Por OMPRESS
- "Nuestra diócesis llega donde llegan nuestros misioneros", afirma el arzobispo de Burgos
- La misionera Rosa Mª Palau cuenta desde Guinea Ecuatorial la consagración del obispo de Ebebiyin
- El obispo de Ciudad Real: "Los misioneros saben de la potencia del Amor de Dios que les lleva a dejarlo todo"
- El misionero José Diego Román, desde Moyobamba, Perú
“Nuestra diócesis llega donde llegan nuestros misioneros”, afirma el arzobispo de Burgos
OMPRESS-BURGOS (20-6-11) El arzobispo de Burgos, Mons. Francisco Gil Hellín, escribe a sus fieles diocesanos con motivo de los 25 años del Día de los Misioneros Burgaleses.
“La sociedad tiene la buena costumbre de alabar las instituciones nobles y generosas cuando cumple sus primeros veinticinco años de funcionamiento. Nada más lógico que nuestra diócesis festeje hoy los 25 años del ‘Día de los Misioneros Burgaleses’, celebración que se ha ido realizando en distintas poblaciones a lo largo de la geografía diocesana durante este tiempo. Esa Jornada, además de servir para dar gracias a Dios por las vidas y obras al servicio del Evangelio de tantos hijos de nuestra iglesia diocesana, ha contribuido eficazmente a mantener el fuego sagrado del impulso misionero de la iglesia que peregrina en Burgos. Por este motivo, el lema de este año de las bodas de plata de esa efeméride no puede ser más justo ni preciso: ‘Nuestra Diócesis llega, donde llegan nuestros misioneros’. El crecido número de éstos es motivo de orgullo para nosotros.
Burgos ha aportando muchísimas vocaciones para misionar en los lugares donde el Evangelio era desconocido o poco conocido. Algunos de ellos han sido elegidos por el Papa para pastorear iglesias locales en los distintos países de misión. En la actualidad hay quince obispos, nacidos a la vida cristiana en la diócesis de Burgos, que ejercen su ministerio en diversas partes del mundo.
En concreto, son éstos los once obispos que desempeñan su trabajo pastoral lejos de nuestras fronteras. En Argentina está Mons. Mariano-Anastasio Moreno García, nacido en Milagros; en Bolivia, Mons. Julio Mª. Elías Montoya, nacido en Medina de Pomar, y Mons. Braulio Sáez García, nacido en Quintanaloranco. En Ecuador están como obispos, Mons. Rafael Cob García, nacido en La Horra, y Mons. Gonzalo López Marañón, nacido en Medina de Pomar. En Honduras, Mons. Ángel Garachana Pérez, nacido en Barbadillo de Herreros. En Perú están destinados cinco de los obispos burgaleses, Mons. Julio Ojeda Pascual, nacido en Monasterio de Rodilla; Mons. Isidro Barrio Barrio, nacido en Villafranca Montes de Oca; Mons. Víctor de la Peña Pérez, nacido en Villaldemiro; Mons. Odorico Sáiz Sáiz, nacido en Revilla del Campo; y Mons. Frumencio Escudero Arenas, nacido en Celada del Camino.
Junto a ellos hay que mencionar otros obispos que, desde España, han impulsado la causa misionera; algunos desde puestos de mucha responsabilidad, como el caso de Don Francisco, arzobispo de Pamplona, y don Ramón del Hoyo, obispo de Jaén. Como se sabe, Mons. Francisco Pérez González nació en Frandovínez; Mons. Ramón del Hoyo López, en Arlanzón. A ellos se une el obispo más reciente, Mons. Cecilio Raúl Berzosa Martínez, nacido en Aranda de Duero, obispo de Ciudad Rodrigo desde el pasado mes de febrero.
Hoy (domingo 19 de junio), en la Catedral, celebraremos una Eucaristía especialmente solemne, en la que concelebrarán bastantes de estos obispos y, sin duda, muchos familiares y amigos de tantos misioneros burgaleses diseminados por los cinco continentes.
