Director Nacional de las OMP Argentina
El Mensaje del Papa Benedicto XVI, para la 86º Jornada Mundial de las Misiones, para este año, nos ofrece la oportunidad de revisar nuestro compromiso con la misión universal de la Iglesia.
Podemos preguntarnos ¿dónde estamos parados? ¿Qué tan involucrados nos sentimos, y si lo estamos concretamente, en la misión de toda la Iglesia?
En consonancia con el Año de la Fe, me vuelven a la memoria aquellas hermosas palabras de Aparecida: «Al llamar a los suyos para que lo sigan, les da un encargo muy preciso: anunciar el Evangelio del Reino a todas las naciones (Cf. Mt 28,19; Lc 24,46-48).
Por esto todo discípulo es misionero, pues Jesús lo hace partícipe de su misión, al mismo tiempo que lo vincula a Él como amigo y hermano. Cumplir este encargo no es una tarea opcional, sino parte integrante de la identidad cristiana, porque es la extensión testimonial de la vocación misma» (DA 144)
Tanto el Mensaje del Papa como Aparecida, en el contexto del Año de la Fe, nos hacen tomar conciencia de nuestra identidad misionera y de la gran responsabilidad que tenemos todos en la misión universal de la Iglesia.
El lema elegido para la Colecta Mundial de las Misiones 2012, en Argentina: “Compartiendo la fe, creceremos juntos”, y la figura misionera de la Beata Teresa de Calcuta, son instrumentos que nos ayudarán en la reflexión.
Los invito a utilizar y divulgar el material preparado para la formación y animación en el octubre misionero y durante la Colecta Mundial por las Misiones: 13 y 14 de octubre. Sugiero recurrir en modo particular, a la edición especial de la revista “Iglesia Misionera Hoy”, rica de contenido y sugerencias para toda la comunidad, en todos los puntos del país y diferentes realidades y situaciones, y así poder hacer de nuestras comunidades, verdaderas parroquias misioneras.
Concluyo compartiendo con ustedes esta frase de la Conferencia de Aparecida: «En el seguimiento de Jesucristo, aprendemos y practicamos las bienaventuranzas del Reino, el estilo de vida del mismo Jesucristo: su amor y obediencia filial al Padre, su compasión entrañable ante el dolor humano, su cercanía a los pobres y a los pequeños, su fidelidad a la misión encomendada, su amor servicial hasta el don de su vida.
Hoy contemplamos a Jesucristo tal como nos lo transmiten los Evangelios para conocer lo que Él hizo y para discernir lo que nosotros debemos hacer en las actuales circunstancias»(DA 139)
¡Que vivan en familia y en la comunidad un profundo y fecundo octubre misionero! Encomiendo a cada uno a la protección de María, Reina de las Misiones.
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