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MISIONEROS EN CAMINO: XIII Domingo del T.O.(Lc 9, 51-62) - Ciclo C: Liturgia, Reflexiones, Exégesis y Oración
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jueves, 24 de junio de 2010

XIII Domingo del T.O.(Lc 9, 51-62) - Ciclo C: Liturgia, Reflexiones, Exégesis y Oración


Publicado por DABAR

A veces el Evangelio descoloca más de lo habitual. Quizás sea por la diferencia cultural e histórica, quizás porque mi lógica no es la de Dios y no le conozco como Jesús, cuento también con ello, pero también a veces el Evangelio es parco en claridad, en explicaciones, o al menos así lo parece a primera vista. Sorprende que Jesús niegue a sus discípulos lo que Elías permitió a Eliseo: despedirse de su familia. Mientras en I Reyes 19, Eliseo le pidió a Elías: «Déjame decir adiós a mis padres; luego vuelvo y te sigo». Y Elías le dijo: «Ve y vuelve; ¿quién te lo impide?» en Lucas 9 se recoge que cuando Jesús le dice sígueme a Santiago o Juan, le contestan; «Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia». Jesús le contestó: «El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios». ¿Por qué ese cambio? ¿Por qué puede ser malo despedirse de la familia? A esto me refiero cuando escribo que a veces el Evangelio descoloca. Ya sé que el mensaje de Jesús cambia el Antiguo Testamento, pero en este caso ¿qué aporta el cambio?, ¿cómo nos acerca más a Dios no despedirnos de la familia?

Quizás me equivoque, pero tengo una hipótesis: Lo que cambia es la persona a la que se dirige el mensaje… Reconozco aquí mi ignorancia sobre Eliseo, pero al pasar esta página, en la exégesis de la primera lectura que escribe Tomás Ramírez, podemos leer el proceso de la vocación de Eliseo: “una llamada, una respuesta pronta y generosa, una disponibilidad de vida y de actitud obediente y sumisa”. ¿Tendrían Santiago y Juan semejante disposición, semejante libertad para decir adiós a los suyos, y la suficiente capacidad de servicio para asumir libremente la esclavitud a los demás por amor? Yo diría que Jesús piensa que no, que ve a sus discípulos despistados, como sino le conocieran, y de hecho así lo manifiesta la primera parte del Evangelio.

Describe que habían querido ser vengativos, utilizar la violencia y su poder porque no les habían dado alojamiento en Samaría. Ya antes he reconocido mis limitaciones en mi abrazar la lógica de Dios, pero a pesar de ellas nunca se me hubiera ocurrido decirle a Jesús: «Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?» Es que Juan y Santiago parecen estar en otra onda totalmente diferente de lo que es Jesús. ¡Cómo no les va a reprender!

Un poco más tarde cuando uno de ellos (cualquiera, da igual, parece que los dos están en el mismo error) le dice «Te seguiré adonde vayas», Jesús, que les conocía mejor que ellos a sí mismos, les respondió: «Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». Algo así como “poned los pies en la tierra, conocedme, ved como vivo y asumid que así tendréis que optar por vivir. Miradme y miraros”.

Tras esto Jesús les dice: «Sígueme», pero ambos encuentran una excusa para posponer el seguimiento, ese asumir que no van a tener donde reclinar la cabeza. Uno le dice: «Déjame primero ir a enterrar a mi padre» y el otro: «Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia».

Jesús reconoce la excusa, y les contestó a uno: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios» y al otro: «El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios».

