Por OMPRESS
* La Iglesia misionera y sus datos ante el DOMUND
* El Arzobispo de Zaragoza, Mons. Manuel Ureña, se dirige a sus fieles con motivo del DOMUND
* "Lo que anuncian los misioneros es realmente Palabra de Salvación": obispo de Sant Feliu de Llobregat
* Presentación del libro "Los pobres nos evangelizan" sobre la vida del misionero Iñaki Cámara
La Iglesia misionera y sus datos ante el DOMUND
OMPRESS-MADRID (15-10-09) La Iglesia universal dedica un especial cuidado a lo que se conoce como “territorios de misión”. Estos “territorios” dependen directamente del organismo encargado de las misiones en la Iglesia: la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. La recaudación a través de su campaña del DOMUND de las Obras Misionales Pontificias – que dependen de esta congregación - va destinada íntegramente a estos territorios de misión.
La Iglesia universal cuenta con 2.936 diócesis y circunscripciones eclesiásticas varias (diócesis en formación como los vicariatos apostólicos y las prelaturas), de éstas, 1.069, el 36,41%, dependen de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Estos territorios de misión dependen en gran medida de la labor de miles de misioneros y del sostenimiento económico de las Obras Misionales Pontificias.
En cuanto al número de católicos, la Iglesia en las misiones constituye el 17,5% de toda la Iglesia universal. Este porcentaje se incrementa sensiblemente en el número de bautismos que constituyen el 27,11% de toda la Iglesia.
La mayor parte de los “territorios de misión” se encuentran en África y Asia. Una vez que estos territorios de misión van articulándose gracias al surgir de vocaciones sacerdotales y religiosas, a la implicación de laicos y catequistas, el establecimiento de la red pastoral y social propia de una diócesis, estos dejan de ser territorios de misión. Es lo que ha ocurrido en América, donde el número actual de estas circunscripciones es muy reducido, cuando hasta hace unos 50 años abarcaba extensas zonas del continente.
El esfuerzo que lleva a cabo la Iglesia en misiones en los últimos cincuenta años ha cambiado y está cambiando la proporción de católicos por continente. Así, en 1978, de cada 100 católicos del mundo, 7 eran africanos, 49 americanos, 8 asiáticos, 25 europeos y 1 de Oceanía. Treinta años después, con datos del 2007, la proporción ha cambiado notablemente: de cada 100 católicos, 14 son africanos, 50 americanos, 10 asiáticos, 14 europeos y 1 de Oceanía.
El Arzobispo de Zaragoza, Mons. Manuel Ureña, se dirige a sus fieles con motivo del DOMUND
OMPRESS-ZARAGOZA (15-10-09) El día 18 de octubre, XXIX Domingo del Tiempo Ordinario, celebramos en toda la Iglesia la Jornada Mundial de las Misiones, una jornada que tiene siempre lugar en el domingo III de octubre y que se conoce en todo el mundo con el nombre de Domingo Mundial de la Propagación de la Fe.
Como se sabe, esta Obra nació en Lyon (Francia), en 1822, por iniciativa de la joven Paulina Jaricot. Comenzó implicando a los trabajadores locales para que éstos apoyasen las misiones con una pequeña limosna cada semana. Y, un siglo después, establecida ya la Obra en casi todos los países del mundo, el Papa Pío XI la convirtió en el cauce oficial de la Iglesia Católica para ayudar espiritual y económicamente a la acción misionera de la Iglesia.
Esta ayuda espiritual y económica a la acción misionera se concreta en iniciar a los fieles en el compromiso misionero; en suscitar la vocación misionera entre los cristianos; y en ayudar a las actividades misioneras con recursos materiales.
Cada año, la Jornada del Domund es encabezada por un lema. Pues bien, este año, Obras Misionales Pontificias ha propuesto a la Iglesia de España, para la celebración del Domund, el lema: ‘La Palabra, luz para los Pueblos’. La reciente celebración del sínodo de los obispos sobre ‘La Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia’ y el mensaje que Benedicto XVI ha publicado para esta jornada han inspirado tal decisión.
