LUGAR DE ENCUENTRO DE LOS MISIONEROS DE TODO EL MUNDO
MISIONEROS EN CAMINO: Materiales Liturgicos y Catequeticos: XIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (Lc 10, 1-12.17-20) - CICLO C
NO DEJES DE VISITAR
www.caminomisionero.blogspot.com
El blog donde encontrarás abundante material para orar y meditar sobre la liturgia del Domingo. Reflexiones teológicas y filosóficas. Videos y música para meditar. Artículos y pensamientos de los grandes guías de nuestra Iglesia y Noticias sobre todo lo que acontece en toda la vida eclesial
Fireworks Text - http://www.fireworkstext.com
BREVE COMENTARIO, REFLEXIÓN U ORACIÓN CON EL EVANGELIO DEL DÍA, DESDE LA VIVENCIA MISIONERA
SI DESEAS RECIBIR EL EVANGELIO MISIONERO DEL DÍA EN TU MAIL, DEBES SUSCRIBIRTE EN EL RECUADRO HABILITADO EN LA COLUMNA DE LA DERECHA

jueves, 1 de julio de 2010

Materiales Liturgicos y Catequeticos: XIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (Lc 10, 1-12.17-20) - CICLO C



Monición de entrada
(A)

Hermanos, estos encuentros fraternos son signos de nuestra vocación y misión. Alimentamos nuestro espíritu para ser fuertes en el testimonio de nuestra vida. Los cristianos necesitamos estar muy preparados para ser dignos anunciadores del Evangelio. El Reino de Dios no se extiende si nosotros no colaboramos. Jesús necesita de nosotros, porque la mies es mucha...

(B)

Jesús anunció, propuso su Mensaje al mundo. "Para que la gente crea y se salve".
Jesús envía a sus discípulos a predicar y les manda "sin alforjas ni bastón", es decir: sin dinero y sin poder.
Les envía para proponer al mundo su Mensaje, para que conozca su forma de convivir, y su Reino de justicia, de amor y de paz.
Nosotros nos hemos inventado mil motivos para imponer el Mensaje de Vida y de Amor de Jesús.
Pero hoy nos hemos reunido aquí libremente y vamos a celebrar esta Eucaristía, este recuerdo de Jesús, sin imponérselo a nadie.

(C)

La mies es abundante y escasos los obreros. Muchas son las necesidades del Tercer Mundo y grande la esperanza de los pobres. Roguemos al Señor de la mies, para que no falte en la Iglesia y en el mundo ni buena voluntad, ni solidaridad, ni gente comprometida en que venga tu Reino de justicia, de amor y de paz.


Saludo

Que la Buena Noticia del Amor y de la Liberación que nos trae Jesús estén con todos vosotros...

Pedimos perdón

(A)

Al comenzar la Celebración, vamos a pedir perdón, a reconocer nuestras faltas y pecados, porque muchas veces hemos querido imponer la Religión y el Mensaje de Jesús.

* Muchas veces hemos querido imponer a los niños el aprendizaje del Catecismo y la práctica religiosa. SEÑOR, TEN PIEDAD...
* Muchas veces hemos querido que los muchachos y jóvenes acudan a las celebraciones religiosas por la fuerza. CRISTO, TEN PIEDAD...
* Muchas veces hemos despreciado o mirado mal a las personas que no querían saber nada de nuestra religión, sin darnos cuenta de que esto es algo libre y personal. SEÑOR, TEN PIEDAD...

(B)

Confiados en el amor del Padre, pidamos perdón por nuestros pecados.

Por nuestra indiferencia ante las necesidades. SEÑOR, TEN PIEDAD...
Por nuestra indecisión en dar la cara por los pobres. CRISTO, TEN PIEDAD...
Por nuestra comodidad, que nos cierra el corazón a los problemas de los demás. SEÑOR, TEN PIEDAD...