Si alguno tiene la tentación de pensar “¡vaya con Santiago y Juan!”, pues que se incluya: ¿cuántas veces le ponemos excusas a Dios?, ¿y cuántas excusas le ponemos? Si lo pensamos bien, ¡no son cualquier excusa! Hasta qué punto están revestidas de bondad que nos descolocan al leerlo. Y nuestro primer pensamiento fue ¿por qué Jesús no les deja, como a Eliseo, despedirse de su familia? Porque Jesús les conoce y es capaz de identificar sus excusas para aplazar la decisión de seguirle. ¡Cuánto nos parecemos a Santiago y Juan! ¡Cómo revestimos de bondad y necesidad nuestras excusas, comodidades, apegos, resistencias al cambio, egoísmos…! ¡Cuántos lobos revestimos de corderos, para permitir que vivan dentro de nosotros mismos sin sentirnos mal! ¡Cuántas resistencias a vivir y anunciar el Reino de Dios!

ELENA GASCÓN
elena@dabar.net



DIOS HABLA

I REYES 19,16b.19 21
En aquellos días, el Señor dijo a Elías: «Unge profeta sucesor tuyo a Eliseo, hijo de Safat, de Prado Bailén». Elías se marchó y encontró a Eliseo, hijo de Safat, arando con doce yuntas en fila, él con la última. Elías pasó a su lado y le echó encima el manto. Entonces Eliseo, dejando los bueyes, corrió tras Elías y le pidió: «Déjame decir adiós a mis padres; luego vuelvo y te sigo». Elías le dijo: «Ve y vuelve; ¿quién te lo impide?» Eliseo dio la vuelta, cogió la yunta de bueyes y los ofreció en sacrificio; hizo fuego con los aperos, asó la carne y ofreció de comer a su gente; luego se levantó, marchó tras Elías y se puso a su servicio.

GÁLATAS 5,1.13 18
Hermanos: Para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado. Por tanto, manteneos firmes, y no os sometáis de nuevo al yugo de la esclavitud. Hermanos, vuestra vocación es la libertad: no una libertad para que se aproveche la carne; al contrario, sed esclavos unos de otros por amor. Porque toda la Ley se concentra en esta frase: «Amarás al prójimo como a ti mismo». Pero, atención: que si os mordéis y devoráis unos a otros, terminaréis por destruiros mutuamente. Yo os lo digo: andad según el Espíritu y no realicéis los deseos de la carne; pues la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne. Hay entre ellos un antagonismo tal que no hacéis lo que quisierais. En cambio, si os guía el Espíritu, no estáis bajo el dominio de la Ley.

LUCAS 9,51 62
Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros por delante. De camino, entraron en una aldea de Samaria para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén. Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron: «Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?» Él se volvió y les regañó. Y se marcharon a otra aldea. Mientras iban de camino, le dijo uno: «Te seguiré adonde vayas». Jesús le respondió: «Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». A otro le dijo: «Sígueme». Él respondió: «Déjame primero ir a enterrar a mi padre». Le contestó: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios». Otro le dijo: «Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia». Jesús le contestó: «El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios».



EXEGESIS

PRIMERA LECTURA

La escena que comentamos es una tranquila narración de vocación, En el centro de los relatos acerca del profeta Elías, el Libro de Reyes hace un paréntesis y nos describe la vocación de quien será, en el futuro, el continuador de la obra del profeta. La llamada por parte de Elías para que un discípulo, en este caso Eliseo, puede sucederle un día.
Es usual que un profeta tenga un muchacho a su servicio, es un aprendiz que con el tiempo, si responde, será el continuador de su misma obra.
Podemos recordar al mismo Elías, cuyo ayudante (1Re 18,43-44) le sigue y le sirve, pero no dice que continuó a su servicio. Y el mismo Eliseo tendrá posteriormente su ayudante, Guejarí, (1Re 4,12) que, sin embargo, no continuó su labor.
La vocación de Eliseo transcurre por los cauces más normales. Elías lo encuentra e inmediatamente piensa en él como discípulo; por lo que echa sobre él su manto, señal de toma de posesión sobre la vida y la persona de Eliseo. Y Eliseo no lo rechaza, a pesar de que Elías le manifiesta su deseo de que la respuesta a este requerimiento sea fruto de la libertad (v.20) “Ve y vuelve ¿quién te lo impide?”. Pero la decisión de Eliseo es bien firme y madurada. Da su adiós a sus padres y sacrifica los bueyes y las herramientas de trabajo. ‘Quema sus naves’. Ofrece en sacrificio y comparte la carne con sus gentes. Un solemne juramento de no retorno y de decisión de fidelidad. Y se marchó tras Elías.
Esta marcha tras su maestro es la actitud que mantendrá el tiempo de lo que hoy diríamos sus años de formación. “Se puso a su servicio”. Ha sido tradicionalmente el medio de vida de los aprendices de cualquier oficio hasta casi nuestros días: entrar al servicio de un maestro que, a cambio, le enseñará los secretos de su trabajo.
Tal debió ser la actitud de Eliseo que no vuelve a aparecer en el ‘Ciclo de Elías’ hasta justamente el momento en que Elías, el maestro, lo nombra su sucesor. Podríamos decir que en este proceso se cumplen las reglas normales de toda vocación.
Una llamada, una respuesta pronta y generosa, una disponibilidad de vida y de actitud obediente y sumisa. De fidelidad y lealtad para con el maestro a quien acompañará y servirá, a la vez que aprende y recibe su espíritu (2Re 2,9 “Que pasen a mí dos tercios de tu espíritu”), y su autoridad (“Recogió el manto que había caído de las espaldas de Elías”). Y continúa su misión.