Tomando pie en el texto bíblico “Las naciones caminarán en su luz” (Ap 21,24) y en el texto evangélico del mandato misionero de Cristo de hacer “discípulos a todos los pueblos” (Mt 28,19), el Papa nos recuerda que el objetivo primario de la misión de la Iglesia es iluminar con la luz del Evangelio a todos los pueblos en su camino histórico hacia Dios, para que en Él alcancen su realización plena y su cumplimiento.
La Iglesia tiene esta misión porque en su rostro santo brilla la luz de Cristo y porque cumple, además, un mandato del Señor. En efecto, por brillar la luz de Cristo en el rostro de su esposa, la Iglesia, sólo ésta tiene el poder de transmitir esta luz recibida de lo alto. Y, por estar cumpliendo un precepto del propio Cristo, la Iglesia, al transmitir la luz, no persigue extender su poder o afirmar su dominio, sino llevar a todos a Cristo, salvación del mundo.
Sólo así la humanidad entera podrá entrar por el camino del retorno a su fuente primigenia, que es Dios.
Ahora bien, si la misión y el servicio de la Iglesia no son a la medida de las necesidades materiales o de las necesidades espirituales que se agotan en el cuadro de la existencia temporal, sino a la medida de una salvación trascendente, que se actúa en el Reino de Dios, este Reino, aun siendo en su plenitud escatológico y no de este mundo, es también en este mundo y en su historia fuerza de justicia, de paz, de verdadera libertad y de respeto de la dignidad de cada hombre.
Por tanto, del ejercicio y de los frutos de la misión ad gentes dependen no solamente la salvación eterna de las personas, sino también el fin y la realización misma de la historia humana y del universo.
Siguiendo el deseo del Santo Padre, pidamos en este día por quienes han hecho de su vida una consagración exclusiva al trabajo de la evangelización, de modo particular, por quienes en la hora presente son llevados a la muerte por causa de la confesión del nombre de Cristo. Y pidamos también al Señor que aumente en la Iglesia la pasión por difundir el Reino de Dios y que inculque en las almas de todos el deseo de ayudar económicamente a las misiones.
Os exhorto, pues, a tomar con gran seriedad las exigencias del Domingo Mundial de la Propagación de la Fe.
“Lo que anuncian los misioneros es realmente Palabra de Salvación”: Obispo de Sant Feliu de Llobregat
OMPRESS-SANT FELIU DE LLOBREGAT (15-10-09) El Obispo de Sant Feliu de Llobregat, Mons. Agustí Cortés Soriano, se pregunta en la carta dirigida a los fieles de su diócesis, como la caridad y la verdad están presentes en la vida y la tarea del misionero. Enlaza así el lema de la jornada del Domund “La Palabra de Dios Luz para los Pueblos” con la última encíclica del Papa Benedicto XVI “Caridad en la Verdad.”
Celebramos el “Día de las misiones”, el llamado “DOMUND”, este año bajo el lema “La Palabra de Dios, Luz para los Pueblos”.
La elección de este lema se puede interpretar en el sentido de querer recordar que lo esencial de las misiones es evangelizar y que “evangelizar, como dice san Pablo, es hablar de Cristo y anunciar su palabra” (cf. Rm 10,14-17). ¿Es preciso recordarlo, a pesar de ser una cosa tan evidente? Parece que sí. Desde hace muchos años se ha difundido la idea de que el misionero no es sino un agente social al servicio del desarrollo humano de los pueblos más pobres. Esta idea ha ido formándose por el hecho de que muchos misioneros se han entregado plenamente a la ayuda humana, sea porque han encontrado situaciones de miseria y de injusticia que claman al cielo, sea porque piensan que realmente no deben hacer otra cosa, sea porque esperan poder transmitir la Palabra de Cristo más adelante… También se ha formado esta imagen tal vez porque, cuando se nos habla de lo que hacen y se nos pide dinero, casi siempre se trata de proyectos y obras de promoción humana.