Escuchamos la Palabra

Monición a la lectura

Especialmente cargado de fuerza es el texto de Isaías que vamos a escuchar. El Dios que en otro momento ha actuado a favor de Israel, seguirá haciéndolo. Este es el motivo de la alegría y del gozo desbordante: la seguridad de que Dios es fiel. Él hará derivar la paz, la riqueza, la vida. Será fuente de todo consuelo.


EVANGELIO DIALOGADO (Niños)

Narrador: Jesús, a medida que iba recorriendo los pueblos se daba cuenta que mucha gente estaba ansiosa de oír hablar de Dios. Por eso, un día envió a setenta y dos discípulos, de dos en dos, por todos los pueblos y lugares por donde pensaba ir Él. Y antes de enviarles les dijo:

Jesús: Los campos están llenos de una gran cosecha de trigo, pero hay pocos labradores para recogerla y gran parte se va a estropear.

Narrador: Con estas palabras quería decirles que había muchas gentes deseosas de oír hablar de Dios y de formar parte de su Reino, pero faltaban misioneros, personas que les hablaran del Reino de Dios. Por eso, Jesús envía a todo ese grupo, de dos en dos, para que fueran al mayor número de pueblos posible. Pero también les dijo:

Jesús: Pensad que no siempre os van a recibir bien. De todas formas, allá donde vayáis, saludad a todos con la paz. Y decidles a todos que el Reino de Dios está cerca.

Narrador: Después de varios días, los setenta y dos discípulos volvieron muy contentos. Cada uno contaba su experiencia. Incluso algunos le decían a Jesús que, en su nombre, habían curado algunos enfermos. Y Jesús les dijo a todos:

Jesús: Estad alegres y contentos, sobre todo, porque Dios os ha elegido para anunciar su Reino.

Palabra del Señor

Homilías

(A)