Pidamos al Señor que la celebración del ‘Día de los Misioneros Burgaleses’ nos ayude a entender mejor que en la Iglesia todos somos misioneros, porque todos participamos de la misión de Jesucristo en virtud de nuestro bautismo. Por otra parte, si hasta no hace mucho podíamos pensar que para ser ‘misionero’ era necesario marcharse a la China o la India, hoy sabemos muy bien que la misión nos espera en nuestras casas, calles y plazas. Es verdad que el Evangelio ha de ser llevado a todo el mundo, pero no lo es menos que “ese mundo” pasa muy cerca de cada uno de nosotros y nos llama con urgencia a ser difusores del Evangelio con nuestras obras y palabras.”
La misionera Rosa Mª Palau cuenta desde Guinea Ecuatorial la consagración del obispo de Ebebiyin
OMPRESS-TORTOSA (Tarragona) (20-6-11) La misionera de Tortosa Rosa Mª Palau, de la Congregación de las Carmelitas Descalzas, que actualmente reside en Nkué, Guinea Ecuatorial, explica en una carta enviada a la Delegación de Misiones de Tortosa, cómo vivieron la consagración del nuevo obispo de la diócesis de Ebebiyin, que abarca las Provincias de Kie-Ntem y Wele-nzás, en Guinea Ecuatorial.
“Llevábamos casi cinco años sin obispo, además de los tres años que estuvo enfermo el anterior, son casi 8 años de sede vacante. Por fin en abril se nombró al nuevo obispo. Se llama Juan Nsué Adjang. Es guineano. No le conocíamos personalmente, aunque el poblado donde nació está cerca de aquí y allí vive su madre, pero ha estado en la diócesis de Malabo, la capital. Tiene 53 años. El pasado sábado, fue su Consagración en Ebebiyin.
Nosotras asistimos a la ceremonia, concelebraron once obispos de los países vecinos, unos 125 sacerdotes, (casi todos de Guinea), también algunos de Camerún, Gabón y España y de religiosas lo mismo y además muchísima gente. También fue el presidente de la nación con su mujer y unas 50 personas de protocolo y seguridad. La celebración duro cuatro horas, tuvo que ser en el exterior, pues imposible que fuera dentro de la Catedral, pero se preparo bien con toldos para reguardar del sol. Después se dio de comer a todos.
Nosotras al acabar, antes de volver a casa fuimos a saludarle. Su aspecto es muy agradable y de gran humor. Esperemos que los trabajos y las preocupaciones no le arrebaten con el tiempo su sonrisa.
El domingo dijo su primera Misa en la Catedral, dicen que duró también, casi 4 horas. Las ofrendas interminables: entre otras cosas también unas 40 cabras, como veis todo un rebaño y cuando llegó al Obispado se encontró con un cebú, (es una mezcla entre toro y vaca) atado a su puerta. El presidente le regaló un coche.
La catedral de Ebebiyin se restauró hace poco, ha quedado muy bien, la vimos ese día que fuimos a la consagración. Tiene pintados todos los santos africanos y están muy bonitos.
Si durante estos 5 años nuestra oración por la sede vacante ha sido continua, ahora no puede ser menos para acompañarle en esta tarea de Pastor, que no va a ser fácil. Esperemos que el Espíritu le acompañe en cada momento, confiamos esta intención a toda la Delegación de Misiones”.
El obispo de Ciudad Real: “Los misioneros saben de la potencia del Amor de Dios que les lleva a dejarlo todo”
OMPRESS-CIUDAD REAL (20-6-11) Ayer domingo, Solemnidad de la Santísima Trinidad, se celebró en la diócesis de Ciudad Real el Día del Misionero Diocesano. El obispo de esta diócesis, Mons. Antonio Algora, en su carta semanal recuerda esta jornada.
“Nuestra Delegación de Misiones dedica esta Jornada a nuestros ‘Misioneros Diocesanos’. Ellos, como nadie, saben de la potencia del Amor de Dios que les lleva a dejarlo todo y a romper fronteras buscando amar a los que nadie quiere y aun explotan, pues, en general, Misiones y Tercer Mundo coinciden para escándalo de los que comemos todos los días y hacemos ascos a Dios en nuestra opulencia.