Estamos ante la última encíclica de Benedicto XVI, que, como ya hemos dicho, pone el fundamento de todo en la relación mutua y necesaria entre la “Caridad y la Verdad”: la caridad no se puede practicar sino en la verdad, y la verdad no se puede realizar sino en la caridad. En el caso de los misioneros, parece que la caridad es la base de toda la acción social y humanitaria que hacen, y la verdad corresponde a la Palabra de Cristo que predican. Pero hemos de profundizar un poco más. Citando a Pablo VI, dice la encíclica:
“El testimonio de la caridad de Cristo mediante obras de justicia, paz y desarrollo forma parte de la evangelización.” (n. 15)
“Además de la libertad, el desarrollo humano integral como vocación exige también que se respete la verdad… (Y la verdad del desarrollo humano) es que debe ser integral, o sea, promover a todos los hombres y todo el hombre… El evangelio es un elemento fundamental del desarrollo humano, porque en él, Cristo, en la misma revelación del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al hombre mismo… Precisamente porque Dios pronuncia el “sí” mayor al hombre, éste no puede dejar de abrirse a la vocación divina para realizar su desarrollo.” (n. 18)
El misionero es un evangelizador, porque comunica Jesucristo a fin de que crean en Él y, creyendo, como dice san Pablo, se salven. Pero a la luz de estas afirmaciones nos preguntamos cómo la caridad y la verdad están presentes en la vida y la tarea del misionero. En tanto que buen evangelizador, el misionero:
—Vive el Amor en el origen de su vocación y en la acción misionera: es misionero porque ama y vive y trabaja amando.
—Sirve a la Verdad salvadora: es misionero porque cree en ella y quiere que los otros también crean.
—Pero el Amor y la Verdad son Jesucristo. No amaría verdaderamente si no comunicara el don más preciado y necesario, que es la fe en Jesucristo; no serviría a la Verdad, si no la testificase también en el servicio al desarrollo humano.
Entendemos así lo que dice el mensaje del Papa para el día del DOMUND: que la Palabra que anuncian los misioneros es realmente «Palabra de salvación». La salvación, que es el Cristo anunciado y demostrado en las obras, el Cristo creído y amado sobre todas las cosas, el Cristo adorado en la oración y servido en los pobres.
Presentación del libro “Los pobres nos evangelizan” sobre la vida del misionero Iñaki Cámara
OMPRESS-VITORIA (15-10-09) Iñaki Cámara dejó su legado en su libro “Rotos pero enteros”. El libro que se presentará el próximo día 19 de octubre, a las ocho de la tarde, en el local del Secretariado Social, sala San Pablo, de Vitoria, “Los pobres nos evangelizan”, podría ser la forma de recibir este legado.
“Pretendemos con él –explican desde Misiones Vitoria- recoger la vida de Iñaki contada por quienes la compartieron con él en sus diversas etapas: la diocesana en Vitoria, la misionera en Ecuador, la de su enfermedad en Leza, que terminó el 10 de agosto del 1998 con su muerte. Hoy, más de diez años después, Iñaki sigue iluminando las vidas de quienes le conocimos, y este testimonio de sus luchas, sus opciones y su compromiso puede servir para que también los que no le conocieron puedan acercarse a esa peculiar manera suya de seguir a Jesús. Para decirlo con las palabras de Zenaida Castillo, de la Comunidad de Rumiñahui de Huaquillas: ‘Lo más importante es que él abrió el camino para formar las comunidades, para la lucha en la organización y para conocer la Palabra de Dios. El sembró la semilla en buena tierra y todavía da frutos’.”
Iñaki dedicó su Rotos pero enteros a las comunidades eclesiales de base de Arenillas y Huaquillas (CEBS), El Oro, Ecuador. Gracias a esta experiencia vivida junto a ellas hizo posibles estas reflexiones.
Iñaki Cámara nació en 1948; y en 1972 fue consagrado sacerdote en Vitoria. Su ilusión fueron las misiones; y muy pronto partió hacia Ecuador para formar, junto con otros compañeros, el plantel de la misión diocesana vasca. Estuvo 16 años hasta que se le diagnosticó una enfermedad incurable.