Un acarreador de agua tenía dos grandes vasijas para llevar el agua a casa de su patrón.
Una vasija era perfecta y llegaba a casa llena de agua. La otra tenía algunas grietas y llegaba medio vacía. Ésta avergonzada le dijo un día a su patrón: "Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas sólo puedo entregar la mitad de mi carga y sólo obtienes la mitad del valor que deberías recibir".
El acarreador le dijo a la vasija agrietada: "Cuando regresemos a casa, quiero que mires las bellas flores que crecen a lo largo del camino". Así lo hizo. Vio las flores pero aún así se sintió apenada.
El aguador le dijo: "¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen de tu lado del camino? Siempre he sabido de tus grietas y sembré semillas de flores por donde tú ibas para que las regaras todos los días y así he podido recoger estas hermosas flores para la mesa de mi Maestro. Si no fueras exactamente como eres, con todos tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza.
Jesús se dirige a Jerusalén donde la gloria y el fracaso, la vida y la muerte están en juego.
Lucas nos dice que Jesús envió por delante a setenta y dos mensajeros para que prepararan a los habitantes de las ciudades y pueblos por donde iba a pasar.
Setenta y dos no es un número matemático, simboliza que la misión es universal, simboliza a toda la iglesia y a todos los cristianos.
Todos, vosotros también, sois enviados como embajadores de Cristo para preparar los corazones y así puedan dar la bienvenida a Jesús que quiere visitar nuestras calles y barrios.
Vosotros y yo, a pesar de nuestros fallos, somos hoy esos setenta y dos. Jesús cuenta con nosotros para llevar el agua de su amor a todos los hermanos.
Venimos a la fuente, a la iglesia, para llenar nuestro tanque con el entusiasmo y la fe, para recordarnos que la mies es mucha y los obreros pocos. Sería estupendo si además de ganarnos el pan de cada día honradamente fuéramos testigos de Jesucristo de palabra y de obra.
Me decía un feligrés que durante la semana solía compartir el evangelio y la homilía con los compañeros de trabajo. ¿A qué es bonito? El domingo llena el tanque y luego riega a los otros en el camino de la vida. Os invito a hacer lo mismo esta semana.
La misión es universal. Es mi misión, su misión, la de todos, "Jesús los envió de dos en dos".
Vemos a los hermanos de otras religiones ir de dos en dos ofreciendo una Biblia nueva, una iglesia nueva, una fe nueva.
Para nosotros "de dos en dos" significa más que una manera de hacer prosélitos o proclamar el mensaje.
Para nosotros "de dos en dos" significa que la fe tiene que ser vivida en comunión con los hermanos, que la fe, la eucaristía y la salvación no es un asunto privado sino que pertenece a toda la comunidad.
A veces oigo a la gente que dice: yo rezo, yo creo en Dios, incluso bailo para Dios…
El "yo" tiene que disminuir y el "nosotros" tiene que crecer, si queremos hacer el trabajo de Dios. Aquí, en la asamblea eucarística, brilla el nosotros ampliado y santificado por Jesús que nos reúne y nos envía a todos como obreros de su cosecha.
Jesús los envió y nos envía sin dinero, sin talega…
Y nos envía como corderos en medio de lobos para recordarnos que siempre necesitamos escuchar, mirar y seguir al pastor, a Jesús.
Para hacer el trabajo de Dios no necesitamos poder ni millones ni doctorados ni mucho equipaje… Para hacer el trabajo de Dios necesitamos el poder de Dios. Una profunda relación con el que nos envía es más importante que cualquier otra cosa. Los discípulos tienen que recordar que es Dios quien tiene que trabajar a través de nosotros. Nunca debemos caer en la tentación de creer que la misión y el éxito es nuestro. Todos somos pecadores, tarros agrietados y el agua de la salvación que llevamos es obra de Dios.
"Paz a esta casa" sea vuestro saludo. Este fue el saludo de Jesús. Paz es plenitud, armonía, bienestar, amistad con Dios y con los hermanos. Paz es la gran bendición de Dios. Y la tenemos que llevar a todos y ser felices constructores de la paz.
Nosotros somos tinajas agrietadas y nos usa de diferentes maneras.
No deberíamos avergonzarnos de nosotros. No es cuestión de cuanto valemos o de cuán perfectos somos, es cuestión de disponibilidad.
La gente adquiere muchas habilidades. En el servicio de Dios hay una habilidad que es la más grande y necesaria de todas. La disponibilidad. Si no estamos disponibles para Dios, por más habilidades que tengamos no sirven de nada.
Hay personas que piensan que Dios no las puede usar porque no tienen grandes habilidades o talentos especiales.
Dios nunca nos preguntará por nuestras habilidades, sólo nos preguntará si estamos disponibles para trabajar para Él, para ser su embajador


(B)