TOMÁS RAMÍREZ
tomas@dabar.net



SEGUNDA LECTURA

La Carta a los Gálatas ha sido llamada la Carta Magna de la libertad cristiana. Estos pasajes son buena prueba de ello. Hay dos insistentes llamadas a la libertad en 4,31-5,1 y 5,13.
Libertad -como justificación y filiación- es una forma paulina de hablar de la condición fundamental del ser humano en Cristo.
En un primer momento esta libertad se refiere a la ley del Antiguo Testamento, pero no por ser específicamente ley del AT, sino porque la observancia de los mandatos no salva ni justifica. Es obra humana incapaz de elevar al ser humano hasta Dios. Sólo la adhesión total a Cristo, la fe, da acceso a Dios. Por tanto el cristiano está libre de toda ley como escalera de salvación. De toda ley; es decir, la guarda de otras leyes -aun la de Dios y mucho más en lo tocante a las leyes eclesiásticas- tampoco sirve como camino de salvación.
Hay tentaciones de seguridad, de autosuficiencia, que impulsan a sometimientos aparentemente garantizadores de la propia salvación. También hay actitudes de autocomplacencia religiosa, la del fariseo, por ejemplo. Uno cumple ritos u obligaciones controlables, por fuerza o ascesis. De todo ello está libre el cristiano.
Naturalmente esta libertad se puede entender mal. Y dar pábulo al egoísmo, (v. 13) a la falta de ética, a la "carne" en sentido paulino. Por eso Pablo previene a sus lectores. Pero no abandona la predicación de la libertad.
La forma de vivir libre es, paradójicamente, la esclavitud a los demás por amor, no por ninguna otra razón. Y el amor se tiene como fruto del Espíritu que conduce, en ello mismo, a la libertad de la ley por un lado y una vida santa por otro.