* El Arzobispo de Zaragoza, Mons. Manuel Ureña, se dirige a sus fieles con motivo del DOMUND
* "Lo que anuncian los misioneros es realmente Palabra de Salvación": obispo de Sant Feliu de Llobregat
* Presentación del libro "Los pobres nos evangelizan" sobre la vida del misionero Iñaki Cámara
La Iglesia misionera y sus datos ante el DOMUND
OMPRESS-MADRID (15-10-09) La Iglesia universal dedica un especial cuidado a lo que se conoce como “territorios de misión”. Estos “territorios” dependen directamente del organismo encargado de las misiones en la Iglesia: la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. La recaudación a través de su campaña del DOMUND de las Obras Misionales Pontificias – que dependen de esta congregación - va destinada íntegramente a estos territorios de misión.
La Iglesia universal cuenta con 2.936 diócesis y circunscripciones eclesiásticas varias (diócesis en formación como los vicariatos apostólicos y las prelaturas), de éstas, 1.069, el 36,41%, dependen de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Estos territorios de misión dependen en gran medida de la labor de miles de misioneros y del sostenimiento económico de las Obras Misionales Pontificias.
En cuanto al número de católicos, la Iglesia en las misiones constituye el 17,5% de toda la Iglesia universal. Este porcentaje se incrementa sensiblemente en el número de bautismos que constituyen el 27,11% de toda la Iglesia.
La mayor parte de los “territorios de misión” se encuentran en África y Asia. Una vez que estos territorios de misión van articulándose gracias al surgir de vocaciones sacerdotales y religiosas, a la implicación de laicos y catequistas, el establecimiento de la red pastoral y social propia de una diócesis, estos dejan de ser territorios de misión. Es lo que ha ocurrido en América, donde el número actual de estas circunscripciones es muy reducido, cuando hasta hace unos 50 años abarcaba extensas zonas del continente.
El esfuerzo que lleva a cabo la Iglesia en misiones en los últimos cincuenta años ha cambiado y está cambiando la proporción de católicos por continente. Así, en 1978, de cada 100 católicos del mundo, 7 eran africanos, 49 americanos, 8 asiáticos, 25 europeos y 1 de Oceanía. Treinta años después, con datos del 2007, la proporción ha cambiado notablemente: de cada 100 católicos, 14 son africanos, 50 americanos, 10 asiáticos, 14 europeos y 1 de Oceanía.
El Arzobispo de Zaragoza, Mons. Manuel Ureña, se dirige a sus fieles con motivo del DOMUND
OMPRESS-ZARAGOZA (15-10-09) El día 18 de octubre, XXIX Domingo del Tiempo Ordinario, celebramos en toda la Iglesia la Jornada Mundial de las Misiones, una jornada que tiene siempre lugar en el domingo III de octubre y que se conoce en todo el mundo con el nombre de Domingo Mundial de la Propagación de la Fe.
Como se sabe, esta Obra nació en Lyon (Francia), en 1822, por iniciativa de la joven Paulina Jaricot. Comenzó implicando a los trabajadores locales para que éstos apoyasen las misiones con una pequeña limosna cada semana. Y, un siglo después, establecida ya la Obra en casi todos los países del mundo, el Papa Pío XI la convirtió en el cauce oficial de la Iglesia Católica para ayudar espiritual y económicamente a la acción misionera de la Iglesia.
Esta ayuda espiritual y económica a la acción misionera se concreta en iniciar a los fieles en el compromiso misionero; en suscitar la vocación misionera entre los cristianos; y en ayudar a las actividades misioneras con recursos materiales.
Cada año, la Jornada del Domund es encabezada por un lema. Pues bien, este año, Obras Misionales Pontificias ha propuesto a la Iglesia de España, para la celebración del Domund, el lema: ‘La Palabra, luz para los Pueblos’. La reciente celebración del sínodo de los obispos sobre ‘La Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia’ y el mensaje que Benedicto XVI ha publicado para esta jornada han inspirado tal decisión.