Con frecuencia, entendemos la evangelización de manera excesivamente doctrinal. Llevar el evangelio sería dar a conocer la doctrina de Jesús a quienes todavía no la conocen o la conocen de manera insuficiente.
Si entendemos las cosas así, las consecuencias son evidentes. Necesitamos, antes que nada, «medios de poder» con los que poder asegurar la propagación de nuestro mensaje frente a otras ideologías, modas y corrientes de opinión.
Además, son necesarios cristianos bien formados doctrinalmente, que conozcan bien la doctrina y sean capaces de transmitirla de la manera más persuasiva y convincente.
Necesitamos estructuras, técnicas y pedagogías adecuadas para propagar el mensaje cristiano.
Por último, es importante el número de evangelizadores que con los mejores medios lleguen a convencer al mayor número de personas.
Todo esto es muy razonable y encierra, sin duda, grandes valores. Pero, cuando se ahonda un poco en la actuación de Jesús y en su acción evangelizadora, las cosas cambian bastante.
El Evangelio no es sólo ni, sobre todo, una doctrina. El Evangelio es la persona de Jesús. La experiencia humanizadora, salvadora, liberadora que comenzó con Jesús.
Por eso, evangelizar no es sólo propagar una doctrina sino hacer presente en el corazón mismo de la sociedad y de la vida humana la fuerza salvadora del acontecimiento y la persona de Jesucristo. Y esto no se hace de cualquier manera.
Para hacer presente esa experiencia liberadora, los medios más adecuados no son los de poder y dominio sino los medios pobres de los que se sirvió el mismo Jesús. Solidaridad con los más abandonados, acogida a cada persona, perdón, creación de comunidad, ofrecer sentido a la vida...
Entonces, lo importante es contar con testigos en cuya vida se pueda percibir la fuerza humanizadora que encierra la persona de Jesús cuando es aceptada. Con ello no se rechaza la importancia de la formación doctrinal, pero sólo cuando está al servicio de la vida misma.
El testimonio tiene primacía absoluta. Las estructuras, instituciones y técnicas son importantes en la medida en que son necesarias para sostener la vida y el testimonio de los creyentes.
Por eso, lo más importante no es tampoco el número sino la calidad de vida de la comunidad que puede irradiar fuerza evangelizadora.
Quizás debamos escuchar con más atención las palabras de Jesús a sus enviados: «No llevéis talega ni alforja ni sandalias».


(C)

Pide Jesús a sus discípulos que pasen por los pueblos y lugares contagiando paz. Tarea nada fácil, pues sólo quien la posee en su corazón puede comunicarla de verdad.
Las vacaciones son, sin duda, momento privilegiado para reconstruir esa paz interior, a veces, tan maltrecha. He aquí algunas sugerencias para quien quiera descansar de una manera diferente.
Experimentar el silencio. Tal vez sea bueno olvidarnos por unos días de la TV y la radio. Nuestro espíritu lo agradecerá. Mejor todavía si sabemos encontrar de vez en cuando algún rincón tranquilo (la sombra de un bosque, la orilla de un río, la paz de una ermita...) para «estar en silencio», sin prisas.
El silencio nos revelará muchas cosas. Descubriremos nuestra agitación interior y nuestras tensiones. Sentiremos la necesidad de vivir de otra manera. El silencio relajado es siempre fuerza transformadora y fuente de paz.
Sentir nuestro cuerpo. La mayor parte del tiempo vivimos «en nuestra cabeza», olvidados absolutamente de nuestro cuerpo, crispado y tenso por las mil preocupaciones de cada día.
Hagamos una experiencia nueva al menos durante unos días: sentir nuestro cuerpo, respirar conscientemente y con calma, tomar conciencia de las diversas sensaciones, sentarnos de manera relajada, pasear sintiendo nuestro caminar. Descubriremos con más fuerza la alegría de sentirnos vivos.
Gustar la vida. Por lo general, tendemos a acumular en nuestro interior las experiencias negativas, sin detenernos ante lo bueno y bello de la vida.
¿Por qué no dedicar unos días a vivir más despacio, gustando las cosas pequeñas y saboreando agradecidos tantos placeres sencillos que ofrece el vivir diario? Quedaremos sorprendidos de todo lo que se nos regala de manera constante.
Aprender a mirar. Casi siempre corremos por el mundo sin captar apenas la vida que llena el cosmos y sin abrimos al misterio que nos envuelve.
Es bueno tomarse tiempo para aprender a mirar el entorno más despacio y con más hondura. No se trata de afinar los sentidos, sino de captar la vida que palpita dentro de las personas, los seres y las cosas, y escuchar su eco en nosotros.
Sanar los recuerdos dolorosos. Para recuperar la paz es necesario curar las heridas que nos hacen sufrir interiormente. Liberarnos de los recuerdos dolorosos del pasado y de las amenazas del futuro.
Es un verdadero arte vivir plenamente el momento presente, aquí y ahora. El creyente lo aprende desde la fe: el pasado pertenece a la misericordia de Dios; el futuro queda confiado a su bondad.

