Publicado por De Todos los Días
Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor
Para el día de hoy (24/04/11):
Evangelio según San Juan 20, 1-9
Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor
Para el día de hoy (24/04/11):
Evangelio según San Juan 20, 1-9
María de Magdala descubre la tumba vacía, y corre, corre sin detenerse, vuelan sus pies. Aún en su tristeza y su desconcierto -creen que se han llevado el cuerpo del Maestro- lleva las prisas de los que aman; el amor moviliza, despierta, el otro se nos vuelve urgente, y es contagioso.
En ese talante, Pedro y el Discípulo Amado corren también, se han encendido sus almas desde el frío del miedo que los escondía.
Tres almas bien distintas: una mujer fiel en sus amores, la de Magdala, la que permaneció allí junto a la cruz cuando todos huían, la que se anima a visitar una tumba prohibida, casi clandestina.
Pedro, el pescador galileo, hombre de emociones fuertes, arrebatado en sus afectos, a menudo errado por sus esquemas viejos y presto tanto a la fidelidad como al quebranto de sus negaciones, bravo y lábil Pedro.
El Discípulo amado, profundo en el misterio compartido del Maestro, llega primero pues ha comprendido en su hondura que algo más que un cuerpo ausente ha sucedido.
En sus diferencias y sus aparentes antinomias, en su vacilaciones -aún no llegan a entender que Él ha resucitado- corren a la par, se apuran juntos movidos por un mismo afecto definitivo.
Ha cantado otro gallo, pues es un amanecer distinto: este canto es diferente, ya no se señala la soledad, el abandono y la negación, la noche de la violencia y la injusticia.
Este gallo canta al alba definitivo, es el amanecer del tiempo de las promesas cumplidas, de la vida que prevalece.
Un sepulcro inhabitado, un sudario inútil y unos ritos mortuorios que vienen sobrando se transforman en noticia, en Buena Noticia, en la mejor de las noticias.
Y no es un hecho muy especial...Más bien, antes de un hecho -la Resurrección- se trata de Alguien, el Resucitado, el Crucificado que ha vencido a la muerte.
Es la victoria del Dios del Universo urdida en la historia junto al hombre y acontece en Jesús de Nazareth, nuestro hermano y Señor.
Quiera Dios que nos sobrevengan esas prisas, que se nos despierte esa urgencia de dar aviso de que la muerte no es la que decide, que no tiene la última palabra, que Dios se ha inclinado abiertamente a favor de la vida, del lado de los sometidos por tantas tumbas y tantas cruces impuestas a destajo.
Volvernos -a pesar de nuestras diferencias y más aún, con ellas- señales de auxilio para nuestra gente, testigos del Resucitado, portadores incansables de esa esperanza que se adelanta a toda presunción y contra toda razón, en camino hacia las Galileas de la periferia, hermanos de los márgenes sospechosos y del afuera de siempre, en donde de seguro nos hemos de reencontrar con Aquel que está vivo y hoy, ahora mismo, vive entre nosotros.
Feliz Pascua en el Resucitado
Paz y Bien
En ese talante, Pedro y el Discípulo Amado corren también, se han encendido sus almas desde el frío del miedo que los escondía.
Tres almas bien distintas: una mujer fiel en sus amores, la de Magdala, la que permaneció allí junto a la cruz cuando todos huían, la que se anima a visitar una tumba prohibida, casi clandestina.
Pedro, el pescador galileo, hombre de emociones fuertes, arrebatado en sus afectos, a menudo errado por sus esquemas viejos y presto tanto a la fidelidad como al quebranto de sus negaciones, bravo y lábil Pedro.
El Discípulo amado, profundo en el misterio compartido del Maestro, llega primero pues ha comprendido en su hondura que algo más que un cuerpo ausente ha sucedido.
En sus diferencias y sus aparentes antinomias, en su vacilaciones -aún no llegan a entender que Él ha resucitado- corren a la par, se apuran juntos movidos por un mismo afecto definitivo.
Ha cantado otro gallo, pues es un amanecer distinto: este canto es diferente, ya no se señala la soledad, el abandono y la negación, la noche de la violencia y la injusticia.
Este gallo canta al alba definitivo, es el amanecer del tiempo de las promesas cumplidas, de la vida que prevalece.
Un sepulcro inhabitado, un sudario inútil y unos ritos mortuorios que vienen sobrando se transforman en noticia, en Buena Noticia, en la mejor de las noticias.
Y no es un hecho muy especial...Más bien, antes de un hecho -la Resurrección- se trata de Alguien, el Resucitado, el Crucificado que ha vencido a la muerte.
Es la victoria del Dios del Universo urdida en la historia junto al hombre y acontece en Jesús de Nazareth, nuestro hermano y Señor.
Quiera Dios que nos sobrevengan esas prisas, que se nos despierte esa urgencia de dar aviso de que la muerte no es la que decide, que no tiene la última palabra, que Dios se ha inclinado abiertamente a favor de la vida, del lado de los sometidos por tantas tumbas y tantas cruces impuestas a destajo.
Volvernos -a pesar de nuestras diferencias y más aún, con ellas- señales de auxilio para nuestra gente, testigos del Resucitado, portadores incansables de esa esperanza que se adelanta a toda presunción y contra toda razón, en camino hacia las Galileas de la periferia, hermanos de los márgenes sospechosos y del afuera de siempre, en donde de seguro nos hemos de reencontrar con Aquel que está vivo y hoy, ahora mismo, vive entre nosotros.
Feliz Pascua en el Resucitado
Paz y Bien
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