Tomando pie en el texto bíblico “Las naciones caminarán en su luz” (Ap 21,24) y en el texto evangélico del mandato misionero de Cristo de hacer “discípulos a todos los pueblos” (Mt 28,19), el Papa nos recuerda que el objetivo primario de la misión de la Iglesia es iluminar con la luz del Evangelio a todos los pueblos en su camino histórico hacia Dios, para que en Él alcancen su realización plena y su cumplimiento.
La Iglesia tiene esta misión porque en su rostro santo brilla la luz de Cristo y porque cumple, además, un mandato del Señor. En efecto, por brillar la luz de Cristo en el rostro de su esposa, la Iglesia, sólo ésta tiene el poder de transmitir esta luz recibida de lo alto. Y, por estar cumpliendo un precepto del propio Cristo, la Iglesia, al transmitir la luz, no persigue extender su poder o afirmar su dominio, sino llevar a todos a Cristo, salvación del mundo.
Sólo así la humanidad entera podrá entrar por el camino del retorno a su fuente primigenia, que es Dios.
Ahora bien, si la misión y el servicio de la Iglesia no son a la medida de las necesidades materiales o de las necesidades espirituales que se agotan en el cuadro de la existencia temporal, sino a la medida de una salvación trascendente, que se actúa en el Reino de Dios, este Reino, aun siendo en su plenitud escatológico y no de este mundo, es también en este mundo y en su historia fuerza de justicia, de paz, de verdadera libertad y de respeto de la dignidad de cada hombre.
Por tanto, del ejercicio y de los frutos de la misión ad gentes dependen no solamente la salvación eterna de las personas, sino también el fin y la realización misma de la historia humana y del universo.
Siguiendo el deseo del Santo Padre, pidamos en este día por quienes han hecho de su vida una consagración exclusiva al trabajo de la evangelización, de modo particular, por quienes en la hora presente son llevados a la muerte por causa de la confesión del nombre de Cristo. Y pidamos también al Señor que aumente en la Iglesia la pasión por difundir el Reino de Dios y que inculque en las almas de todos el deseo de ayudar económicamente a las misiones.
Os exhorto, pues, a tomar con gran seriedad las exigencias del Domingo Mundial de la Propagación de la Fe.
“Lo que anuncian los misioneros es realmente Palabra de Salvación”: Obispo de Sant Feliu de Llobregat
OMPRESS-SANT FELIU DE LLOBREGAT (15-10-09) El Obispo de Sant Feliu de Llobregat, Mons. Agustí Cortés Soriano, se pregunta en la carta dirigida a los fieles de su diócesis, como la caridad y la verdad están presentes en la vida y la tarea del misionero. Enlaza así el lema de la jornada del Domund “La Palabra de Dios Luz para los Pueblos” con la última encíclica del Papa Benedicto XVI “Caridad en la Verdad.”
Celebramos el “Día de las misiones”, el llamado “DOMUND”, este año bajo el lema “La Palabra de Dios, Luz para los Pueblos”.
La elección de este lema se puede interpretar en el sentido de querer recordar que lo esencial de las misiones es evangelizar y que “evangelizar, como dice san Pablo, es hablar de Cristo y anunciar su palabra” (cf. Rm 10,14-17). ¿Es preciso recordarlo, a pesar de ser una cosa tan evidente? Parece que sí. Desde hace muchos años se ha difundido la idea de que el misionero no es sino un agente social al servicio del desarrollo humano de los pueblos más pobres. Esta idea ha ido formándose por el hecho de que muchos misioneros se han entregado plenamente a la ayuda humana, sea porque han encontrado situaciones de miseria y de injusticia que claman al cielo, sea porque piensan que realmente no deben hacer otra cosa, sea porque esperan poder transmitir la Palabra de Cristo más adelante… También se ha formado esta imagen tal vez porque, cuando se nos habla de lo que hacen y se nos pide dinero, casi siempre se trata de proyectos y obras de promoción humana.