(D)

«¿Cuál es el papel de la Iglesia y del cristiano en el siglo XX?». ¿Os suena la pregunta? Como suele decirse en estos casos: es la pregunta del millón. Podemos afirmar que ha sido la pregunta más repetida durante todo el siglo, especialmente después del Vaticano II.
Hemos iniciado ya el siglo XXI, el tercer milenio, y continuamos planteándonos la misma cuestión: «¿Cuál es el papel de la Iglesia y del cristiano en el siglo XXI?». y hacemos bien, porque, en definitiva, de su respuesta depende el que cumplamos con nuestra misión cristiana, es decir, con la tarea que Jesús nos ha encomendado para continuar su obra salvadora a través de los tiempos.
Efectivamente, hemos de saber en qué mundo vivimos y debemos conocer, cuanto más mejor, qué es lo específico que hemos de aportar para llevar el evangelio y la salvación de Cristo a las estructuras y a las gentes de nuestro tiempo.
Pero, por una parte, nos encontramos codo a codo con otras muchas gentes y organizaciones que, desde planteamientos no cristianos e incluso ni siquiera religiosos -ONG, asociaciones, plataformas, coordinadoras-... , mantienen muchos puntos de coincidencia con nuestros objetivos cristianos de paz, de justicia, de solidaridad... Es lógico entonces que nos preguntemos: «¿Qué puede aportar un cristiano? ¿Qué añade el ser cristiano a dichos quehaceres?». Porque corremos el riesgo de que nuestro sentido cristiano quede tan diluido que lleguemos a la conclusión de que da igual ser cristiano o no serlo.
Por otra parte, al ver que las estructuras eclesiales están tan bien organizadas y extendidas por todos los rincones del mundo, corremos otro riesgo: el de instalarnos cómodamente y pensar que nuestra misión es dispensar salvación a través de nuestros despachos, oficinas, parroquias, organizaciones religiosas, departamentos sociales, obras de caridad... etc.
Comenzando por lo último, diremos que todo eso está muy bien. Como está muy bien -¡y bendita la hora!- el haber incorporado a nuestros medios de evangelización los últimos adelantos de la técnica audiovisual, y hasta el habernos introducido en Internet. Pero todo ello son medios para...; y el para, el fin, el objetivo, la misión, nuestra misión cristiana es lo que hemos de redescubrir y replantear continuamente para ser fieles al envío del Señor.
Para ello necesitamos volver una y otra vez al evangelio y escuchar y desentrañar el mensaje de Jesús. El evangelio de hoy es una pieza ideal, porque la misión a que Cristo envía a los setenta y dos discípulos es la misma que nos encomienda a todos sus seguidores.
Y lo primero que aprendemos es que el Señor no se instala en un despacho de Jerusalén, pongamos por caso, ni lo hace con los suyos. Siempre en camino, siempre en búsqueda de las gentes. Él y sus enviados. «Designó el Señor otros setenta y dos y los mandó a todos los pueblos y lugares a donde pensaba ir él... "¡Poneos en camino!"». Son los sitios en los que viven los hombres donde el cristiano ha de desarrollar su misión. Ha de salir a su encuentro. Ha de caminar con ellos. Ha de participar de su misma existencia.
«Los mandó de dos en dos». Aunque cada uno debamos desempeñar nuestra propia tarea, no podemos olvidar la dimensión comunitaria del creyente. En la comunidad, en la parroquia, en los grupos de apostolado, recobraremos el ánimo, revisaremos nuestras actividades y celebraremos en comunión de fe y esperanza nuestra opción de vida cristiana.
Y llevaremos la paz. «Cuando entréis en una casa, decid primero: paz a esta casa». Portadores de paz. Mensajeros de la paz». El don del Señor resucitado, «Paz a vosotros”, es el don a transmitir como primera buena nueva por sus enviados. El evangelio es siempre portador de paz, de gozo, de esperanza. El cristiano nunca debería aparecer como una persona triste, y menos aún pesimista y catastrofista. Las únicas alforjas que debe llevar son las de su corazón lleno de esperanza. y con esa esperanza ha de transmitir el núcleo de su mensaje: «Está cerca de vosotros el Reino de Dios”.
El Reino de Dios. He ahí la gran noticia a comunicar: sus valores de trascendencia, de convivencia fraterna, de solidaridad en comunión, de hermandad universal entre pueblos y gentes. Y la presencia comprometida de Dios en su proyecto, y el anticipo de la realidad ya conquistada por Cristo en ese Reino de justicia, de paz y de amor, inaugurado en su resurrección. Naturalmente que la implantación del Reino de Dios entrará en conflicto con el imperio del mal que domina el mundo: «Mirad que os mando como corderos en medio de lobos». Pero nadie ni nada, en medio de la prueba y de la dificultad, podrá arrebatarle al creyente la paz y la misericordia de Dios» que san Pablo pedía para todos los que vivan como él: «Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo» (Segunda lectura).
«¿Cuál es el papel del cristiano en el mundo de hoy?», comenzábamos preguntando al principio. Pues justamente revelar esa dimensión trascendente y esperanzadora del Reino de Dios que Cristo conquistó y que nos encomienda implantar en el mundo. Somosmensajeros de la paz y portadores de esperanza para que ese Reino llegue como buena noticia a los pobres y como salud y respuesta a los enfermos y necesitados: «Curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el Reino de Dios"».
El Señor nos envía. Pero va con nosotros. Ahora mismo, en la eucaristía, repite aquella escena de alegría, compartida con los discípulos que volvieron gozosos de cumplir con su misión. Y nos dice: «Estad alegres, porque vuestros nombres están inscritos en el cielo».

