1.- El domingo pasado, el evangelio de Juan que se nos proponía en la misa, nos hablaba de cómo se iniciaron en la Gran Aventura los primeros discípulos. Este domingo, el fragmento de Marcos, nos lo explica de otra manera. No se contradicen. Cada uno lo cuenta según su estilo. El Evangelio, como los demás escritos bíblicos, decimos que son inspirados, no que han sido escritos al dictado. Los autores, a los que llamamos hagiógrafos, (palabreja que debéis incorporar a vuestro argot cristiano), no son meros copistas de lo que escuchan.
Vosotros, mis queridos jóvenes lectores, conoceréis, y tal vez utilicéis, el programa “DRAGON” mediante el cual, habláis ante el cacharrito y él se encarga, con bastante acierto, de convertir lo oído en un texto escrito, que podéis imprimir o enviar y hasta traducir. No, Dios está lejos de estos instrumentos informáticos. Tiene el propósito de que le llegue a la humanidad entera su mensaje, mediante libre colaboración humana. Por ello se lo inspira a una persona de su confianza, esta, fiel a los deseos del Señor, la expresa a su manera, según su estilo, de acuerdo con las normas y costumbres del momento y del lugar en que se encuentra. Sin que su contenido, falte a la verdad.
2.- Estamos descubriendo los orígenes de la Iglesia y, con cierta nostalgia, el autor que ya ha vivido momentos de dificultad. (Lo era entender al Señor, por más que fuera maravillosa su doctrina. Peor mal trago fue su Pasión y Muerte, aunque le sucediera la asombrosa Resurrección. Continuaron los aprietos: persecuciones de los judíos e inicio de las romanas). Marcos, en este caso, juega con el lenguaje, incluyendo la paradoja, pero de acuerdo con la realidad. Los primeros que siguieron a Jesús, casi todos ellos, eran pescadores de peces de oficio. Y se convirtieron en pescadores de hombres, de acuerdo con los deseos del Maestro, al que previamente habían conocido, del que estaban convencidos, al que empezaban a admirar y que descubrían que, ofreciéndoles una vida diferente, encontrarían en ella un nuevo sentido que les llenaría de satisfacción. Iban a romper con la rutina, sin perder la incertidumbre, la intriga, muy superior a la de la mejor película de misterio.
3.- Nunca he sido pescador profesional, pero recuerdo perfectamente las sorpresa que sentí, el primer pez que pesqué, exactamente una bermeja, con un sedal atado a un alfiler doblado, a modo de anzuelo, a orillas del Arlanzón, en Burgos. Quien Planta unas semillas, si es constante en regarlas y abonarlas, y tiene paciencia para esperar que pase el tiempo, casi con total seguridad recogerá frutos. Coger la caña o la red, lanzarlas desde la orilla o desde una barca, siempre es un enigma: ¿picarán hoy los peces, o no picarán? ¿los podré sacar, o se me escaparan? ¿Serán tan grandes que romperán la red, o tan pequeños que no valdrá la pena conservarlos? ¿Volveré a casa satisfecho o decepcionado? Esta incertidumbre es uno de los atractivos del oficio, muy contraria a la monotonía del trabajo rutinario industrial en cadena. Salir a pescar siempre es aventurado. Seguir a Jesús, es la más gran aventura que uno pueda imaginar.
4.- No quisiera que olvidaseis el contenido de la segunda lectura de la misa de hoy. Ser cristiano es ser diferente. Es probable que cuando tengáis proyectado un plan y lo propongáis a vuestros compañeros, os puedan decir ¿y por qué no hemos de ser como los demás? ¿Por qué la fiesta que organicemos no ha de ser idéntica a la de años anteriores, que sabemos da buenos resultados? ¿por qué las vacaciones han de ser en ese sitio estrambótico? Un montón de preguntas de este estilo os harán, o saldrán desde el interior de vosotros mismos. Pues sí, a vuestros estudios les debéis dar un nuevo sentido. A vuestra amistad mayor profundidad, a vuestro enamoramiento diferente estilo. Os tocará sonreír, porque os haga gracia, cosas que los demás ignoran. Sentiréis conmiseración por penas de otros que os hacéis vuestras. Tal vez vuestro lenguaje no corresponda al general, porque en el fondo, en el horizonte, próximo o lejano, estáis seguros de que os espera otra existencia, que con vuestro obrar actual os la vais preparando. Mientras que los demás, los de vuestro entorno, incluso los de vuestra familia, a lo mejor, o a lo peor no tienen puesta la mirada, más que en lo inmediato, lo que se saborea y disfruta como un caramelo. Ignorando la felicidad que se vive acompañando y compartiendo los proyectos del Señor-amigo.
