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domingo, 28 de abril de 2013

Un testamento singular

Publicado por Antena Misionera Blog

Domingo 5º de Pascua – 28 de Abril de 2013
Evangelio: Jn 10, 27-30.

Faltan pocas horas para su muerte y se despide de sus amigos.

Jesús va a dejarles su testamento, sus palabras más importantes: no son normas, ni pautas de apostolado, ni un movimiento apostólico, les comunica la señal por la que se les reconocerá como discípulos suyos, les llama a un amor sin medida: “que os améis unos a otros como yo os he amado”, palabras que resumen la dimensión fundamental del Evangelio de Jesús.

Ser cristiano, discípulo de Jesús, es amarse los unos a los otros. Es la Buena Noticia que Jesús nos deja, que mantiene hoy la misma función de siempre: rescatar el fondo de bondad de todo ser humano y ofrecernos un marco en el que podamos realizarnos, sin perder nuestra identidad, sintiéndonos llamados a la responsabilidad moral de crear alrededor nuestro más humanidad, porque sólo el amor humaniza, nos vuelve verdaderamente humanos.


Jesús amó a los suyos, les dijo: “vosotros sois mis amigos”, no siervos, ni súbditos…sois mis amigos. Así les amó.

Este amor de Jesús más que un mandato es una revelación a sus discípulos, es un don, es el amor que Jesús colma de plenitud. Jesús nos amó hasta el extremo de dar su vida por nosotros. Él convivió en su vida pública con una comunidad de amigos que creó y que quiere, que cuando Él falte, cuando ya no esté entre ellos, que su comunidad siga siendo una comunidad de amistad.

A Jesús le vemos recorriendo los campos y poblados de Palestina, curando, poniendo alegría en la vida de quienes sufrían. Le vemos conviviendo con sus amigos, conversando, enseñando, partiendo el pan. En la cruz entrega su vida en favor nuestro y muere amando, perdonando, disculpando a los culpables, a sus amigos que le abandonaban.

La amistad sincera es lo que de verdad nos une a los humanos. Entre amigos hay igualdad, apoyo, reciprocidad, la mayor generosidad. Nadie se siente superior a nadie. Se respetan las diferencias, pero ante todo se busca y se cultiva la cercanía, la colaboración, los amigos se aceptan unos a otros, se quieren, se ayudan. La verdadera amistad es capaz de vigorizar los lazos más firmes de unión en cualquier comunidad por diferente que ésta sea.

Hoy se habla mucho de amor. Cada uno ama a su manera, no siempre con acierto, atrevámonos a darle su sentido a partir de la enseñanza de Jesús. Es un estilo nuevo. Nosotros solemos amar a quienes son atentos con nosotros y nos aprecian, son cariñosos. Solemos ser indiferentes ante los indiferentes, rechazamos a quienes nos rechazan, pensamos que es lo correcto, Jesús nos enseña en su vida otro modo de amar, acercarnos a quien más nos puede necesitar.

En nuestra sociedad materialista, violenta, los cristianos hemos de ser reconocidos por el cumplimiento del mandamiento nuevo de Jesús: “amaos unos a otros como yo os he amado”. Estas palabras son la única solución para construir un mundo en paz. En la medida en que las aceptemos iremos viendo cómo se va alumbrando un mundo nuevo, en el reinará la paz.

Quien decida a seguir a Jesús, descubrirá que sólo con amor merece la pena vivir y que sólo con amor es posible alcanzar la alegría en la vida.

Amor es la energía interior que todos podemos desarrollar, la fuerza que dispone al ser humano para dar sin esperar nada a cambio, ayudar gratuitamente al que más lo necesita; la fuerza que nos empuja a respetar y sobre todo a perdonar de corazón.

Amar al otro nos acerca al verdadero Dios a creyentes y no creyentes. Vivirlo es el camino para ir construyendo el Reino de Dios en la sociedad. Dejarlo de lado es abandonar el seguimiento a Jesús, dejar de ser cristiano.

Para amar, como Jesús hizo, hemos de abrir los ojos y mirar con ojos profundos a nuestro derredor, mirar a nuestra vida, a la vida de los que nos rodean.

Mirar a nuestro entorno cercano, al débil, al niño, al emigrante, al minusválido, al drogadicto, a aquellos cuyos derechos no se respetan, a los privados de libertad, a los que sufren injustamente, a los parados, a los desahuciados… Y abrir los ojos para descubrir también las grandes necesidades, las grandes injusticias, la pobreza, el hambre, el odio y la violencia en tantos rincones de nuestro mundo.

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WebJCP | Abril 2007