Oración de los fieles

(A)

Reconozcamos que por nosotros solos no podemos llevar a cabo todos nuestros deseos de vivir en plenitud, y pidamos que Dios nos ayude en todo: ¡Señor, danos tu paz!

Por la Iglesia, para que siempre viva con entrega, con ilusión, sabiendo que el Reino de Dios está entre nosotros. Oremos...
Por nuestro mundo, donde son marginadas tantas personas, para que siempre haya hombres y mujeres capaces de ayudar a los demás. Oremos...
Por los cristianos, para que seamos testigos de la verdad, no pactando con la violencia ni la injusticia. Oremos...
Por quienes viven abatidos por los problemas, para que encuentren amor y ayuda. Oremos...
Por nuestra comunidad (parroquial), para que seamos capaces de compartir nuestros bienes con los necesitados, como una exigencia cristiana. Oremos...

Oración: Acoge, Señor, nuestra humilde oración por la entrega de Jesucristo, el Señor. Que vive y reina...

(B)

Las necesidades son muchas y mucha la esperanza de los pobres. Roguemos al Padre que suscite vocaciones para trabajar por el Reino de Dios y la justicia:

Por el pueblo de Dios, para que se movilice en el anuncio del Evangelio y en mantener en alto la esperanza del mundo. Roguemos al Señor...
Por la organización de las Naciones Unidas, para que apuesten en serio por el desarrollo de los pueblos y por una mayor justicia.Roguemos al Señor...
Por los responsables de los pueblos, para que hagan sitio a los excluidos y pongan coto a la ambición de los insaciables. Roguemos al Señor...
Por todos los hombres y mujeres de buena voluntad, que militan como voluntarios en tantas causas que parecen perdidas, para que no cejen en su lucha. Roguemos al Señor...

Ven, Señor, en nuestra ayuda, y llénanos de tu Espíritu, para que se consolide nuestra fe, se movilice nuestra esperanza, y la caridad de la Iglesia se solidarice con todos los excluidos del mundo.

