Eje 3: Compromiso Histórico
Tema 3.6. El modo cómo Jesús hizo política y marcó pautas de cambio social
Escrito por P. Carlos Rafael Cabarrús Pellecer, sj.
Vicerrector de Investigación y Proyección
Universidad Rafael Landivar
Tema 3.6. El modo cómo Jesús hizo política y marcó pautas de cambio social
Escrito por P. Carlos Rafael Cabarrús Pellecer, sj.
Vicerrector de Investigación y Proyección
Universidad Rafael Landivar
1. Es mejor hablar de "Reinado de Dios”
Fíjate que no es tan pertinente hablar de "reino”, porque la idea de reino podría sugerir algo como un Estado con sus instituciones, sus gobernantes y su estructura de poder, en definitiva. Si entendemos a cabalidad el reino, más bien tendríamos que definirlo como "reinado”. Esta palabra es más dinámica y quiere expresar el hecho de que Dios reina en un pueblo, y no tanto en un tiempo y espacio determinados. Los exegetas, "los que explican”, -especialistas en interpretar la Biblia- dicen, por eso, que es más adecuado hablar del "reinado de Dios”.
Te recuerdo también que el "reinado de Dios” era como un paquete: algo que tenía que ver con la igualdad de las personas, con resaltar su dignidad. Era un movimiento que llevaba también a respetar la naturaleza. Era, sobre todo, una oferta gratuita, que nuestro Dios –madre padre- nos ofrecía. Que era "de” Dios pero nosotros, con nuestras acciones, teníamos que colaborar también. Así, el evangelio de Mateo, nos dice: "busquen ustedes ante todo el reinado de Dios y su justicia, y lo demás se les dará por añadidura” (Mt 6, 33). Todo don de Dios es siempre tarea de nuestra libertad. Por eso también el reinado de Dios empieza en la tierra y culmina solo en Dios mismo.
Creo que entenderás mejor la radicalidad que implica el "reinado de Dios” expresando todo lo que tiene que cambiar; lo que no está acorde con los sentimientos del Dios que Jesús nos manifestó, y por quien los cristianos tenemos acceso a Él (Jn 1, 18). Lo que hay que cambiar, en definitiva, es la dominación, la explotación y todo género de violencia ejercida por el poder que se ha apoderado del orden del mundo.
Aclarándote estos elementos negativos o contrastantes, podemos entender que el reinado supone un nuevo tipo de relaciones profundamente fraternales, democráticas, ecológicas, abiertas, decimos ahora.
El reinado de Dios nos invita a procurar que el modo solidario, misericordioso, perdonador y multiforme del corazón de Dios vaya haciéndose realidad en esta tierra y en este tiempo, con tu compromiso personal, que tiene que darse desde una base colectiva también.
Aquí la cosa se va complicando. El reinado de Dios no acontecerá más allá de la muerte, sino que tiene que darse aquí y ahora para que la realidad lacerante de nuestra historia se modifique de raíz. Esto solo será posible si tú y yo –junto con otras personas, sobre todo con la gente necesitada- emprendemos algo nuevo que vaya generando ya semillas de futuro diferente, aunque sea pequeño. En palabras de Benjamín González Buelta: "La utopía ya está en lo germinal” (1998).
Y aquí viene algo muy importante. Es evidente que el mundo está mal de raíz. Entraremos a profundizar en este asunto en capítulos siguientes. Te adelanto algunos datos para que vayas entrando en materia. Unos pocos países concentran muchos recursos, dejando que el resto se quede cada vez con menos. La mayor cantidad de riqueza del mundo se concentra en muy pocas manos. En 1999, las 200 personas más ricas del mundo acumulaban una riqueza igual a la renta del 45% de la población mundial, equivalente a unos 2,400 millones de personas (PNUD, 1999). Esto genera una pobreza de tal calibre que, según el Banco Mundial, casi la mitad de los habitantes del planeta vive con menos de dos dólares diarios. De ellos, 1,200 millones con menos de un dólar al día. ¡Qué tan siquiera esto no se nos olvide!
Ya vamos a comprender también que eso no se debe sólo a la mala voluntad de los que dirigen nuestras naciones, sino al modo como se organiza económica y políticamente, lo que ahora se ha dado en llamar "la aldea global”. El poder de este mundo, que Jesús mentaba y criticaba, nunca antes ha tenido tanta capacidad para el mal. El reinado de Dios se opone frontalmente a esta situación.
2. La propuesta de Jesús, sencilla pero radical
La solución que nos deja Jesús es muy sencilla pero sumamente difícil de poner en práctica: empezar como el pueblo judío, provocando un "éxodo”, saliéndose del sistema egipcio, como vivieron después en el tiempo de los jueces- diferente en su organización a todos los reinos de los alrededores-; como el mismo Jesús invitaba a quienes empezaban a seguirle, a dejarlo todo, darlo a las personas necesitadas y comenzar un mundo –en pequeño- diferente. ¡Eso sí que es complicado! Porque supone compartir de verdad. El joven rico que, por iniciativa propia, le preguntó a Jesús qué hacer para seguirlo, cuando Jesús le respondió que tenía que dejarlo todo y darlo a los pobres, se volteó y se fue desconsolado. (Mt. 19,20)
Te soy sincero que oír esa invitación de Jesús desconcierta y desestabiliza. ¿Alguna vez has escuchado en tu corazón la invitación a dejarlo todo y seguirlo? ¿Dejar la familia, dejar la herencia, dejar tu país, dejar los deseos de tener más, aunque no tengas mucho? ¿Qué te ha provocado? Con frecuencia pasamos esa invitación a "otras personas”. Creemos que el cristianismo admite dos estilos: se puede vivir de una forma muy comprometida o de una manera más "light” diríamos ahora, que es a la que solemos apuntarnos en la práctica.
Y es que, en otros tiempos, esa invitación radical de Jesús se adjudicaba exclusivamente a sacerdotes o religiosas. En realidad no es así. La exigencia de Jesús ha sido siempre para todos los que nos sentimos cristianos. La historia nos narra cómo los primeros cristianos eran perseguidos por su fe hasta la confiscación de sus bienes e incluso la muerte. Y también es verdad que había un ejercicio de caridad grande, como lo simboliza la leyenda sobre el martirio de San Lorenzo, a quien le pidieron los bienes de la Iglesia y respondió que los pobres eran sus bienes.
Dicen los Hechos que en las primeras comunidades de Jerusalén hubo ese movimiento hacia la solidaridad –koinonía-. También en las cartas de Pablo (Gálatas, 2 Corintios) hay constancia de la preocupación por los pobres y en particular por la comunidad pobre de Jerusalén-. Todos los cristianos compartían sus cosas y vivían en una igualdad que era signo manifiesto, frente a la sociedad imperante(1). Que los primeros cristianos eran diferentes, como "separados”, porque acogían lo que el mundo no valoraba y por eso eran mal vistos y perseguidos. Esto es lo que quiere significar la Escritura cuando se refiere a los "santos”, gente "distinta” a las normas del mundo.
Cuando el emperador Constantino se "convirtió” al cristianismo hizo cristiano por decreto a todo el imperio romano y comienza la era constantiniana. La disposición a vivir no mundanamente se reduce a ermitaños y monjes que se apartan al desierto. Ahí empezó a desvirtuarse lo que era la Iglesia; se vinculó al poder político y ese pecado original histórico no lo hemos podido borrar. Que no se te olvide la fecha de este desastre: ¡el año 313!
Por eso precisamente se fueron fundando las órdenes religiosas, para rescatar ese modo de Jesús de querer hacer presente el hecho de que Dios reina cuando tiene grupos que viven la hermandad y la justicia.
3. Quién es el pobre de quien habla Jesús
Según Aloysius Pieris, los pobres en el tiempo de Jesús eran los excluidos socialmente (leprosos y deficientes mentales), los marginados religiosamente (prostitutas y publicanos), los oprimidos culturalmente (mujeres y niños), los dependientes socialmente (viudas y huérfanos), los minusválidos físicamente (sordos, mudos, lisiados y ciegos), los atormentados psicológicamente (posesos y epilépticos), los humildes espiritualmente (gente sencilla, temerosa de Dios, pecadores arrepentidos). (Pieris, 2001, 14)
Lo más adecuado sería referirnos a personas "empobrecidas” como producto de un sistema. Pobres o más bien "empobrecidos” serían todos los que carecen de los bienes básicos para llevar una vida digna; pobres son también quienes no disponen de medios para sentirse bien a causa de los resultados que han obtenido en su vida. Pobre es a quien se invisibiliza sistemáticamente.
El P. Adolfo Nicolás, en la homilía del 20 de enero 2008, después de su elección como Padre General de los jesuitas, definía así a los pobres:
… comunidades no geográficas, sino humanas que reclaman nuestra asistencia: Los pobres, los marginalizados, los excluidos. En este mundo globalizado aumenta el número de los que son excluidos por todos. De los que son disminuidos, porque en la sociedad sólo tienen cabida los grandes, no los pequeños. Todos los desaventajados, los manipulados, todos estos, son quizá para nosotros estas "naciones": Las naciones que tienen necesidad del profeta, del mensaje de Dios.(2)
Solo la inserción con las personas empobrecidas puede rasgar el velo de los estereotipos que invisibilizan. "Si no puedes levantarte en la mañana, mirar al espejo y encontrar ahí una persona amada por al menos una persona empobrecida, no aguantarás el éxodo y optarás para una versión light en el seguimiento de Jesús” (Marchetti, 2004). También son pobres las personas desahuciadas, aquellas que están en situación "terminal” por la enfermedad, la drogadicción o por diversas exclusiones sociales.
Con las personas empobrecidas tenemos que unir nuestros esfuerzos para acuerpar su lucha y sus demandas, para ir haciendo posible el reinado de Dios y con ellas ir encontrando caminos de solución económica, política y cultural para que, por lo menos, vivan con dignidad.
Con las personas desahuciadas, por su parte, tenemos que ejercitar la presencia afectiva que les ayude a recuperar su dignidad, y contribuir con ello a resaltar la persona nueva, la "nueva humanidad”(3). Lo que no puede olvidarse es la centralidad que para Jesús tuvo el pobre, y que trabajar por ambos grupos es hacer política desde el sin poder. Sea porque estamos codo con codo en sus luchas o porque – por lo menos- los "sin poder” son horizonte constante de nuestra acción en todas las dimensiones posibles.
La predicación de Jesús va destinada también a quien se experimenta en su condición pecadora. La persona pecadora –y el pecado fundamental es la insolidaridad, "quien oprime al pobre ofende a su creador” (Prov. 14, 31ª)-, es aquella que se arrepiente de su insolidaridad y quiere ponerle remedio(4). La persona pecadora encuentra en su pecado su extrema pobreza. En eso pobre y pecador, pecadora, se entrelazan: uno, porque demanda justicia y solidaridad; otro, porque debe dejar de ser insolidario.
4. En qué sentido se equipara pecador y pobre
Una persona pobre o también pecadora –en el sentido dicho-, no tiene nada especial que presentar a Dios. Si entramos a lo profundo de nuestras vidas y de nuestra insolidaridad, encontraremos que realmente no tenemos nada que nos presente ante Dios sino nuestras debilidades y nuestras flaquezas, nuestra falta de humanidad, nuestra falta de solidaridad.