Vosotros, mis queridos jóvenes lectores, conoceréis, y tal vez utilicéis, el programa “DRAGON” mediante el cual, habláis ante el cacharrito y él se encarga, con bastante acierto, de convertir lo oído en un texto escrito, que podéis imprimir o enviar y hasta traducir. No, Dios está lejos de estos instrumentos informáticos. Tiene el propósito de que le llegue a la humanidad entera su mensaje, mediante libre colaboración humana. Por ello se lo inspira a una persona de su confianza, esta, fiel a los deseos del Señor, la expresa a su manera, según su estilo, de acuerdo con las normas y costumbres del momento y del lugar en que se encuentra. Sin que su contenido, falte a la verdad.
2.- Estamos descubriendo los orígenes de la Iglesia y, con cierta nostalgia, el autor que ya ha vivido momentos de dificultad. (Lo era entender al Señor, por más que fuera maravillosa su doctrina. Peor mal trago fue su Pasión y Muerte, aunque le sucediera la asombrosa Resurrección. Continuaron los aprietos: persecuciones de los judíos e inicio de las romanas). Marcos, en este caso, juega con el lenguaje, incluyendo la paradoja, pero de acuerdo con la realidad. Los primeros que siguieron a Jesús, casi todos ellos, eran pescadores de peces de oficio. Y se convirtieron en pescadores de hombres, de acuerdo con los deseos del Maestro, al que previamente habían conocido, del que estaban convencidos, al que empezaban a admirar y que descubrían que, ofreciéndoles una vida diferente, encontrarían en ella un nuevo sentido que les llenaría de satisfacción. Iban a romper con la rutina, sin perder la incertidumbre, la intriga, muy superior a la de la mejor película de misterio.
3.- Nunca he sido pescador profesional, pero recuerdo perfectamente las sorpresa que sentí, el primer pez que pesqué, exactamente una bermeja, con un sedal atado a un alfiler doblado, a modo de anzuelo, a orillas del Arlanzón, en Burgos. Quien Planta unas semillas, si es constante en regarlas y abonarlas, y tiene paciencia para esperar que pase el tiempo, casi con total seguridad recogerá frutos. Coger la caña o la red, lanzarlas desde la orilla o desde una barca, siempre es un enigma: ¿picarán hoy los peces, o no picarán? ¿los podré sacar, o se me escaparan? ¿Serán tan grandes que romperán la red, o tan pequeños que no valdrá la pena conservarlos? ¿Volveré a casa satisfecho o decepcionado? Esta incertidumbre es uno de los atractivos del oficio, muy contraria a la monotonía del trabajo rutinario industrial en cadena. Salir a pescar siempre es aventurado. Seguir a Jesús, es la más gran aventura que uno pueda imaginar.
4.- No quisiera que olvidaseis el contenido de la segunda lectura de la misa de hoy. Ser cristiano es ser diferente. Es probable que cuando tengáis proyectado un plan y lo propongáis a vuestros compañeros, os puedan decir ¿y por qué no hemos de ser como los demás? ¿Por qué la fiesta que organicemos no ha de ser idéntica a la de años anteriores, que sabemos da buenos resultados? ¿por qué las vacaciones han de ser en ese sitio estrambótico? Un montón de preguntas de este estilo os harán, o saldrán desde el interior de vosotros mismos. Pues sí, a vuestros estudios les debéis dar un nuevo sentido. A vuestra amistad mayor profundidad, a vuestro enamoramiento diferente estilo. Os tocará sonreír, porque os haga gracia, cosas que los demás ignoran. Sentiréis conmiseración por penas de otros que os hacéis vuestras. Tal vez vuestro lenguaje no corresponda al general, porque en el fondo, en el horizonte, próximo o lejano, estáis seguros de que os espera otra existencia, que con vuestro obrar actual os la vais preparando. Mientras que los demás, los de vuestro entorno, incluso los de vuestra familia, a lo mejor, o a lo peor no tienen puesta la mirada, más que en lo inmediato, lo que se saborea y disfruta como un caramelo. Ignorando la felicidad que se vive acompañando y compartiendo los proyectos del Señor-amigo.
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