Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 6, 7-13
Jesús llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros.
Y les ordenó que no llevaran para el camino más que un bastón; ni pan, ni provisiones, ni dinero; que fueran calzados con sandalias y que no tuvieran dos túnicas.
Les dijo: «Permanezcan en la casa donde les den alojamiento hasta el momento de partir. Si no los reciben en un lugar y la gente no los escucha, al salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos».
Entonces fueron a predicar, exhortando a la conversión; expulsaron a muchos demonios y sanaron a numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo.
Compartiendo la Palabra
Por Rosa Pérez
Que exigente el mensaje de Jesús nos pide que nos despojemos de todas las seguridades y emprendamos la segunda parte del camino. Ya hemos escuchado sus enseñanzas, sus parábolas, hemos presenciado sus milagros, los que realiza en nuestras vidas y en las de muchos hermanos y hermanas. Hemos estado con Él en la intimidad, en la oración, en la liturgia y llega el momento de dar a conocer a todos la oferta de divina de Salvación, de Amor, de libertad ...
No hay un modelo práctico igual para todos, pero todos desde nuestra peculiar vocación en la Iglesia podemos vivir esta radicalidad. El verdadero discípulo es una persona desinstalada.
Los religiosos/as se suelen identificar profundamente con este Evangelio, pero también experimentan el contraste entre la radicalidad de la pobreza y la realidad de las formas institucionales de vida.
Los seglares a veces no ven posible el cumplimiento literal de esto. Solamente a través de un proceso de maduración en la fe, aprendemos a distinguir la radicalidad de los consejos concretos de Jesús (ligados a una época) y la radicalidad del estilo de vida que conlleva la vocación cristiana.
Ser llamado a ser discípulo de Jesús, y todo cristiano lo es, desencadena una dinámica de transformación de la vida entera. Esta transformación viene de la exigencia a vivir en radicalidad todos los valores de la existencia: las relaciones interpersonales, el “status social”, lo económico...
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