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domingo, 17 de julio de 2011

Palabra para la Misión: El trigo, al final, vencerá a la cizaña


Domingo XVI del T.O. - Por EUNTES
Año A – Domingo 17.7.2011

Sabiduría 12,13.16-19 / Salmo 85 / Romanos 8,26-27
Mateo 13,24-43

Reflexiones

¡Está prohibido poner barreras y crear separaciones entre buenos y malos, entre santos y malvados! ¿Por qué existe el mal en el mundo? ¿De dónde viene la cizaña? Nos lo explica Jesús. En las tres parábolas del Evangelio (cizaña, grano de mostaza y levadura) afloran las enseñanzas de la parábola del sembrador (cf domingo XV): la insignificante pequeñez de la semilla en comparación con sus potencialidades internas; el dueño que siembra buena semilla en su campo, mientras que el enemigo siembra allí la cizaña; la vengativa impaciencia de los criados y la tolerante paciencia del dueño… (v. 25.28-29). Al final, en el tiempo de la cosecha y la siega llega, el momento del balance definitivo: se evalúan los resultados, con el consiguiente premio o castigo (v. 30). Nuevamente, Jesús mismo nos da la clave para interpretar su parábola, que se aplica a la vida y a la historia de la Iglesia, la cual está llamada a vivir inmersa en un mundo de violencias y de injusticias, pero siempre animada por la esperanza y la paciencia de Dios. En cada tiempo y lugar, la Iglesia misionera “debe continuar su peregrinación entre las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios” (S. Agustín, De civitate Dei).


El Beato Papa Karol Wojtyla, en uno de sus libros, nos ha dejado un comentario autorizado sobre el mysterium iniquitatis que azota el mundo y la historia, y sobre la coexistencia del bien y del mal, haciendo una referencia explícita a la parábola de hoy: “La manera como el mal crece y se desarrolla sobre el terreno sano del bien constituye un misterio. Misterio es también esa parte de bien que el mal no ha logrado destruir y que se propaga, a pesar del mal, avanzando incluso sobre el mismo terreno. Es inmediata la alusión a la parábola evangélica del trigo y de la cizaña… En efecto, esta parábola puede considerarse como una clave de toda la historia del hombre. En distintas épocas y con diferente sentido, el trigo crece junto a la cizaña, y la cizaña junto al trigo. La historia de la humanidad es el teatro de la coexistencia del bien y del mal. Esto significa que, si el mal existe al lado del bien, el bien, sin embargo, persevera al lado del mal y crece, por así decirlo, sobre el mismo terreno, que es la naturaleza humana” (cf. Memoria e Identidad, p. 14).


La aplicación de este mensaje al mundo misionero es inmediata. Ante el mal que avanza o la cerrazón y maldad de muchas personas, a menudo el misionero y el educador se ven tentados a jugar el papel de los siervos de la parábola, que quieren arrancar en seguida la cizaña (v. 28). A menudo con la pretensión excluyente del aut-aut (o-o). Jesús, el divino sembrador del buen grano, invita a tener más paciencia y misericordia, respetando los tiempos de Dios, el único juez que sabe lo que hay en el corazón humano. Aun teniendo la fuerza incontenible del Evangelio (v. 31-32), la misión comienza siempre en situaciones de pequeñez y de fragilidad de cara a la fuerza poderosa del maligno. El misionero es, ciertamente, portador de una levadura capaz de renovar el mundo desde dentro (v. 33), pero actúa en los tiempos largos de la paciencia, de la derrota momentánea y de la tolerancia. Ya lo había prefigurado el libro de la Sabiduría (I lectura): oh Dios, “tu soberanía universal te hace perdonar a todos” (v. 16). Mientras los poderosos de la tierra a menudo se exceden y abusan del poder, Dios es siempre “poderoso soberano”, nos gobierna “con gran indulgencia” y el poder lo ejerce a su discreción (v. 18). El Dios cristiano manifiesta su omnipotencia sobre todo perdonando y usando misericordia. En efecto, Él otorga a sus hijos la “dulce esperanza” de que, en el pecado, da “lugar al arrepentimiento”. Éste es el estilo de Jesús, que el discípulo y el misionero asumen como programa de vida y de acción. (*)


Cada persona es como un campo de buen grano mezclado con cizaña, bajo la presión del maligno y los embates de la intolerancia. Necesitamos que el Espíritu (II lectura) venga en ayuda de nuestra debilidad (v. 26), nos sostenga en el tiempo de la coexistencia del bien y del mal, aliente nuestra esperanza, y nos eduque según el corazón misericordioso de Dios (v. 27).


Palabra del Papa

(*) “No es el poder lo que redime, sino el amor. Este es el distintivo de Dios: Él mismo es amor. ¡Cuántas veces desearíamos que Dios se mostrara más fuerte! Que actuara duramente, derrotara el mal y creara un mundo mejor. Todas las ideologías del poder se justifican así, justifican la destrucción de lo que se opondría al progreso y a la liberación de la humanidad. Nosotros sufrimos por la paciencia de Dios. Y, no obstante, todos necesitamos su paciencia. El Dios, que se ha hecho cordero, nos dice que el mundo se salva por el Crucificado y no por los crucificadores. El mundo es redimido por la paciencia de Dios y destruido por la impaciencia de los hombres”.

Benedicto XVI
Homilía en el solemne inicio del Pontificado, Roma, 24 de abril de 2005


Siguiendo los pasos de los Misioneros

- 17/7: S. Esperado y compañeros, “los 12 mártires escilitanos”, protomártires de África, asesinados en Cartago (+180).

- 17/7: BB. Teresa de S. Agustín (M. M. Claudina Lidoine) y otras 15 monjas carmelitas descalzas, guillotinadas en Paris (+1794), en los años de la Revolución Francesa. En la misma época, en lugares diversos de Francia han sido asesinados, por motivos antirreligiosos, numerosos sacerdotes y religiosas.

- 20/7: S. Apolinar, primer obispo de Classe-Rávena (Noreste de Italia), evangelizador de Emilia-Romaña y mártir (s. II).

- 20/7: S. Frumencio (+380 ca.), fundador de la Iglesia en Etiopía, primer obispo de Axum; fue ordenado por S. Atanasio.

- 21/7: S. Lorenzo de Brindis (1559-1619), capuchino, recorrió muchas regiones de Europa predicando el Evangelio y realizando misiones de reconciliación. Es doctor de la Iglesia.

- 21/7: S. Alberico Crescitelli (1863+1900), sacerdote italiano del PIME, misionero en China, martirizado durante la revolución de los boxers.

- 22/7: S. María Magdalena, sanada por Jesús, lo siguió hasta el Calvario; fue la primera en verlo Resucitado y en anunciarlo a los Apóstoles.

- 23/7: S. Brígida de Suecia (1302-1373), madre de familia y después religiosa, mística y fundadora, peregrina en varios santuarios. Es co-patrona de Europa.

- 23/7: B. Basilio Hopko (1904-1976), obispo auxiliar greco-católico de Presov (Eslovaquia) y mártir; fue encarcelado (1950-1964) y torturado por el régimen comunista.

- 23/7: B. Margarita María López de Maturana (1884-1934), religiosa española, fundadora de las Mercedarias Misioneras de Bérriz.

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WebJCP | Abril 2007