FEDERICO PASTOR
federico@dabar.net


EVANGELIO

1. Observaciones al texto
V.51 Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo. Referencia a la Ascensión. Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. A raíz de esta firme determinación de Jesús, la narración de Lucas va a estar presidida por un verbo: ir de camino. Un ejemplo de ello es el texto de hoy, con tres presencias del término camino.
V.52 Envió mensajeros por delante. Medida de precaución, exigida probablemente por las circunstancias. V.53 No lo recibieron en la aldea de Samaría, porque se dirigía a Jerusalén. Las circunstancias aludidas eran las tensas relaciones existentes entre Samaría (la actual Nablus, en el centro de Israel) y Jerusalén (sur se Israel), que venían de muchos siglos antes de Cristo. Rencores ancestrales, malas relaciones enquistadas, tipificadas en la existencia de dos templos contrapuestos: en el monte Garizín (Samaría) y en el monte Sión (Jerusalén). Los judíos evitaban atravesar Samaría. La actitud de Jesús sorprende por su libertad.
V.55 Los regañó. El verbo escogido por la traducción litúrgica es la cara familiar y coloquial de lo que, en realidad, fue una reprensión, una reconvención, una desaprobación en toda regla. Traducción preferible: los reprendió.
V.56 Se marcharon. El original griego resalta la idea del camino: continuaron el camino.
Vs.57-59 Imágenes que captan la atención del oyente por lo sorprendentes y paradójicas; lenguaje vivo, chirriante: dos recursos al servicio de una enseñanza que tenía que entrar por los ojos y por los oídos, puesto que la gente no aprendía leyendo, sino viendo y oyendo. Dos recursos al servicio de una enseñanza con vocación de duración. Además, estos recursos, a la vez que garantizaban la memorización de lo oído, permitían dar continuas vueltas a lo que se había oído, hasta entrar en su meollo y dar con su verdadero sentido.
V.58 Hijo del Hombre: expresión usada por Jesús para referirse a sí mismo.

2. Texto
En el camino que comienza, un primer contratiempo: los samaritanos no reciben a Jesús (v.53). Acción poco amistosa. Reacción igualmente poco amistosa e indignada de Santiago y Juan, clamando venganza. Son importantes los nombres, pero mucho más su condición: discípulos de Jesús. Primera lección para el caminar del discípulo de Jesús: descalificación de la venganza. La lección no está desarrollada, sólo insinuada: Jesús se volvió y los reprendió. Sobran palabras.
Para el camino que seguirá, tres llamadas de atención con un denominador común: el camino no va a ser fácil. Se encuentran en los vs.58, 60 y 62; no están formuladas de forma abstracta y conceptual, sino de forma gráfica, con un lenguaje llamativo, chocante, hiriente incluso, siguiendo cánones de pedagogía oral de la época, pedagogía en la que Jesús fue un consumado maestro. Las tres tienen una misma línea conductora: Seguir a Jesús comporta ser abnegado y hacer del Reino de Dios el valor a partir del cual se organizan los demás valores, incluido el valor de la familia. En el texto de hoy Jesús se manifiesta con la misma franqueza, realismo y crudeza del domingo pasado.

3. Comprensión actualizante
Camino y meta son claves simbólicas de la existencia humana, de toda existencia humana, y, por lo mismo, no fueron ajenas a Jesús, que vivió su existencia como un camino a Jerusalén. Surge así el camino cristiano. Hacer este camino es hacerlo con Jesús.
Camino como tarea y como razón de ser. Camino como quehacer. Nos hacemos discípulos de Jesús cada día.
Perversión a evitar: la violencia, la venganza, el devolver mal por mal. Si algo no puede ser el discípulo de Jesús es violento y vengativo.
Si algo tiene que ser el discípulo de Jesús es recio, abnegado, sacrificado.
Nada de esto podrá ser a la larga el discípulo de Jesús ni nada de esto podrá evitar a la larga el discípulo de Jesús, si Dios no es para él el único absoluto digno de tal nombre. En consecuencia, Dios es el bagaje que imprescindiblemente necesita el discípulo para el camino.