Reconocernos pecadores supone, al mismo tiempo, el deseo de cambiar de actitud. Por eso Dios nos acoge y nos invita a ser profundamente solidarios –con los empobrecidos de este mundo para sacarlos de su pobreza, con las personas desahuciadas, para devolverles dignidad-. Esto, como consecuencia, implica desprendernos de nuestras riquezas, compartiendo lo que somos y lo que tenemos. Muchas veces, para los que no somos realmente pobres en el sentido material, el camino para entrar en el reinado de Dios es reconocer nuestro pecado de no haber puesto lo mejor de nosotros para cambiar las relaciones entre los humanos y con la naturaleza y sobre todo, oír la palabra de Jesús "anda y no peques más”. (Jn 8,11)
Por lo que vamos diciendo se puede ir comprendiendo el nombre de este librito "Haciendo política, desde el sin poder”. Que entonces quiere decir dos cosas. La política de Jesús no busca el poder a ultranza para dominar a otra gente despreciándola. Todo lo contrario, es la expresión de los que no tenían el poder, es ¡su defensa! Por último, adoptar a los "sin poder” como preocupación vital y que se convierta en motor de lucha para la búsqueda de soluciones pertinentes y efectivas.
Pero conviene recalcar otro elemento muy importante del reinado de Dios. La iniciativa siempre es de Dios. Es su persona y sobre todo su modo y proyecto lo que te apasionará tanto que te llevará a realizar "locuras” por su cariño. ¿Has visto la película "La vida es bella”? ¿Te acuerdas del ejemplo de aquella mujer no judía, pero esposa y madre de judíos, que también se enlista en el campo de concentración? Ese tipo de pasión amorosa provoca el modo de Jesús y la fe en él. Con ese cariño apasionado no se mide lo mucho que "cuesta”. Esto supone enamorarse del modo de Jesús y de su causa. La mejor expresión de la fe profunda en Dios es la seducción. Porque en la seducción te sientes atraída, atraído, pero la fuerza viene de quien te atrae. La seducción es casi un arrasamiento pero que encaja con lo más hondo de tus deseos.
Es todo eso que decíamos en la Danza. Por eso, aunque tengas la sensación de estar como "sin poder” hacerlo, con su gracia sí puedes lograrlo. Es, en definitiva, la esperanza de que sea posible algo diferente para ti, para mí y para todos los que quieren seguir a Jesús. Sobre todo, la certeza de que su fuerza va minando el poder destructor del sistema que mata y destruye la tierra y su gente. Su impulso va haciendo nacer algo nuevo, aunque sea en pequeño. No olvides que el grupo que fundó Jesús no tendría más de cien personas, él mismo lo llamaba "la pequeña manada”.
5. El éxito de una ley solidaria
Lo de Dios, entonces, es un éxodo, salirse del sistema, decíamos, para cuando menos cambiar de perspectiva, de horizonte. Además implica inventar realidades diferentes "ejemplarizantes” (desde lo pequeño y desde abajo), vinculándolos a movimientos parecidos que de hecho, están surgiendo a nuestro alrededor. Esto es muy importante y esto sí tiene su connotado político. Lo que tiene éxito se vuelve atractivo.
Por eso Dios, al comenzar con el pueblo judío, esperaba que su modo de ser diferente pudiera atraer a todas las naciones. El modo de organizarse el pueblo no era en base a un gobernante, sino por la institución de una Ley. Lo profundo de la ley judía es que nace para evitar el sufrimiento, la explotación, la opresión, la violencia y la esclavitud de su pueblo en la época de Egipto. Por medio de la Ley, Dios manda a su pueblo no oprimir al extranjero, recordándole que ya había sido extranjero oprimido en Egipto.
Los estudiosos van aclarando que ese texto de la Ley – muchas veces prolijo-, pretendía fundamentalmente fijar medidas estructurales para la desaparición de la pobreza: el perdón de las deudas cada siete años, la prohibición de la usura, el descanso de la tierra, el acoger a la viuda y al forastero… El único impuesto establecido tenía como finalidad instaurar lo que en nuestro tiempo llamaríamos seguridad social para las personas menesterosas (Levítico 25, 8 -13.23).El hecho mismo de la Ley postulaba que los gobernantes que vinieran después –muy a pesar del modo de Dios, que no quería que hubiera reyes- no podían ejercer su función si no dentro de la Ley. No se permitía, por tanto, el despotismo de un rey que gobernara a su antojo. El pueblo de Israel vivió bajo esta ley casi doscientos años. ¡Imagínate: Eso fue realidad y por un tiempo bastante largo!(5)
Es importante resaltar que Dios en el Antiguo Testamento prefiere a los judíos en vez de, por ejemplo, a los egipcios porque éstos los explotaron. Es claro que "El único Dios verdadero prefiere la justicia a la injusticia, el derecho a la iniquidad y, por tanto, es el Dios libertador. Esta antiquísima tradición judía estaba destinada a chocar profunda y ferozmente con la comercialización, la urbanización y la monetización romanas en la nación judía del siglo I” (Crossan. 2002,182). Ahora bien, lo más interesante, como señala este autor, es que la lógica que subyace a esa justicia divina es la igualdad humana, un igualitarismo radical que no se muestra en manifiestos abstractos, sino en leyes concretas.
5.1 La ley y el sábado
Por esta razón, la importancia del sábado no era cultural, tenía una gran repercusión social y política. El día del sábado representaba un aplazamiento temporal de la desigualdad, un día de descanso para todos: para los animales y los seres humanos, para los esclavos y los amos, para los niños y los adultos. "El descanso sabático devuelve a todos al igualitarismo simbólico. Es una pausa regular contra la actividad que produce desigualdad en los otros días de la semana” (íbdm. 189). El descanso pone todo, incluso la tierra, en un estado de equilibrio, equidad, igualdad.
Ahora bien, ese descanso tiene tres grandes adversarios, señala Crossan: "el endeudamiento, la esclavitud y el desposeimiento”. De ahí la lucha por instaurar el año sabático y el año jubilar, pero no con manifiestos, sino con una legislación concreta. Tal vez el año jubilar sea un ideal utópico, "pero está formulado de manera que resulte realmente posible”.
*****
Analiza y reflexiona:
Dice el Señor:
Contarás siete semanas de años, siete por siete años; de modo que las siete semanas de años sumarán cuarenta y nueve años. El mes séptimo, el día diez del mes, harás resonar el estruendo de las trompetas; el día de la Expiación harán resonar el cuerno por toda su tierra. Declararán santo el año cincuenta y proclamarás por el país la liberación para todos sus habitantes. Será para ustedes un jubileo; cada uno recobrará su propiedad, y cada cual regresará a su familia. Este año cincuenta será para ustedes año jubilar: no sembrarán, ni segarán los rebrotes, ni vendimiarán la viña inculta, porque es el año jubilar, que será sagrado para ustedes. Comerán lo que el campo dé de sí. En este año jubilar recobrarán cada uno su propiedad (… )La tierra no puede venderse a perpetuidad, porque la tierra es mía y ustedes son forasteros y huéspedes en mi tierra” (Levítico 25, 8 -13.23).
¿Qué pretendía evitar esta legislación?
¿Crees que con ella se podía frenar el endeudamiento, la esclavitud y el desposeimiento?
¿Te das cuenta de la fuerza que puede tener una legislación justa y adecuada?
*****
El culto, a diferencia de otras culturas, se concebía en estrecha relación a todo lo anterior. Dios rechaza el culto cuando falta la justicia. Sin embargo, no hay ni un solo enunciado bíblico en el que Dios rechace la justicia aun cuando falta el culto. "En la tradición judía el ritual ritualiza la justicia, en el culto se adora al Dios de justicia” (Crossan. 2002,205).
"A mí qué me importa su sacrificio, dice Yavhé,
Estoy harto de holocaustos, de carneros…
La sangre de novillos y machos cabríos
no me agrada cuando vienen a presentarse ante mí…
No sigan trayendo vanas oblaciones
El humo del incienso me resulta detestable….
No tolero falsedad y solemnidad…
me tapo los ojos para no verlos
Aunque menudeen la plegaria
Yo no oigo…
Sus manos están de sangre llenas…
Desistan de hacer el mal,
aprendan a hacer el bien.
Busquen lo justo,
den sus derechos al oprimido,
hagan justicia al huérfano y
aboguen por la viuda…” (Is. 1, 11-18)
6. Jesús es fruto de la resistencia campesina
Para el tiempo de Jesús, el pueblo judío estaba colonizado por los romanos quienes provocaron la ruptura campesina, el deterioro del tejido social del pueblo, a través de la destrucción de sus creencias, su forma organizativa, sus normas, su economía y sus jerarquías.
Había un deseo de restablecer la alianza y esperar al Mesías. El movimiento que comenzó Jesús del Reinado de Dios "empezó como un movimiento de resistencia campesina”. La resistencia campesina suele desarrollarse en la medida en que los imperios agrarios están más imbuidos en la comercialización. Esto fue generando un grupo de personas itinerantes, a la manera de Jesús en su vida pública, deambulando por los lugares vecinos, juntamente con otro grupo más sedentario que ayudaba y daba apoyo económico a los que seguían a Jesús. De la conjunción de estos dos grupos comenzó a brotar el cristianismo primitivo. Según Theisssen:
"Entre los carismáticos ambulantes y las comunidades locales regía una relación complementaria: los carismáticos ambulantes eran las autoridades espirituales decisivas en las comunidades locales; a su vez, las comunidades locales eran la base social y material imprescindible de los carismáticos ambulantes. Es imposible entender el movimiento de Jesús y la tradición sinóptica exclusivamente a partir de los carismáticos ambulantes. Junto a ellos había también ‘comunidades locales', grupos sedentarios de simpatizantes.” (Citado por Crossan. 2002,279)
Crossan termina diciendo que son los indigentes sin tierra y pobres con tierra, los reunidos por el movimiento del reinado de Dios como itinerantes y sedentarios (330).
"Los itinerantes miran a los sedentarios, que es lo que ellos eran ayer o el día antes, con envidia e incluso odio. Los sedentarios miran a los itinerantes, que es lo que ellos podrían ser mañana o el día después, con miedo y desprecio. El programa del reino fuerza a estos dos grupos a unirse entre sí y se empieza a reconstruir la comunidad campesina desagarrada por la comercialización y la urbanización.” (331)(6)
De alguna manera la resistencia campesina fue cuna del modelo de Jesús.
7. Jesús hereda también la resistencia de la mujer judía
Junto con la vivencia de la resistencia campesina, Jesús tuvo contactos con la resistencia femenina, expresada poéticamente ya en el canto de María (Lc 1,46). Fue su propia madre la que le inculcaría, desde niño, lo más granado de la profecía y del modo de Dios. También le enseñaría el valor de las mujeres y su capacidad de ser transmisoras novedosas del mensaje de la Alianza, frente a un patriarcalismo grosero. En este sentido, la vivencia de lo femenino que hereda Jesús se enmarca necesariamente en una línea de disidencia al papel relegado de la mujer, en la cultura judía tradicional. Este movimiento que contagia a Jesús, tuvo sus orígenes en el mismo éxodo.
El libro del Éxodo, analiza María José Arana (2006. 98), comienza presentando un precioso acto de resistencia. Las mujeres comadronas egipcias resistieron la orden del Faraón de matar a los niños judíos. Esa complicidad solidaria de las mujeres es un acto de defensa de la vida más allá de las pretensiones étnicas y de las diferencias sociales.
"Me parece importante subrayar cómo precisamente las mujeres no solo violaron las leyes, sino que también en complicidad, saltaron por encima de las barreras sociales, raciales, religiosas...; desafiaron la realidad que se les imponía desde el poder y fueron capaces de tender puentes entre los pueblos enemigos”…, ayudando a que naciera una nueva vida donde los poderes y los varones habían programado simplemente la muerte”. (Arana, 2000. 100)
El ejemplo del Éxodo se repite en otros pasajes, como el canto victorioso de Miriam, hermana de Moisés, la gesta de Débora, la defensa del pueblo que realiza Judith, el rol liberador de Ester en el exilio, la esperanza y fuerza de Ana la madre de Samuel. No cabe duda que la vida del pueblo judío solo se comprende a cabalidad desde la perspectiva de la vivencia femenina "en resistencia”(7).