Celebramos con mucha alegría la constante y progresiva tendencia que año a año hace crecer el número de jóvenes que se lanzan a la Misión de muy diversas maneras y compromisos. Todos vuelven más enamorados de Jesucristo, agradecidos al Señor por lo mucho que los pobres les han evangelizado y dispuestos a complicarse y complicarnos la vida en favor de lo que allí han visto y vivido. A todos nuestros misioneros les decimos, con toda justicia, que ellos son la mejor expresión de la Iglesia en Ciudad Real en favor de los pobres”.
El Servicio Jesuita a los Refugiados premiado por su defensa de los derechos humanos
OMPRESS-MADRID (20-6-11) Con motivo del Día Mundial del Refugiado que se celebra hoy lunes 20, con el recuerdo a los 43 millones de refugiados en el mundo, el Servicio Jesuita a los Refugiados, se hace eco del X Premio de la Fundación por la Justicia-Banca que recibió el pasado día 15 y que será entregado en una ceremonia el próximo 6 de julio a las 19:30 horas en la capilla de la Beneficencia de Valencia.
El Premio de la Fundación por la Justicia y la Fundación Bancaja reconoce la trayectoria y dedicación constante de aquellas personas u organizaciones que destacan por su aporte a la promoción y defensa de los derechos humanos. Dotado con 18.000 euros, lo han recibido entidades como la Asociación de Víctimas del Terrorismo, la Asociación Pro-Búsqueda de Niños y Niñas Desaparecidos de El Salvador, las Hermanas de la Caridad o Muhammad Yunus. En esta edición, el SJR ha sido elegido de entre 15 candidaturas.
El jesuita y Padre General de la Compañía de Jesús, Pedro Arrupe impresionado y conmovido por el clamor de miles de ‘boat people’ vietnamitas fundó, llevado por la compasión, el Servicio Jesuita a los Refugiados (SJR) el 14 de noviembre de 1980.
El clamor de los 43 millones de refugiados o desplazados forzosos está más de actualidad que nunca. Aunque el SJR sigue su labor en los remotos campamentos de refugiados, la tendencia de los refugiados a buscar asilo en áreas urbanas le ha llevado a trabajar más intensamente en los últimos años en las ciudades.
Como ha explicado su actual director, el jesuita Peter Balleis: “Durante estos 30 años, el SJR no se ha guiado por la restrictiva definición legal de refugiado, sino, de acuerdo con las enseñanzas sociales católicas, por una noción más generosa del término, que abarca a todos los desplazados forzosos. Así, está dispuesto a responder en campamentos, a desplazados, solicitantes de asilo e indocumentados, a los inmigrantes vulnerables en los centros de detención y, ahora más que nunca en las ciudades. La compasión motiva su acompañamiento”.
Los inicios geográficos del SJR fueron en Asia-Pacífico, pero en los 90, con la crisis de la región de los Grandes Lagos, puso la mirada en África. Más recientemente empezó a trabajar en Oriente Medio y Afganistán. Como organización cristiana, trata de llegar a gente de diferentes confesiones, para acompañarles y servirles. Lo hace en el lenguaje del amor traducido en servicio tangible.
Hasta ahora la educación ha sido el “plato fuerte” de los servicios del SJR desde sus inicios. Ahora está preparando un proyecto de educación superior en colaboración con universidades jesuitas.
En palabras de su director: “Las fuerzas más profundas de la triple misión del SJR son la compasión transformada en acompañamiento, el amor en forma de servicio concreto, y la esperanza promovida a través de la educación y de la advocacy a favor de soluciones duraderas, de justicia y de paz”.
El Servicio Jesuita a los Refugiados (JRS) es una organización no gubernamental católica, cuya misión es servir, acompañar y defender los derechos de los refugiados y de otras personas desplazadas por la fuerza. Trabaja en 57 países en todo el mundo. Emplea a más de 1.400 personas entre laicos, jesuitas y otros religiosos para responder, entre otras, a las necesidades educativas, sanitarias y sociales de más de 500.000 refugiados y desplazados forzosos. Sus servicios se ofrecen a refugiados y desplazados independientemente de su raza, origen étnico o confesión religiosa.
Ofrece educación primaria y secundaria a unos 170.000 niños, y lleva a cabo actividades de advocacy (incidencia pública, defensa de derechos) para asegurarse de que todos los niños desplazados tengan una educación de calidad.
