Sínodo para África ¿perderemos otra oportunidad?

P. Bernardo Baldeón
Publicado por Antena Misionera

Del 4 al 25 de octubre se celebrará en Roma el “Segundo Sínodo para África”. Una asamblea en la participarán fundamentalmente obispos africanos y que desde su convocatoria despertó un gran interés debido al tema elegido para esta asamblea: “La Iglesia en África al servicio de la reconciliación, la justicia y la paz”.

El tema apunta a aspectos que son candentes hoy en las sociedades africanas, en el seno de la Iglesia y especialmente en su misión de anunciar el Reino de Dios en un continente marcado por la violencia, las injusticias, los conflictos tribales…

Este segundo Sínodo se celebra 15 años después del primero, que tuvo lugar también en Roma en 1994. Fruto de aquel encuentro fue el documento de Juan Pablo II “La Iglesia en África”. Aunque con el paso de los años son muchos los que señalan que aquel trabajo de los obispos y el documento del Papa, donde se daba gran importancia a la opción por los pobres, no han sido asimiladas en muchos rincones del continente y apenas han tenido influencia en el camino de la iglesia africana.

El título de este segundo encuentro despertó grandes expectativas. Desgraciadamente el paso del tiempo y la forma como se ha ido realizando la preparación ha hecho que éstas hayan ido bajando.

Nuevamente se trata de un Sínodo “para” África y no “de” África. Eso ha supuesto que en el primer documento de trabajo (Lineamientos) haya pesado más el magisterio papal y la doctrina de los documentos de las congregaciones romanas, que la realidad eclesial de África.

Una vez más se celebrará en Roma y no en África, lo que expresa la voluntad de la curia romana por “controlar” lo que dicen los obispos africanos.
Este primer documento contiene un cuestionario que, en teoría debería llegar a las comunidades cristianas del continente, sus respuestas deberían ser resumidas a nivel diocesano y luego nacional. Esa consulta ha sido prácticamente inexistente. El documento no fue traducido a la mayoría de las lenguas africanas, por lo que las comunidades y los laicos se vieron imposibilitados de dar su opinión.

A pesar de esa falta de consulta a las bases de la Iglesia, Benedicto XVI, durante su visita a África, entregó a los obispos el 19 de marzo un segundo documento: el “Instrumento de Trabajo”, que servirá de base para la asamblea sinodal.

Por otra parte la estructura del Sínodo hace inviable un auténtico diálogo entre los obispos. Cada uno dispondrá de 5 minutos para hablar. Deberán por tanto llevar sus intervenciones escritas previamente. Algo que impide una confrontación abierta de ideas que permita encontrar una respuesta más o menos común frente a los problemas.

Otro límite que tiene este Sínodo, según señalan numerosos expertos, es el hecho de al afrontar temas como la reconciliación, la justicia y la paz, la Iglesia no dará espacio para escuchar la voz y el parecer de quienes son las víctimas de las situaciones de guerra, injusticia, tribalismo. Una vez más los pobres se quedarán en la parte de afuera de las reuniones de la Iglesia.

El temor más generalizado es que la Iglesia se centre en sus propios problemas internos. Que incluso los obispos africanos tengan pocas posibilidades de opinar sobre ellos. Y se termine imponiendo la doctrina elaborada en los despachos romanos.

A pesar de todo, siempre queda un margen para la esperanza. Para la Iglesia universal es importante que la Iglesia africana hable con voz propia. Desde su realidad. Eso supondría un enriquecimiento en la misión de la Iglesia de anunciar el Reino de Dios en todos los rincones de la tierra. Pero el camino para superar el centralismo eclesial es aún largo.