Jesús hereda toda esa tradición. El canto de María (Lc 1, 46) retoma el canto de Ana en el libro de Samuel y establece la relación de esa resistencia femenina -esa captación del modo de Dios- como la base de una pedagogía especial en la formación de Jesús. Resulta llamativo y escandaloso para la época el modo de relacionarse Jesús con las mujeres. Tenía amigas mujeres y las visitaba. Ellas formaban parte del grupo de los itinerantes y también de los sedentarios. Más aún, en los cuatro evangelios la mujer tiene un papel privilegiado, empezando por el evangelio de Marcos, donde las tres palabras o frases que se aplican a las mujeres que acompañaban a Jesús crucificado a una cierta distancia, son el sello del discípulo: "cuando estaba en Galilea lo habían seguido y servido y otras muchas habían subido a Jerusalén con Él.” (Mc 15, 41) Son ellas las que están en el momento más cruento de la cruz, y son ellas las primeras testigos de la Resurrección.
*****
Analiza y Reflexiona
Te sugiero que por lo menos visites en Internet la referencia bibliográfica de la Tienda Roja. Ojalá pudieras leerla. ¿No te parece que sabemos muy poco del papel femenino en la Biblia? Saca algún otro pasaje en la Biblia de mujeres en resistencia. ¿Por qué habrá tanta "resistencia” para sacar a la luz el papel de la mujer? ¿Cuál puede ser la razón a tu criterio?¿Qué resistencias puedes nombrar?
La resistencia campesina generó un modelo entre itinerantes y sedentarios. La resistencia femenina dio un aporte novedoso a ese binomio: el papel relevante de la mujer. Ambas fuerzas contribuyeron a diseñar un nuevo tipo de comunidades de seguidores.
8. La misión bíblica: generar una nueva comunidad alternativa
La comunidad de personas que seguían a Jesús mostraban una alternativa sociológica y era ya primicia del Reinado de Dios
Voy a citarte un texto de Antonio González, tomado de su libro Reinado de Dios e Imperio (2003), que me ha fecundado sobre manera para todo esto que te presento. La primera invención de Jesús: generar una comunidad distinta en la periferia
"La pregunta sobre la solución bíblica a la pobreza y a la injusticia social se ha encontrado con una respuesta radical e inesperada. Las alternativas usuales, tales como la resistencia pasiva, la caridad individual, la violencia, las negociaciones o la toma del poder político, se han mostrado como soluciones limitadas que no cambian definitivamente las estructuras sociales ni hacen desaparecer la opresión. La alternativa bíblica a la pobreza y a la injusticia consiste en la formación, en la periferia del sistema, de una sociedad distinta, sobre la que Dios reina directamente. Se trata de una sociedad igualitaria y fraterna que, en cuanto tal, ha de ser una alternativa contrastante pero atractiva para todos los pueblos de la tierra, invitados a peregrinar finalmente hacia ella.” (González, 2003. 135)
El compartir es la señal más clara de Jesús, su estrategia liberadora. Y es que quienes siguen a Jesús no solo están para enseñar o predicar, sino para resolver problemas tan fundamentales como saciar el hambre. De ahí la relevancia de la multiplicación de los panes, recogida por los cuatro evangelistas. Ahí se opera el "milagro” de que el compartir sacia multitudes y aún sobra para dar más. Como bien señala Antonio González, la lógica de Jesús es distinta a la que uno podría imaginar u objetar: "consiste en abrir los propios bolsillos para ver cuánto hay en ellos para compartir. Y se comparte todo lo que se tiene.” (González, 2003. 154)
"De este modo la estrategia de Jesús parece consistir en la formación de una nueva comunidad, que representa a Israel y que está formada por hermanos y hermanas que han dejado sus vínculos familiares y económicos para incorporarse a un nuevo entramado de relaciones sociales. Es una comunidad de mesa presidida por Jesús que parte el pan para el pueblo de Dios "lo decisivo es entrar en las nuevas relaciones sociales.” (González, 2003. 158)
*****
Analiza y Reflexiona
¿Habías entendido que lo fundamental en el modo de Jesús es "compartir”? ¿Habías considerado que la Eucaristía es precisamente eso y por ello se llamó "el partir del pan”? ¿Qué consecuencias se derivarían en tu vida, en la vida de la Iglesia y de la sociedad? ¿A qué te sientes tú invitado o invitada a compartir?
Coloca la palabra que de ordinario sintetizaría la manera de Jesús. ¿Tiene que ver con el compartir el ser y el tener? Explicítalo.
*****
9. Nuestra tarea: generar redes a todos los niveles
Hay, por tanto, que aunar los esfuerzos y hacer alianzas con quienes tienen buena voluntad, aunque la acción gigantesca del mal es obvio que no se detiene solo por la existencia de comunidades del reinado de Dios.
Siempre hay personas o instituciones que, como Zaqueo se había enriquecido a costa de otras, y que con la sola presencia de Jesús y su invitación se sienten capacitadas para devolver y compartir lo que tienen. Personas también influyentes, como Nicodemo que tímidamente y sintiendo los riesgos de estar con Jesús, le pregunta sobre qué tiene que hacer. Personas de dudosa reputación en la administración pública, como Levi –Mateo- a quienes Jesús claramente convida. Nadie queda excluido de la invitación de Jesús a transformar el mundo
Finalmente te darás cuenta de que por el hecho de ser persona, tienes unos compromisos éticos muy específicos, con los que te puedes sentir en común con las personas de buena voluntad. Pero como cristiano tienes una especificidad y un aporte radical heredado de Jesús, que es quien en definitiva sabemos por la fe que captó la esencia del mal que está en el orden establecido. Por eso su modo de proceder vence al mundo y así te invita a seguirlo.
Hay que estar en contacto directo con los más pobres, con los más desheredados de la tierra para colaborar con ellos en "heredarla”. Este trabajo por el reinado de Dios nos une al Siervo de Yahvé –que ya casi no tiene rostro humano- y en cuyas heridas, sin embargo, podemos curar nuestras propias heridas. Es decir, el trabajo así entendido por el reinado, nos invita a continuar trabajando nuestros procesos psicológicos de una manera distinta. Es evidente que el dolor y sufrimiento de las mayorías –compartiendo en cercanía personalizada con ellas-, da racionalidad y dimensión correcta a los propios sufrimientos. Todo esto nos invita una y otra vez a vivir en plenitud la vida, para colaborar a que las personas más desheredadas también tengan esa vida y en abundancia.
Hay que aunar esfuerzos también con las personas dedicadas a la causa ecológica. Este trabajo por rescatar de los agujeros negros de la sociedad a los más empobrecidos, nos une necesariamente con el grito de la Tierra en peligro. Ambas cosas tienen algo en común: la herida de la pobreza y de la miseria que desgarra el tejido social de los millones de pobres en el mundo entero. Recuerda que es la mitad de la humanidad. Pero la segunda, la agresión sistemática a la Tierra, rompe el equilibrio del planeta amenazado por las sociedades contemporáneas. De ahí que Tierra en riesgo y humanidad crucificada nos convocan desde lo de Dios, unifican la acción política. Citando a Leonardo Boff:
"Ambas tienen como objeto la liberación; una, la de los pobres, a partir de ellos mismos en cuanto sujetos históricos organizados, concienciados y en conexión con otros aliados que asumen su causa y su lucha; y otra, la de la Tierra, mediante una nueva alianza del ser humano para con ella, en una relación fraternal/sororal y con un tipo de desarrollo sostenible que respete los diversos ecosistemas y garantice una buena calidad de vida a las generaciones futuras.” (1996.135)
10. Hacer redes que sean místicas
En esas personas pobres sufrientes, es donde nos encontramos con Jesús que sufre. Nos topamos con Jesús –como nos indica Ignacio de Loyola-, "que sufre aún en la humanidad” (EE. 95). Jesús, el rostro del Dios de bondad, está siempre acompañando el dolor de las personas que sufren. La experiencia de recibir el regalo de encontrar a Dios así es una experiencia mística.
Una de las luchas más fuertes que libró Jesús fue reivindicar la imagen de su Padre ensuciada con falsas imágenes. Entre ellas la gran mentira de que Dios no quiere compartir con la humanidad lo que tiene. Un Dios celoso de darse plenamente (Génesis 3). Junto con la lucha denodada de Jesús por reivindicar a las personas oprimidas, libró la defensa de un Dios bueno y solidario, nada vengativo y mucho menos avaro de dársenos enteramente. Eso sí, si en algo es celoso Dios es en que cuidemos de nuestro hermano y de nuestra hermana; de nuestra tierra, administrándola bien, para que sea un vergel y la casa común de la humanidad.
Por eso, la acción política por transformar desde abajo el mundo debe convertirse en una experiencia mística: encontrarse con Jesús muriendo y también resucitando, ese cordero degollado pero de pie que presenta el Apocalipsis (5,6).
Jesús resucitado se nos hace presente con rostros distintos, en los que cuesta reconocerlo. Sus gestos nos ayudan a dimensionar cuánta resurrección tenemos ya en esta historia de muerte. En los días después de la resurrección, se mostraba a sus seguidores dándoles pistas: en Emaús convenció a sus amigos tristes de que era el Señor al "partir y compartir el pan”; como en el tono profundamente implicante y afectivo de su voz –tal y como lo sintió María, su amiga, en el sepulcro, y exclama, por eso "Maestro bueno”-; al mostrar un porte digno y un cuerpo que denotaba paz en su caminar –como lo percibió Juan desde la barca en el Tiberíades- ;al experimentar una preocupación solidaria por procurar el sustento a sus amigos –como también vivenciaron sus amigos en ese almuerzo que les preparara también en el Tiberíades-; cuando convida a Tomás a tocar su cuerpo ultrajado y herido –y sin embargo comunicándole paz profunda y fe en su fuerza. En todos estos rasgos –pistas- lo podemos encontrar a cada paso. La resurrección de Jesús está en una especie de persuasión –que no viene de ti ni de mí- de que Él es "el viviente” (Apo. 1, 18), a quien encontramos en lo profundo de la oración y en muchas hermanas y hermanos que se nos unen en el camino de esta lucha larga humana. ¡Es fuente de tu esperanza!
Esta experiencia le pone carne real a la verdadera espiritualidad. Una espiritualidad –y por tanto una mística- que encuentra a Dios en quien está en más necesidad, también en las personas que reflejan resurrección y "en todas las cosas”, en la creación entera. Una espiritualidad que no es solo contemplación sino que nos empuja a la acción por desclavar de la cruz a las personas crucificadas de la historia; una acción mística pero colectiva porque se hace en grupo. Esa actuación es una de las tareas cruciales de las iglesias.
Y esto no es un panteísmo (todas las cosas son Dios) al gusto del movimiento New Age, sino un "pan-en-teísmo” (Dios está en todas las cosas) que ha sido columna vertebral de los grandes místicos del cristianismo, como San Francisco de Asís e Ignacio de Loyola en la Contemplación para Alcanzar amor: Dios está en la creación entera.
