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MISIONEROS EN CAMINO: Evangelio Misionero del Día: Martes 11 de Agosto de 2009. XIX SEMANA DEL T. O.
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lunes, 10 de agosto de 2009

Evangelio Misionero del Día: Martes 11 de Agosto de 2009. XIX SEMANA DEL T. O.

Por CAMINO MISIONERO


Evangelio de nuestro Señor Jesucristo
según san Mateo 18, 1-5. 10. 12-14

Los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: «¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?»
Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: «Les aseguro que si ustedes no cambian y no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos. Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos. El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre me recibe a mí mismo.
Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial.
¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y una de ellas se pierde, ¿no deja las noventa y nueve restantes en la montaña, para ir a buscar la que se extravió? y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve que no se extraviaron. De la misma manera, el Padre de ustedes que está en el cielo no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños».


Compartiendo la Palabra
Por CELAM - CEBIPAL

“Aprender la vida comunitaria”
Mt 18,1-5.10.12-14

Como telón de fondo queda el evangelio de ayer en que veíamos un signo precioso de comunión del Maestro y el discípulo. Estamos leyendo el capítulo 18 de Mateo, en el que Jesús forma a sus discípulos para la comunión entre ellos, es decir para formar comunidad. Se trata de la así llamada “instrucción sobre la vida comunitaria”.

Lo que más le interesa a Jesús en sus instrucciones, según el evangelista Mateo, es inculcar principios, de los cuales se desprende toda una serie de actitudes y comportamientos. Veamos los que nos presenta el texto de hoy.

1. El punto de partida para la convivencia es la conversión personal (18,1-4)

El marco es la pregunta sobre quién es el mayor (la autoridad) en la comunidad, lo que significa quién es el que puede considerarse maduro y capaz de guiar a sus hermanos. En el centro se da la respuesta con una frase contundente: “Si no cambiáis”. La puerta de entrada a la comunidad es la conversión y esto es lo que se espera del líder. Muchos de los problemas comunitarios vienen de la inmadurez de sus miembros, lo que en el fondo es falta de conversión. Jesús coloca un niño en medio de su respetable auditorio apostólico y lo propone como el modelo de la persona que sabe hacer comunidad: un niño es el que hace un camino de crecimiento, el que sigue las etapas lentas y firmes de maduración. Pues bien, la conversión es análoga a un lento proceso de maduración. A la grandeza se llega por el camino que tiene como punto de partida la pequeñez que dispone, en la apertura, al aprender.

2. La atención prioritaria a la vulnerabilidad del “pequeño” (18,5-10)

Los “pequeños” en la comunidad de Mateo eran los recién convertidos que, viniendo de un paso difícil (ver Mateo 22,32: los publicanos y las prostitutas que creyeron en Jesús), llegaban a compartir todo incluso con personas que desde siempre habían llevado una vida correcta. Esto generaba tensiones en la comunidad. Sucedían dos eventualidades: (1) Algunas actitudes de los más “recorridos” en la comunidad escandalizaban a los nuevos miembros que esperaban ver todo correcto al ciento por ciento. (2) Algunos se permitían despreciar a los recién convertidos recordándoles su vida pasada y negándoles espacios en la comunidad a cuenta de su antigua mala fama. En ambos casos estos “pequeños” se desanimaban y desertaban desilusionados de la comunidad de fe. Jesús dice: ¡no escandalizar, no menospreciar!


3. La comunidad es buena pastora de todos sus miembros (18,12-14)

En Lucas el buen pastor es Jesús que busca presurosamente a su oveja perdida (ver Lc 15,4-7). Mateo, por su parte, le da un enfoque comunitario a la parábola: toda la comunidad es responsable de cada uno de sus hermanos. En el texto, Jesús vuelve a mencionar a los “pequeños” que son los frágiles que necesitan mayor atención y acompañamiento en sus procesos de maduración. Pero es claro que todos son responsables de todos y cada uno se descubre a sí mismo hacia el otro como rostro del Padre celestial, responsable y amoroso con todos sus hijos. En esta atmósfera la comunidad vive en una alegría y en una valoración permanente del otro.


Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón

1. ¿Qué principios y comportamientos asumo a la hora de hacer de mi familia y de mi grupo una verdadera comunidad al estilo del Reino?

2. ¿A quiénes considero como “pequeños” en mi familia y en mi comunidad? ¿Son evangélicas mis actitudes hacia ellos?

3. ¿Qué espacios, formas y procesos de maduración ofrecemos en la comunidad) familia, Iglesia) para apoyar solidariamente el crecimiento de cada hermano en el seguimiento de Jesús?

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WebJCP | Abril 2007