- La misionera Rosa Mª Palau cuenta desde Guinea Ecuatorial la consagración del obispo de Ebebiyin
- El obispo de Ciudad Real: "Los misioneros saben de la potencia del Amor de Dios que les lleva a dejarlo todo"
- El misionero José Diego Román, desde Moyobamba, Perú
“Nuestra diócesis llega donde llegan nuestros misioneros”, afirma el arzobispo de Burgos
OMPRESS-BURGOS (20-6-11) El arzobispo de Burgos, Mons. Francisco Gil Hellín, escribe a sus fieles diocesanos con motivo de los 25 años del Día de los Misioneros Burgaleses.
“La sociedad tiene la buena costumbre de alabar las instituciones nobles y generosas cuando cumple sus primeros veinticinco años de funcionamiento. Nada más lógico que nuestra diócesis festeje hoy los 25 años del ‘Día de los Misioneros Burgaleses’, celebración que se ha ido realizando en distintas poblaciones a lo largo de la geografía diocesana durante este tiempo. Esa Jornada, además de servir para dar gracias a Dios por las vidas y obras al servicio del Evangelio de tantos hijos de nuestra iglesia diocesana, ha contribuido eficazmente a mantener el fuego sagrado del impulso misionero de la iglesia que peregrina en Burgos. Por este motivo, el lema de este año de las bodas de plata de esa efeméride no puede ser más justo ni preciso: ‘Nuestra Diócesis llega, donde llegan nuestros misioneros’. El crecido número de éstos es motivo de orgullo para nosotros.
Burgos ha aportando muchísimas vocaciones para misionar en los lugares donde el Evangelio era desconocido o poco conocido. Algunos de ellos han sido elegidos por el Papa para pastorear iglesias locales en los distintos países de misión. En la actualidad hay quince obispos, nacidos a la vida cristiana en la diócesis de Burgos, que ejercen su ministerio en diversas partes del mundo.
En concreto, son éstos los once obispos que desempeñan su trabajo pastoral lejos de nuestras fronteras. En Argentina está Mons. Mariano-Anastasio Moreno García, nacido en Milagros; en Bolivia, Mons. Julio Mª. Elías Montoya, nacido en Medina de Pomar, y Mons. Braulio Sáez García, nacido en Quintanaloranco. En Ecuador están como obispos, Mons. Rafael Cob García, nacido en La Horra, y Mons. Gonzalo López Marañón, nacido en Medina de Pomar. En Honduras, Mons. Ángel Garachana Pérez, nacido en Barbadillo de Herreros. En Perú están destinados cinco de los obispos burgaleses, Mons. Julio Ojeda Pascual, nacido en Monasterio de Rodilla; Mons. Isidro Barrio Barrio, nacido en Villafranca Montes de Oca; Mons. Víctor de la Peña Pérez, nacido en Villaldemiro; Mons. Odorico Sáiz Sáiz, nacido en Revilla del Campo; y Mons. Frumencio Escudero Arenas, nacido en Celada del Camino.
Junto a ellos hay que mencionar otros obispos que, desde España, han impulsado la causa misionera; algunos desde puestos de mucha responsabilidad, como el caso de Don Francisco, arzobispo de Pamplona, y don Ramón del Hoyo, obispo de Jaén. Como se sabe, Mons. Francisco Pérez González nació en Frandovínez; Mons. Ramón del Hoyo López, en Arlanzón. A ellos se une el obispo más reciente, Mons. Cecilio Raúl Berzosa Martínez, nacido en Aranda de Duero, obispo de Ciudad Rodrigo desde el pasado mes de febrero.
Hoy (domingo 19 de junio), en la Catedral, celebraremos una Eucaristía especialmente solemne, en la que concelebrarán bastantes de estos obispos y, sin duda, muchos familiares y amigos de tantos misioneros burgaleses diseminados por los cinco continentes.