11. El encuentro con Dios en la belleza y el dolor de la Tierra
Lo dicho nos llevaría a hacer que penetre en la conciencia universal que además de la causa del pobre como núcleo del evangelio, está también la "causa de la tierra”. La tierra es expresión de Dios y su conservación es la condición para el mantenimiento y la realización de la especie humana. Como bien enfatiza Boff, la cuestión básica no es: Qué futuro tiene el cristianismo o la iglesia de Cristo, ni qué destino tendrá occidente, "sino qué futuro tendrá el planeta Tierra y la humanidad que es su expresión” (1996. 145).
Retomar lo del Reinado de Dios, de alguna manera es volver, entonces, al sueño primero del momento de la creación. Es contribuir a recrear de nuevo las condiciones humanas y ecológicas que están manchando el rostro del mundo. Voy a permitirme transcribir una página de Robert Muller, una narración que él titula "El nuevo génesis”.
Y Dios vio que todas las naciones de la Tierra, negras y blancas, pobres y ricas, del Norte y del Sur, del Oriente y de Occidente, de todos los credos, enviaban sus emisarios a un gran edificio de cristal a orillas del río del Sol Naciente, en la isla de Manhattan, para estudiar juntos, pensar juntos y juntos cuidar del mundo y de todos los pueblos. Y Dios dijo: Eso es bueno. Y ese fue el primer día de la Nueva Era de la Tierra.
Y Dios vio que los soldados de la paz separaban a los combatientes de las naciones en guerra, que las diferencias se resolvían mediante la negociación y el raciocinio y no por las armas, y que los líderes de las naciones se encontraban, intercambiaban ideas y unían sus corazones, sus mentes, sus almas y sus fuerzas para el beneficio de toda la humanidad.
Y Dios vio que los seres humanos amaban a la totalidad de la Creación, las estrellas y el sol, el día y la noche, el aire y los océanos, la tierra y las aguas, los peces y las aves, las flores y las plantas y a todos sus hermanos y hermanas humanos. Y Dios dijo: Eso es bueno. Y este fue el tercer día del Planeta de la Felicidad.
Y Dios vio que los seres humanos eliminaban el hambre, la enfermedad, la ignorancia y el sufrimiento en toda la Tierra, proporcionando a cada persona humana una vida decente, consciente y feliz, controlando la avidez, la fuerza y la riqueza de unos pocos. Y Dios dijo: Eso es bueno. Y ese fue el cuarto día del Planeta de la Justicia.
Y Dios vio que los seres humanos vivían en armonía con su planeta y en paz con los demás, gestionando sus recursos con sabiduría, evitando el despilfarro, frenando los excesos, sustituyendo el odio por el amor, la avaricia por el darse por satisfecho, la arrogancia por la humildad, la división por la cooperación y la suspicacia por la comprensión. Y Dios dijo: Eso es bueno. Y ese fue el quinto día del Planeta de Oro.
Y Dios vio que las naciones destruían sus armas, sus bombas, sus misiles, sus barcos y aviones de guerra, desactivando sus bases y desmovilizando sus ejércitos, manteniendo solo un policía de la paz para proteger a los buenos de los malos, y a los normales de los enfermos mentales. Y Dios dijo: Eso es bueno, y ése fue el sexto día del Planeta de la Razón.
Y Dios vio que los seres humanos recuperaban a Dios y a la persona humana como su Alfa y Omega, reduciendo a las instituciones, creencias, políticas, gobiernos y demás entidades humanas a su papel de simples servidores de Dios y de los pueblos.
Y Dios los vio adoptar como ley suprema aquella que dice: Amarás al Dios del Universo con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Amarás a tu bello y maravilloso planeta y lo tratarás con infinito cuidado. Amarás a tus hermanos y hermanas humanos, como te amas a ti mismo. No hay mandamientos mayores que éstos.
Y Dios dijo: Eso es bueno. Y ése fue el séptimo día del Planeta de Dios.” (Citado en Boff.1996. 57-58)
*****
Analiza y reflexiona:
¿Cómo sientes este nuevo Génesis? Explica qué renglones te comunican vida y te hacen soñar mundos mejores.
*****
A manera de síntesis, si has captado bien esto del "reinado de Dios”, comprenderás que no es algo que vendrá más allá de nuestra muerte, sino que tiene que darse aquí y ahora. Tiene que darse un nuevo tipo de relaciones profundamente fraternales, democráticas, ecológicas y solidarias, para que las realidades escandalosas de nuestro mundo se modifiquen de raíz.
Supone hacer vida la solución de Jesús, tan sencilla y tan difícil de poner en práctica: compartir de verdad todo lo que tenemos, todo lo que somos, fundamentalmente con las personas excluidas, empobrecidas y desahuciadas. Trae consigo salirse del sistema -¡por lo menos ideológicamente!-, desligarse del poder según este mundo, aprender a ejercerlo al modo de Jesús, para que por gracia de Dios, -por su impulso-, se generen, desde lo pequeño, núcleos alternativos de relación y de compartir al modo de Jesús y de su causa.
Es aceptar la invitación constante –abierta para ti, para mí, para todos y todas sin excepción-, a ser semilla y a dar fruto. A trabajar por transformar el mundo desde abajo, desde lo pequeño, desde lo cotidiano, sin caer en dualismos maniqueos. Emprender una acción política, sí; pero sobre todo desde una espiritualidad, una mística, que encuentra a Dios en quien está más necesitado y necesitada. Personas que, además, pueden ayudar a curar nuestras heridas. Es un llamado a unificar esfuerzos para hacer este mundo más humano, retomando los valores de la gente pobre, en quienes Dios se nos manifiesta más con su peculiar modo.
Como verás en el próximo capítulo, entendido de esta manera, el trabajo por el reinado te invitará a continuar trabajando tus procesos psicológicos de otro modo, a vivir con valor y con valores y a desarrollar tu capacidad crítica y propositiva.
Ahora es momento de recoger tus reflexiones personales sobre el tema del reinado de Dios, para empezar a "tejer” ese tapiz personal del que te hablaba al principio de este libro.
12. Elaborando el tapiz de mi compromiso
¿Qué es lo que más te ha impresionado de esta presentación del reinado de Dios? ¿Hay algo que te gustaría "desear-desear” en la construcción de este reinado? Puedes colocar algunas ideas diferentes a lo que siempre habías creído porque así te lo habían enseñado. Coloca las diferencias.
Fíjate cómo el reinado de Dios nos brinda una perspectiva estructural de las cosas: por una parte nos muestra cómo el mundo está mal porque hay estructuras y leyes que conducen a la opresión; pero también nos manifiesta cómo ya desde el Antiguo Testamento se instauran otros elementos "estructurales” –por medio de leyes- que permiten la construcción de un mundo diferente.
¿Cómo las diferenciarías? ¿Cuál fue la revolución de Jesús al incluir a la mujer en un papel más relevante y contracultural para su época?
Fíjate cómo, desde el principio, el reinado de Dios se iba concretando en nuevas formas de relación. Cómo, en la práctica, el mensaje del reinado de Dios es una acción política transformadora desde las personas que no tienen, que son también apoyadas por quienes tienen más posibilidades. Nombra personas que teniendo posibilidades hacen su mejor esfuerzo por ayudar y contribuir. Recuerda también instituciones que van en este sentido. Señala sus características.
Presta atención a cómo todo esto tiene que ver con la realidad de que lo del reino también tiene un trasfondo de la armonía del universo.
¿Quiénes son hoy para ti los excluidos, los empobrecidos, los desahuciados y los pecadores? ¿Qué relación puede haber en el hecho de que en las heridas del que sufre, pueden sanar mis propias heridas?
¿Sientes, en verdad, que tu pecado es la insolidaridad? O si no ¿de qué es de lo que tú sí te culpabilizas de ordinario?
¿Cuál es el modo como Jesús hizo política?
Jesús, con su vida y su predicación, denuncia todo aquello que contradice la imagen de su Padre y de su sueño. Él -aunque en "pequeña manada”- emprende un camino basado en el compartir y hacer realidad ese sueño. Este fue el modo de hacer política de Jesús, un modo muy diferente al de su época. El imperio romano vio en Jesús a un enemigo del César y un alborotador del pueblo. Seguir a Jesús tenía y tiene, entonces, mucho de político, pero de una política no bien aceptada y riesgosa.
Otro rasgo de Jesús fue luchar contra la mentira, la deshonestidad, el engaño y contra la fuente misma de ese mal que se asienta en nuestros corazones (Mc 7. 1-23). Pero también vio una relación causal entre los ricos y los pobres; puedes corroborarlo en el sermón de la montaña como señala San Lucas (cap. 6). Si no trabajas todo esto, te insisto, tu acción política tropezará con muchos escollos y correrás el riesgo de desviarte.
Jesús se dedicó también a sanar los corazones afligidos y a ejercer la denuncia profética (Lc. 4. 14). Los corazones machacados producen hostilidad e injusticia en la vida. De ahí también que insistiéramos en curar nuestras heridas para intentar romper nuestras propias injusticias. Así nos preparamos para ser seguidores de Jesús en un camino de fe y seguimiento pero que se traduce en una acción política: cambiar el mundo inspirados en el reinado de Dios. Este impulso del Dios de Jesús debe estar muy bordado en tu tapiz, le da un colorido y una fuerza muy especial.
[PROGRAMA DE FORMACIÓN DE JESUITAS Y LAICOS.
Comisión de Espiritualidad. Provincia Centroamericana de la Compañía de Jesús.
Tema 10. Mes noviembre del 2011].
Notas:
(1) El Nuevo Testamento muestra que, sin embargo, tampoco lo era de manera generalizada en el primer siglo. De lo contrario, no se entienden las parábolas del evangelio de Lucas contra los ricos, ni la diatriba de Pablo en 1Cr 11 contra los que exhiben su buen comer frente a los menesterosos en la Cena del Señor, ni la contraposición del evangelio de Mateo: "no pueden ustedes servir a Dios y al dinero” (Mt 6,24). Ni la frase de 1 Timoteo, 6 "la raíz de todos los males es el amor al dinero”. Para una comprensión de las pugnas de poder y del dinero en la primera carta a Timoteo, véase el libro de Elsa Tamez: Luchas de poder en los orígenes del cristianismo, Presencia Teológica, Sal Terrae, Santander. 2005.
(2) Congregación General XXXV. Edición especial III Headline 2008.
(3) La "Humanidad nueva”, con mayúscula es término técnico en cristología para referirse a Jesucristo resucitado y exaltado. La "nueva humanidad” sería el término para referirnos al efecto del Reinado de Dios sobre las personas.
(4) Parece que para los Evangelios "pecador” es también y sobre todo el nombre que la ideología religiosa del tiempo de Jesús daba a los mismos pobres, por ser ignorantes de la ley a causa de estar ocupados todo el tiempo en su sobrevivencia. Resuena especialmente en la introducción al Cáp. 15 de Lucas y en Jn 7, 49.
(5) Así lo trata de probar Gottwald en "The tribes of Jahwe”. The sociology of religión of liberated Israel, New York ORBIS. Otros, como Sicre, no creen que lo prueba. Pero, de todas maneras, la idolatría de Gedeón, el sacrificio humano de Jefté, la corrupción de los hijos de Elí, etc…, hacen ver lo complejo del asunto. O que el trigo y la cizaña siempre están juntos…
(6) Esta interpretación de Crossan es criticada, por ejemplo por Meier –Un judío marginal- y otros, porque asemeja a Jesús más al modelo de un filósofo cínico griego que al de un profeta judío. Pero este "modelo” puede ayudarte a construir imágenes más concretas de lo que pudo ser la situación social de Jesús y sus seguidores. En este sentido se me hace sugerente planteártelo.