Estamos ante la última encíclica de Benedicto XVI, que, como ya hemos dicho, pone el fundamento de todo en la relación mutua y necesaria entre la “Caridad y la Verdad”: la caridad no se puede practicar sino en la verdad, y la verdad no se puede realizar sino en la caridad. En el caso de los misioneros, parece que la caridad es la base de toda la acción social y humanitaria que hacen, y la verdad corresponde a la Palabra de Cristo que predican. Pero hemos de profundizar un poco más. Citando a Pablo VI, dice la encíclica:
“El testimonio de la caridad de Cristo mediante obras de justicia, paz y desarrollo forma parte de la evangelización.” (n. 15)
“Además de la libertad, el desarrollo humano integral como vocación exige también que se respete la verdad… (Y la verdad del desarrollo humano) es que debe ser integral, o sea, promover a todos los hombres y todo el hombre… El evangelio es un elemento fundamental del desarrollo humano, porque en él, Cristo, en la misma revelación del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al hombre mismo… Precisamente porque Dios pronuncia el “sí” mayor al hombre, éste no puede dejar de abrirse a la vocación divina para realizar su desarrollo.” (n. 18)
El misionero es un evangelizador, porque comunica Jesucristo a fin de que crean en Él y, creyendo, como dice san Pablo, se salven. Pero a la luz de estas afirmaciones nos preguntamos cómo la caridad y la verdad están presentes en la vida y la tarea del misionero. En tanto que buen evangelizador, el misionero:
—Vive el Amor en el origen de su vocación y en la acción misionera: es misionero porque ama y vive y trabaja amando.
—Sirve a la Verdad salvadora: es misionero porque cree en ella y quiere que los otros también crean.
—Pero el Amor y la Verdad son Jesucristo. No amaría verdaderamente si no comunicara el don más preciado y necesario, que es la fe en Jesucristo; no serviría a la Verdad, si no la testificase también en el servicio al desarrollo humano.
Entendemos así lo que dice el mensaje del Papa para el día del DOMUND: que la Palabra que anuncian los misioneros es realmente «Palabra de salvación». La salvación, que es el Cristo anunciado y demostrado en las obras, el Cristo creído y amado sobre todas las cosas, el Cristo adorado en la oración y servido en los pobres.
Presentación del libro “Los pobres nos evangelizan” sobre la vida del misionero Iñaki Cámara
OMPRESS-VITORIA (15-10-09) Iñaki Cámara dejó su legado en su libro “Rotos pero enteros”. El libro que se presentará el próximo día 19 de octubre, a las ocho de la tarde, en el local del Secretariado Social, sala San Pablo, de Vitoria, “Los pobres nos evangelizan”, podría ser la forma de recibir este legado.
“Pretendemos con él –explican desde Misiones Vitoria- recoger la vida de Iñaki contada por quienes la compartieron con él en sus diversas etapas: la diocesana en Vitoria, la misionera en Ecuador, la de su enfermedad en Leza, que terminó el 10 de agosto del 1998 con su muerte. Hoy, más de diez años después, Iñaki sigue iluminando las vidas de quienes le conocimos, y este testimonio de sus luchas, sus opciones y su compromiso puede servir para que también los que no le conocieron puedan acercarse a esa peculiar manera suya de seguir a Jesús. Para decirlo con las palabras de Zenaida Castillo, de la Comunidad de Rumiñahui de Huaquillas: ‘Lo más importante es que él abrió el camino para formar las comunidades, para la lucha en la organización y para conocer la Palabra de Dios. El sembró la semilla en buena tierra y todavía da frutos’.”
Iñaki dedicó su Rotos pero enteros a las comunidades eclesiales de base de Arenillas y Huaquillas (CEBS), El Oro, Ecuador. Gracias a esta experiencia vivida junto a ellas hizo posibles estas reflexiones.
Iñaki Cámara nació en 1948; y en 1972 fue consagrado sacerdote en Vitoria. Su ilusión fueron las misiones; y muy pronto partió hacia Ecuador para formar, junto con otros compañeros, el plantel de la misión diocesana vasca. Estuvo 16 años hasta que se le diagnosticó una enfermedad incurable.
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