verá amenazada.

Hemos de superar todo fundamentalismo. La persona humana, toda persona humana es el bien primero y el más amado por Dios.

0 comentarios:


WebJCP | Abril 2007