(7) Una presentación en forma novelada del papel de la mujer en el Éxodo, se puede encontrar en el libro la Tienda Roja de Anita Diamant. Ed. Publicaciones y ediciones Salamandra, S.A. Barcelona, 1999. Otras mujeres famosas en el Antiguo Testamento: Sara Gn.11.29, Rebeca Gn.24, Raquel y Lia Gn.29, María Hermana de Moisés Ex.20, Debora Jue.4.5, Rut Rt.1.4, Ana Madre de Samuel I Sam.1, Ester Est.1, Judit Jdt 1.16, La madre de los Macabeos II Mac. 7. Por indicar únicamente Antiguo Testamento.
Te recuerdo también que el "reinado de Dios” era como un paquete: algo que tenía que ver con la igualdad de las personas, con resaltar su dignidad. Era un movimiento que llevaba también a respetar la naturaleza. Era, sobre todo, una oferta gratuita, que nuestro Dios –madre padre- nos ofrecía. Que era "de” Dios pero nosotros, con nuestras acciones, teníamos que colaborar también. Así, el evangelio de Mateo, nos dice: "busquen ustedes ante todo el reinado de Dios y su justicia, y lo demás se les dará por añadidura” (Mt 6, 33). Todo don de Dios es siempre tarea de nuestra libertad. Por eso también el reinado de Dios empieza en la tierra y culmina solo en Dios mismo.
Creo que entenderás mejor la radicalidad que implica el "reinado de Dios” expresando todo lo que tiene que cambiar; lo que no está acorde con los sentimientos del Dios que Jesús nos manifestó, y por quien los cristianos tenemos acceso a Él (Jn 1, 18). Lo que hay que cambiar, en definitiva, es la dominación, la explotación y todo género de violencia ejercida por el poder que se ha apoderado del orden del mundo.
Aclarándote estos elementos negativos o contrastantes, podemos entender que el reinado supone un nuevo tipo de relaciones profundamente fraternales, democráticas, ecológicas, abiertas, decimos ahora.
El reinado de Dios nos invita a procurar que el modo solidario, misericordioso, perdonador y multiforme del corazón de Dios vaya haciéndose realidad en esta tierra y en este tiempo, con tu compromiso personal, que tiene que darse desde una base colectiva también.
Aquí la cosa se va complicando. El reinado de Dios no acontecerá más allá de la muerte, sino que tiene que darse aquí y ahora para que la realidad lacerante de nuestra historia se modifique de raíz. Esto solo será posible si tú y yo –junto con otras personas, sobre todo con la gente necesitada- emprendemos algo nuevo que vaya generando ya semillas de futuro diferente, aunque sea pequeño. En palabras de Benjamín González Buelta: "La utopía ya está en lo germinal” (1998).
Y aquí viene algo muy importante. Es evidente que el mundo está mal de raíz. Entraremos a profundizar en este asunto en capítulos siguientes. Te adelanto algunos datos para que vayas entrando en materia. Unos pocos países concentran muchos recursos, dejando que el resto se quede cada vez con menos. La mayor cantidad de riqueza del mundo se concentra en muy pocas manos. En 1999, las 200 personas más ricas del mundo acumulaban una riqueza igual a la renta del 45% de la población mundial, equivalente a unos 2,400 millones de personas (PNUD, 1999). Esto genera una pobreza de tal calibre que, según el Banco Mundial, casi la mitad de los habitantes del planeta vive con menos de dos dólares diarios. De ellos, 1,200 millones con menos de un dólar al día. ¡Qué tan siquiera esto no se nos olvide!
Ya vamos a comprender también que eso no se debe sólo a la mala voluntad de los que dirigen nuestras naciones, sino al modo como se organiza económica y políticamente, lo que ahora se ha dado en llamar "la aldea global”. El poder de este mundo, que Jesús mentaba y criticaba, nunca antes ha tenido tanta capacidad para el mal. El reinado de Dios se opone frontalmente a esta situación.
2. La propuesta de Jesús, sencilla pero radical
La solución que nos deja Jesús es muy sencilla pero sumamente difícil de poner en práctica: empezar como el pueblo judío, provocando un "éxodo”, saliéndose del sistema egipcio, como vivieron después en el tiempo de los jueces- diferente en su organización a todos los reinos de los alrededores-; como el mismo Jesús invitaba a quienes empezaban a seguirle, a dejarlo todo, darlo a las personas necesitadas y comenzar un mundo –en pequeño- diferente. ¡Eso sí que es complicado! Porque supone compartir de verdad. El joven rico que, por iniciativa propia, le preguntó a Jesús qué hacer para seguirlo, cuando Jesús le respondió que tenía que dejarlo todo y darlo a los pobres, se volteó y se fue desconsolado. (Mt. 19,20)
Te soy sincero que oír esa invitación de Jesús desconcierta y desestabiliza. ¿Alguna vez has escuchado en tu corazón la invitación a dejarlo todo y seguirlo? ¿Dejar la familia, dejar la herencia, dejar tu país, dejar los deseos de tener más, aunque no tengas mucho? ¿Qué te ha provocado? Con frecuencia pasamos esa invitación a "otras personas”. Creemos que el cristianismo admite dos estilos: se puede vivir de una forma muy comprometida o de una manera más "light” diríamos ahora, que es a la que solemos apuntarnos en la práctica.
Y es que, en otros tiempos, esa invitación radical de Jesús se adjudicaba exclusivamente a sacerdotes o religiosas. En realidad no es así. La exigencia de Jesús ha sido siempre para todos los que nos sentimos cristianos. La historia nos narra cómo los primeros cristianos eran perseguidos por su fe hasta la confiscación de sus bienes e incluso la muerte. Y también es verdad que había un ejercicio de caridad grande, como lo simboliza la leyenda sobre el martirio de San Lorenzo, a quien le pidieron los bienes de la Iglesia y respondió que los pobres eran sus bienes.
Dicen los Hechos que en las primeras comunidades de Jerusalén hubo ese movimiento hacia la solidaridad –koinonía-. También en las cartas de Pablo (Gálatas, 2 Corintios) hay constancia de la preocupación por los pobres y en particular por la comunidad pobre de Jerusalén-. Todos los cristianos compartían sus cosas y vivían en una igualdad que era signo manifiesto, frente a la sociedad imperante(1). Que los primeros cristianos eran diferentes, como "separados”, porque acogían lo que el mundo no valoraba y por eso eran mal vistos y perseguidos. Esto es lo que quiere significar la Escritura cuando se refiere a los "santos”, gente "distinta” a las normas del mundo.
Cuando el emperador Constantino se "convirtió” al cristianismo hizo cristiano por decreto a todo el imperio romano y comienza la era constantiniana. La disposición a vivir no mundanamente se reduce a ermitaños y monjes que se apartan al desierto. Ahí empezó a desvirtuarse lo que era la Iglesia; se vinculó al poder político y ese pecado original histórico no lo hemos podido borrar. Que no se te olvide la fecha de este desastre: ¡el año 313!
Por eso precisamente se fueron fundando las órdenes religiosas, para rescatar ese modo de Jesús de querer hacer presente el hecho de que Dios reina cuando tiene grupos que viven la hermandad y la justicia.
3. Quién es el pobre de quien habla Jesús
Según Aloysius Pieris, los pobres en el tiempo de Jesús eran los excluidos socialmente (leprosos y deficientes mentales), los marginados religiosamente (prostitutas y publicanos), los oprimidos culturalmente (mujeres y niños), los dependientes socialmente (viudas y huérfanos), los minusválidos físicamente (sordos, mudos, lisiados y ciegos), los atormentados psicológicamente (posesos y epilépticos), los humildes espiritualmente (gente sencilla, temerosa de Dios, pecadores arrepentidos). (Pieris, 2001, 14)
Lo más adecuado sería referirnos a personas "empobrecidas” como producto de un sistema. Pobres o más bien "empobrecidos” serían todos los que carecen de los bienes básicos para llevar una vida digna; pobres son también quienes no disponen de medios para sentirse bien a causa de los resultados que han obtenido en su vida. Pobre es a quien se invisibiliza sistemáticamente.
El P. Adolfo Nicolás, en la homilía del 20 de enero 2008, después de su elección como Padre General de los jesuitas, definía así a los pobres:
… comunidades no geográficas, sino humanas que reclaman nuestra asistencia: Los pobres, los marginalizados, los excluidos. En este mundo globalizado aumenta el número de los que son excluidos por todos. De los que son disminuidos, porque en la sociedad sólo tienen cabida los grandes, no los pequeños. Todos los desaventajados, los manipulados, todos estos, son quizá para nosotros estas "naciones": Las naciones que tienen necesidad del profeta, del mensaje de Dios.(2)
Solo la inserción con las personas empobrecidas puede rasgar el velo de los estereotipos que invisibilizan. "Si no puedes levantarte en la mañana, mirar al espejo y encontrar ahí una persona amada por al menos una persona empobrecida, no aguantarás el éxodo y optarás para una versión light en el seguimiento de Jesús” (Marchetti, 2004). También son pobres las personas desahuciadas, aquellas que están en situación "terminal” por la enfermedad, la drogadicción o por diversas exclusiones sociales.
Con las personas empobrecidas tenemos que unir nuestros esfuerzos para acuerpar su lucha y sus demandas, para ir haciendo posible el reinado de Dios y con ellas ir encontrando caminos de solución económica, política y cultural para que, por lo menos, vivan con dignidad.
Con las personas desahuciadas, por su parte, tenemos que ejercitar la presencia afectiva que les ayude a recuperar su dignidad, y contribuir con ello a resaltar la persona nueva, la "nueva humanidad”(3). Lo que no puede olvidarse es la centralidad que para Jesús tuvo el pobre, y que trabajar por ambos grupos es hacer política desde el sin poder. Sea porque estamos codo con codo en sus luchas o porque – por lo menos- los "sin poder” son horizonte constante de nuestra acción en todas las dimensiones posibles.
La predicación de Jesús va destinada también a quien se experimenta en su condición pecadora. La persona pecadora –y el pecado fundamental es la insolidaridad, "quien oprime al pobre ofende a su creador” (Prov. 14, 31ª)-, es aquella que se arrepiente de su insolidaridad y quiere ponerle remedio(4). La persona pecadora encuentra en su pecado su extrema pobreza. En eso pobre y pecador, pecadora, se entrelazan: uno, porque demanda justicia y solidaridad; otro, porque debe dejar de ser insolidario.
4. En qué sentido se equipara pecador y pobre
Una persona pobre o también pecadora –en el sentido dicho-, no tiene nada especial que presentar a Dios. Si entramos a lo profundo de nuestras vidas y de nuestra insolidaridad, encontraremos que realmente no tenemos nada que nos presente ante Dios sino nuestras debilidades y nuestras flaquezas, nuestra falta de humanidad, nuestra falta de solidaridad.
Reconocernos pecadores supone, al mismo tiempo, el deseo de cambiar de actitud. Por eso Dios nos acoge y nos invita a ser profundamente solidarios –con los empobrecidos de este mundo para sacarlos de su pobreza, con las personas desahuciadas, para devolverles dignidad-. Esto, como consecuencia, implica desprendernos de nuestras riquezas, compartiendo lo que somos y lo que tenemos. Muchas veces, para los que no somos realmente pobres en el sentido material, el camino para entrar en el reinado de Dios es reconocer nuestro pecado de no haber puesto lo mejor de nosotros para cambiar las relaciones entre los humanos y con la naturaleza y sobre todo, oír la palabra de Jesús "anda y no peques más”. (Jn 8,11)
Por lo que vamos diciendo se puede ir comprendiendo el nombre de este librito "Haciendo política, desde el sin poder”. Que entonces quiere decir dos cosas. La política de Jesús no busca el poder a ultranza para dominar a otra gente despreciándola. Todo lo contrario, es la expresión de los que no tenían el poder, es ¡su defensa! Por último, adoptar a los "sin poder” como preocupación vital y que se convierta en motor de lucha para la búsqueda de soluciones pertinentes y efectivas.