Pidamos al Señor que la celebración del ‘Día de los Misioneros Burgaleses’ nos ayude a entender mejor que en la Iglesia todos somos misioneros, porque todos participamos de la misión de Jesucristo en virtud de nuestro bautismo. Por otra parte, si hasta no hace mucho podíamos pensar que para ser ‘misionero’ era necesario marcharse a la China o la India, hoy sabemos muy bien que la misión nos espera en nuestras casas, calles y plazas. Es verdad que el Evangelio ha de ser llevado a todo el mundo, pero no lo es menos que “ese mundo” pasa muy cerca de cada uno de nosotros y nos llama con urgencia a ser difusores del Evangelio con nuestras obras y palabras.”
La misionera Rosa Mª Palau cuenta desde Guinea Ecuatorial la consagración del obispo de Ebebiyin
OMPRESS-TORTOSA (Tarragona) (20-6-11) La misionera de Tortosa Rosa Mª Palau, de la Congregación de las Carmelitas Descalzas, que actualmente reside en Nkué, Guinea Ecuatorial, explica en una carta enviada a la Delegación de Misiones de Tortosa, cómo vivieron la consagración del nuevo obispo de la diócesis de Ebebiyin, que abarca las Provincias de Kie-Ntem y Wele-nzás, en Guinea Ecuatorial.
“Llevábamos casi cinco años sin obispo, además de los tres años que estuvo enfermo el anterior, son casi 8 años de sede vacante. Por fin en abril se nombró al nuevo obispo. Se llama Juan Nsué Adjang. Es guineano. No le conocíamos personalmente, aunque el poblado donde nació está cerca de aquí y allí vive su madre, pero ha estado en la diócesis de Malabo, la capital. Tiene 53 años. El pasado sábado, fue su Consagración en Ebebiyin.
Nosotras asistimos a la ceremonia, concelebraron once obispos de los países vecinos, unos 125 sacerdotes, (casi todos de Guinea), también algunos de Camerún, Gabón y España y de religiosas lo mismo y además muchísima gente. También fue el presidente de la nación con su mujer y unas 50 personas de protocolo y seguridad. La celebración duro cuatro horas, tuvo que ser en el exterior, pues imposible que fuera dentro de la Catedral, pero se preparo bien con toldos para reguardar del sol. Después se dio de comer a todos.
Nosotras al acabar, antes de volver a casa fuimos a saludarle. Su aspecto es muy agradable y de gran humor. Esperemos que los trabajos y las preocupaciones no le arrebaten con el tiempo su sonrisa.
El domingo dijo su primera Misa en la Catedral, dicen que duró también, casi 4 horas. Las ofrendas interminables: entre otras cosas también unas 40 cabras, como veis todo un rebaño y cuando llegó al Obispado se encontró con un cebú, (es una mezcla entre toro y vaca) atado a su puerta. El presidente le regaló un coche.
La catedral de Ebebiyin se restauró hace poco, ha quedado muy bien, la vimos ese día que fuimos a la consagración. Tiene pintados todos los santos africanos y están muy bonitos.
Si durante estos 5 años nuestra oración por la sede vacante ha sido continua, ahora no puede ser menos para acompañarle en esta tarea de Pastor, que no va a ser fácil. Esperemos que el Espíritu le acompañe en cada momento, confiamos esta intención a toda la Delegación de Misiones”.
El obispo de Ciudad Real: “Los misioneros saben de la potencia del Amor de Dios que les lleva a dejarlo todo”
OMPRESS-CIUDAD REAL (20-6-11) Ayer domingo, Solemnidad de la Santísima Trinidad, se celebró en la diócesis de Ciudad Real el Día del Misionero Diocesano. El obispo de esta diócesis, Mons. Antonio Algora, en su carta semanal recuerda esta jornada.
“Nuestra Delegación de Misiones dedica esta Jornada a nuestros ‘Misioneros Diocesanos’. Ellos, como nadie, saben de la potencia del Amor de Dios que les lleva a dejarlo todo y a romper fronteras buscando amar a los que nadie quiere y aun explotan, pues, en general, Misiones y Tercer Mundo coinciden para escándalo de los que comemos todos los días y hacemos ascos a Dios en nuestra opulencia.