(C)

Vamos a pedir por todos. Para que todos conozcan a Jesús y puedan seguirle libremente.

Pedimos por los niños, para que conociéndole a Jesús, puedan ser sus amigos de verdad. Roguemos al Señor..
Pedimos por los jóvenes, para que la figura de Jesús sea para ellos una luz que ilumine sus vidas y sus problemas. Roguemos al Señor...
Pedimos por los ya entrados en años, para que no pierdan la ilusión de seguir a Jesús, y continúen junto a Él, madurando su fe y su amor. Roguemos al Señor...
Pedimos por todos nosotros, para que cada vez conozcamos mejor a Jesús, y así podamos seguir sus pasos con entera libertad y lo proclamemos, sin imponerlo por la fuerza. Roguemos al Señor...

Oremos: Todo esto, y otras cosas personales que cada uno queremos recordar en esta celebración, te lo pedimos
por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Gesto-ofrenda

Desde un lugar oculto, alguien trae una imagen de la Virgen en la que resalte la entrega de Jesús. La presenta a la asamblea y dice:María no se reservó a Jesús, lo ofreció y le ayudó en la misión. También nosotros hemos de ofrecer a Jesús a los demás y ayudarnos en la misión.


Prefacio…

En verdad es justo y necesario
para nuestra vida cristiana
darte gracias siempre y en todo lugar,
Dios de bondad y de misericordia.
Fiel a tu Palabra, nos vas guiando por la vida,
con sus alegrías y sus problemas,
y como una madre buena nunca niegas tu consuelo.
Queremos vivir aferrados a ti,
aunque a veces es más cómodo dejarse llevar,
rebajar las exigencias del Evangelio,
no destacar en nada.
Pero una y otra vez nos recuerdas la tarea,
nos llamas a ser constructores de paz,
de entendimiento y de fraternidad.
Permítenos, Señor, vivir unidos
a cuantas personas en el mundo te glorifican de verdad
con su ilusión y su entrega.
Con todos ellos queremos entonar este canto
y reconocerte como quien de verdad eres, diciendo:

Santo, Santo, Santo...


Padrenuestro:

Un día más, vamos a rezar juntos la oración que, el mismo Jesús nos enseñó. Aunque repetida, siempre tiene algo nuevo. Vamos a fijarnos en estas palabras: “Venga a nosotros tu Reino”. Que llegue a todos, sencillos y poderosos, mientras decimos: Padre nuestro...

Nos damos la paz

El gesto de la paz debe ser sincero. Siempre hay entre nosotros algo que perdonar. Vamos a hacer las paces.

Compartimos el pan

Comulgar es participar juntos en la comida del Cuerpo de Jesús. Comer juntos significa estar unidos y colaborar. Comer juntos es compartir nuestras penas y alegrías, y nuestros bienes materiales.
Dichosos los invitados...

Id por todo el mundo

Estas palabras están dichas para nosotros.
Somos continuadores de la Obra de Jesús.
Gracias, Jesús,
estamos emocionados por tú confianza.

La mies es mucha y los obreros pocos.
Queremos ser uno de ellos.
Muchas personas están caídas y pasamos de largo.
Queremos ser el Buen Samaritano.

Danos esperanza.
En esta sociedad recelosa y cerrada,
también nosotros confiamos poco en las personas.
Danos amor.
En esta tierra insolidaria y fría
también nosotros sentimos poco amor.
Danos constancia.
En este ambiente cómodo y superficial,
también nosotros nos cansamos fácilmente.
Conviértenos, primero a nosotros,
así podremos anunciar tu Evangelio. Gracias, Jesús.


Bendición

“Poneos en camino”, dijo Jesús a sus discípulos. También a nosotros nos envía hoy como heraldos de la paz y trabajadores de la justicia, testimoniando que está cerca el Reino de Dios. Que la bendición de Dios todopoderoso...

0 comentarios:


WebJCP | Abril 2007