TEXTO PARA MEDITAR
“Creció en su presencia como un brote, como raíz en tierra árida, sin figura, sin belleza. Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado por los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros; despreciado y desestimado. Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado, traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Nuestro castigo saludable vino sobre él, sus cicatrices nos curaron.”
PASO DE PASIÓN: LA CRUZ
Hoy se nos acerca a la experiencia del límite, al borde del abismo, a la tentación más terrible del vacío, de la nada, del sinsentido, cuando parece que vence el mal, la violencia, la mentira.
Hoy nos acercamos a besar la cruz, a venerar el madero santo, a adorar la señal más emblemática del cristianismo, la imagen más paradójica, la que se puede utilizar en nuestra contra, como si fuéramos necios.
La cruz es la llave del conocimiento, de la sabiduría divina. Quienes dan fe al Crucificado y, con Él y como Él, esperan la respuesta del cielo, descubren la extraña paradoja de que por la cruz se alcanza la luz, por la muerte, la vida. Los que pierden la vida, la ganan.
No estamos solos en nuestro sufrimiento, ni nuestros dolores se quedan en el anonimato pudoroso de nuestro aguante. Gracias a Cristo, que muere por amor, quienes se asocian a su cruz y a su muerte vislumbran la gloria de Dios, y a ellos se les anticipa el título de bienaventurados.
ORACIÓN
Te adoramos, ¡oh Cristo!, que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
PROPUESTA
Padecer con Cristo, sus heridas nos han curado. “Cristo, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que obedecen en autor de salvación eterna”.
“Creció en su presencia como un brote, como raíz en tierra árida, sin figura, sin belleza. Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado por los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros; despreciado y desestimado. Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado, traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Nuestro castigo saludable vino sobre él, sus cicatrices nos curaron.”
PASO DE PASIÓN: LA CRUZ
Hoy se nos acerca a la experiencia del límite, al borde del abismo, a la tentación más terrible del vacío, de la nada, del sinsentido, cuando parece que vence el mal, la violencia, la mentira.
Hoy nos acercamos a besar la cruz, a venerar el madero santo, a adorar la señal más emblemática del cristianismo, la imagen más paradójica, la que se puede utilizar en nuestra contra, como si fuéramos necios.
La cruz es la llave del conocimiento, de la sabiduría divina. Quienes dan fe al Crucificado y, con Él y como Él, esperan la respuesta del cielo, descubren la extraña paradoja de que por la cruz se alcanza la luz, por la muerte, la vida. Los que pierden la vida, la ganan.
No estamos solos en nuestro sufrimiento, ni nuestros dolores se quedan en el anonimato pudoroso de nuestro aguante. Gracias a Cristo, que muere por amor, quienes se asocian a su cruz y a su muerte vislumbran la gloria de Dios, y a ellos se les anticipa el título de bienaventurados.
ORACIÓN
Te adoramos, ¡oh Cristo!, que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
PROPUESTA
Padecer con Cristo, sus heridas nos han curado. “Cristo, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que obedecen en autor de salvación eterna”.
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