Celebramos con mucha alegría la constante y progresiva tendencia que año a año hace crecer el número de jóvenes que se lanzan a la Misión de muy diversas maneras y compromisos. Todos vuelven más enamorados de Jesucristo, agradecidos al Señor por lo mucho que los pobres les han evangelizado y dispuestos a complicarse y complicarnos la vida en favor de lo que allí han visto y vivido. A todos nuestros misioneros les decimos, con toda justicia, que ellos son la mejor expresión de la Iglesia en Ciudad Real en favor de los pobres”.
El Servicio Jesuita a los Refugiados premiado por su defensa de los derechos humanos
OMPRESS-MADRID (20-6-11) Con motivo del Día Mundial del Refugiado que se celebra hoy lunes 20, con el recuerdo a los 43 millones de refugiados en el mundo, el Servicio Jesuita a los Refugiados, se hace eco del X Premio de la Fundación por la Justicia-Banca que recibió el pasado día 15 y que será entregado en una ceremonia el próximo 6 de julio a las 19:30 horas en la capilla de la Beneficencia de Valencia.
El Premio de la Fundación por la Justicia y la Fundación Bancaja reconoce la trayectoria y dedicación constante de aquellas personas u organizaciones que destacan por su aporte a la promoción y defensa de los derechos humanos. Dotado con 18.000 euros, lo han recibido entidades como la Asociación de Víctimas del Terrorismo, la Asociación Pro-Búsqueda de Niños y Niñas Desaparecidos de El Salvador, las Hermanas de la Caridad o Muhammad Yunus. En esta edición, el SJR ha sido elegido de entre 15 candidaturas.
El jesuita y Padre General de la Compañía de Jesús, Pedro Arrupe impresionado y conmovido por el clamor de miles de ‘boat people’ vietnamitas fundó, llevado por la compasión, el Servicio Jesuita a los Refugiados (SJR) el 14 de noviembre de 1980.
El clamor de los 43 millones de refugiados o desplazados forzosos está más de actualidad que nunca. Aunque el SJR sigue su labor en los remotos campamentos de refugiados, la tendencia de los refugiados a buscar asilo en áreas urbanas le ha llevado a trabajar más intensamente en los últimos años en las ciudades.
Como ha explicado su actual director, el jesuita Peter Balleis: “Durante estos 30 años, el SJR no se ha guiado por la restrictiva definición legal de refugiado, sino, de acuerdo con las enseñanzas sociales católicas, por una noción más generosa del término, que abarca a todos los desplazados forzosos. Así, está dispuesto a responder en campamentos, a desplazados, solicitantes de asilo e indocumentados, a los inmigrantes vulnerables en los centros de detención y, ahora más que nunca en las ciudades. La compasión motiva su acompañamiento”.
Los inicios geográficos del SJR fueron en Asia-Pacífico, pero en los 90, con la crisis de la región de los Grandes Lagos, puso la mirada en África. Más recientemente empezó a trabajar en Oriente Medio y Afganistán. Como organización cristiana, trata de llegar a gente de diferentes confesiones, para acompañarles y servirles. Lo hace en el lenguaje del amor traducido en servicio tangible.
Hasta ahora la educación ha sido el “plato fuerte” de los servicios del SJR desde sus inicios. Ahora está preparando un proyecto de educación superior en colaboración con universidades jesuitas.
En palabras de su director: “Las fuerzas más profundas de la triple misión del SJR son la compasión transformada en acompañamiento, el amor en forma de servicio concreto, y la esperanza promovida a través de la educación y de la advocacy a favor de soluciones duraderas, de justicia y de paz”.
El Servicio Jesuita a los Refugiados (JRS) es una organización no gubernamental católica, cuya misión es servir, acompañar y defender los derechos de los refugiados y de otras personas desplazadas por la fuerza. Trabaja en 57 países en todo el mundo. Emplea a más de 1.400 personas entre laicos, jesuitas y otros religiosos para responder, entre otras, a las necesidades educativas, sanitarias y sociales de más de 500.000 refugiados y desplazados forzosos. Sus servicios se ofrecen a refugiados y desplazados independientemente de su raza, origen étnico o confesión religiosa.
Ofrece educación primaria y secundaria a unos 170.000 niños, y lleva a cabo actividades de advocacy (incidencia pública, defensa de derechos) para asegurarse de que todos los niños desplazados tengan una educación de calidad.
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