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MISIONEROS EN CAMINO: Evangelio Misionero del Día: Lunes 17 de Agosto de 2009. XX SEMANA DEL T.O.
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domingo, 16 de agosto de 2009

Evangelio Misionero del Día: Lunes 17 de Agosto de 2009. XX SEMANA DEL T.O.

Por CAMINO MISIONERO


Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 19,16-22

Se acercó un hombre a Jesús y le preguntó: «Maestro, ¿qué obras buenas debo hacer para conseguir la Vida eterna?»
Jesús le dijo: «¿Cómo me preguntas acerca de lo que es bueno? Uno solo es el Bueno. Si quieres entrar en la Vida eterna, cumple los Mandamientos».
«¿Cuáles?», preguntó el hombre. Jesús le respondió: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honrarás a tu padre y a tu madre, y amarás a tu próimo como a ti mismo».
El joven dijo: «Todo esto lo he cumplido: ¿qué me queda por hacer?» «Si quieres ser perfecto, le dijo Jesús, ve, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres: así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme».
Al oír estas palabras, el joven se retiró entristecido, porque poseía muchos bienes.


Compartiendo la Palabra
Por CELAM - CEBIPAL

El Reino desde la óptica del joven:
La hora de las decisiones
San Mateo 19, 16-22
“Si quieres ser perfecto…”

Después de haber visto en nuestra lectura de Mateo 19, la novedad del Reino (1) en el mundo de la pareja y (2) en el mundo de los niños, hoy nos encontramos con su efecto (3) en el mundo de un joven. Mateo es el único en precisar que se trata de un joven, dejando entender que se encuentra en la edad de las decisiones fundamentales que afectan el resto de la vida.

“¿Qué he de hacer de bueno para conseguir vida eterna?” (19,16). La pregunta del joven rico no tiene nada de superficial, por el contrario, él hace la pregunta más importante que puede plantear un ser humano: ¿Qué tengo que hacer para alcanzar la plenitud de la vida? Es decir, el joven indaga por un camino de realización, que en términos de la relación con Dios llamamos “salvación”, o dicho de otra forma –como aquí- “entrar en la vida” (19,17b).

Jesús le responde inicialmente con dos precisiones sutiles:
• “¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno? Uno solo es el Bueno” (19,17a). No se trata de “hacer algo bueno” sino de “encontrar al que es bueno”. La salvación no está en un “hacer” específico sino en una persona (se entiende aquí que el “bueno” es Dios).
• “Si quieres entrar en la vida” (19,17b). Es verdad que hay que pensar en la “vida eterna”, pero Jesús le hace caer en cuenta que esa vida no está desconectada de las opciones que se tomen en esta “vida” (le quita el término “eterna”).

Luego le propone dos caminos para realizar el propósito planteado:
• “Guarda los mandamientos” (19,17c). El camino de la sintonía con la voluntad de Dios manifestada en los mandamientos del Decálogo (al cual Mt le agrega el “amarás a tu prójimo como a ti mismo”).
• “Si quieres ser perfecto… ven y sígueme” (19,21). El camino del seguimiento de su propia persona, que es una forma concreta de entrar en sintonía con la voluntad de Dios y de hacerlo, como bien precisa Mt, de manera “perfecta”. El camino del seguimiento de Jesús se pone al mismo nivel de gravedad y exigencia del de los mandamientos.

Cuando el joven le asegura que ya está en el primer camino y le pregunta “¿Qué más me falta?” (19,20), Jesús lo invita a emprender el segundo camino, el cual tiene como punto de partida un giro fundamental en la vida:
• Un movimiento de ida: “Anda”. En su “ir” se desprende de todas sus posesiones de forma irrevocable (“dar a los pobres” indica que nunca las va a recuperar, ellos lo necesitan y lo gastan inmediatamente).
• Un movimiento de venida: “Ven”. Ya desasido de todo, se abandona completamente en Jesús y pone sus pasos en cada una de sus huellas en el seguimiento.

Toda la última parte está introducida por la frase: “Si quieres ser perfecto” (19,21). La propuesta de “perfección” consiste en la vivencia del misterio pascual, se trata de un “morir” (como lo expresa el movimiento de ida) para “vivir” con él (como lo indica el movimiento de venida). Esta invitación a la perfección nos remite al capítulo 5 de este evangelio, el sermón de la montaña: perfecto es Dios (5,48), cada uno vive su perfección si encarna las bienaventuranzas y las traduce en las obras por las cuales brilla un hijo de Dios Padre (5,16).

Todo discípulo de Jesús lleva en su existencia la impronta profunda que deja este giro pascual y comprende que sólo con Jesús, culmen de la historia de la Ley y los Profetas (ver 5,17-19), se puede entrar en la plenitud de la vida. El discipulado es la realización de este camino de salvación.

Jesús le dijo al joven “si quieres”. Al final el joven no quiso y se fue triste. Ese es el riesgo de la libertad.


Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón

1. ¿Cómo me imagino la realización plena de mi vida?

2. ¿Qué relación hay entre el cumplir los mandamientos y obedecer a Jesús que pide que deje todo y lo siga?

3. ¿Qué me ata para seguir a Jesús con libertad total y con una entrega plena? ¿Qué paso voy a dar hoy?

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WebJCP | Abril 2007