Pero conviene recalcar otro elemento muy importante del reinado de Dios. La iniciativa siempre es de Dios. Es su persona y sobre todo su modo y proyecto lo que te apasionará tanto que te llevará a realizar "locuras” por su cariño. ¿Has visto la película "La vida es bella”? ¿Te acuerdas del ejemplo de aquella mujer no judía, pero esposa y madre de judíos, que también se enlista en el campo de concentración? Ese tipo de pasión amorosa provoca el modo de Jesús y la fe en él. Con ese cariño apasionado no se mide lo mucho que "cuesta”. Esto supone enamorarse del modo de Jesús y de su causa. La mejor expresión de la fe profunda en Dios es la seducción. Porque en la seducción te sientes atraída, atraído, pero la fuerza viene de quien te atrae. La seducción es casi un arrasamiento pero que encaja con lo más hondo de tus deseos.
Es todo eso que decíamos en la Danza. Por eso, aunque tengas la sensación de estar como "sin poder” hacerlo, con su gracia sí puedes lograrlo. Es, en definitiva, la esperanza de que sea posible algo diferente para ti, para mí y para todos los que quieren seguir a Jesús. Sobre todo, la certeza de que su fuerza va minando el poder destructor del sistema que mata y destruye la tierra y su gente. Su impulso va haciendo nacer algo nuevo, aunque sea en pequeño. No olvides que el grupo que fundó Jesús no tendría más de cien personas, él mismo lo llamaba "la pequeña manada”.
5. El éxito de una ley solidaria
Lo de Dios, entonces, es un éxodo, salirse del sistema, decíamos, para cuando menos cambiar de perspectiva, de horizonte. Además implica inventar realidades diferentes "ejemplarizantes” (desde lo pequeño y desde abajo), vinculándolos a movimientos parecidos que de hecho, están surgiendo a nuestro alrededor. Esto es muy importante y esto sí tiene su connotado político. Lo que tiene éxito se vuelve atractivo.
Por eso Dios, al comenzar con el pueblo judío, esperaba que su modo de ser diferente pudiera atraer a todas las naciones. El modo de organizarse el pueblo no era en base a un gobernante, sino por la institución de una Ley. Lo profundo de la ley judía es que nace para evitar el sufrimiento, la explotación, la opresión, la violencia y la esclavitud de su pueblo en la época de Egipto. Por medio de la Ley, Dios manda a su pueblo no oprimir al extranjero, recordándole que ya había sido extranjero oprimido en Egipto.
Los estudiosos van aclarando que ese texto de la Ley – muchas veces prolijo-, pretendía fundamentalmente fijar medidas estructurales para la desaparición de la pobreza: el perdón de las deudas cada siete años, la prohibición de la usura, el descanso de la tierra, el acoger a la viuda y al forastero… El único impuesto establecido tenía como finalidad instaurar lo que en nuestro tiempo llamaríamos seguridad social para las personas menesterosas (Levítico 25, 8 -13.23).El hecho mismo de la Ley postulaba que los gobernantes que vinieran después –muy a pesar del modo de Dios, que no quería que hubiera reyes- no podían ejercer su función si no dentro de la Ley. No se permitía, por tanto, el despotismo de un rey que gobernara a su antojo. El pueblo de Israel vivió bajo esta ley casi doscientos años. ¡Imagínate: Eso fue realidad y por un tiempo bastante largo!(5)
Es importante resaltar que Dios en el Antiguo Testamento prefiere a los judíos en vez de, por ejemplo, a los egipcios porque éstos los explotaron. Es claro que "El único Dios verdadero prefiere la justicia a la injusticia, el derecho a la iniquidad y, por tanto, es el Dios libertador. Esta antiquísima tradición judía estaba destinada a chocar profunda y ferozmente con la comercialización, la urbanización y la monetización romanas en la nación judía del siglo I” (Crossan. 2002,182). Ahora bien, lo más interesante, como señala este autor, es que la lógica que subyace a esa justicia divina es la igualdad humana, un igualitarismo radical que no se muestra en manifiestos abstractos, sino en leyes concretas.
5.1 La ley y el sábado
Por esta razón, la importancia del sábado no era cultural, tenía una gran repercusión social y política. El día del sábado representaba un aplazamiento temporal de la desigualdad, un día de descanso para todos: para los animales y los seres humanos, para los esclavos y los amos, para los niños y los adultos. "El descanso sabático devuelve a todos al igualitarismo simbólico. Es una pausa regular contra la actividad que produce desigualdad en los otros días de la semana” (íbdm. 189). El descanso pone todo, incluso la tierra, en un estado de equilibrio, equidad, igualdad.
Ahora bien, ese descanso tiene tres grandes adversarios, señala Crossan: "el endeudamiento, la esclavitud y el desposeimiento”. De ahí la lucha por instaurar el año sabático y el año jubilar, pero no con manifiestos, sino con una legislación concreta. Tal vez el año jubilar sea un ideal utópico, "pero está formulado de manera que resulte realmente posible”.
*****
Analiza y reflexiona:
Dice el Señor:
Contarás siete semanas de años, siete por siete años; de modo que las siete semanas de años sumarán cuarenta y nueve años. El mes séptimo, el día diez del mes, harás resonar el estruendo de las trompetas; el día de la Expiación harán resonar el cuerno por toda su tierra. Declararán santo el año cincuenta y proclamarás por el país la liberación para todos sus habitantes. Será para ustedes un jubileo; cada uno recobrará su propiedad, y cada cual regresará a su familia. Este año cincuenta será para ustedes año jubilar: no sembrarán, ni segarán los rebrotes, ni vendimiarán la viña inculta, porque es el año jubilar, que será sagrado para ustedes. Comerán lo que el campo dé de sí. En este año jubilar recobrarán cada uno su propiedad (… )La tierra no puede venderse a perpetuidad, porque la tierra es mía y ustedes son forasteros y huéspedes en mi tierra” (Levítico 25, 8 -13.23).
¿Qué pretendía evitar esta legislación?
¿Crees que con ella se podía frenar el endeudamiento, la esclavitud y el desposeimiento?
¿Te das cuenta de la fuerza que puede tener una legislación justa y adecuada?
*****
El culto, a diferencia de otras culturas, se concebía en estrecha relación a todo lo anterior. Dios rechaza el culto cuando falta la justicia. Sin embargo, no hay ni un solo enunciado bíblico en el que Dios rechace la justicia aun cuando falta el culto. "En la tradición judía el ritual ritualiza la justicia, en el culto se adora al Dios de justicia” (Crossan. 2002,205).
"A mí qué me importa su sacrificio, dice Yavhé,
Estoy harto de holocaustos, de carneros…
La sangre de novillos y machos cabríos
no me agrada cuando vienen a presentarse ante mí…
No sigan trayendo vanas oblaciones
El humo del incienso me resulta detestable….
No tolero falsedad y solemnidad…
me tapo los ojos para no verlos
Aunque menudeen la plegaria
Yo no oigo…
Sus manos están de sangre llenas…
Desistan de hacer el mal,
aprendan a hacer el bien.
Busquen lo justo,
den sus derechos al oprimido,
hagan justicia al huérfano y
aboguen por la viuda…” (Is. 1, 11-18)
6. Jesús es fruto de la resistencia campesina
Para el tiempo de Jesús, el pueblo judío estaba colonizado por los romanos quienes provocaron la ruptura campesina, el deterioro del tejido social del pueblo, a través de la destrucción de sus creencias, su forma organizativa, sus normas, su economía y sus jerarquías.
Había un deseo de restablecer la alianza y esperar al Mesías. El movimiento que comenzó Jesús del Reinado de Dios "empezó como un movimiento de resistencia campesina”. La resistencia campesina suele desarrollarse en la medida en que los imperios agrarios están más imbuidos en la comercialización. Esto fue generando un grupo de personas itinerantes, a la manera de Jesús en su vida pública, deambulando por los lugares vecinos, juntamente con otro grupo más sedentario que ayudaba y daba apoyo económico a los que seguían a Jesús. De la conjunción de estos dos grupos comenzó a brotar el cristianismo primitivo. Según Theisssen:
"Entre los carismáticos ambulantes y las comunidades locales regía una relación complementaria: los carismáticos ambulantes eran las autoridades espirituales decisivas en las comunidades locales; a su vez, las comunidades locales eran la base social y material imprescindible de los carismáticos ambulantes. Es imposible entender el movimiento de Jesús y la tradición sinóptica exclusivamente a partir de los carismáticos ambulantes. Junto a ellos había también ‘comunidades locales', grupos sedentarios de simpatizantes.” (Citado por Crossan. 2002,279)
Crossan termina diciendo que son los indigentes sin tierra y pobres con tierra, los reunidos por el movimiento del reinado de Dios como itinerantes y sedentarios (330).
"Los itinerantes miran a los sedentarios, que es lo que ellos eran ayer o el día antes, con envidia e incluso odio. Los sedentarios miran a los itinerantes, que es lo que ellos podrían ser mañana o el día después, con miedo y desprecio. El programa del reino fuerza a estos dos grupos a unirse entre sí y se empieza a reconstruir la comunidad campesina desagarrada por la comercialización y la urbanización.” (331)(6)
De alguna manera la resistencia campesina fue cuna del modelo de Jesús.
7. Jesús hereda también la resistencia de la mujer judía
Junto con la vivencia de la resistencia campesina, Jesús tuvo contactos con la resistencia femenina, expresada poéticamente ya en el canto de María (Lc 1,46). Fue su propia madre la que le inculcaría, desde niño, lo más granado de la profecía y del modo de Dios. También le enseñaría el valor de las mujeres y su capacidad de ser transmisoras novedosas del mensaje de la Alianza, frente a un patriarcalismo grosero. En este sentido, la vivencia de lo femenino que hereda Jesús se enmarca necesariamente en una línea de disidencia al papel relegado de la mujer, en la cultura judía tradicional. Este movimiento que contagia a Jesús, tuvo sus orígenes en el mismo éxodo.
El libro del Éxodo, analiza María José Arana (2006. 98), comienza presentando un precioso acto de resistencia. Las mujeres comadronas egipcias resistieron la orden del Faraón de matar a los niños judíos. Esa complicidad solidaria de las mujeres es un acto de defensa de la vida más allá de las pretensiones étnicas y de las diferencias sociales.
"Me parece importante subrayar cómo precisamente las mujeres no solo violaron las leyes, sino que también en complicidad, saltaron por encima de las barreras sociales, raciales, religiosas...; desafiaron la realidad que se les imponía desde el poder y fueron capaces de tender puentes entre los pueblos enemigos”…, ayudando a que naciera una nueva vida donde los poderes y los varones habían programado simplemente la muerte”. (Arana, 2000. 100)
El ejemplo del Éxodo se repite en otros pasajes, como el canto victorioso de Miriam, hermana de Moisés, la gesta de Débora, la defensa del pueblo que realiza Judith, el rol liberador de Ester en el exilio, la esperanza y fuerza de Ana la madre de Samuel. No cabe duda que la vida del pueblo judío solo se comprende a cabalidad desde la perspectiva de la vivencia femenina "en resistencia”(7).
