Publicado por Acción Católica General
● Ruego por pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y estimar a Jesucristo y, así, poder seguirlo mejor.
● Apunto algunos hechos vividos esta semana que ha acabado.
● Leo el texto. Después contemplo y subrayo.
● Ahora apunto aquello que descubro de JESÚS y de los otros personajes, la BUENA NOTICIA que escucho... Jesús cuestiona mi relación con el dinero, mi consumo... También me puedo preguntar si todas los otros aspectos de mi vida los intento vivir para Dios.
● Y vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi entorno... desde el Evangelio... ¿Qué testigos encuentro que son libres ante el dinero, tienen coherencia personal, tienen unidad de vida?
● Llamadas que me hace -nos hace- el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso.
● Plegaria. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo...
VER
Creo que pocas veces habremos dicho con tanta sinceridad como este año la manida frase: “Feliz Año Nuevo”.
Pocas veces, a nivel general, hemos necesitado tanto que el Año Nuevo sea “Feliz” o, por lo menos, algo mejor que los años que acabamos de pasar. A pesar de la alegría y la fiesta con que la mayoría van a recibir el nuevo año, creo que pocas veces el inicio de un nuevo año ha estado envuelto en tantos interrogantes e incertidumbres como este Año Nuevo trae consigo. Por eso podemos pensar: ¿Cómo será posible que el Año, además de “Nuevo” sea también “Feliz”?
JUZGAR
Por lo mucho que necesitamos que el Nuevo Año sea también “Feliz”, este año debemos tener presente con especial intensidad la primera lectura de la Palabra de Dios que hemos escuchado: El Señor te bendiga y te proteja, ilumine tu rostro sobre ti y te conceda su favor; el Señor se fije en ti y te conceda la paz. En este primer día del Año Nuevo no sólo nos felicitamos unos a otros deseándonos “Feliz Año Nuevo”; como cristianos pedimos la bendición de Dios, invocamos la protección y el favor de Dios para todos, para que, por su acción, el Año Nuevo sea verdaderamente “Feliz”.
Pero una bendición no es un amuleto o un talismán que teóricamente nos va a proteger de lo malo. El hecho de pedir la bendición de Dios no borra de un plumazo los interrogantes, las incertidumbres… ¿Qué más debemos hacer para que el Año Nuevo sea también “Feliz”?
La Palabra de Dios de nuevo nos orienta, y en este primer día del Año Nuevo vuelve a ponernos delante del Misterio de la Navidad. El Evangelio que hemos escuchado nos invita a hacer como los pastores que fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al Niño. Hoy hace 8 días que celebramos la Navidad, y quizá necesitemos recordar lo que decíamos ese día: celebrar la Navidad es celebrar que Dios es Amor, que somos amados por Él, y por eso se hace uno de nosotros para que, por su Hijo, podamos encontrarnos con Él y amarle y sentirnos amados. Y decíamos que, si un encuentro entre nosotros consigue transformarnos, mucho más debe hacerlo el encuentro personal con Dios.
ACTUAR
En este primer día del Año Nuevo, ¿qué pienso que haría falta para que también fuese “Feliz”? ¿Qué incertidumbres, preocupaciones, inquietudes… continúan? ¿Las medito en mi corazón, las llevo a la oración? Una semana después de Navidad, ¿sigo contemplando su Misterio, sigo meditando en mi corazón lo que significa para mí, para todos, el Nacimiento del Hijo de Dios?
Como hemos dicho en la oración colecta, Dios… por la maternidad virginal de María entregó a los hombres los bienes de la salvación. Ella, Madre de Dios y Madre nuestra, intercede por nosotros para que el Año Nuevo sea también “Feliz”, que nos sintamos felices porque somos hijos de Dios.
● Apunto algunos hechos vividos esta semana que ha acabado.
● Leo el texto. Después contemplo y subrayo.
● Ahora apunto aquello que descubro de JESÚS y de los otros personajes, la BUENA NOTICIA que escucho... Jesús cuestiona mi relación con el dinero, mi consumo... También me puedo preguntar si todas los otros aspectos de mi vida los intento vivir para Dios.
● Y vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi entorno... desde el Evangelio... ¿Qué testigos encuentro que son libres ante el dinero, tienen coherencia personal, tienen unidad de vida?
● Llamadas que me hace -nos hace- el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso.
● Plegaria. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo...
"AÑO NUEVO Y TAMBIÉN FELIZ"
VER
Creo que pocas veces habremos dicho con tanta sinceridad como este año la manida frase: “Feliz Año Nuevo”.
Pocas veces, a nivel general, hemos necesitado tanto que el Año Nuevo sea “Feliz” o, por lo menos, algo mejor que los años que acabamos de pasar. A pesar de la alegría y la fiesta con que la mayoría van a recibir el nuevo año, creo que pocas veces el inicio de un nuevo año ha estado envuelto en tantos interrogantes e incertidumbres como este Año Nuevo trae consigo. Por eso podemos pensar: ¿Cómo será posible que el Año, además de “Nuevo” sea también “Feliz”?
JUZGAR
Por lo mucho que necesitamos que el Nuevo Año sea también “Feliz”, este año debemos tener presente con especial intensidad la primera lectura de la Palabra de Dios que hemos escuchado: El Señor te bendiga y te proteja, ilumine tu rostro sobre ti y te conceda su favor; el Señor se fije en ti y te conceda la paz. En este primer día del Año Nuevo no sólo nos felicitamos unos a otros deseándonos “Feliz Año Nuevo”; como cristianos pedimos la bendición de Dios, invocamos la protección y el favor de Dios para todos, para que, por su acción, el Año Nuevo sea verdaderamente “Feliz”.
Pero una bendición no es un amuleto o un talismán que teóricamente nos va a proteger de lo malo. El hecho de pedir la bendición de Dios no borra de un plumazo los interrogantes, las incertidumbres… ¿Qué más debemos hacer para que el Año Nuevo sea también “Feliz”?
La Palabra de Dios de nuevo nos orienta, y en este primer día del Año Nuevo vuelve a ponernos delante del Misterio de la Navidad. El Evangelio que hemos escuchado nos invita a hacer como los pastores que fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al Niño. Hoy hace 8 días que celebramos la Navidad, y quizá necesitemos recordar lo que decíamos ese día: celebrar la Navidad es celebrar que Dios es Amor, que somos amados por Él, y por eso se hace uno de nosotros para que, por su Hijo, podamos encontrarnos con Él y amarle y sentirnos amados. Y decíamos que, si un encuentro entre nosotros consigue transformarnos, mucho más debe hacerlo el encuentro personal con Dios.
ACTUAR
En este primer día del Año Nuevo, ¿qué pienso que haría falta para que también fuese “Feliz”? ¿Qué incertidumbres, preocupaciones, inquietudes… continúan? ¿Las medito en mi corazón, las llevo a la oración? Una semana después de Navidad, ¿sigo contemplando su Misterio, sigo meditando en mi corazón lo que significa para mí, para todos, el Nacimiento del Hijo de Dios?
Como hemos dicho en la oración colecta, Dios… por la maternidad virginal de María entregó a los hombres los bienes de la salvación. Ella, Madre de Dios y Madre nuestra, intercede por nosotros para que el Año Nuevo sea también “Feliz”, que nos sintamos felices porque somos hijos de Dios.
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