ALBERTO BENITO
alberto@dabar.net



NOTAS PARA LA HOMILIA

Un esfuerzo poco fructífero

Frecuentemente asistimos al espectáculo de predicadores que se esfuerzan por mover a su auditorio a vivir como cristianos, intento que consume muchas energías pero que, en la mayoría de los casos resulta infructuoso. ¿Por qué tanta desproporción entre el esfuerzo y los resultados?, ¿por qué tantas homilías, meditaciones, charlas, retiros, cursillos... para que surjan tan pocas vocaciones, tan reducidos grupos de cristianos que van un paso más allá del cumplimiento, tanta indiferencia...?
La tarea de anunciar el Reino no es fácil; eso de entrada. El propio Jesús, Maestro en esta tarea, tuvo serias dificultades a la hora de realizar su misión; acabó con un grupo reducido y aun éstos le abandonaron en los últimos momentos.
El mensaje es exigente; no lo podemos negar; si ocultamos o suavizamos la exigencia, traicionamos el mensaje; y como el mensaje no es nuestro, sino que nos viene dado, no podemos alterarlo. Ahora bien, sí que podemos, en vez de imponerlo, presentarlo, ofrecerlo; como hacía Jesús, cuyas exigencias hay que entenderlas más como una invitación o una propuesta, que como una obligación.
Jesús conoce mejor que nadie los muchos enemigos que pueden asaltar al creyente, los valores que son del mundo pero no del Reino y contra los que tan difícil se hace remar: dinero, fama, seguridad, prestigio, clase social... Por eso no impone: invita y ayuda. Y el hombre sigue siendo libre para elegir.
Pero a estas dificultades que el mensaje, por sus características, lleva consigo, se pueden añadir otras; y éstas sí que podemos intentar eliminarlas. De hacerlo, seguro que no íbamos a conseguir un éxito clamoroso (el discípulo no es más que el maestro): pero, al menos, no será nuestra ineficacia la que retrase la llegada del Reino.
Y una de las cosas más elementales que deberíamos hacer (quizá también de las más difíciles) es buscar cómo conseguir interesar a las personas por el Reino. Ya decíamos que gran parte de las energías de los predicadores se gastan en intentar mostrar a los fieles cómo deben vivir. Pero pocas veces nos esforzamos en mostrar a esos mismos fieles por qué hemos de vivir así. Hablamos del cómo, pero rara vez del por qué. Ya no se amenaza con las penas del infierno a quien no haga caso, pero no se va mucho más allá de hablar de obligación, de deber. Lo cierto es que, por obligación, el hombre hace pocas cosas y las hace mal. Es la diferencia que todos notamos cuando nos encontramos con un profesional enamorado de su trabajo o un profesional que piensa que algo hay que hacer para comer. Por eso es importante que encontremos la verdadera razón por la que merece la pena vivir como discípulos de Jesús y desde la cual, aunque haya que seguir esforzándose para no dejarse llevar por los cantos de sirena de nuestra sociedad capitalista y materialista, resulta mucho más fácil conseguirlo. Y el único por qué que puede lograr todo esto es el amor.
- Dios no es el que nos obliga y nos exige, sino el que nos ama, nos ofrece, nos da su vida sin esperar a cambio otra cosa más que nuestra aceptación de su don.
- Dios no nos mira vigilante y airado, ni nos pide cuentas malhumorado cuando caemos en el egoísmo, sino que, en el colmo de la delicadeza (de la que sólo son capaces quienes están locamente enamorados), nos pregunta: «¿Qué te he hecho, en qué te he ofendido? Respóndeme».
- Dios no nos destruye cuando nos apartamos de Él, sino que reitera su llamada para que sigamos su camino; Jesús se vuelve y reprende a quienes querían hacer bajar fuego del cielo para destruir aquella aldea samaritana poco hospitalaria.
- Dios no necesita nuestro cumplimiento cabal para sentirse «más Dios», y luego agradecernos nuestros buenos servicios; él nos ha amado primero, nos ama desde siempre, nos amará por siempre, no por nuestros méritos o por nuestras buenas obras, sino por ser sus hijos.
- Dios no nos mira desde la lejanía y la distancia; si nosotros éramos indignos de su amor (¡y lo éramos!), Él manda a su propio Hijo para que se haga uno de nosotros y así amarnos a todos con el amor que ama a su Hijo.
- Dios no nos propone un plan caprichoso y extraño para medir nuestra fidelidad: Dios quiere que seamos personas, que lo seamos del todo, que lo seamos para siempre, que alcancemos el límite de nuestras posibilidades; y respeta nuestra libertad para aceptarlo o no; y, aunque le demos la espalda, nos sigue queriendo y sale cada día a los caminos de la vida, con los brazos abiertos, para ver si nos divisa en el horizonte y acudir corriendo a acogernos en sus brazos.
Este era el Dios que había enamorado a Jesús; éste era el Dios que él quería darnos a conocer; éste es el Dios en quien hemos puesto nuestra fe... pero no siempre es éste el Dios que anunciamos. El predicador debe ser el primer sorprendido de este Dios; el predicador debe ser el primero que se presente ante los hombres con toda su pobreza, siendo valiente para anunciar a un Dios al que no se posee, sino por el que se es poseído; hay que tener mucho valor para anunciar a este Dios libre que nos llama a caminar hacia la libertad; hace falta mucho valor para saber que ofrecemos a los hombres el don más precioso y no querer tener la buena intención de obligarles a que lo acepten. No se trata, por tanto, de vencer. Se trata de descubrir vivo en nuestro corazón el amor de Dios; de enamorarnos de Él, como Él está enamorado de nosotros. Y entonces, todo lo demás vendrá solo.
Por eso, más que «machacar» a nuestros auditorios, nuestra tarea es acompañar en el descubrimiento de ese Dios que enamora, encandila y seduce; de ese Dios que nos deja absortos y, al mismo tiempo, nos pone en marcha. Sólo si es por amor nos moveremos; sólo si es por amor seremos capaces de seguirle; sólo si es por amor podremos hacer frente a los otros amores, flirteos más bien; sólo si es por amor seremos discípulos. Lo demás, todo lo demás, será un admirable y titánico esfuerzo; pero será una pena, porque dará muy pocos resultados. Pero ¡el amor, estar enamorado de Dios...! Eso..., eso es otra cosa. Quien lo vive, lo sabe; quien no lo vive que abra su corazón, y sabrá lo que es bueno. De verdad.