Jesús hereda toda esa tradición. El canto de María (Lc 1, 46) retoma el canto de Ana en el libro de Samuel y establece la relación de esa resistencia femenina -esa captación del modo de Dios- como la base de una pedagogía especial en la formación de Jesús. Resulta llamativo y escandaloso para la época el modo de relacionarse Jesús con las mujeres. Tenía amigas mujeres y las visitaba. Ellas formaban parte del grupo de los itinerantes y también de los sedentarios. Más aún, en los cuatro evangelios la mujer tiene un papel privilegiado, empezando por el evangelio de Marcos, donde las tres palabras o frases que se aplican a las mujeres que acompañaban a Jesús crucificado a una cierta distancia, son el sello del discípulo: "cuando estaba en Galilea lo habían seguido y servido y otras muchas habían subido a Jerusalén con Él.” (Mc 15, 41) Son ellas las que están en el momento más cruento de la cruz, y son ellas las primeras testigos de la Resurrección.
*****
Analiza y Reflexiona
Te sugiero que por lo menos visites en Internet la referencia bibliográfica de la Tienda Roja. Ojalá pudieras leerla. ¿No te parece que sabemos muy poco del papel femenino en la Biblia? Saca algún otro pasaje en la Biblia de mujeres en resistencia. ¿Por qué habrá tanta "resistencia” para sacar a la luz el papel de la mujer? ¿Cuál puede ser la razón a tu criterio?¿Qué resistencias puedes nombrar?
La resistencia campesina generó un modelo entre itinerantes y sedentarios. La resistencia femenina dio un aporte novedoso a ese binomio: el papel relevante de la mujer. Ambas fuerzas contribuyeron a diseñar un nuevo tipo de comunidades de seguidores.
8. La misión bíblica: generar una nueva comunidad alternativa
La comunidad de personas que seguían a Jesús mostraban una alternativa sociológica y era ya primicia del Reinado de Dios
Voy a citarte un texto de Antonio González, tomado de su libro Reinado de Dios e Imperio (2003), que me ha fecundado sobre manera para todo esto que te presento. La primera invención de Jesús: generar una comunidad distinta en la periferia
"La pregunta sobre la solución bíblica a la pobreza y a la injusticia social se ha encontrado con una respuesta radical e inesperada. Las alternativas usuales, tales como la resistencia pasiva, la caridad individual, la violencia, las negociaciones o la toma del poder político, se han mostrado como soluciones limitadas que no cambian definitivamente las estructuras sociales ni hacen desaparecer la opresión. La alternativa bíblica a la pobreza y a la injusticia consiste en la formación, en la periferia del sistema, de una sociedad distinta, sobre la que Dios reina directamente. Se trata de una sociedad igualitaria y fraterna que, en cuanto tal, ha de ser una alternativa contrastante pero atractiva para todos los pueblos de la tierra, invitados a peregrinar finalmente hacia ella.” (González, 2003. 135)
El compartir es la señal más clara de Jesús, su estrategia liberadora. Y es que quienes siguen a Jesús no solo están para enseñar o predicar, sino para resolver problemas tan fundamentales como saciar el hambre. De ahí la relevancia de la multiplicación de los panes, recogida por los cuatro evangelistas. Ahí se opera el "milagro” de que el compartir sacia multitudes y aún sobra para dar más. Como bien señala Antonio González, la lógica de Jesús es distinta a la que uno podría imaginar u objetar: "consiste en abrir los propios bolsillos para ver cuánto hay en ellos para compartir. Y se comparte todo lo que se tiene.” (González, 2003. 154)
"De este modo la estrategia de Jesús parece consistir en la formación de una nueva comunidad, que representa a Israel y que está formada por hermanos y hermanas que han dejado sus vínculos familiares y económicos para incorporarse a un nuevo entramado de relaciones sociales. Es una comunidad de mesa presidida por Jesús que parte el pan para el pueblo de Dios "lo decisivo es entrar en las nuevas relaciones sociales.” (González, 2003. 158)
*****
Analiza y Reflexiona
¿Habías entendido que lo fundamental en el modo de Jesús es "compartir”? ¿Habías considerado que la Eucaristía es precisamente eso y por ello se llamó "el partir del pan”? ¿Qué consecuencias se derivarían en tu vida, en la vida de la Iglesia y de la sociedad? ¿A qué te sientes tú invitado o invitada a compartir?
Coloca la palabra que de ordinario sintetizaría la manera de Jesús. ¿Tiene que ver con el compartir el ser y el tener? Explicítalo.
*****
9. Nuestra tarea: generar redes a todos los niveles
Hay, por tanto, que aunar los esfuerzos y hacer alianzas con quienes tienen buena voluntad, aunque la acción gigantesca del mal es obvio que no se detiene solo por la existencia de comunidades del reinado de Dios.
Siempre hay personas o instituciones que, como Zaqueo se había enriquecido a costa de otras, y que con la sola presencia de Jesús y su invitación se sienten capacitadas para devolver y compartir lo que tienen. Personas también influyentes, como Nicodemo que tímidamente y sintiendo los riesgos de estar con Jesús, le pregunta sobre qué tiene que hacer. Personas de dudosa reputación en la administración pública, como Levi –Mateo- a quienes Jesús claramente convida. Nadie queda excluido de la invitación de Jesús a transformar el mundo
Finalmente te darás cuenta de que por el hecho de ser persona, tienes unos compromisos éticos muy específicos, con los que te puedes sentir en común con las personas de buena voluntad. Pero como cristiano tienes una especificidad y un aporte radical heredado de Jesús, que es quien en definitiva sabemos por la fe que captó la esencia del mal que está en el orden establecido. Por eso su modo de proceder vence al mundo y así te invita a seguirlo.
Hay que estar en contacto directo con los más pobres, con los más desheredados de la tierra para colaborar con ellos en "heredarla”. Este trabajo por el reinado de Dios nos une al Siervo de Yahvé –que ya casi no tiene rostro humano- y en cuyas heridas, sin embargo, podemos curar nuestras propias heridas. Es decir, el trabajo así entendido por el reinado, nos invita a continuar trabajando nuestros procesos psicológicos de una manera distinta. Es evidente que el dolor y sufrimiento de las mayorías –compartiendo en cercanía personalizada con ellas-, da racionalidad y dimensión correcta a los propios sufrimientos. Todo esto nos invita una y otra vez a vivir en plenitud la vida, para colaborar a que las personas más desheredadas también tengan esa vida y en abundancia.
Hay que aunar esfuerzos también con las personas dedicadas a la causa ecológica. Este trabajo por rescatar de los agujeros negros de la sociedad a los más empobrecidos, nos une necesariamente con el grito de la Tierra en peligro. Ambas cosas tienen algo en común: la herida de la pobreza y de la miseria que desgarra el tejido social de los millones de pobres en el mundo entero. Recuerda que es la mitad de la humanidad. Pero la segunda, la agresión sistemática a la Tierra, rompe el equilibrio del planeta amenazado por las sociedades contemporáneas. De ahí que Tierra en riesgo y humanidad crucificada nos convocan desde lo de Dios, unifican la acción política. Citando a Leonardo Boff:
"Ambas tienen como objeto la liberación; una, la de los pobres, a partir de ellos mismos en cuanto sujetos históricos organizados, concienciados y en conexión con otros aliados que asumen su causa y su lucha; y otra, la de la Tierra, mediante una nueva alianza del ser humano para con ella, en una relación fraternal/sororal y con un tipo de desarrollo sostenible que respete los diversos ecosistemas y garantice una buena calidad de vida a las generaciones futuras.” (1996.135)
10. Hacer redes que sean místicas
En esas personas pobres sufrientes, es donde nos encontramos con Jesús que sufre. Nos topamos con Jesús –como nos indica Ignacio de Loyola-, "que sufre aún en la humanidad” (EE. 95). Jesús, el rostro del Dios de bondad, está siempre acompañando el dolor de las personas que sufren. La experiencia de recibir el regalo de encontrar a Dios así es una experiencia mística.
Una de las luchas más fuertes que libró Jesús fue reivindicar la imagen de su Padre ensuciada con falsas imágenes. Entre ellas la gran mentira de que Dios no quiere compartir con la humanidad lo que tiene. Un Dios celoso de darse plenamente (Génesis 3). Junto con la lucha denodada de Jesús por reivindicar a las personas oprimidas, libró la defensa de un Dios bueno y solidario, nada vengativo y mucho menos avaro de dársenos enteramente. Eso sí, si en algo es celoso Dios es en que cuidemos de nuestro hermano y de nuestra hermana; de nuestra tierra, administrándola bien, para que sea un vergel y la casa común de la humanidad.
Por eso, la acción política por transformar desde abajo el mundo debe convertirse en una experiencia mística: encontrarse con Jesús muriendo y también resucitando, ese cordero degollado pero de pie que presenta el Apocalipsis (5,6).
Jesús resucitado se nos hace presente con rostros distintos, en los que cuesta reconocerlo. Sus gestos nos ayudan a dimensionar cuánta resurrección tenemos ya en esta historia de muerte. En los días después de la resurrección, se mostraba a sus seguidores dándoles pistas: en Emaús convenció a sus amigos tristes de que era el Señor al "partir y compartir el pan”; como en el tono profundamente implicante y afectivo de su voz –tal y como lo sintió María, su amiga, en el sepulcro, y exclama, por eso "Maestro bueno”-; al mostrar un porte digno y un cuerpo que denotaba paz en su caminar –como lo percibió Juan desde la barca en el Tiberíades- ;al experimentar una preocupación solidaria por procurar el sustento a sus amigos –como también vivenciaron sus amigos en ese almuerzo que les preparara también en el Tiberíades-; cuando convida a Tomás a tocar su cuerpo ultrajado y herido –y sin embargo comunicándole paz profunda y fe en su fuerza. En todos estos rasgos –pistas- lo podemos encontrar a cada paso. La resurrección de Jesús está en una especie de persuasión –que no viene de ti ni de mí- de que Él es "el viviente” (Apo. 1, 18), a quien encontramos en lo profundo de la oración y en muchas hermanas y hermanos que se nos unen en el camino de esta lucha larga humana. ¡Es fuente de tu esperanza!
Esta experiencia le pone carne real a la verdadera espiritualidad. Una espiritualidad –y por tanto una mística- que encuentra a Dios en quien está en más necesidad, también en las personas que reflejan resurrección y "en todas las cosas”, en la creación entera. Una espiritualidad que no es solo contemplación sino que nos empuja a la acción por desclavar de la cruz a las personas crucificadas de la historia; una acción mística pero colectiva porque se hace en grupo. Esa actuación es una de las tareas cruciales de las iglesias.
Y esto no es un panteísmo (todas las cosas son Dios) al gusto del movimiento New Age, sino un "pan-en-teísmo” (Dios está en todas las cosas) que ha sido columna vertebral de los grandes místicos del cristianismo, como San Francisco de Asís e Ignacio de Loyola en la Contemplación para Alcanzar amor: Dios está en la creación entera.
11. El encuentro con Dios en la belleza y el dolor de la Tierra
Lo dicho nos llevaría a hacer que penetre en la conciencia universal que además de la causa del pobre como núcleo del evangelio, está también la "causa de la tierra”. La tierra es expresión de Dios y su conservación es la condición para el mantenimiento y la realización de la especie humana. Como bien enfatiza Boff, la cuestión básica no es: Qué futuro tiene el cristianismo o la iglesia de Cristo, ni qué destino tendrá occidente, "sino qué futuro tendrá el planeta Tierra y la humanidad que es su expresión” (1996. 145).
Retomar lo del Reinado de Dios, de alguna manera es volver, entonces, al sueño primero del momento de la creación. Es contribuir a recrear de nuevo las condiciones humanas y ecológicas que están manchando el rostro del mundo. Voy a permitirme transcribir una página de Robert Muller, una narración que él titula "El nuevo génesis”.
Y Dios vio que todas las naciones de la Tierra, negras y blancas, pobres y ricas, del Norte y del Sur, del Oriente y de Occidente, de todos los credos, enviaban sus emisarios a un gran edificio de cristal a orillas del río del Sol Naciente, en la isla de Manhattan, para estudiar juntos, pensar juntos y juntos cuidar del mundo y de todos los pueblos. Y Dios dijo: Eso es bueno. Y ese fue el primer día de la Nueva Era de la Tierra.
Y Dios vio que los soldados de la paz separaban a los combatientes de las naciones en guerra, que las diferencias se resolvían mediante la negociación y el raciocinio y no por las armas, y que los líderes de las naciones se encontraban, intercambiaban ideas y unían sus corazones, sus mentes, sus almas y sus fuerzas para el beneficio de toda la humanidad.
Y Dios vio que los seres humanos amaban a la totalidad de la Creación, las estrellas y el sol, el día y la noche, el aire y los océanos, la tierra y las aguas, los peces y las aves, las flores y las plantas y a todos sus hermanos y hermanas humanos. Y Dios dijo: Eso es bueno. Y este fue el tercer día del Planeta de la Felicidad.
Y Dios vio que los seres humanos eliminaban el hambre, la enfermedad, la ignorancia y el sufrimiento en toda la Tierra, proporcionando a cada persona humana una vida decente, consciente y feliz, controlando la avidez, la fuerza y la riqueza de unos pocos. Y Dios dijo: Eso es bueno. Y ese fue el cuarto día del Planeta de la Justicia.
Y Dios vio que los seres humanos vivían en armonía con su planeta y en paz con los demás, gestionando sus recursos con sabiduría, evitando el despilfarro, frenando los excesos, sustituyendo el odio por el amor, la avaricia por el darse por satisfecho, la arrogancia por la humildad, la división por la cooperación y la suspicacia por la comprensión. Y Dios dijo: Eso es bueno. Y ese fue el quinto día del Planeta de Oro.
Y Dios vio que las naciones destruían sus armas, sus bombas, sus misiles, sus barcos y aviones de guerra, desactivando sus bases y desmovilizando sus ejércitos, manteniendo solo un policía de la paz para proteger a los buenos de los malos, y a los normales de los enfermos mentales. Y Dios dijo: Eso es bueno, y ése fue el sexto día del Planeta de la Razón.
Y Dios vio que los seres humanos recuperaban a Dios y a la persona humana como su Alfa y Omega, reduciendo a las instituciones, creencias, políticas, gobiernos y demás entidades humanas a su papel de simples servidores de Dios y de los pueblos.
Y Dios los vio adoptar como ley suprema aquella que dice: Amarás al Dios del Universo con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Amarás a tu bello y maravilloso planeta y lo tratarás con infinito cuidado. Amarás a tus hermanos y hermanas humanos, como te amas a ti mismo. No hay mandamientos mayores que éstos.
Y Dios dijo: Eso es bueno. Y ése fue el séptimo día del Planeta de Dios.” (Citado en Boff.1996. 57-58)
*****
Analiza y reflexiona:
¿Cómo sientes este nuevo Génesis? Explica qué renglones te comunican vida y te hacen soñar mundos mejores.
*****
A manera de síntesis, si has captado bien esto del "reinado de Dios”, comprenderás que no es algo que vendrá más allá de nuestra muerte, sino que tiene que darse aquí y ahora. Tiene que darse un nuevo tipo de relaciones profundamente fraternales, democráticas, ecológicas y solidarias, para que las realidades escandalosas de nuestro mundo se modifiquen de raíz.
Supone hacer vida la solución de Jesús, tan sencilla y tan difícil de poner en práctica: compartir de verdad todo lo que tenemos, todo lo que somos, fundamentalmente con las personas excluidas, empobrecidas y desahuciadas. Trae consigo salirse del sistema -¡por lo menos ideológicamente!-, desligarse del poder según este mundo, aprender a ejercerlo al modo de Jesús, para que por gracia de Dios, -por su impulso-, se generen, desde lo pequeño, núcleos alternativos de relación y de compartir al modo de Jesús y de su causa.
Es aceptar la invitación constante –abierta para ti, para mí, para todos y todas sin excepción-, a ser semilla y a dar fruto. A trabajar por transformar el mundo desde abajo, desde lo pequeño, desde lo cotidiano, sin caer en dualismos maniqueos. Emprender una acción política, sí; pero sobre todo desde una espiritualidad, una mística, que encuentra a Dios en quien está más necesitado y necesitada. Personas que, además, pueden ayudar a curar nuestras heridas. Es un llamado a unificar esfuerzos para hacer este mundo más humano, retomando los valores de la gente pobre, en quienes Dios se nos manifiesta más con su peculiar modo.
Como verás en el próximo capítulo, entendido de esta manera, el trabajo por el reinado te invitará a continuar trabajando tus procesos psicológicos de otro modo, a vivir con valor y con valores y a desarrollar tu capacidad crítica y propositiva.
Ahora es momento de recoger tus reflexiones personales sobre el tema del reinado de Dios, para empezar a "tejer” ese tapiz personal del que te hablaba al principio de este libro.
12. Elaborando el tapiz de mi compromiso
¿Qué es lo que más te ha impresionado de esta presentación del reinado de Dios? ¿Hay algo que te gustaría "desear-desear” en la construcción de este reinado? Puedes colocar algunas ideas diferentes a lo que siempre habías creído porque así te lo habían enseñado. Coloca las diferencias.
Fíjate cómo el reinado de Dios nos brinda una perspectiva estructural de las cosas: por una parte nos muestra cómo el mundo está mal porque hay estructuras y leyes que conducen a la opresión; pero también nos manifiesta cómo ya desde el Antiguo Testamento se instauran otros elementos "estructurales” –por medio de leyes- que permiten la construcción de un mundo diferente.
¿Cómo las diferenciarías? ¿Cuál fue la revolución de Jesús al incluir a la mujer en un papel más relevante y contracultural para su época?
Fíjate cómo, desde el principio, el reinado de Dios se iba concretando en nuevas formas de relación. Cómo, en la práctica, el mensaje del reinado de Dios es una acción política transformadora desde las personas que no tienen, que son también apoyadas por quienes tienen más posibilidades. Nombra personas que teniendo posibilidades hacen su mejor esfuerzo por ayudar y contribuir. Recuerda también instituciones que van en este sentido. Señala sus características.
Presta atención a cómo todo esto tiene que ver con la realidad de que lo del reino también tiene un trasfondo de la armonía del universo.
¿Quiénes son hoy para ti los excluidos, los empobrecidos, los desahuciados y los pecadores? ¿Qué relación puede haber en el hecho de que en las heridas del que sufre, pueden sanar mis propias heridas?
¿Sientes, en verdad, que tu pecado es la insolidaridad? O si no ¿de qué es de lo que tú sí te culpabilizas de ordinario?
¿Cuál es el modo como Jesús hizo política?
Jesús, con su vida y su predicación, denuncia todo aquello que contradice la imagen de su Padre y de su sueño. Él -aunque en "pequeña manada”- emprende un camino basado en el compartir y hacer realidad ese sueño. Este fue el modo de hacer política de Jesús, un modo muy diferente al de su época. El imperio romano vio en Jesús a un enemigo del César y un alborotador del pueblo. Seguir a Jesús tenía y tiene, entonces, mucho de político, pero de una política no bien aceptada y riesgosa.
Otro rasgo de Jesús fue luchar contra la mentira, la deshonestidad, el engaño y contra la fuente misma de ese mal que se asienta en nuestros corazones (Mc 7. 1-23). Pero también vio una relación causal entre los ricos y los pobres; puedes corroborarlo en el sermón de la montaña como señala San Lucas (cap. 6). Si no trabajas todo esto, te insisto, tu acción política tropezará con muchos escollos y correrás el riesgo de desviarte.
Jesús se dedicó también a sanar los corazones afligidos y a ejercer la denuncia profética (Lc. 4. 14). Los corazones machacados producen hostilidad e injusticia en la vida. De ahí también que insistiéramos en curar nuestras heridas para intentar romper nuestras propias injusticias. Así nos preparamos para ser seguidores de Jesús en un camino de fe y seguimiento pero que se traduce en una acción política: cambiar el mundo inspirados en el reinado de Dios. Este impulso del Dios de Jesús debe estar muy bordado en tu tapiz, le da un colorido y una fuerza muy especial.
[PROGRAMA DE FORMACIÓN DE JESUITAS Y LAICOS.
Comisión de Espiritualidad. Provincia Centroamericana de la Compañía de Jesús.
Tema 10. Mes noviembre del 2011].
Notas:
(1) El Nuevo Testamento muestra que, sin embargo, tampoco lo era de manera generalizada en el primer siglo. De lo contrario, no se entienden las parábolas del evangelio de Lucas contra los ricos, ni la diatriba de Pablo en 1Cr 11 contra los que exhiben su buen comer frente a los menesterosos en la Cena del Señor, ni la contraposición del evangelio de Mateo: "no pueden ustedes servir a Dios y al dinero” (Mt 6,24). Ni la frase de 1 Timoteo, 6 "la raíz de todos los males es el amor al dinero”. Para una comprensión de las pugnas de poder y del dinero en la primera carta a Timoteo, véase el libro de Elsa Tamez: Luchas de poder en los orígenes del cristianismo, Presencia Teológica, Sal Terrae, Santander. 2005.
(2) Congregación General XXXV. Edición especial III Headline 2008.
(3) La "Humanidad nueva”, con mayúscula es término técnico en cristología para referirse a Jesucristo resucitado y exaltado. La "nueva humanidad” sería el término para referirnos al efecto del Reinado de Dios sobre las personas.
(4) Parece que para los Evangelios "pecador” es también y sobre todo el nombre que la ideología religiosa del tiempo de Jesús daba a los mismos pobres, por ser ignorantes de la ley a causa de estar ocupados todo el tiempo en su sobrevivencia. Resuena especialmente en la introducción al Cáp. 15 de Lucas y en Jn 7, 49.
(5) Así lo trata de probar Gottwald en "The tribes of Jahwe”. The sociology of religión of liberated Israel, New York ORBIS. Otros, como Sicre, no creen que lo prueba. Pero, de todas maneras, la idolatría de Gedeón, el sacrificio humano de Jefté, la corrupción de los hijos de Elí, etc…, hacen ver lo complejo del asunto. O que el trigo y la cizaña siempre están juntos…
(6) Esta interpretación de Crossan es criticada, por ejemplo por Meier –Un judío marginal- y otros, porque asemeja a Jesús más al modelo de un filósofo cínico griego que al de un profeta judío. Pero este "modelo” puede ayudarte a construir imágenes más concretas de lo que pudo ser la situación social de Jesús y sus seguidores. En este sentido se me hace sugerente planteártelo.
(7) Una presentación en forma novelada del papel de la mujer en el Éxodo, se puede encontrar en el libro la Tienda Roja de Anita Diamant. Ed. Publicaciones y ediciones Salamandra, S.A. Barcelona, 1999. Otras mujeres famosas en el Antiguo Testamento: Sara Gn.11.29, Rebeca Gn.24, Raquel y Lia Gn.29, María Hermana de Moisés Ex.20, Debora Jue.4.5, Rut Rt.1.4, Ana Madre de Samuel I Sam.1, Ester Est.1, Judit Jdt 1.16, La madre de los Macabeos II Mac. 7. Por indicar únicamente Antiguo Testamento.
0 comentarios:
Publicar un comentario