PARA CONSIDERAR Y REFLEXIONAR EN GRUPOS

Mientras iban de camino, le dijo uno: ‘Te seguiré adonde vayas’
(Lc 9, 57)

Preguntas y cuestiones
- ¿Porqué ha tenido y tiene tan poco éxito la libertad como característica del cristianismo?
- Actitudes farisaicas (no hipócritas sino autojustificativas)?
- ¿Cómo vivimos el hecho de que en algunos sitios ‘no nos reciban’ o que nos ‘sintamos regañados’ por Jesús?


PARA LA ORACION
ORACION COLECTA

Dios, Padre de bondad, que por medio de tu gracia nos has hecho hijos tuyos, concédenos vivir libres del error y del egoísmo y que así permanezcamos firmes cumpliendo siem¬pre tu voluntad.

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Dios, Padre nuestro, concédenos ser dignos de esta cele¬bración en la que estamos participando, y que estos dones nos transformen a semejanza de tu Hijo Jesucristo.

PREFACIO

En verdad, Padre, es justo y necesario alabarte y bende¬cirte, porque, a pesar de nuestra pequeñez, tú has querido hacernos hijos tuyos, libres y destinados a la vida.

Nosotros no siempre hemos sabido vivir de acuerdo con tu bondad, pero tú nos sigues tendiendo tu mano para que aprendamos a vivir sin egoísmos y en fraternidad. Por eso, unidos a toda la creación, entonamos el himno en tu honor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Señor, que esta celebración de la Eucaristía en la que hemos participado nos vivifique para que permanezcamos siempre unidos a ti y demos frutos de justicia y de amor. Por Jesucristo.




LA MISA DE HOY

MONICIÓN DE ENTRADA
En la Eucaristía nos reunimos los seguidores de Jesús, para ratificar nuestra fe y consolidar nuestra condición de seguidores del Señor. Sin embargo, en ocasiones le seguimos más con la boca que con los hechos; por eso nos conviene escuchar continuamente su palabra, que nos muestra los ca¬minos que debemos recorrer si queremos seguirle y quere¬mos trabajar, con Él y como Él, por el Reino de Dios.

SALUDO
Hermanos, la libertad que Cristo el Señor nos ha dado para que caminemos siempre según el Espíritu, esté‚ con vosotros.

ACTO PENITENCIAL
Dejémonos guiar por el Espíritu, que nos lleva a conver¬tirnos y a cambiar de vida, y pidámosle al Señor que perdo¬ne nuestros pecados y sea misericordioso con nosotros.
-Tú, que nos has llamado para vivir en libertad. Señor, ten piedad.
-Tú, que nos enseñas a no ser violentos e intransigentes. Cristo, ten piedad.
-Tú, que nos llamas a seguirte y a trabajar por el Reino. Señor, ten piedad.

MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA
Dios, por medio del profeta Elías, elige a Eliseo para su servicio; esta llamada implica una nueva vida para el elegi¬do, que debe romper con su pasado para estar totalmente disponible a los planes del Señor.

SALMO RESPONSORIAL (Sal 15)
Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; yo digo al Señor: «Tú eres mi bien». El Señor es el lote de mi heredad y mi copa; mi suerte está en tu mano.
Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.
Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré.
Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.
Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa serena. Porque no me entregarás a la muerte, ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.
Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.
Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha.
Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.

MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA
San Pablo nos recuerda en esta lectura algo esencial de nuestra vida, que olvidamos frecuentemente en la práctica. Dios nos ha llamado a la libertad, pero esta libertad no debe ser excusa para volvernos egoístas.

MONICIÓN A LA LECTURA EVANGÉLICA
En el Evangelio que vamos a escuchar Jesús nos indica algunas de las actitudes fundamentales de sus discípulos: ser transigentes con los demás, no usando nunca la violencia, y reconocer la prioridad del trabajo por el Reino sobre todo lo demás.

ORACIÓN DE LOS FIELES
Conscientes de que Dios nuestro Padre escucha siempre las oraciones de sus hijos, le haremos presentes nuestras in¬quietudes y súplicas diciendo: Señor, escucha nuestra oración.
-Haz que la Iglesia lleve siempre y a todos los hombres la Buena Noticia de la libertad y la salvación que tú nos das. Oremos.
-Guía a todos los gobernantes por el camino del respeto a los derechos humanos. Oremos.
-Ilumina a todos los violentos para que descubran que es mejor el diálogo y la comprensión. Oremos.
-Fortalece a cuantos queremos ser discípulos tuyos para que seamos valientes a la hora de aceptar las exigencias de tra¬bajar por tu Reino. Oremos.
-Concede a nuestra comunidad (parroquial) ser testigos creí¬bles del Evangelio con nuestra vida entregada al servicio de los pobres. Oremos.
Oración: Que nuestra oración, Padre, llegue a tu presen¬cia y que nuestras vidas estén siempre llenas de tus bendicio¬nes. Por Jesucristo.



CANTOS PARA LA CELEBRACION

Entrada: Dios nos convoca (disco “16 Cantos para la Misa”); Cristo nos da la libertad (1CLN-727); El Señor nos llama (2CLN-A 5); El Señor es mi luz (1CLN-505).
Salmo: LdS; Te ensalzaré, Señor (1CLN-506).
Aleluya: Aclamemos al Señor, Aleluya (disco “15 Nuevos cantos para la Misa”).
Ofertorio: Te presentamos el vino y el pan (de Espinosa, disco “Así cantamos” N. 1).
Santo: 1CLN-I 3 (de Manzano).
Aclamación al Memorial: 1CLN-J 1.
Comunión: Tú has venido a la orilla; Cerca está, cerca está (disco “Ven y sígueme” de Erdozáin); Cantemos al amor de los amores.
Final: Hoy, Señor, te damos gracias.



Director: José Ángel Fuertes Sancho •Paricio Frontiñán, s/n• Tlf 976458529 Fax 976439635 • 50004 ZARAGOZA
Tlf. del Evangelio: 976.44.45.46 - Página web: www.dabar.net - Correo-e: dabar@dabar.net

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WebJCP | Abril 2007